Él la amaba tanto que prefirió el infierno al cielo sólo por estar con ella.
En sus ojos no había ni el más mínimo indicio de humanidad; no podía haberlo. Él había elegido la oscuridad y sus alas ya eran negras... se alimentaba del dolor, del olor a sangre y de verla... era el príncipe de las tinieblas...
Ella era un ángel, el ángel más bello creado por Dios, sus manos reflejaban el dolor de todos aquellos a los que había querido salvar y no pudo, la lucha por la libertad y la vida...
Sólo había una cosa de la que nunca se separaría... su espada.
Aquella espada con alma propia que en silencio la amaba tanto... Nanatsusaya...
- Cuando todo esto acabe, ¿qué deseo pedirás Nanatsusaya? ¿Qué quieres?
- Cuando todo esto acabe, sólo quiero tocar tu pelo...
