Bones no me pertenece es propiedad de Katy Reich y Fox.
Así como tampoco me pertenece la trilogia de 50 sombras propiedad de E.L James
Me limito a hacer una adaptación de un buen libro y una fantastica serie.
Me miro en el espejo y frunzo el seño frustrado. Doy asco. No hay manera de que no de asco. Y maldito sea Jack Hodgins, que apenas puede con su alma después de emborracharse anoche por hacerme esto y meterme en este lío. Tendría que estar en la práctica de americano, y estudiando para los finales que son la semana que viene, pero aquí estoy como imbécil intentando hacer que mis pantalones viejos color negro cierren. Debo dejar de comer tanto. Debo dejar de comer tanto. Recito varias veces mientras intento de nueva cuenta hacer que los jodidos pantalones cierren. Me desespero, observó al chico alto de piel clara, ojos castaños un poco pequeños que me miran y decido que el cinturón me salvara. Es mi única opción si deseo causar una mediana buena impresión.
Hodgins es mi compañero de piso, y ha tenido que pescar tremenda resaca precisamente hoy. Por eso no puede ir a la entrevista que había concretado hoy con una megaempresaria de la cual dicho sea de paso nunca había escuchado hablar. Y por eso debo ir yo. Maldito Jack. Tengo que estudiar para los exámenes finales, tengo ir a la práctica de americano y se suponía que a eso iba a dedicarme esta tarde, pero no. Lo que voy a hacer esta tarde es conducir más de doscientos malditos kilómetros hasta el centro de Seattle para reunirme con la enigmática presidente de Brennan Enterprises Kennean, Inc. Como empresaria excepcional y principal mecenas de nuestra universidad, su tiempo es extraordinariamente valioso —mucho más que el mío—, pero ha concedido una entrevista a Jack. Un bombazo, según el. Malditas sean sus putas actividades extraacadémicas.
Jack está echado en su cama.
-Seel lo siento de verdad. Tardé nueve meses en conseguir la entrevista, y la he cagado, no puedo pedir que me cambien la entrevista, tardaré otros seis meses en conseguirla y para ese entonces tu y yo ya estaremos graduados. Soy el encargado de la revista Seel, lo echare a perder. Por favor… - Y sin más se gira para vomitar su mierda en el bote que le he conseguido momentos antes.
¿Cómo lo hace? Me jode… Observo cómo se recompone, sus ojos azules que normalmente me dan asco están llorosos debido al esfuerzo. Me río sardónicamente. Me da lástima y sé que la puñetera revista es importante para él.
-Claro que iré Jack, duérmete. Consíguete una aspirina o algo así- Le doy un golpe en la cabeza y se queja
- Aquí están las preguntas y la grabadora. Solo aprietas aquí y tomas notas. Después transcribiré todo.
- No sé nada de ella- murmuro intentando esconder mi nerviosismo
- Te harás una idea, sal ya, el viaje es largo
- Bien, me voy, échate consíguete una aspirina
- Lo haré, ahora lárgate de una vez
Cojo la mochila de viaje sonrió y salgo hacia el auto. No puedo creer que haya podido convencerme el muy bastardo. Será un buen periodista, pero detesto cuando me hace hacer algo que no quiero. Es Jack y sus ojos azules que conquistan a todas las chicas. Y es mi mejor amigo. Se lo debo
Apenas hay tráfico cuando salgo de Vancouver, Washington, en dirección a la interestatal 5. Es temprano y no tengo que estar en Seattle hasta las dos del mediodía. Por suerte, Jack me ha dejado su Senda. No tengo nada claro que pudiera llegar a tiempo con mi viejo Mustang.
Me dirijo a la sede principal de la multinacional de la ¿Señorita? Brennan, un enorme edificio de veinte plantas, una fantasía arquitectónica, todo él de vidrio y acero, y con las palabras BRENNAN HOUSE en tono metálico en las puertas acristaladas de la entrada. Son las dos menos cuarto cuando llego. Entro en el nada cómodo vestíbulo de vidrio que grita dinero y poder por todas partes es de acero y piedra blanca. Bien al menos no llegue tarde.
Desde el otro lado del mostrador me sonríe una atractiva, de hecho guapísima chica rubia, muy bien arreglada, con una falda blanca y americana gris, me maldigo por estar usando mi vieja camisa de delgadas rayas celestes y mis viejos pantalones negros de vestir que ni siquiera me cierran
-Vengo a ver a la señora Brennan. Seeley Booth de parte de Jack Hodgins.
-Disculpe un momento señor Booth- me dice alzando las cejas, y le sonrío con la ya patentada sonrisa Booth oh si y como es de esperarse me sonríe tímidamente.
Espero frente a ella. Empiezo a creer que debí ponerme el saco y la camisa blanca que guardo para eventos formales y mis zapatos italianos que rara vez uso. Bueno al menos lo intente, me puse el pantalón viejo negro, la camisa menos ajustada que encontré de rayas azules delgadas cuyas mangas llevo dobladas para disimular lo chica que me queda y mis converse con calcetines a rayas chillonas. Mala elección. Eso para mí era formal al menos hasta hace unos minutos. Me paso una mano por el cabello y lo despeino un poco. Me maldigo lo único bueno que llevaba ya lo he echado a perder, sonrío intentando no parecer intimidado por la estructura del edificio
-Si, tiene cita con el señor Jack Hodgins. Firme aquí señor Booth por favor. El último ascensor de la derecha, planta 20
Me sonríe abiertamente divertida. Algo está mal. Hace unos minutos la puse nerviosa. Firmo
Me tiende un pase de seguridad que tiene impresa la palabra Visitante. Sonrío. Sin duda vengo de visita, jamás encajaría en un lugar como esta, nadie anda por aquí con converse, pantalones gastados, camisa justa y calcetines chillones. Le doy las gracias y me dirijo a los ascensores, mas allá de los dos vigilantes rubios que me observan como bicho raro, y desde luego llevan trajes carísimos. Mis playeras de Black Sabbat son más cómodas sin dudas
El ascensor me traslada a la planta 20 a una velocidad que da miedo, caramba ojala mi auto corriera así. Las puertas se abren y salgo a uy que raro otro gran vestíbulo que también es de vidrio, también es de piedra y acero ¿No hay otro estilo por aquí? Me acerco a otro mostrador donde otra chica rubia me ve con cara de ¿Y este qué? En el mejor de los casos está evaluando mi bien trabajado abdomen que se marca con la ajustada camisa
-Señor Booth, ¿Puede esperar aquí por favor?- Y me señala unos asientos de piel blancos. Detrás de los asientos hay una gran sala de juntas con paredes de vidrio, una mesa de madera café oscuro, y un montonal de sillas, que desde luego se ven carísimas, luego mas allá hay un ventanal, enorme, y wow la vista es genial. Seattle al alcance de tu mano.
Me siento. Nervioso, Y puto Jack Hodgins por no darme al menos ni una vaga idea de quién es esta mujer. No sé nada de ella, me restablezco con la idea de que probablemente sea una mujer cincuentona a juego con el resto del personal, rubia, me pongo inseguro y mi tic nervioso comienza. La pierna no puedo dejar de moverla.
De una puerta a la derecha sale un tipo rubio, con traje de color gris y como es de esperarse carísimo, ¿Qué jodidos tienen con los rubios en este lugar? Al parecer están en promoción al 2x1. Respiro hondo intentado sentirme menos mierda y me levanto
-¿Señor Booth?- me pregunta el oxigenado
-Sí- contesto con voz ronca. Que marica- Sí- repito una vez más.
- La señora Brennan lo recibirá enseguida. ¿Quiere dejar su mochila?- Y es solo entonces cuando recuerdo que no he dejado mi equipaje en el auto. Ridiculo.
- Sí, gracias- me quito la mochila y se la doy
- ¿Le han ofrecido algo de beber?
- La verdad es que no
El rubio le lanza una mirada de desaprobación a la rubia que me mando sentar.
-¿Quiere, café, té, agua? Me pregunta el oxigenado con cara de amabilidad
- ¿Tendrá una bebida energetizante? No sé una Monster tal vez- sonrío
-Olivia consigue una Monster para el señor Booth- Dice bastante serio. Mierda. Yo solo intentaba bromear. ¡Que quisquillosos son!
La tal Olivia sale corriendo como alma que lleva el diablo y desaparece detrás de una puerta
-Le pido una disculpa señor Booth. Olivia es nuestra empleada en practicas. Por favor siéntese, la señora Brennan lo atenderá en un momento
La rubia a la que perseguía el diablo regresa con una Monster.
-Aquí tiene señor Booth
- Gracias- le respondo mientras intento recordar algún walt-mart cerca del edificio. Me fijare en cuanto me vaya.
El oxigenado y la tal Olivia regresan a sus puestos y pasan de mi, continúan escribiendo en las computadoras ¿O estarán jugando pacman?. Los observo y me pregunto si no será trata de personas rubias. Son demasiados, tal vez este sea un laboratorio dedicado a la reproducción de rubios. Seeley céntrate, está claro que estás nervioso. Es entonces cuando veo abrirse la puerta del despacho y veo salir a un afroamericano, negro, con pelo rizado y con traje extremadamente claro. ¿Es que nadie anda aquí con calcetines chillones?. Mi ropa es mierda eso está claro. Veo como se vuelve hacia la puerta
-Brennan ¿Jugamos al golf esta semana?
Golf, típico juego de millonarios. No logro escuchar la respuesta. El negro me ve y sonríe yo lo veo con esceptisismo. La rubia que trajo la Monster brinca de su asiento como si el diablo le hubiera picado el trasero. El diablo debe ser su karma. Llama al ascensor y sonríe pagada de si misma, ¿Ahora que? ¿El diablo le habrá dado más confianza? Esta más nerviosa que yo. De seguro le sudan las manos.
-Buenas tardes señorita, jóvenes- dice el afroamericano metiéndose en el ascensor
- La señora Brennan lo recibirá ahora, señor Booth. Puede pasar- me dice el oxigenado
Me levanto de mi asiento atontado, seco mis manos en mi pantalón, dejo la lata de Monster y me dirijo a la puerta titubeante. Tu puedes Booth. Solo es una vieja cuarentona.
-No es necesario que llame, entre directamente- me sonríe el rubio. Algo sabe el bastardo y no me lo dice.
Empujo la puerta y me doy cuenta demasiado tarde de la cinta desabrochada de mi converse, siento el aire cortarse frente a mi rostro y mi mejilla da de lleno contra el suelo. ¡Estúpido, Idiota!. Estoy extendido en el suelo de la entrada de la cuarentona Brennan. Observo unos tacones negros acercarse y ofrecerme una mano que me ayuda a levantarme. Estoy tan rojo como un puto jitomate. Soy patético. Me armo de valor, suspiro, alzo la vista y ¡Putisimo diablo!
-Señor Hodgins- me dice tendiéndome una mano de largos dedos perfectamente cuidados- Soy Temperance Brennan ¿Se encuentra bien? ¿Quiere sentarse?
Holaaa!
Ya lo sé! No tengo verguenza por no dignarme a actualizar Mentiras Verdaderas y ahora salgo con esto...
Sin embargo esto es solo una pequeña probadita del nuevo proyecto que tengo en mente. Para las que no han leido el libro 50 sombras de Grey y sus derivados... ¿Que rayos están esperando?
Pronto tendrán notcias mías con Mentirs Verdades y desde luego con el proximo capitulo de esta saga (Si planeo adaptar los 3 libros)
Nos leemos!
Gracias por leer!
Gracias por sus reviews el que no los conteste no significa que no los lea!
