Hola
Soy nueva, aunque llevo leyendo en Facfic desde hace años, me decidí por fin a publicar algo que acabo de haccer.
Espero que les guste, dejen comentarios de lo que les parecio.
Saludos.
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Detalle: Parte pequeña que forma parte de otra mayor, pormenor, fragmento. Especificación, aclaración, determinación, pormenor, particularidad. delicadeza, finura, gesto, rasgo.
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Había algo especialmente curioso sobre la manera en la que pequeños detalles usualmente tediosos y superficiales, hacían de ella…ella.
La manera en la que se mordía el labio de manera poco atractiva, sola y únicamente cuando leía algo que no podía dejar de lado, algún tema o historia de la cual no podrías despegarla, siquiera distraerla.
Otra peculiaridad era la facilidad que tenía para leer en cualquier momento en lugares mundanos. Por el contrario, la mayoría de los simples mortales que la observamos desde afuera, tenemos problemas inclusive para terminar un simple párrafo sin distraernos por nimiedades de la vida diaria.
A veces cuando se concentraba mucho en algo, o hacia algo que requería de esfuerzo de su parte, resguardaba sus sonrosados labios dentro de su boca, presionándolos con los dientes, y al terminar de hacer aquello que la mantuvo ocupada, liberaba los carnosos bordes. Normalmente cuando esto ocurría solía tener bordes o heridas superficiales dentro de los labios por la fuerza con las que los capturaba entre sus dientes. Eso le molestaba mucho, pero cada vez que ocurría era algo que estaba fuera de su control.
Cuando su cabellera se metía en el camino de su vista avellana, la apartaba con un bufido de fastidio, aunque nunca hacia el intento de amarrar su indomable cabello. Cortarlo tampoco parecía una opción para ella.
No era un bruja popular en la escuela, y aunque al principio no fue una sorpresa pues su personalidad estirada, con su moralidad excesiva repelaban a cualquiera, fue al obsérvala más detenidamente que encontre una verdadera sorpresa el saber que era ignorada de forma tan premeditada.
Observarla en las mañanas siempre era fascinante. Tenía una piel suave y sonrosada, un poco bronceada un par de veces luego de veranos especiales. Un cabello con el que nadie querría lidiar personalmente, pero que ella había aprendido a apreciar. Era de un castaño o rubio oscuro, no estaba seguro de la diferencia, sin embargo sabía que era precioso y tenia un brillo al sol que te invitaba a enredar los dedos en su espesura y suavidad , pero a pesar de su indomabilidad tenía el suficiente peso y longitud para caer por su espalda debajo de los delicados omoplatos que poseía.
Odiaba el aire de otoño como nada en el mundo, siempre le revolvía las ondas que tenía por cabello.
Y ella, a diferencia de los Weasley y su amor por el verano caluroso, prefería los días de invierno en los que el frio era la excusa perfecta para quedarse dentro y leer frente a la chimenea bebiendo chocolate con malvaviscos con una manta en el regazo, haciendo ronronear a crookshanks.
Con su debilidad por las cosas dulces era fácil suavizarla cuando estaba enfadada, pero odiaba la repostería seca. Detestaba las varitas de orozuz y las gomitas que se hacían tan famosas cada primavera en Honeydukes.
No era particularmente adepta a las cosas picantes y tenía una resistencia al alcohol que cualquier hombre de más de 80 kilos envidiaría.
Era hipnotizante la manera en la que luchaba sin muchos resultados por acomodar su cabello sobre su cabeza, esa mañana en la mesa del desayuno.
—¿Qué estás viendo?
—Nada—al bajar la cabeza y encontrarme con un pedazo de pan tostado con mermelada desaparecido fruncí el ceño y regresé la vista al pelirrojo. Tenía una mancha roja en el suéter.
¿En qué momento…?
Me hundí en resignación y busqué la mermelada por la mesa.
—Bueno, tengo que ir con Lavender, quiere mostrarme unos suéteres que tejió durante las vacaciones—hizo una mueca de fastidio. Ron estaba consiguiéndose una segunda madre.
Hermione dejo su lucha eterna contra su cabello y frunció el ceño sin notarlo, sirviéndose un poco de té y decidiendo ignorar lo dicho.
Ron se alejó y pasaron unos segundos en los que Hermione dejo su ceño fruncido, miró a través de las mesas, seguramente encontrándose con la escena de amor que ella tanto odiaba.
—No durará mucho—fue lo que dije. La vi acomodar innecesariamente un rizo detrás de su oreja, algo que siempre hacia cuando intentaba recobrar la compostura.
—Lo sé—pero no era así. Ella quería que así fuera. —No es que importe, realmente—mencionó con un suspiro que ni siquiera trato de engañarme.
Se levantó, seguro con las intenciones de ir a distraerse a la biblioteca antes de tener pociones. Abrió la boca para excusarse, pero no era necesario, no conmigo.
—Te veré en pociones—con un intento de sonrisa me dio las gracias. Pasé el pulgar sobre mi labio inferior para retirar inexistentes residuos de mermelada.
Caminó unos cuantos pasos y vi su modesta falda bailar detrás de sus rodillas y su cabello ondear de un lado al otro con su caminar. Inesperadamente se detuvo y regresó en sus pasos.
—Y deja de preocuparte—con una pequeña sonrisa, se inclinó sobre la mesa y con el pulgar limpio algo sobre mi mejilla, llevando luego su dedo con un poco de mermelada a su boca—No soy la única que tiene el corazón roto
Fue inevitable sonreír irónicamente.
—Cierto— me vio con empatía y disculpas en los ojos.
Al parecer, no era solo yo quien veía esos pequeños detalles delatores, ¿verdad?
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Sigo pensando y publicar otro par de capitulos de esto.
No sé.
