Los personajes pertenecen a Craig Bartlett.

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Sabor cereza.

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Existen cosas que nadie puede saber aunque sea tu mejor amigo . Muchas cosas de las cuales aún no estás listo para hablar con toda libertad .

Y Arnold se hallaba en esa situación ; tenía un secreto que Gerald no podía saber .

Cuando el reloj marcaba las nueve de la noche y el pijama de algodón ya estaba listo para ser usado , Arnold despidió a su mejor amigo alegando cansancio severo .

—Quince años ya pesan ¿No? — bromeó golpeando su hombro — Bueno , descansa viejo

—Hasta mañana Gerald

Esperó a que las sombras envolvieran a su hermano del alma , cerró la ventana y se cambió .

El corazón comenzó a latir un poco más rápido . Los nervios invadieron su cabeza de balón hasta los pequeños pies sin consideración , las manos comenzaron a sudarle así que las alzó y manoteó como si espantara moscas . Por entre los dedos divisó una pequeña luz a lo lejos . Arnold contempló hechizado el tintinear de las estrellas que rodeaban a la luna.

De pronto una voz conocida lo invadió .

Buen día , cabeza de balón

Sonrió como idiota . Ni Ruth ni Lila habían logrado aquella expresión sincronizada de ojos y labios . Si sus amigos lo vieran le dirían cachorro faldero .

Arnold suspiró lleno de sentimientos encontrados dirigidos exclusivamente a cierta chica ruda : Helga , aunque su carácter fuera el mismo su aspecto físico había cambiado mucho . La pubertad acentuó las curvas propias de la mujer , su rostro se suavizó y su ceja (cortesía de Phoepe) fue dividida en dos . Pero el hecho de que no cambiara su forma de ser era lo que más le gustaba .

Helga no era como las demás .

—Helga — saboreó su nombre .

Apagó las luces y comenzó a contar las estrellas . Pronto el sueño se apoderó de él y cayó dormido .

Tal y como siempre sucedía . El parque se hallaba en primavera , el aire estaba perfumado por las pequeñas flores que crecían cerca del río .

Caminó admirando todo , desde la hoja que caía hasta el ave que intentaba alzar vuelo . Fue entonces que Arnold sintió la cereza en su boca , nunca sabía cómo aparecía , siempre se repetía que no debía distraerse para darse cuenta que ya se encontraba en sus papilas . Entendió que era necesario distraerse , de otra manera no aparecería la dulce fruta .

Siguió su camino hasta que la encontró sentada en una banca anotando en un pequeño cuaderno rosa Helga .

—¿Qué hay cabeza de balón?

— Helga

—No malgastes mi nombre

Su cabello de oro caía con suavidad sobre su espalda , como deseaba enredar sus dedos . Las manos le picaban por hacerlo .

—¿Mi beso? — volteó a verlo .

—¿¡Qué , qué!? — gritó sorprendido .

—Tienes tiempo que lo deseas ¿Por qué no me lo das?

—Hel-Helga

—Ven aquí bobo y prueba mis dulces labios je,je,je

Horrorizado presenció como la fémina voz se distorsionó hasta convertirse en la de su abuelo .

Al cual por cierto le dio los buenos días con un golpe en el mentón .

—¡Abuelo!

—Je,je,je pareces decepcionado ,hombre pequeño

—Ya estoy grande abuelo

—Lo sé— lo miró con ternura — Ya eres un hombre

—¿Y que haces aquí?— cambio de tema . Avergonzado .

—Ya es tarde , y creo que Helga no querrá que faltes

—¡Abuelo!

Luego de las burlas de su abuelo Arnold salió corriendo a la escuela .

—Parece que alguien se quedó dormido — se burló Helga cuando entró al salón . —¿Qué sucedió bobo , la leche tibia fue demasiado para ti?

Y todos rompieron en risas . El maestro encargado los silenció y lo mandó a sentarse .

—Helga , ¿Me das un poco de tu brillo , mis labios se sienten horribles? — susurró Phoepe .

—Aquí tienes

Y fue entonces cuando de nuevo desfiló frente a sus ojos el causante de sus peculiares sueños , el culpable de sentir aquel sabor en su boca .

El brillo labial sabor cereza que Helga aplicaba en sus labios .