Hola! Soy nueva u.u, este sería mi primer fic que subo aquí. No se que decir, lo que siempre ponen todos, supongo n.nU: los personajes de Naruto no me pertencen, solo los tomo prestado un ratito :P

Prólogo

No hace más de diez minutos llegó al departamento, agotado por aquel extenso día, pero daba gracias que había terminado. Pero como se había convertido en un chico muy aplicado, tomó un cuaderno de su mochila, se sentó en el escritorio que estaba en la habitación de al fondo, se colocó sus audífonos del pendrive, poniendo música, y comenzó a hojear el cuaderno para ver qué estudiar.

Miró a su lado izquierdo y vio la silla vacía. Estaba tan solo. Todo estaba tan silencioso, sus llegadas a ese lugar no eran las mimas, su concentración en clases era pésima y su desempeño en las pruebas hacía peligrar sus, antes, buenas calificaciones.

Miró el calendario que tenía delante y contó los días desde el 28 de marzo hasta el día de hoy, 14 de abril. Suspiró, cruzó sus brazos sobre el cuaderno y escondió su rostro en éstos. Quería llorar, todo el santo día sintió esa necesidad, pero no lo haría, tenía que ser fuerte, porque él mejoraría.

Si tan solo tuviera al desgraciado entre sus manos, lo torturaría por haber lastimado a la única persona que, a pesar de ser tan solo 7 meses de conocerse, lo amaba. Siempre había estado solo, excepto por Iruka, que con el poco tiempo libre que tenía, no podían pasar mucho tiempo juntos e igual se sentía solo.

Tal vez ese departamento no era su hogar, pero pasaba más tiempo en aquel lugar, en el cual tantos momentos maravillosos vivió, que en su verdadero hogar, que quedaba a solo dos cuadras.

Cuando pasó el primer mes de haberse conocido, su amado le propuso que vivieran juntos, idea cual fue rechazada por su "padre", pero dejó que se vieran seguido y que a veces se quedara a dormir, pero sin hacer cosas inapropiadas.

Ahora que él ya no estaba ¿Qué caso había estar allí? todo estaba tan silencioso. Mejor irse a casa que seguir en aquel solitario y deprimente lugar. Además, pareciera que va a llover, estaba el cielo totalmente gris y hacía un viento un poco fuerte, pero cálido.

Tomó todas sus cosas, se abrigó y luego salió del lugar con pena. Al cerrar la puerta, su vista se nubló y su corazón dio un salto. Se frotó los ojos, mojándose levemente sus dedos. Aún sentía ganas de llorar, pero no lo haría.

Tan solo tenía 16 años y ya había vivido emociones y momentos verdaderamente fuertes: a los 2 años perdió a sus padres y tuvo que irse a vivir con un amigo de su madre, Iruka, quien comenzó a quererlo de inmediato.

A los 5 años comenzó a asistir a la escuela y ser odiado por sus compañeros por ser mejor, tener buenas calificaciones. Esto lo llevó a ser travieso y conflictivo a corta edad.

A los 13 años estuvo a punto de perder a su único acompañante, Iruka, lo cual lo llevó a una crisis existencial que le hizo dudar de muchas cosas, hasta de seguir viviendo. Casi se quita la vida.

Ahora, con 16 años, lo mejor que le ha pasado en su vida fue conocerlo. Conoció a una persona que lo ha acompañado en los últimos 7 meses, a excepción de los últimos 18 días que ha estado hospitalizado.

Llegó a su hogar, botó su mochila al suelo, se quitó su abrigo y se fue directamente a su habitación, y se encerró sin saludar o si quiera mirar si había llegado el adulto. Algo estaba mal, lo sentía en su interior. Como no, si la última noticia que recibió fue una mala después de una buena: se estaba recuperando rápido y probablemente despertaría pronto del coma. Y así fue, lo despertaron y dejaría de estar en tanto peligro, empezaría con el tratamiento intermedio.

Estaba muy feliz ese día, estaba de tan buen humor por toda la mañana, pero esa sonrisa se la arrebataron cuando le contaron, ese mismo día, que hubo un error por parte de la enfermera que provocó que a su amado le diera paro respiratorio, llevándolo a coma nuevamente.

¡Enfermera Estúpida¿Cómo iba a ser tan descuidada? No esa necesario tener más de dos dedos de frente para saber que había que tener mucho cuidado donde pisar en una sala donde hay alguien hospitalizado y grave, a punto de la muerte ¡La tonta pisó el tuvo por donde pasaba el oxígeno! Que impotencia sentía...

Se dejó caer sobre su cama boca arriba y suspiró profundamente. Se sentía pésimo, quería llorar, se sentía impotente. Solo le queda pedir que, si hay Dios en el cielo, ayude a esa persona que tanto amaba. Conocía casi nada la historia de su vida y era peor que la suya propia. Había sufrido tanto, pero era fuerte.

Escuchó que sonaba el teléfono, de inmediato se sentó en la cama, podía ser noticias de él. Salió de su habitación corriendo y encontró a Iruka que había contestado y hablaba, pero pareciera murmurar. Luego que colgara, se quedó quieto un momento y después se dio media vuelta para mirar al menor a los ojos. Le sonrió tiernamente, pero sus ojos le decían la verdad: había muerto... Su razón de vivir había muerto...

Continuará...

Dejen sus comentarios por favor, si es que les gusta o debo suicidarme xD, después se viene el primer capítulo ;)