Nombre del one-shot: Oportunidad.
Personajes: Los Hamato.
Pairing: -
Línea de tiempo: AU/Humanos. Semi-canon.
Advertencias: Disclaimer TMNT versión humana; los personajes no me pertenecen, créditos a Nick. OoC [Fuera de personaje]. Semi-AU [Universo Alterno]. Situaciones dramáticas, vergonzosas, cómicas, y algo dolorosas. Nada de lo ocurrido aquí tiene que ver con la serie original; todo es creado sin fines de lucro.
Puntos a tener en cuenta: Narración. —Diálogo.
Clasificación: K+
Categoría: Comedia, Familiar, Drama.
Total de palabras: 1485.
Nota: Nada que ver con ninjas, solamente humanos normales.
Título malo, ya que no tenía otro mejor (?).
Summary: Porque aún no era el tiempo para las almas de los cuatro muchachos. Eran jóvenes y solo necesitaban otra oportunidad.
Oportunidad
—Estoy aburrido, chicos —se queja el hermano menor mientras se desliza desde el sofá hasta el suelo. Sus hermanos mayores, pelirrojo y pelinegro, lo miran de reojo y luego vuelven sus vistas a la televisión, ignorándolo. Ante esa reacción tan indiferente hace un puchero enojado—. ¡Oigan!
—Ya nos dijiste eso —interrumpe el de ojos verdes con desdén—. Y no, no nos importa. Ve a buscar algo para entretenerte.
—Hmp —se queja otra vez el menor, colocándose bien en su lugar y cruzándose de brazos, ya molesto. Mira una vez más a sus hermanos, y luego a la ventana, hasta que de pronto una idea se le cruza por la cabeza y sonríe alegre—. Oigan, ¿y si vamos a adoptar un gato?
El mayor lo mira, confundido.
—¿Para qué quieres un gato? —inquiere, sin entender las razones.
—Para poder acariciarlo —contesta con una sonrisa soñadora el rubio—. Y para divertirme cuando ustedes no quieran hacerme caso. ¡Será mi compañero!
—Michael, no compraremos un gato —recalca el de ojos azules, mirándolo con seriedad. Ante eso, el menor pone ojos de cachorrito—. No. —Niega una vez más, totalmente frío.
—¿Y si votamos? —sugiere casi desesperado.
—Yo voto por comprar el gato —levanta la mano el pelirrojo, sorprendiendo a su hermano mayor—. Para que así el enano deje de molestarnos.
—¡Yo también! —exclama rápidamente el menor.
El hermano que faltaba (puesto que son cuatro) de pronto entra a la sala con su típico café humeante entre sus delgadas manos. Observa a sus hermanos levantar la mano y luego a su hermano mayor con rostro de fastidio, y entonces sonríe.
—Sea lo que sea, cuenten conmigo. —Se ofrece también con tranquilidad, levantando la mano.
—Daniel, ¿tú también? —Pregunta incrédulo el pelinegro, mirando cómo su hermano castaño toma tranquilamente de su café y sonríe cómplice hacia los menores. Al final solo puede soltar un suspiro de rendición y asentir cansado—. Bien. Iremos a adoptar un gato, Mike. Pero luego de esto, Ryan y Daniel me las pagarán. —Amenaza fastidiado.
—Ya cálmate, Leandro —pide un sonriente Daniel mientras le despeina el cabello azabache a su hermano mayor—. ¿Qué es lo peor que puede pasar al comprar un gato para Mike?
—¡Oww! ¡Pero mira qué preciosidad! —Exclama el muchacho de lentes a la par que observa con ojos brillantes a un bonito hámster detrás de una vitrina. Ya habían llegado a la tienda de mascotas, y apenas al hacerlo, ya cada uno estaba mirando un animalillo del establecimiento. Daniel se da vuelta rápidamente, poniendo una enorme sonrisa alegre—. ¿Podemos tenerlo? —pregunta ilusionado hacia el mayor.
—No —niega cortante, rompiendo la burbuja de felicidad del genio—. Si lo hacemos el gato se lo comerá. Y pienso que a mamá no le gustará que compremos más de una mascota. —Avisa poniendo ambas manos en su cadera y mirándolo de manera fulminante.
—Mamá no está —recuerda Ryan mientras ve con una sonrisa a unas tortuguitas bebés—. Podemos tenerlos y luego se lo explicamos.
—Igual pienso que es una mala idea —declara monótonamente el mayor—, y como estoy a cargo debo tomar la responsabilidad. Así que no, no tendremos una mascota además del gato que quiere Mike.
—Ouh... —se quejan ambos, el temperamental y el genio, al mismo tiempo.
—Mike, ¿ya te decidiste? —interroga hacia su hermano rubio, que estaba hacía más de media hora mirando hacia el lugar donde estaban todos los gatitos.
—Mm... —murmura este, pensativo, mientras pone una mano en su barbilla y examina cuidadosamente a cada felino—. No lo sé. Ese persa me dice 'llévame', pero aquel siamés trata de decirme 'soy el mejor'. Además, creo que ese de allá me mira como si yo fuera dios. —Comenta algo confundido.
Leandro hace una facepalm.
—Solo decídete, por favor. —Pide desesperado el mayor.
—Mm... Bueno, quiero ese. —Apunta hacia uno pequeño anaranjado que está jugando.
Enseguida el dueño agarra a ese gatito y se lo pasa al alegre muchacho de ojos cielo. Leo fue a la caja a pagar por el animal, mientras que Daniel y Ryan todavía observaban los demás animales, entre eso, ambos fueron hacia las pequeñas tortuguitas, y el menor les siguió.
—Oh, qué lindos. —Afirma el rubio, acariciando la cabeza de una de las tortugas bebé. Sus hermanos se miraron entre ellos, y se deciden por también acariciar la cabeza de cada uno de ellos.
—Chicos, debemos irnos —avisa el hermano mayor, y ellos se quejan aunque obedecen. Pero antes de irse Leandro mira de reojo a las tortugas y sonríe levemente, para luego decidirse por acariciar a uno de ellos, bajo la atónita mirada de los demás. Cuando termina se aclara la garganta algo incómodo—. Bu-bueno... Debo admitir que... las tortugas son tiernas.
Michael sonríe y sus hermanos le siguen, para luego dirigirse a la salida. Pero se chocan con un hombre antes de salir.
—Oh, disculpe. —Pide algo avergonzado el mayor.
El hombre de rasgos asiáticos sonríe amablemente.
—No hay problema.
Y sin más, los cuatro hermanos salen de la tienda.
—Bien. Ya tienes a tu gato. —Declara un fastidiado pelirrojo, viendo como su hermano menor acaricia amorosamente al pequeño minino que tiene entre sus brazos.
—Gracias, chicos —agradece el rubio, sonriendo felizmente. El mayor solo suspira y también sonríe calmo, para después acariciarle el cabello al menor. De repente el pequeño felino se remueve inquieto entre los brazos de su nuevo amo, y sin aviso, se escapa de un salto y echa a correr por la calle—. ¡Oye, no!
—¡Sigámoslo! —ordena rápidamente Ryan y todos echan a correr entre las personas que había, disculpándose y abriéndose paso, tratando de alcanzar al gatito.
Yoshi choca el hombro contra un hombre, quien por cierto, no se disculpa (ni muestra ni una sola señal de querer hacerlo) y pasa de largo. Le parece grosero pero de cierto modo también sospechoso, así que decide seguirlo en silencio, aún con sus cuatro nuevas mascotas entre sus manos.
—¡Ven, pequeño! —Llama Michael a la par que sigue rápidamente al felino. Sus hermanos desde atrás corren y se disculpan con el montón de transeúntes que había —lo cual es algo normal a esas horas de la tarde—. Finalmente lo atrapa y lo esconde entre sus brazos—. ¡Lo tengo, chicos! —avisa a sus hermanos quienes llegan corriendo junto a él.
—Voy a matar a ese gato. —Declara un molesto ojiverde, mirando con odio hacia su hermano rubio, quien se encoge y protege al gato.
—Ya, bueno. No quiero peleas. —Se interpone el mayor, evitando cualquier conflicto entre sus hermanos menores.
Daniel, quien miraba atento hacia los lados, estaba asimilando algunas cosas. Nunca había visto a tantas personas caminar por una acera, solamente las veía así cuando cruzaban una calle con el semáforo en verde. Pero ellos... No estaban en esa calle —o eso es lo que esperaba—.
Entonces nota que ya casi no ay personas, y que aquello sí era una calle. Se espanta de inmediato.
—Chicos, tenemos que salir de aquí. —Avisa algo temeroso. Sus hermanos lo miran con confusión.
Y entonces el gato vuelve a escabullirse y a correr lejos. Todos lo miran, y Mike va detrás.
—¡Gatito!
Y la luz roja se enciende y aquel monstruo no los llega a ver y—
Fue tarde, demasiado tarde.
Fue tarde cuando aquello los golpeó como nunca y se robó sus almas.
Aquel tubo salió volando, y luego cayó al suelo rompiéndose y dejando escapar aquel viscoso y extrañamente brillante líquido, y luego la pequeña jaula se le resbaló de las manos y cayó sobre éste, con los animales dentro, para convertirlos en seres inteligentes y con almas.
Pero con almas que antes no eran de ellos.
Porque aún no era el tiempo para las almas de los cuatro muchachos. Eran jóvenes y solo necesitaban otra oportunidad.
Fin.
N/A: ¡Primer one-shot del segundo libro!
Sí, es una mierda, pero no importa (?).
Debo decir que esta idea fue bastante rara cuando la imaginé por primera vez. Pero luego de pensarlo mejor y adaptarlo más a la historia, me salió algo bueno... creo (?). No es que crea realmente en la reencarnación, pero luego de ver el final de AnoHana (raoiz, lloré), pensé que sería una buena idea.
Díganme qué opinan.
¡Gracias por leer! ¡Nos vemos!
—Melody.
