Ladies and Gentlemen!

No hace mucho que me uní a un grupo del fandom de Mahoutsukai. Me gusta leer lo que opinan y lo que les gustaría saber. Este fic, en si, esta relacionado con algo que leí.

"Silky sabe muchas cosas." Ese es el tema que decidí utilizar y partir de ahí para poder escribir. Llevo tiempo con las palabras en mente hasta que al fin lo terminé.

Me emocioné mucho cuando lo escribí. Espero plasmar bien las emociones que quería.

It's showtime!


Aclaración: The ancient magu's bride no me pertenece. Es propiedad de Kore Yamazaki. Yo solamente pido prestado sus personajes para poder escribir mis historias.


Silky sabía muchas cosas. Durante todo ese tiempo que había estado viviendo en aquella casita alejada de todos, ha observado con detenimiento lo que le rodeaba.

Puede recordar a la perfección los señores que llegaban y se iban. Y como una buena hada que procura el fuego, hacia sus usuales actividades domésticas en su hogar.

Y así había sido con el pasar del tiempo. Sus señores con hijos la recibían con cariño y se iban satisfechos de su casa. Ella hacía realmente un buen trabajo.

Pero lo que más le llamo a Silky, fue a ese ser que no era humano y mucho menos hada. Había llegado a su hogar y ella le había dado todas las comodidades que se merecía pero lo que más le impresionaba, es que a pesar de todo, no traía una señora a su lado.

-Mi nombre es Elias Ainsworth -Este le estrechó la mano y ella lo tomo -Espero que cuides bien de mi, Plata

Y así había sido por el tiempo que aquel ser había llegado. Escuchaba con atención las conversaciones de las pequeñas Aerials que se paseaban por el lugar. Ninguno quería a su nuevo señor y no sabía el porque, a simple vista, sólo era un niño perdido.

Nunca pregunto el porque y lo atendió como era debido. Nunca se cuestionó a donde se iba su señor, desaparecía unos días y regresaba después. Sólo sabía que a pesar de que no era humano y mucho menos una criatura mágica, era un mago.

Por muy raro que suene, era un mago y ella lo había visto con sus propios ojos, aún cuando apenas y conocía aquel pastor de nombre Simon, le daba medicina para el pueblo y para el mismo. Aún cuando veía que no era muy bien recibido.

Era muy amable y eso lo pudo comprobar cuando después de un tiempo fuera, el había llegado con una pequeña niña de cabellos rojos y ojos verdes. De sus ojos querían caer lágrimas cuando la vio entrar, su cuerpo extremadamente delgado, las horribles ojeras debajo de sus párpados y sus ojos sin brillo alguno.

La vida había abandonado a esa pequeña niña que sólo era cubierta con una gran camisa y con una capa que sólo traía en sus manos. Podía ver como ella había visto todo con inseguridad y miedo. Sus pies descalzos estaban un poco sucios y sólo dejaba un pequeño rastro de manchas cuando fue arrastrada al baño por su señor.

Quería abrazarla, quería acariciar su cabello y prometerle que ahí estará bien y nunca estará sola pero no sabía como reaccionaría su nueva inquilina. Un nudo se le hizo en la garganta, apenas era una niña y con una vida tan miserable.

-Su nombre es Chise Hatori, es japonesa, de dieciséis años y una Sleigh Beggy -Escuchó como su señor soltó un pequeño suspiro, no quiso saber porque fueron esos gritos en el baño -Quiero que la atiendas bien, que la alimentes y la vistas, dale todo el cariño a mi futura esposa...

Y esas fueron las palabras más sinceras que había escuchado. Sus ojos se abrieron con sorpresa, sólo hizo una pequeña reverencia y salió de la sala. Con felicidad fue a prepararle una muda de ropa para después dejarla en el baño.

Salió con rapidez a la cocina para prepararle platillos ricos y nutritivos. Quería que esa niña creciera como alguien fuerte. Aunque ella sólo probó poco alimento, agradeció que cayera dormida inmediatamente. Su señora al fin estaba en su casa. Con una manta, cubrió su pequeño cuerpo, ella se encargaría de velar el sueño de su señora.

Y así había sido con el pasar del tiempo. Le daba rica y nutritiva comida, se ponía feliz cuando vio que ella ya no empezaba a verse tan delgada. Con cuidado y determinación le hacía su ropa, una más bonita que la anterior.

Y es que su señora debería estar muy hermosa y de eso se encargaba de ella, su niña ya era hermosa por naturaleza y es por eso que ella quería que se viera más hermosa. Aunque ella era una hada que procuraba el fuego en su casa, sabía que su pequeña señora no estaba quieta y de igual manera empezaba hacer las tareas de la casa. Pero eso le daba aún más alegría, ver como de sus ojos el brillo de la vida había regresado.

Estaba satisfecha con su pequeña niña. La escuchaba reír, llorar y hasta quejarse de lo que le hacían, la recompensa del destino había sido muy bien recibido.

-¡Silky!

Incluso cuando después de varios días de casa ellos regresaban y su niña la abrazaba con cariño. Silky sin duda la recibía con los brazos abiertos, la escuchaba atentamente cuando hablaba sobre como había sido su viaje y que era lo que había visto, con ella era muy platicadora. No entendía el porque su señor decía que ella era muy callada, cuando estaban a solas su señora y ella, no podía y ni quería detenerla, escucharla hablar era esperanzador.

La familia crecía cuando el familiar de su pequeña niña llegó a casa. Aquel perro negro lo recibió de igual manera, con los brazos abiertos y con rica comida que el no tardaba en degustar, llenaba sus mejillas cual ardilla y quedaba satisfecho.

La alegría y el ambiente cálido en casa había regresado después de mucho tiempo.

Su señor ya no se sentía tan sólo como había llegado y gracias a su niña, el había comprendido muchas emociones que desconocía. Incluso aún cuando de su garganta no podían salir las palabras, ella era muy apreciada y divertida, le gustaba hacer una que otra broma, era bien recibidas sus inocentes bromas y podía ver por el rabillo del ojo que su pequeña niña se divertía con ello.

Y así había sido con el pasar del tiempo.

Muchos enemigos querían a su niña, varias veces se enojaban y discutían sus señores pero siempre estaban ahí, el uno para el otro y Silky sabía que ahí ella siempre estaría para ellos, incluso para su pequeña señora. Hubo un tiempo cuando las imprudencias de su pequeña niña habían cortado su vida abruptamente, ella estaría ahí para ella.

-No te preocupes Plata -Su señor hablaba con ella antes de salir de casa -Muy pronto traeré a Chise a casa

Ella esperaría como siempre, esa sería su casa, su casa, de su señor y de su pequeña niña.

Varias cosas sucedieron después pero las alegrías y los brazos abiertos siempre se encontrarían después de que su familia regresará a casa. Corrió a su encuentro y con una sonrisa de oreja a oreja había saltado a abrazar a sus señores. Esto sólo indicaba algo, que todo había terminado y ellos volverían a empezar.

Al final, Silky estaba satisfecha cuando vio a su pequeña niña vestida de blanco y caminando al altar con su señor. Al fin las lágrimas salían de sus ojos pero no eran de tristeza como en su pasado. Eran de alegría infinita.

Su pequeña niña había crecido, había sobrevivido a todo pronóstico que cortaba aún más a su vida. Era un verdadero milagro que ella estuviera ahí. Y realmente agradecía a la vida por esta segunda oportunidad. Verla tan radiante con ese vestido blanco que ella hizo, era como un sueño hecho realidad, un sueño del cual no quería despertar jamás.

Verla unir su vida con la de su señor, era mágico. Su pequeña niña, ya no tan niña, era feliz y llena de vida y ni que decir de Silky, la felicidad era muy notoria. Aunque por el momento guardaría ese secreto que sólo su pequeña niña le contó.

Silky bajo su mirada al vientre de su pequeña niña, una nueva vida empezaba a formarse gracias al amor de sus padres. Sin duda ese pequeño ser lo cuidaria y le entregaría todo el amor que su pequeña niña recibió.

-¡Silky!

La mencionada salía de sus pensamientos, la ropa que había quitado la dejo con cuidado en el piso. Al voltear a sus espaldas veía a sus señores junto con el perro negro, caminar con una gran sonrisa. Delante de ellos, una pequeña niña de cabello rubio y ojos verdes corría a su encuentro.

Silky abrió sus brazos para recibirla. Cuando ambas se encontraron, Silky la llenó de besos en su frente y sus mejillas. Las risas tan cantarinas se escuchaban en el patio de su casa.

-¡Hemos regresado de la ciudad! -Una vez que la niña se alejó un poco empezó hablar -Vimos muchas cosas y visitamos a la tía Alice y a la tía Angélica...

Silky escuchaba con atención antes de que sus señores llegarán detrás de la niña.

-Hemos regresado Silky -Su pequeña niña le sonreía y la abrazaba, aunque fueron unas horas ella los extrañaba.

Silky sólo hizo un gesto afirmando y abrazo más el cuerpo de su pequeña niña. La vida era incierta, de eso no había duda, ninguno sabía en que momento se iría su pequeña niña de su lado pero de algo estaba segura.

-¡Quiero comer la comida de Silky!

Esa pequeña niña de rubios cabellos y ojos verdes era su legado. La casa no estaría sola de nuevo o eso hasta que llegarán otros niños a casa. Soltó una pequeña risita antes de tomar la mano de la pequeña rubia y caminar adentro.

Su tarea como hada que procura el fuego aún no acabaría. Ella cuidaria su casa para cuando su pequeña niña regresará a casa y así sería.


¡Muchas gracias por leer!

Silky se me hace un personaje muy tierno a pesar de ser alguien callada. Es el personaje que le da apoyo al personaje principal. Es así como yo la veo ¿Ustedes que opinan?

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Por cada comentario el escritor desvelado tendrá una gran sonrisa en su rostro y más energías al seguir escribiendo.

¡Nos vemos a la próxima!


Atte.: AnZuZu Dragneel

Fecha: Domingo 18 de Marzo de 2018