Disclaimer: Los personajes que aparecen en el fic no me pertenecen. Hay personajes de creación propia como Rennie. La Saga Crepúsculo y sus personajes son propiedad del Stephenie Meyer. La historia siguiente tiene lugar después de Eclipse.

Prólogo

Hay quienes decían que era una leyenda, que los hombres-lobo no existen, así como sus enemigos, los chupasangres. Que son inventos del cine o la literatura para llenar las horas de vacío en el mundo real. Que la realidad siempre se impone. Él se reía de esa imposición. La única chica que había amado, había firmado feliz su sentencia de muerte. El mundo no seguía su equilibrio en la pequeña ciudad de Forks y sus alrededores. Si el destino era eso, él prefería no tomar parte. Olvidarse del mundo humano y vivir como el animal que era. Y de paso cargarse unos cuántos vampiros. Para siempre. Pero el pobre no tenía ni idea de la verdad. Puedes huir de tu destino, pero eso no evitara que te lo encuentres, con cara larga, esperándote con impaciencia y eso era justo lo que le estaba a punto de pasar.

1. Capturado

El lobo chocolate corría hasta la extenuación, hacía horas, días que no paraba, su cabezonería le llevaría a desmayarse, pero no le importaba "ella" había elegido a "él" y "él" le había dado las gracias e invitado a la boda. Tenía cojones la cosa. Pero no iba a pensar más en lo injusta que era la vida. Ahora sólo quería desaparecer. Estaba tan rabioso y se regodeaba tanto en la autocomparsión que no vió la trampa que le tendían.

Eran 7 vampiros. Los mejores de la guardia de los Volturis. Con Jane a la cabeza, le atacaron. Jake se defendió de manera impecable, pero había perdido fuerzas por la carrera y no había dormido. No fue rival. Lo dejaron inconsciente.

Si por ellos hubiese sido, ese perro estaría muerto pero no era lo que el amo quería. Aro estaba curioso y quería iniciar un nuevo experimento. Ese estúpido sólo estaba en el momento y lugar adecuados.

Con satisfacción, lo cargaron y fueron hasta el prado más cercano donde un helicóptero privado les esperaba. Hicieron una parada en Nueva York y se alimentaron con satisfacción en un centro de presos. Los reclusos eran sus presas favoritas, la mayoría eran tan cobardes que chillaban como cerdos y ya se sabe que el miedo hace que la sangre sea más deliciosa.

Aterrorizaron en Volterra, medio día más tarde. Ni siquiera se preocuparon en alimentarle. Ya lo haría la estúpida de Rennie que tanto amaba a los chuchos. Entraron en la gran sala donde un colorado Aro los saludó con su cortesía antigua. El viejo los esperaba con la panza llena. Hoy había degustado "Asiáticos" uno de sus platos favoritos. A su edad la Soja sentaba muy bien.

-¡Qué alegría!, ¿Como ha sido el viaje?-Los saludó con ademanes antiguos y su cara se encendió cuando vió que llevaban al gigantesco lobo-¿Es lo que creo que es?-La guardia asintió-Fabuloso. Hay tantos secretos que descubrir. Tantas curiosidades.
Rennie, querida, haz el favor de alimentarlo, necesito que esté consciente.

De entre las sombras emergió una hermosa mujer. Sus rizos dorados, sus ojos verdes y su facciones clásicas se curbaron en un gesto de repulsión.

-Es verdad, Rennie-Concedió Aro-Huele fatal, pero lo necesitamos vivo.

No era eso lo que Rennie pensaba. Ese lobo pronto comprendería que estaría mejor muerto que a manos de los Volturi.