Espero que disfruten está historia tanto como yo lo hice.
(Información adicional al final)
Enjoy

CRONOLOGÍA "NO PARPADEES, PODRÍAS PERDERTE"

1- No parpadees, podrías perderte
2- Estabiliza tu mano


Estabiliza tu mano

Picture you're the queen of everything, as far as the eye can see, under your command
(Imagina que tú eres la reina de todo, tan lejos como el ojo puede ver, bajo tu orden)

I will be your guardian, when all is crumbling, i steady your hand
(Seré tu guardian, cuando todo se esté desmoronando, estabilizaré tu mano)

~Never Say Never, The Fray


Rachel Berry ama Nueva York. Ama la energía y la diversidad y el hecho de que puede detenerse en casi cualquier rincón, en cualquier momento del día o de la noche, para obtener un café con leche de soja. Le encanta Central Park y The Villages, Chelsea e incluso Brooklyn, pero le encantan especialmente las luces brillantes de Broadway y la avalancha de aplausos después de una actuación. Sin embargo, a pesar de su amor por la vida en la gran ciudad, no puede negar que hay cierto encanto en volver a sus raíces, como en este momento, caminando por las aceras de ladrillo de la histórica German Village en Columbus, Ohio, en una hermosa tarde de primavera, de la mano de su hermosa prometida.

O SERÍA encantador, si dicha prometida no estuviera siendo frustrantemente reticente. El restaurante está a solo una cuadra, y ella sinceramente no quiere llegar tarde a su reserva, pero algunas cosas son más importantes que la puntualidad. Rachel deja de caminar cuando pasan bajo un olmo y permite que el tirón de sus manos unidas detenga el avance de la mujer con la que intenta casarse.

Quinn Fabray se vuelve con sus cautivantes ojos color avellana llenos de preocupación y boca sensual dibujada en un ceño pensativo.

- ¿Qué pasa? - Le pregunta, inmediatamente cerrando la corta distancia entre ellas. Ahora es algo común: el instinto reflexivo de Quinn de protegerla, de cuidarla. A veces Rachel se pregunta si es el resultado de su pasado tumultuoso o simplemente una faceta natural de Quinn como persona que ya no siente la necesidad de reprimir. Cualquiera que sea la razón, este lado de Quinn nunca falla en hacer saltar el corazón de Rachel.

Bueno, solo MIRAR a Quinn hace que su corazón salté el noventa y nueve por ciento del tiempo. Es la mujer más bella que Rachel haya conocido, y simplemente le quita el aliento todos los días, pero especialmente en momentos como este, con la luz del sol iluminando su rostro y la brisa jugando con los mechones dorados de su cabello. Aun así, Rachel sabe que no hubiera caído tanto por ella, si Quinn no tuviera una aguda inteligencia y una personalidad profunda debajo de aquella hermosa envoltura.

No dice una palabra, realmente no puede encontrar ninguna que sea adecuada en este momento en particular, en vez de eso, extiende la mano hasta enterrar los dedos de su mano izquierda en el sedoso cabello de Quinn, empujando con delicadeza su cabeza hacia abajo. Rachel se inclina para borrar los escasos centímetros entre ellas hasta que sus labios se presionan gloriosa y deliciosamente contra los de Quinn.

Besar a Quinn Fabray es (fue y siempre será) una revelación. Rachel apenas puede recordar cómo se sentía besar antes de haberlo experimentado con Quinn, y no quiere recordarlo. Ella solo sabe que se volvió completamente adicta desde el primer momento. En realidad, era inevitable, porque desde el momento en que se conocieron, Quinn Fabray ha sido una droga que Rachel nunca pudo resistir. Simplemente no se dio cuenta en aquel momento.

Están de pie en el medio de la acera. No es exactamente el lugar ideal, incluso si Columbus es una ciudad algo tolerante, por lo que Rachel hace todo lo posible para ignorar la pasión que se arremolina en su vientre (y ciertas áreas más al sur) cuando Quinn profundiza el beso. Rachel cede ante sus ansias por unos segundos más, saboreando el suave roce de la lengua de Quinn contra la suya, antes de apartar su boca a regañadientes y mirar a su prometida.

- Estoy tan enamorado de ti - murmura, sus labios aún lo suficientemente cerca como para que Quinn pueda sentir cada palabra. Rachel observa cómo esos amados ojos comienzan a brillar, y puede leer cada emoción con tanta claridad que se pregunta cómo pudo haber creído que Quinn era un misterio. Lo que falta en palabras está escrito claramente en oro y verde.

En este momento, esos ojos están hablando de amor y gratitud y un mínimo indicio de preocupación persistente. Rachel mueve su mano para acariciar tiernamente la mejilla de Quinn, y su pulgar traza la curva del labio inferior de su prometida hasta que siente que se curva y tiembla. La morena sabe lo que Quinn está pensando y sintiendo, incluso sin preguntar. Es una habilidad que nunca esperó tener, en parte porque admite que la mayoría del tiempo se centra en ella misma, pero sobre todo porque nunca ha sido capaz de hacer esto con nadie más. Tal vez nunca se preocupó lo suficiente como para intentarlo, o tal vez solo sea Quinn.

Han estado juntas durante casi cuatro años y han sido mejores amigas hace más de cuatro años antes de eso. A Rachel le gusta fingir que siempre han sido amigas, esa parte tonta de ella que sigue romantizando todo, pero ella sabe que esos primeros años de escuela secundaria no fueron amistosos. Incluso la mayor parte del último año fue un baile tentativo entre la apatía y la preocupación genuina, al menos hasta que Finn Hudson le propuso matrimonio.

A Rachel no le gusta pensar en esa esa época de su vida. Estaba tan perdida. Esa es la única palabra que encuentra. Se perdió a sí misma en el amor, en Finn y en la idea de vivir una especie de cuento de hadas. ¡Dios mío, ella había ido tan lejos como para casi casarse con él antes de graduarse de la escuela secundaria! Ahora ni siquiera puede identificarse con aquella chica, especialmente cuando recuerda lo que su locura casi le había costado a Quinn.

Quinn había sido una de las pocas personas que se había preocupado lo suficiente por Rachel y su futuro como para tratar de convencerla de que estaba haciendo una locura, aunque, en ese momento, Quinn, francamente, apestó al expresarse de cualquier manera en la que Rachel pudiera entenderla. La rubia es mucho mejor en eso ahora. Y, está bien, sí, Rachel supone que ya no es tan obstinada como antes. Ambas han crecido. Juntas. Exactamente como debería ser

- Te amo. Mucho - susurra Quinn, posando su mano en la de Rachel y colocando un suave beso en su palma. Las palabras se funden en el alma de Rachel, mezclándose con innumerables profesiones similares que Quinn ha dicho a lo largo de los años, hasta que bombean en sus venas como sangre. La hacen fuerte y la debilitan.

- Sabes que Finn no es ningún tipo de amenaza para nosotras, ¿verdad?- pregunta, mirando la expresión de Quinn cuidadosamente. Verlo en la librería hoy había sido difícil. No puede pretender lo contrario, incluso si hizo un buen trabajo al actuar como si no le afectara en lo más mínimo ... bueno, después de todo, está nominada a un Tony. No puede negar que lloró demasiado durante unos meses después de que finalmente rompieron el compromiso y acordaron seguir sus caminos por separado. Algunas de esas lágrimas habían sido derramadas directamente sobre el hombro de Quinn en un lluvioso fin de semana en la primavera de su primer año de universidad. Quinn conoce a Rachel lo suficiente como para comprender que esta tarde ha traído tantos recuerdos, tanto maravillosos como horribles. Sin embargo, eso es todo lo que son, porque - lo superé hace mucho tiempo - continúa.

La rubia cierra los ojos, ocultando sus ojos teñidos de verde y suspira

- Lo sé... yo solo - sus ojos se abren de nuevo, y Rachel puede ver la momentánea angustia reflejándose en ellos - Me olvidé de lo mucho que solía odiar verte con él.

Y ahí está otra vez, otro pequeño recordatorio de que los sentimientos de Quinn por Rachel siempre han sido mucho más complicados que una simple rivalidad en la escuela secundaria que se convirtió en respeto.

- Oh, baby - Suelta Rachel, apretando la mano de su prometida. La diva se había detenido cerca de una banca, por lo que tira de Quinn hacia ella mientras retrocede unos pasos hasta que sus piernas tocan el metal cálido y toma asiento. Quinn la sigue, y Rachel posa un brazo en la cintura de Quinn, sin importar la incómoda presión del asiento rallado contra su brazo. Quinn se derrite inmediatamente y deja caer su cabeza sobre el hombro de Rachel, y Rachel no puede resistir dejar un beso en su melena dorada.

- Sé que ahora está casado - dice Quinn en voz baja, extendiendo la mano derecha sobre sus cuerpos hasta que está aferrada a la izquierda de Rachel - y estás usando mi anillo -, continúa, pasando la yema del dedo por el diamante que ella misma colocó en el dedo de Rachel - y estas planeando esta boda grande y romántica conmigo, pero - exhala un aliento tembloroso y levanta la cabeza - Finn fue tu primer amor, Rachel - susurra, y a Rachel le duele el corazón debido al temblor en su voz. - Casi te casas con él. Lo hubieras hecho si él no la hubiera cagado espectacularmente.

- No fue el único que la cagó, Quinn - Le recuerda Rachel, después de ser incapaz de reprimir una pequeña risa sin humor, al encogerse internamente por el recuerdo de lo absolutamente inmadura y poco lista para una verdadera relación adulta había estado. Le tomó varios años y varios intentos fallidos aprender el arte del compromiso, y todavía no lo ha dominado completamente. Solo ha llegado a entender, con Quinn, lo que significa querer la felicidad de otra persona tanto como la suya - Estoy feliz de que mi compromiso poco aconsejable y juvenil haya llegado a su conclusión inevitable, agridulce y satisfactoriamente dramática - agrega la diva, sonriendo triunfante cuando los labios de Quinn se curvan con diversión. Quinn ama la verborrea de Rachel, aunque lo niegue, y Rachel adora tener a alguien que disfruta (y no solo tolera a regañadientes) su efusividad. Ella entrelaza sus dedos con los de la rubia, volviéndose sería una vez más. - Porque cada vez estoy más segura de que Finn Hudson no era el indicado. Pudo haber sido mi primer amor, pero Quinn, tú... eres mi para siempre - termina la morena.

Los ojos de Quinn brillan de felicidad, y su sonrisa se transforma en la que más ama Rachel: descuidada, suave y un poco tímida. Ella levanta sus manos unidas y, manteniendo sus miradas, baja la cabeza para dar un beso en los nudillos de Rachel.

- Y tú eres el mío - dice, con la voz teñida de ese ronroneo sexy que hace temblar a Rachel.

- Lo soy - concuerda Rachel, incapaz de resistir la tentación de acercarse y capturar aquellos labios suaves y rosados que tanto ama. Ella puede sentir la sonrisa de Quinn en su beso.

Cuando se separan, la rubia envuelve sus brazos alrededor de la cintura de Rachel y acerca su cuerpo, acariciando su nariz contra la mejilla de Rachel.

- De hecho, eres sólo mía en muchos sentidos - susurra Quinn sensualmente en su oído, y sí, a Rachel ahora le importan menos las reservas para cenar.

Su boca vuelve a encontrar la de Quinn, y no hay nada remotamente inocente en este beso: es profundo, apasionado y lleno de promesas. Rachel intenta en vano acercarse, pero físicamente no es posible en su ubicación actual, Dios, ¡este no es el escenario apropiado para la intimidad! Esta realidad golpea a Rachel al instante, y ella se separa, sin aliento.

- Volvamos al hotel - Le propone a su prometida

Quinn se lame los labios mientras respira para calmarse, y Rachel tiene que sofocar un gemido. Es ridículo lo excitante que le parece una acción aparentemente inocente. Por otra parte, Rachel está muy familiarizada con lo que esa lengua puede hacer. También está familiarizada con cuán fácilmente Quinn Fabray puede recomponerse en un abrir y cerrar de ojos.

- Más tarde, cariño. Realmente quiero llevarte a cenar primero - le dice Quinn, completamente compuesta.

- Pero Quinn - se queja Rachel con un puchero. Su apetito actual no implica comida.

- Oh, no... Ese pequeño y sexy puchero tuyo no va a convencerme - le advierte Quinn, poniéndose de pie y tendiéndole la mano a Rachel. - La cena primero - le ordena, tirando de la mano de la diva, y cuando se encuentra de pie se inclina un poco para darle un corto beso. - Luego el postre - le promete con una sonrisa sexy.

- Eres frustrante - señala Rachel irritada, demasiado consciente de que su cuerpo todavía tararea con el zumbido del deseo. Quinn se ríe, alegre y sin reservas.

- Vamos, Berry - le dice Quinn, colocando la mano de Rachel en su brazo galantemente y empezando a caminar - déjame alimentarte. Vas a necesitar tu energía para más adelante - promete, guiándolas hacia el restaurante.

Rachel niega con la cabeza al ser llamada "Berry" (no lo hace a menudo, y ahora siempre es en modo de juego) y sonríe.

- Sabes que en dos meses ya no podrás llamarme así ¿cierto?

- Mmm, tendré que llamarte Fabray-Berry - dice Quinn soñadoramente.

- Berry-Fabray - Rachel corrige automáticamente. - Si tuviera planeado el guion, lo cual no es así - Los pasos de Quinn vacilan, y ella mira a Rachel confundida. La sonrisa de Rachel se hace considerablemente más amplia. - He decidido convertirme en Rachel Fabray - Quinn deja de caminar por completo y se da vuelta para mirar a Rachel con los ojos oscurecidos

- Tú... ¿quieres tomar mi nombre?

- Estaría orgullosa - responde la diva, fácilmente - Por supuesto, voy a mantener "Berry" como mi nombre artístico, ¿comprendes? Ya está en el mercado, después de todo - Y que Dios bendiga su corazón, Quinn no hace ningún comentario sobre todas las otras demandas que Rachel hace a diario. En realidad, ella no es ni la mitad de diva que algunas personas creen que es. Simplemente requiere un entorno profesional en el que sus talentos artísticos puedan florecer en toda su extensión, y si eso incluye pequeños detalles como insistir en que le entreguen agua caliente con limón precisamente treinta minutos antes de cada actuación, entonces, que así sea, Rachel Berry es una diva. - Legalmente, sin embargo, seré la Sra. Rachel Fabray

Los ojos de Quinn se tornan imposiblemente más oscuros, el verde desapareciendo en un halo dorado alrededor de las pupilas de ébano.

- Que se joda la cena - escupe - Regresemos al hotel. Podemos pedir servicio a la habitación. Los labios de Rachel se curvan en una sonrisa burlona.

- Ah, ah, Quinn ... prometiste llevarme a cenar primero, y de repente estoy absolutamente hambrienta - se burla la morena, y besa castamente los labios de su prometida antes de seguir caminando con una risita, ignorando el gemido frustrado de Quinn y la arrastra junto a ella con sus brazos todavía unidos.

- Puedes llegar a ser tan... provocadora - se queja Quinn con una sonrisa reacia, empezando a caminar en sintonía con Rachel.

- Bueno, aprendí de la mejor - responde la morena

Quinn coloca su mano libre sobre la de Rachel, que está metida en el hueco de su brazo y la mira con una sonrisa que no puede ser domesticada.

- Realmente te amo, pronto Sra. Fabray.

Rachel ama como suena eso.

El resto de su breve caminata (ahora libre de la breve y oscura nube de viejas inseguridades) es encantadora y refrescante, y Rachel reflexiona una vez más que esa vida fuera de la ciudad de Nueva York no es del todo mala. Ella aprecia poder caminar por la acera cogida del brazo de Quinn y no ser empujada cada dos pasos. Consiguen algunas miradas más extrañas y levantan más cejas aquí que en Nueva York, pero es tolerable. No es que ninguna de ellas realmente le importe a estas alturas. Quinn había experimentado las etapas más difíciles de su salida del closet en New Haven, por lo que cuando finalmente se mudó a Nueva York, ya se sentía cómoda con su sexualidad y no tenía miedo de expresarla. Por el contrario, Rachel siempre había sido una partidaria activa de la comunidad LGBTQ, siendo criada en la casa Berry, por lo que enamorarse de Quinn, aunque ciertamente había sido inesperado, no había sido diferente a enamorarse de Finn o el puñado de hombres que lo habían seguido. Bueno, en realidad, eso es una completa mentira. Enamorarse de Quinn ha sido diferente a todo lo que ha experimentado, en la mejor forma posible.

Finalmente llegan a su destino, un encantador edificio de ladrillo rojo con el nombre de G Michael's Bistro. Han llegado quince minutos tarde a su reserva y normalmente las habrían hecho devolverse, pero la anfitriona es aparentemente una ávida devota de Broadway y reconoce a Rachel inmediatamente.

- Te vi el pasado noviembre en Funny Girl. Estuviste magnífica como Fanny - le dice con entusiasmo.

Rachel resplandece, disfrutando de la calidez de la adoración de los fanáticos, nunca pasa de moda. Por el rabillo del ojo, se da cuenta que Quinn niega con la cabeza divertida, pero permite que Rachel se entregue a su vanidad por unos momentos. Se empapa en el elogio de su extraordinario talento cuando la anfitriona, Linda, les asigna asientos de prioridad, y está feliz de firmar un autógrafo antes de que ella y Quinn se instalen en una mesa íntima para dos.

- Sabes, si Linda fuera unos años más joven, podría estar preocupada de que ella estuviera intentando robarte lejos de mí - bromea Quinn, pero todavía hay un atisbo de la inseguridad de antes en sus ojos.

- Bueno, tengo algo por las mujeres mayores - señala Rachel, refiriéndose a los ocho meses que Quinn es mayor a ella, y sonríe cuando su prometida le lanza una mirada entre burla y advertencia. - Además, pasé dos horas esta tarde mirando a hombres y mujeres de todas las edades y etnias babeando por ti. No deberías molestarme por una admiradora entusiasta

- Una aquí. Cientos cada día en Nueva York - La sonrisa de Rachel se ensancha.

- Lo sé. Es increíble, ¿no? - pregunta la morena con entusiasmo, inclinándose sobre su menú. - Y ahora, tú tienes los tuyos

- Pero no me reconocen en la calle - aclara Quinn

- Bueno, no, todavía no, pero lo harán

- Dios, espero que no - murmura Quinn frunciendo el ceño. - Me gustaría mantener un poco de anonimato

- Eso podría ser difícil, ya que estás a punto de casarte conmigo, y mi estrella está aumentando indiscutiblemente - Responde la morena. Rachel va a ganar ese Tony este año. Todavía cree que la robaron la primera vez. ¿Y qué si solo tenía veintidós años en ese momento? Además, Kristin Chenoweth está extremadamente sobrevalorada. Quinn chasquea la lengua.

- Si, tal vez deba reconsiderar todo eso de la boda - Rachel se sienta derecha y mira a Quinn

- Ni siquiera bromees sobre eso, Lucy Quinn Fabray. Nos casaremos el 21 de junio, llevarás un hermoso vestido blanco, y llevaré a mi esposa a los premios Tony para tomar mi mano y besarme en una alegre celebración cuando gane - Termina Rachel, sin dejar espacio a discusiones. No es que la rubia deseara discutir. Quinn estira su brazo sobre la mesa y toma su mano con una sonrisa, acariciando sus nudillos con el pulgar

- No puedo esperar - le dice. Rachel se relaja al instante

- Admítelo, Quinn. También te gusta tener fans. Te vi hoy, y estabas en tu elemento, hablando con ellos sobre tu libro y firmando dedicatorias - La rubia se ríe

- Bien, sí. Lo admito. Me encanta hacer firmas de libros, incluso cuando Finn Hudson aparece de sorpresa, pero eso no significa que quiera ese tipo de atención todos los días. Sabes que me gusta mi privacidad. Una de las razones por las que decidí no seguir el camino de la actuación

- Pensé que lo hiciste porque tuviste que tomar esa clase de escritura dramática en la universidad y te enamoraste de ella Y, por supuesto, porque te dije lo increíbles que eran tus historias cortas

- Eso también - admite la rubia, encogiéndose de hombros. - En cualquier caso, estoy contenta de balancearme en el fondo y sostener tu bolso en la alfombra roja

- Dios mío, nunca podrías ser sólo mi cargadora de bolsos - discute Rachel - Eres mi pareja. Te necesito a mi lado, no detrás de mí

- Lo estaré... siempre - le asegura Quinn. - Solo que... preferiblemente dos pasos fuera del centro de atención - agrega con una sonrisa. Rachel le devuelve la sonrisa, bajando la mirada y bajando la voz.

- Dos pasos es mucho. Me gustas mucho más cerca, Quinn - le dice la diva.

Hay una chispa de respuesta en los ojos de Quinn, y Rachel piensa en todas las formas maravillosas en que estará mucho más cerca de Quinn más tarde esta noche. Esas preciosas imágenes permanecen con ella durante toda la cena, incluso cuando hablan de otras cosas, así que cuando llaman un taxi para que las recoja (porque están demasiado lejos para volver a su hotel caminando), Rachel está más que lista para comerse a Quinn de postre.

Se suben al asiento trasero del taxi, y Rachel se acurruca al lado de Quinn, presionando sus labios en aquel punto débil del cuello de Quinn que siempre la hace gemir. Esta vez no es una excepción.

- Mmm, no comiences algo que no podamos terminar

- ¿Quién dice que no podemos? - susurra Rachel, traviesa. La mirada de Quinn se dirige hacia la parte delantera del automóvil, y Rachel nota los ojos sonrientes del conductor en el espejo retrovisor. La diva suspira, quitando su boca de la tentadora piel de Quinn. - Gracias a Dios que es un viaje corto - refunfuña.

Quinn sonríe y levanta sus manos enlazadas para presionar un beso en el interior de la muñeca izquierda de Rachel, justo sobre el diminuto tatuaje de una estrella dorada. Rachel se lo había hecho hace cuatro años en conmemoración de su debut en Broadway como María en West Side Story. Había sentido la necesidad de hacer algo grande para su primer papel protagónico, y se había llevado a Quinn consigo para evitar que se desmayara al ver la aguja perforando repetidamente su piel. Quinn se sentó a su lado y permitió que Rachel casi rompiera su mano. Eso fue antes de que su relación comenzara a transformarse en algo más profundo que amistad.

El taxi finalmente se detiene suavemente frente al hotel Crowne Plaza, y Rachel arrastra a Quinn hasta el vestíbulo. La risa de Quinn es feliz y desenfrenada, y su mano se agarra con fuerza a la de Rachel mientras tropiezan en el ascensor. Quinn golpea el botón de su piso, mientras Rachel vuelve a poner sus labios en aquel cuello pálido y suave. Por suerte, están solas esta vez.

- Jesús, Rach - Carraspea Quinn, agarrando las caderas de Rachel y acercándola más a ella. Rachel sonríe contra la piel bajo sus labios y presiona a Quinn contra la pared, arrastrando lentamente su boca hasta su mandíbula

- Te amo - Le susurra Rachel, antes de capturar por completo los labios de su prometida y verter toda su emoción. Ha sido un día extraño, y todo lo que Rachel quiere es hacerle el amor a su prometida y desterrar a todos los fantasmas persistentes de su pasado mutuo. Casi puede saborear la necesidad de Quinn de hacer lo mismo. Está considerando seriamente la logística del sexo en los ascensores cuando el sonido de las puertas al abrirse las saca de su creciente pasión.

Quinn aprieta los dedos en la tela de la falda de Rachel mientras aleja su boca a regañadientes.

- Es nuestro piso - respira temblorosamente, con los ojos oscurecidos por el deseo ¿Verde? ¿Donde?

- Así es - sonríe Rachel y quita las manos de Quinn de su cintura, llevándola fuera del ascensor y hacia su habitación. Se ríe cuando Quinn hurga en su gran bolso en busca de la llave de su habitación, maldiciendo por lo bajo cuando no puede encontrarla lo suficientemente rápido. Rachel pasa un dedo por el brazo de Quinn y presiona un beso en su hombro cubierto de seda. Quinn casi gruñe, pero finalmente saca la llave en triunfo, deslizándola en la cerradura y girando la manija.

En el momento en que están dentro de la habitaci, Quinn deja caer su bolso al suelo, abraza a Rachel y recupera su boca. La espalda de Rachel golpea suavemente contra la puerta mientras deja que Quinn la bese de la forma que lo había deseado toda la tarde. Finalmente están solas, escondidas, a salvo detrás de una puerta cerrada, y ya nada las detiene.

La boca de Quinn es insistente, y Rachel no se resiste. Ella se abre a su amante, encontrando cada toque sensual de la lengua de Quinn, con la suya. Siente dedos elegantes que bailan sobre su cuerpo, moviendo la tela hasta que el borde inferior de su blusa se suelta de su falda y los botones comienzan a deshacerse. Parte de ella no quiere nada más que rendirse por completo y permitir que Quinn haga con ella lo que quiera, pero una parte más grande quiere ser la que adore a Quinn esta noche.

Rachel arrastra suavemente sus uñas por la espalda de Quinn y sobre sus caderas hasta que puede envolver delicadamente sus dedos alrededor de la muñeca de Quinn, deteniendo su impresionante progreso al quitarle la blusa. Quinn se separa frunciendo el ceño, visiblemente decepcionada, pero Rachel solo sonríe.

- Después, baby. Primero quiero mostrarte cuánto te amo

- Entonces déjame desnudarte - ronronea Quinn, tratando de alcanzar los dos últimos botones.

Rachel se ríe y aleja sus manos de nuevo.

- A veces me pregunto qué estabas haciendo en el club de celibato - se burla la morena

- Burro hablando de orejas, cariño - responde Quinn con una sonrisa. - Y la respuesta corta es: yo era una lesbiana en el closet. ¿Cuál es tu excusa?

- Tú - responde Rachel, y ambas saben que no fue porque Rachel ocultaba en secreto una atracción romántica o sexual hacia Quinn en ese momento, aunque definitivamente estaba en ese club porque parecía que nunca podía quedarse lejos de Quinn Fabray. Los ojos de Quinn brillan sospechosamente, pero Rachel sabe que son lágrimas de felicidad.

Ella toma las manos de Quinn en las suyas, llevándolas a sus labios para besar esos hermosos dedos. Se separa de la puerta y guía a Quinn hacia la cama. Tan erótico como sea el sexo contra la puerta, no es lo que ella ha planeado para esta noche. Al menos no todavía.

Sin embargo, se apiada de Quinn y posa las manos de la rubia en el botón superior de su blusa, lo que le permite a Quinn abrir su blusa por completo y quitarle la tela de los hombros. Su camisa cae al suelo, y Rachel inmediatamente recupera las manos de Quinn, colocándolas ligeramente sobre su cintura desnuda con una orden silenciosa de que las mantenga allí. Ella se acerca a Quinn y presiona un beso en la hendidura de su barbilla.

- Déjame amarte, Quinn - Y puede sentir el estremecimiento a través del cuerpo de Quinn. Esas palabras siempre convierten a Quinn en gelatina bajo su toque. Ella sabe (por supuesto, lo sabe) que lo que quiere Quinn Fabray y siempre ha querido, por encima de todo, es ser amada. Bien y realmente amada. Y todo lo que Rachel quiere es ser la persona que hace que Quinn se sienta amada por el resto de sus vidas.

Sus propios dedos hacen un trabajo rápido con la blusa de Quinn, y ella guía a Quinn a acostarse en la cama. Su corazón conoce cada curva y línea del cuerpo debajo de ella, y sus manos siguen un camino familiar. Ella tira del botón de los pantalones de la rubia, aflojando la cremallera hasta que pueda bajar la prenda por sus caderas y sus largas piernas.

Quinn ha recitado sonetos dedicados a las piernas de Rachel en el pasado, pero las de ella son igualmente dignas de poesía. Ella pasa su boca sobre una pantorrilla tonificada y besa pausadamente su camino hacia arriba sobre un muslo, pasando provocadoramente por el borde de las bragas de encaje. Las caderas de Quinn se hunden debajo de ella, y los dedos se enredan en su cabello.

- Rachel, por favor - gime Quinn con impaciencia. Rachel sonríe, pero no se queda mucho en donde sabe que Quinn más la necesita. En lugar de eso, saca la lengua y recorre un camino húmedo y arremolinado sobre el vientre de Quinn. Quinn sisea con frustración - Apestas

- Mmm, paciencia pequeño saltamontes. En este momento prefiero lamer - Le susurra la morena. Su nariz empuja la parte inferior del pecho de Quinn, y gira la cabeza para morder por encima el pecho derecho de la rubia, aun cubierto con la tela de encaje de su sujetador - Y morder

Quinn arquea su espalda y sus manos se deslizan desde el cabello de Rachel a sus hombros, agarrando el broche del sujetador de Rachel y tirando de él hasta deshacer el seguro

- Si no nos dejas a ambas desnudas en este momento, llamaré a nuestro planificador de bodas y ordenaré las palomas - Amenaza Quinn. Rachel jadea y levanta la cabeza.

- ¡No lo harías!

- Pruébame - la desafía Quinn.

En realidad no cree que Quinn pudiera hacer tal cosa, ella sabe cómo se siente Rachel acerca de usar animales de esa manera, pero no la va a probar. Sobre todo porque ella está tan ansiosa como Quinn por sentir sus cuerpos desnudos juntos.

- Para que lo entiendas, esta no soy yo cediendo ante tu cuestionable intento de chantaje - aclara, mientras permite que Quinn le desabroche el sujetador y se lo arrastre por los brazos.

- Mm, ¿en serio? - Ronronea Quinn, pasando las puntas de sus dedos sobre la piel de Rachel hasta que se burlan dando círculos alrededor de sus pezones.

- E-esto es simplemente... yo permitiendo que un deseo mutuo se encuentre de una manera más conveniente - Tartamudea la morena, buscando la cremallera de su falda y deslizándola hacia abajo.

Quinn gime debajo de ella, cerrando sus ojos y levantando sus caderas hasta que ambos jadean.

- Dios mío, eres tan jodidamente sexy cuando hablas tan elocuentemente.

Rachel muerde su labio y se desliza fuera de su falda, moviéndose hacia abajo hasta que sus piernas caen entre las de Quinn.

- Y tú eres jodidamente sexy cuando maldices - carraspea contra los labios de Quinn, puntuando sus palabras con un profundo beso.

Las manos de Quinn se deslizan hacia abajo para atrapar el trasero de Rachel. Ella gime en el beso y desliza sus manos debajo de la espalda de Quinn para liberarla de su sostén. Puede sentir a Quinn tratando de tomar el control, enganchando sus pulgares debajo de las bragas de Rachel deslizándolas lentamente hacia abajo, pero está decidida a no ceder en esta ocasión. Aun así, no puede resistirse a tomarse un momento para disfrutar de la sensación de sus pechos desnudos finalmente presionados juntos. Tampoco puede evitar apreciar la habilidad de Quinn para despojarla de su ropa interior, ya que sus bragas están siendo arrojadas de las puntas de sus dedos de los pies.

Ella puede sentir esos dedos talentosos sumergirse entre sus piernas, y aunque es difícil, Rachel rápidamente tuerce su parte inferior del cuerpo fuera del alcance de la rubia, alejándose de su beso para capturar las descarriadas manos de Quinn.

- Rachel... ¿qué...?

- Deja de tratar de distraerme - La corta juguetonamente. - Estoy intentando bañarte de adoración - Rachel entrelaza sus dedos y presiona las manos de Quinn contra el colchón, junto a su cabeza, y se inclina hacia adelante otra vez, besando a la rubia reverentemente. - Así que compórtate - advierte en voz baja.

Quinn suspira debajo de ella, pero sus brazos se relajan.

- Sabes que me vengaré ¿cierto?

- Eso espero - le responde la diva, picara

Ahora que Quinn ha dejado de luchar por dominar, Rachel pasa sus dedos por los brazos de Quinn, siguiendo los músculos y tendones alrededor de sus codos y hasta los hombros. Planta un suave beso en el omóplato izquierdo de la ex-porrista, siguiendo el camino de sus manos con la boca, sobre el esternón, a lo largo de la parte superior de sus perfectos senos. Se demora en los pezones de Quinn, rogando por su atención, y captura uno en su boca, amándolo con su lengua mientras sus dedos le rinden homenaje a su gemelo antes de alternar para darles a ambos el mismo cuidado. La respiración de su amante llega en forma de profundos suspiros, y sus hombros se arquean hacia atrás para darle a Rachel un mejor acceso.

Hace una breve pausa para presionar un beso en la costilla justo debajo del pecho izquierdo de Quinn, sobre las cicatrices descoloridas de su accidente y sobre la elegante tinta negra que decora su piel. Es un nombre femenino que no le pertenece, pero Rachel está más que de acuerdo con el pequeño y permanente tributo a Beth. Es el único tatuaje que Quinn luce, después de haber tenido su desafortunado sello de "Ryan Seacrest" eliminado en la universidad a petición de su ex novia, a quien se le quitaban las ganas por el dichoso tatuaje. Rachel odia pensar en las otras mujeres con las que Quinn ha estado, pero siempre le estará agradecida a Sarah, al menos por eso.

Rachel aleja esos pensamientos desagradables de su mente y se mueve más hacia abajo en el cuerpo de Quinn, aumentando su deseo, cada vez más. Las caderas de la rubia se levantan debajo de Rachel en un ritmo constante, buscando fricción, y sus manos están enredadas en las sábanas para evitar guiar a Rachel a donde ella quiere. Eventualmente, Rachel se dirige hacia abajo, sumergiendo su lengua burlonamente en el ombligo de Quinn mientras sus dedos se curvan bajo sus bragas y las arrastra hacia abajo. Quinn gime y levanta sus caderas, perdiendo la batalla para mantener el control mientras sus manos sueltan las sábanas y se hunden en el cabello de Rachel.

- Me estás volviendo loca, Rachel. Por favor, solo pon tu boca sobre mí - suplica.

Rachel considera tentarla aún más, pero esta noche no se trata de eso ni de poner a prueba su poder; se trata de amor, por lo que está contenta de cumplir con la solicitud de Quinn. Ella se desliza hacia abajo, y cuidadosamente engancha los pálidos muslos sobre sus hombros. Ella cubre el abdomen de Quinn con un brazo e inhala el embriagador aroma de Quinn, ese néctar adictivo que anhela, antes de deslizar lentamente su lengua sobre los labios rosados y expuestos, saboreando el sabor de la excitación de su amante. Quinn gime, y sus dedos se flexionan contra el cuero cabelludo de Rachel.

- Dios, sí - sisea, presionando suavemente la cabeza de Rachel un poco más cerca.

La diva sonríe contra la rubia y deja que su lengua salga a jugar, golpeando el clítoris de Quinn en hábiles acrobacias. Rachel es muy buena en esto, y lo sabe. Años de lecciones del control de la respiración resultaron tener beneficios que nunca podría haber imaginado cuando era una niña pequeña. Quinn, ciertamente, lo agradece, y se lo hace saber a Rachel en gemidos entrecortados y maldiciones entre dientes. La mano derecha de Rachel, que había estado acariciando el muslo de la ex-porrista, se mueve entre sus cuerpos, separando los pliegues de Quinn completamente hasta que puede deslizar dos dedos dentro de su prometida. Las caderas de Quinn se levantan del colchón y suelta un gemido largo y fuerte. Rachel intenta presionarla nuevamente, pero ella sabe por experiencia que es bastante inútil. Ella solo tiene que aguantar y superar el ritmo urgente de Quinn. Sus dedos se curvan y tiran de las paredes de Quinn, y puede sentirlas tensarse. Rachel sabe que ya está cerca, y vuelve a enroscar sus dedos, encontrando sin esfuerzo ese punto dulce que arrojará a Quinn al borde.

Los muslos de Quinn se tensan alrededor de sus hombros, y sus talones se clavan en la parte baja de la espalda de Rachel, pero a la diva no le importa el dolor. Quinn está cantando su nombre con esa voz ronca y sin aliento, y es su canción favorita. Sus dientes rozan el clítoris de Quinn mientras lo chupa, y con otro giro de sus dedos, el cuerpo de Quinn se inclina, tensándose y temblando en su orgasmo. Ella grita el nombre de Rachel al techo, y Rachel gime y mueve la lengua, lamiendo hasta el último placer de Quinn.

Finalmente, el cuerpo de Quinn se relaja bajo ella, y sus dedos se aflojan en el cabello de Rachel. De mala gana, la diva aleja su boca y saca los dedos de su húmedo y tembloroso refugio.

- Dios mío, eres magnífica - susurra la morena, asombrada al ver la piel enrojecida de Quinn, que brilla con su transpiración (porque Quinn no suda). Le encanta ver a la rubia de esta manera, abierta, confiada y hermosa debajo de ella.

Los abdominales de Quinn tiemblan con una risa silenciosa, y ella débilmente agarra los hombros de Rachel, instándola a levantarse.

- Eso lo digo yo - se las arregla para responder Quinn, entre bocanadas de aire, acercando a Rachel y besándola. - Te amo - dice cuando sus labios se separan.

- Por supuesto que sí. Soy increíble - bromea Rachel.

- Engreída - dice Quinn, poniendo los ojos en blanco. Rachel solo levanta los hombros y la rubia ríe y abraza a la pequeña diva con fuerza. Sus brazos se aflojan un poco cuando su respiración comienza a equilibrarse, y una rápida mirada a la cara de Quinn confirma que sus ojos están cerrados y una sonrisa suave y contenta curva sus labios. Rachel suspira y coloca su cabeza en el hueco del cuello de Quinn. Es agradable, estar así, tan agradable que Rachel casi puede olvidar su propia excitación insatisfecha. Esta noche es sobre Quinn, así que no tiene ninguna objeción si se quedan exactamente donde están.

- Mmm ... ¿Rachel? - murmura una adormilada Quinn

- ¿Sí, Quinn?

- Es hora de la venganza - ronronea, abalanzándose como un león y dejando a Rachel debajo de ella antes de que pueda siquiera procesar que Quinn está definitivamente despierta. La malvada sonrisa en esos labios hace estremecer a Rachel. Su cuerpo se reaviva, y ella se hunde en el colchón en completa rendición mientras un revoltijo de cabello rubio salvaje baja por su vientre. Oh, sí, va a ser una larga, ruidosa, fantástica noche, y Rachel no cambiaría NADA.


¡Estoy muriendo lentamente! esta es la primera vez que escribo escenas subidas de tono y me estoy volviendo LOCA. Casi no puedo, sentía la sangre subir hasta mis mejillas todo el tiempo. Pero bueno, al final lo hice, y quedé... satisfecha con el resultado. La pregunta es ¿Ustedes quedaron satisfechos? ¿Lo hice bien? ¿Algo que mejorar?

Esta es la traducción de la perfecta, emocional y graciosa serie de Fics "Don't Blink You Might Miss" de la talentosa escritora poetzproblem. Esta serie es una de las mejores que he tenido el placer de leer, y por eso no podía dejar que los lectores de habla hispana siguieran en la oscuridad. Así que, después de pedir la bendición de la autora... ¡Aquí estoy! Esperen el resto de la serie muy pronto.

Sobra decir que ni Glee ni ninguno de sus personajes nos pertenecen, a ninguna de las dos.

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