Capítulo 1: Sólo por interés.
Era sexto año en el colegio Hogwarts de magia y hechicería y las cosas estaban así: los merodeadores eran los más populares del colegio, tanto por sus travesuras, como por su "extrema belleza" como le gustaba llamarle al club de fans. Ellos eran James Potter, Sirius Black, Remus Lupin y Peter Petegrew. Este último era conocido en realidad, sólo por sus travesuras, porque de belleza no tenía nada; y aún así, luego de hacer una travesura alegaba: "No quise hacerlo, es sólo que me dejé llevar" Pero bueno, siempre andaba con los otros tres merodeadores, así que, por asociación, era conocido como uno de ellos.
Había un pequeño grupito dentro del colegio, que no se dejaba llevar tan fácilmente por el encanto de los merodeadores; este estaba conformado por Lily Evans, una chica de 16 años, alta, blanca, pelirroja y con unos ojos verdes penetrantes. Su carácter era algo difícil de describir, aún para sus amigas. La chica era realmente simpática, inteligente, organizada, alegre, etc; sin embargo, parecía tener una especie de repugnancia hacia los merodeadores ( a excepción de Remus que era su amigo) y algunas veces le daban sus ataques de histeria cuando las cosas no le salían bien. La mejor amiga de ésta, era Evelyn Harper de 17 años; blanca, no muy alta, de cabello marrón claro, algo rizado y ojos avellana. Su carácter era fuerte cuando debía serlo; es decir, no se dejaba engañar por nada y no flaqueaba ante una situación difícil, era de esas personas capaces de mantener la compostura cuando algo se salía de control. Le gustaban casi todas las cosas, pero había una cosa que detestaba más que a nada: los rompecorazones. Luego, y por último, estaba Janet Turner de 16 años, blanca, de cabello largo, liso y amarillo y ojos color café. Ella si era muy distinta a las otras dos; era creída y molesta. Se sentía la única chica de Hogwarts, y por tanto, le gustaba que la trataran como tal, como una reina. Obviamente, le encantaban los merodeadores, sin embargo, delante de sus amigas daba a entender que quería asesinarlos. Todas ellas eran de Gryffindor.
Estaban a un mes de haber empezado el curso y por lo tanto no habían muchas parejas formadas aún; sin embargo, había un joven peculiar que no podía dormir por estar pensando en una chica.
¡Lo tengo! ¡lo tengo! – gritó James, en su cama, a las 6:30 de la mañana.
¡¿Puedes cerrar la boca, Cornamenta! – gritó Sirius. No era muy prudente despertarlo a esas horas de la mañana. Lo mejor era siempre, esperar a que se levantara y tomara un buen desayuno; después de eso, se convertía en el mismo Sirius de siempre. Pero James no podía esperar.
¿Qué pasa James? – dijo Remus, esbozando un bostezo.
Peter ni se molestó en contestar, simplemente ignoró a James, se dio media vuelta y continuó durmiendo.
Chicos, tengo un plan.
Yo también tengo un plan, si no te callas y me dejas dormir, te voy a agarrar y voy a meter tu cabeza en el inodoro y...
Canuto, Canuto, Canuto, de buen humor como siempre. – lo interrumpió Remus, antes de que dijera algo mal sonante.
¡Es en serio! Al fin se me ocurrió algo para conquistar a Janet.
¿Desde cuando tienes que pensar en algo? Siempre te les acercas a las chicas, usas tu encanto de merodeador y listo, caen rendidas a tus pies. – dijo Sirius, cuando al fin se resignó de que ya no podría continuar durmiendo.
Sí, pero esta vez quiero que sea diferente, quiero que sea algo verdadero.
Lunático, creo que mejor llevamos a nuestro amigo a la enfermería, porque ya se le cruzaron los cables.
Basta Sirius, me parece bien que James quiera algo en serio en esta ocasión.
¡Qué traidor que me saliste! – dijo Sirius con un fingido tono de indignación. – Ahora te pones de su lado.
Les agradecería que no hablaran de mí como si no estuviera aquí. – dijo James enojado.
¿Nuestro Jamsie Pooh se puso bravito? – dijo Sirius, hablando como un bebé.
Voy a hacer como que no oí eso.
Bueno, bueno, dejen de discutir. James, ya nos levantaste temprano, ahora cuéntanos tu plan. – dijo Remus, para evitar que se hiciera más grande la pelea.
Ah sí. Pretendo ponerlo en marcha hoy, así que escuchen bien. Lily me va a ayudar.
¿Evans?
Sí.
¿Evans te va a ayudar? – dijo incrédulo, Sirius.
Sí.
¿Se lo pediste? – preguntó esta vez Remus.
No. Eso es lo mejor del plan, me va a ayudar sin siquiera saberlo. Me voy a hacer amigo de ella y le sacaré información sobre Janet, para llegar a ella como más le guste.
No lo sé cornamenta. Dudo que sea tan fácil acercarte a Evans, ya sabes como es ella.
Sirius tiene razón, James, ella es una chica inteligente, además, sabes como te odia.
¡Bravo! Remusín regresó a mi bando. – dijo Sirius, aplaudiendo.
Cállate Canuto.
¿Entonces no les gustó el plan?
James, creo que lo mejor sería llegar a Janet directamente.
¿Por qué?
Porque Lily no es cualquiera y la vas a lastimar. Va a pensar que la estás conquistando, cuando en realidad la estás utilizando. – Intervino Peter por primera vez. Muy pocas veces decía cosas inteligentes, y cuando lo hacía, ni siquiera se daba cuenta.
Colagusano, cierra la boca y duerme, ¿quieres? – dijo James ignorando el comentario. – Miren, me importa un comino lo que pase con Lily; mi objetivo es Janet, y si en el camino lastimo a alguien, allá ese alguien. – dijo enojado porque sus amigos no lo apoyaran. Decidió actuar por su cuenta, así que retiró de su habitación y fue a buscar a Lily.
¡Oh, Remus, nuestro James está creciendo!
Cierra la boca Sirius, mejor bajemos a desayunar que te hace falta.
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James caminaba por la sala común, y mientras tanto iba pensando la mejor manera de amigarse con Lily, sin embargo, no tuvo tiempo.
¡Hey, Evans!
Potter. – dijo Lily con fastidio.
Deberías estar feliz de verme. – dijo James con su típico tono presumido y prepotente.
En realidad me dan ganas de... mejor no lo digo, es muy asqueroso.
Está bien que no me quieras decir la verdad, pero yo sé que para cualquiera sería un honor hablar, o mejor dicho, que la vean hablando con un merodeador.
Me descubriste, sólo que tuviste un pequeñísimo error, en lugar de honor, para mí es vergüenza. Así que, ya sé que tú no tienes nada mejor que hacer que conquistar a la primera persona que ves, pero yo sí, como ir a clases. Adiós. – dijo con un pronunciado tono de ira.
¡Espera! En realidad te estaba buscando para pedirte ayuda.
¡Lástima! tengo mi agenda llena.
No, en serio. No me ha ido nada bien en transformaciones y el profesor Clement está harto de que cada vez que me mande a transformar una copa en rata, yo la reviente o la convierta en una snitch. – dijo con honestidad.
Con esa obsesión tuya por el Quiddittch, no me sorprende.
¿Entonces? ¿me vas a ayudar?
Mira Potter, tu historia fue muy conmovedora, pero no gracias.
Entonces perderemos puntos hasta que no queden más en el reloj.
Si había algo que preocupara mucho a Lily, era el asunto de los puntos de las casas, y para mala suerte de la joven, James lo sabía.
¿Me estás chantajeando?
No, sólo digo la verdad. – dijo en tono inocente.
Mañana a las seis en punto, en la biblioteca. – dijo a regañadientes.
¡De acuerdo!
Lily ya había comenzado a marcharse, pero agregó algo más.
Potter, se me olvidaba decirte algo.
Que fue un honor que te pidiera ayuda, lo sé.
No, que dejes tu ego en la habitación mañana, porque ocuparía mucho espacio en la biblioteca. – dijo irónicamente, y luego terminó de marcharse.
Paso número uno, listo. – se dijo James a sí mismo.
El resto del día fue muy aburrido para todos los alumnos, excepto para los merodeadores. A James se le había olvidado que estaba "enojado" con sus amigos, así que, naturalmente, hicieron de las suyas en las clases. En pociones, les mandaron a hacer una poción para darle brillo y sedosidad al cabello. Los merodeadores se las arreglaron para dañar la poción de Snape, provocando que su cabello cambiara de color y de peinado constantemente. Pasaba desde un cabello amarillo, rizado y con lazo, hasta cabello negro con trenzas. Luego, en clase de adivinación, lograron hechizar la bola de cristal de Lucius Malfoy, para que, en vez de mostrar el futuro, mostrara el pasado. Todos los alumnos se entretuvieron viéndolo de bebé, tirado en el suelo, en pañales, y jugando con una muñeca.
Así se pasó el resto del día; sin embargo, como toda acción tiene consecuencias, a Gryffindor le bajaron 120 puntos en total.
Al día siguiente, bajaron a desayunar a la hora normal, por lo que Sirius estaba de buenas. En el gran comedor, James no paraba de ver a Janet, quien estaba sentada con su grupo de amigas.
¡Hey Cornamenta! recoge esa baba. – dijo Sirius.
Pero es que mírala Canuto, es tan linda.
Sí, si, si, casi todo el colegio lo dice.
Sí, pero yo soy un merodeador y te aseguro que me va a escoger a mí. – dijo en tono seguro.
¿Y qué, ya pusiste tu plan en marcha? – preguntó Remus.
Sí, ayer a primera hora fui a hablar con Evans y le pedí ayuda en transformaciones.
¿Y cómo reaccionó?
Con naturalidad; me dijo que tenía su agenda ocupada y que le daba vergüenza que la vieran conmigo.
Vaya que si te funcionó. – dijo Sirius con sarcasmo.
No, pero entonces saqué mi arma secreta.
¡¿Tienes un arma secreta y no me la has enseñado! – dijo indignado.
No te hagas el tonto.
No se hace, le sale del fondo de su alma. – dijo Remus.
¡Oye! Otra vez te cambiaste de bando. ¡Decídete lunático!
Cállense los dos. – dijo James impaciente. – Mi arma secreta fue chantajearla con la pérdida de puntos. Escuché por ahí que está obsesionada con eso, así que le dije que si no me ayudaba, me quitarían puntos en clase.
Igual te los quitan por tus travesuras. – alegó Peter.
"Nuestras" travesuras, querrás decir.
Yo no las quiero hacer, es sólo que... me dejo llevar.
Cierra la boca, Colagusano. En fin, aceptó darme unas clases hoy en la biblioteca. Un paso menos para llegar a mi objetivo.
Te felicito. – dijo Remus con fastidio.
¡No me salgas otra vez con que la voy a lastimar!
Cornamenta, Lily es mi amiga, no puedo creer que vayas a hacer esto.
No es tan malo como lo pones, Lunático. Me estoy haciendo su amigo para llegar a otra. No veo el gran problema.
Olvídalo James, sólo espero que ni tú ni ella salgan lastimados.
Después de desayunar, el día transcurrió normalmente. Lily estaba evitando encontrarse con James por los pasillos, y le había salido bien, hasta las 5:00 de la tarde, cuando salían de transformaciones.
Evans, me fue horrible hoy, creo que cada día empeoro. Suerte que me vas a dar clases. Bueno, nos vemos a las seis. Adiós.
En todo eso, Lily no dijo una palabra, sino que se sonrojó hasta las orejas. Sus amigas habían escuchado todo y sabía que le esperaba un interrogatorio al llegar a la habitación. Todos los días hablaba pestes de los merodeadores (a excepción de Remus), y ahora le iba a dar clases a uno de ellos; era lógico la intriga de sus amigas.
Una vez que llegaron a su habitación:
¡Potter!
Lo sé, lo sé, es un engreído, pero...
¡Pero nada! ¡Es Potter! – gritaba Janet como una histérica. Pero dentro de sí, deseaba cambiar papeles con Lily.
Janet, cálmate un poco, la pobre Lily de seguro no tuvo más opción. – intervino Evelyn.
Exacto, era eso o perder la copa de la casa...
¿Hiciste eso por la copa de la casa? – dijo Evelyn incrédula.
Sí. Ustedes saben como soy yo; sólo nos quedan dos años aquí y sólo hemos ganado en una ocasión, en primer año, cuando los merodeadores aún no dominaban el colegio. – dijo con un pronunciado tono de asco.
Pero lils, eso no lo justifica, ¡Es Potter! Es un rompecorazones como todos sus amigos.
¡Ya lo sé! Lo siento, pero ya me comprometí.
Bueno, bueno, dejemos esta charlita tan agobiante. Desde hace rato me estoy sintiendo algo enferma así que, como Lily tiene que ir a la biblioteca a enseñar a su nuevo amigo – dijo Janet celosa – tendrás que quedarte conmigo, Evelyn.
¿Qué? Pero...
Pero nada, necesito a alguien que me cuide, ¿para qué estás los amigos si no?
Está bien, Janet, ve a recostarte.
¿Entonces no están molestas chicas?
No Lily, qué le vamos a hacer, una persona digna no rompe un compromiso, así que tienes que estar en la biblioteca puntual.
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En la habitación de los chicos, James llevaba media hora en el baño, bañándose y peinándose.
¡Hey, Cornamenta! ¡¿hasta cuándo! – gritaba Sirius, golpeando la puerta.
¡Ya voy! Tú siempre estás una hora con tus baños de tina.
Sí, pero soy Sirius Black, tengo que cuidar de mi cuerpo. – dijo orgulloso – pero tú sólo eres... james.
¿Y qué insinúas con eso? – dijo cuando por fin salió.
Chicos, chicos, por una vez en su vida podrían dejar de discutir? – dijo Remus.
No es una discusión, es una charla algo agresiva, ¿cierto Cornamenta?
Cierto, ¿pero qué insinuabas?
Olvídalo. ¿Por qué te arreglas tanto? Vas a estudiar nada más, a no ser, claro, que pretendas hacer algo más con Evans...
¡Cierra la boca Canuto! Ya te dije que la voy a utilizar para llegar a Janet.
Si tu lo dices...
Sí. ¿Y ustedes qué van a hacer?
Yo tengo una cita con una chica de Huffelpuff. – contestó Sirius.
Yo, a diferencia de ustedes, no consigo una chica cada semana, así que iré a caminar por ahí o a estudiar. – dijo Remus.
¡Esos celos Lunático! Cualquiera diría que te gusta andar sólo.
No, pero prefiero eso a estar con alguien que ni sé su nombre.
¡Yo sí sé su nombre! – dijo Sirius indignado. – se llama Jen... Jenni... Jenny, ¡Se llama Jenny!
Claro, claro, mándale mis saludos.
Bueno chicos, yo me voy, no quiero que Evans me tilde también de impuntual.
Entonces Remusín y yo vamos a caminar un rato.
Preferiría ir solo.
¿No quieres ir conmigo? – dijo Sirius, "afligido" – ¿Vas a rechazar esta invitación?
No Canuto, lo que sea para no escuchar más tus tonterías.
Y como habían cuadrado, eso hicieron. James se fue a la biblioteca a esperar por Lily, Sirius y Remus se fueron a pasear por los jardines y Peter... ni rastro de él; debía de andar por ahí dando lástima.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-En la biblioteca.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Lily entró, con su libro, pergamino y pluma; deseaba con toda su alma que James la hubiese dejado plantada, pero no sucedió, allí estaba él, elegante y con esa mirada de orgullo que permanecía siempre.
Hasta que llegaste, Evans. – dijo prepotente.
Cierra la boca y pon atención. – dijo histérica.
Y si cierro la boca, ¿cómo pregunto?
La abres sólo para preguntar.
¿Y para responder?
También. – dijo Lily, quien ya estaba perdiendo la paciencia.
¿Y para decirte en qué tengo problemas?
¡Potter! Se me está terminando la paciencia.
Yo te presto un poco si quieres. – le dijo en tono chocante.
Paso número uno para transformar un objeto en otro... – comenzó con la clase, decidida a no perder tiempo.
No muy lejos de allí, Remus caminaba, seguido por Sirius, quien no paraba de hablar y de decir bromas. Desgraciadamente, tuvieron un encuentro, no muy satisfactorio.
Miren quienes están aquí. – Eran Lucius y sus amigos (entre ellos Severus), y más atrás llegaban Narcissa y compañeras.
Entre el último grupo, Remus distinguió a una chica de la que había estado pendiente desde comienzos de curso, se llamaba Sheila Robertson, era blanca, alta, de cabello negro azabache y unos ojos azul cielo. Remus le sonrió, pero ella le contestó volteando los ojos.
¡Malfoy! Pensé que estarías jugando con tus muñequitas. – dijo Sirius.
¡Cierra la boca! – gritó Lucius, al tiempo en que se abalanzaba sobre Sirius, pero éste reaccionó más rápido y le lanzó un golpe en la nariz, tirándolo al suelo.
En eso, Remus tomó a su amigo haciendo que se calmara.
No vale la pena, vámonos.
¡No sabía que había una niña entre los merodeadores! – gritó Zabini, mientras ayudaba a levantar a Lucius. Esa fue la gota que derramó el vaso.
Remus perdió los estribos y tomó a Zabini por la túnica, dispuesto a golpearlo, pero en ese instante, divisó la mirada nerviosa de Sheila, y se arrepintió. No quería dar una mala impresión en su primera vez, así que lo arrojó también al suelo bruscamente.
No, no en frente de ellas.
Se dio la media vuelta y se fue, a Sirius, atónito, no le quedó más que seguirlo.
¡Me las pagarás! – gritó Zabini, a lo lejos.
Lunático, pellízcame, debo estar soñando. ¡Tenías a un Slytherin frente a ti y no lo golpeaste!
No era preciso hacerlo frente a las chicas. – dijo, encogiendo los hombros.
Te recuerdo que "las chicas" eran mi prima y sus amigas, que bien sabes, son igual que los chicos, si no peores.
Bueno, no me pareció de caballeros hacerlo allí.
Remus, Remus, Remus, creo que te estás enfermando, mejor te dejo sólo para que descanses, además, tengo que ir a mi cita.
Ah sí, con esa tal Jenny. Te lo digo canuto, un día encontrarás a la chica perfecta y ella no va a confiar en ti.
Eso no pasará, soy muy exigente en esas cosas.
Si tú lo dices; mejor vete, así no te seguirás burlando de mí.
No te acostumbres, en la noche tendré suficiente tiempo. – dijo mientras se iba.
Ay, Sirius, eres imposible.
De regreso a la biblioteca, después de una hora trabajando arduamente, porque había que admitirlo, James se había esforzado, terminaron los estudios y James comenzó a hablar.
¡Al fin! Eres una gran maestra.
Sí, si, como digas.
Es en serio. Pero necesito descansar, así que voy a aprovechar para contarte algo. Quiero hacerle una broma a los Slytherins; quiero llenarles la sala común de insectos mágicos, el único problema es que no sé cuales serían buenos. ¿Se te ocurre alguno?
Olvídalo, Potter, no te pienso ayudar en tus cochinadas para que nos quiten mas puntos, ¡así que ni lo pienses!
James simplemente ignoró el comentario y comenzó a imitar a Lucius corriendo como una niña. Lily no tuvo otra que echarse a reír; realmente James lo imitaba muy bien.
¿Te lo imaginas? Sería genial, pero no soy tan inteligente como tú, así que no sé qué puedo usar. ¿Me vas a ayudar?
No lo sé, yo...
¡Será divertido! Mira.
Y volvió a imitarlo, pero ésta vez imitó también a Snape. Hicieron tanto ruido, entre gritos y risas, que la profesora Jefferson los tuvo que regañar y casi los echa.
¿Lo ves? Vamos, te divertirás, yo me divertiré, todos salimos ganando, además tú sabes que cuando un merodeador hace una gran broma, no deja rastros de quien fue, así que no te preocupes por los puntos, no tendrán pruebas para acusarnos.
Bueno... lo pensaré.
Está bien. Otra cosa, necesito más clases; esta fue perfecta, pero necesito aprender más.
¿Qué? ¿Por qué?
Porque una hora no fue suficiente. ¿Mañana a las seis?
Potter, no creo que...
¡Genial! Entonces nos vemos, adiós. – dijo James, dejando a Lily sin palabras.
En ese momento entró Evelyn, con una cara de funeral que no podía con ella.
¿Dónde te habías metido? – le preguntó Lily.
¡Esa Janet es una calamidad! Desde que te fuiste no ha parado de darme órdenes. "Tráeme una vaso de agua" "hazme una sopa mágica" "pon algo de música" "Dame algo más de comer que esa estúpida sopa no me alimentó nada" ¡Me tiene harta! Si no fuera porque está enferma, te juro que...
Calma, calma, vamos a la habitación, yo te ayudo.
¡No! No quiero verla más, ya tuve suficiente por hoy; además, tengo que hacer mis deberes, que con tanto ajetreo no he hecho nada.
De acuerdo, ahora me toca a mí, nos vemos en la habitación.
Lily se fue, dejando a una muy estresada Evelyn haciendo sus deberes. Mientras ella abría su libro de historia de la magia, entró Sirius con ese caminar tan característico. Como su cita no había llegado aún, Sirius no desaprovechó la oportunidad de coquetear con una chica linda.
Hola preciosa, tú debes ser... debes ser... tú eres... – intentaba descubrirlo mientras chasqueaba los dedos.
¡Evelyn! Y tú debes ser Sirius Black.
Sí. – dijo en tono orgulloso.
Se hablan muchas "cosas" de ti, ¿sabes?
Sí, lo sé, mi grupo de fans es imposible; no pueden pasar un minuto sin mencionar mi nombre.
No me refería a eso, pero en fin, tengo deberes pendientes, así que...
No pudo terminar de hablar, porque en eso entró a la biblioteca una hermosa y sensual chica de Huffelpuff; era morena, alta, con unos ojos penetrantes negros.
Hola Sirius... – le dijo seductoramente.
Tengo que irme, Evelyn, estudia mucho. – le dijo a la chica – hola Jenny. – ahora a Jennifer.
Con que ya me llamas cariñosamente, ¿eh?
¿Qué dices?
El diminutivo de Jennifer.
¡Ah, claro! Te queda mejor Jenny. – dijo también seductoramente para ocultar el hecho de que en realidad nunca se preocupó mucho por saber su nombre.
Y sin más ni más se fueron a una mesa lejana. Evelyn, que observaba la escena con asco, tuvo la oportunidad de comprobar que Sirius era el típico rompecorazones que ella odiaba... ¡ni siquiera sabía su nombre! – pensó. Pero eso ya era asunto de ellos; trató de olvidar la escena y continuó haciendo sus labores.
Veinte minutos después, logró terminar sus deberes de historia de la magia, pero había olvidado que también tenía deberes de herbología, así que, naturalmente, dejó su libro. Molesta consigo misma por aquél descuido, se levantó y se dirigió a la sección de la biblioteca correspondiente; sin embargo, encontró algo más que libros en esa sección. Encontró a Sirius y Jennifer besándose "calurosamente". Intentó retroceder antes de que la vieran, pero como siempre ocurre en toda situación incómoda, Evelyn se tropezó y tumbó del estante, por lo menos la mitad de los libros que estaban allí.
Lo siento... – dijo totalmente avergonzada. – no quería interrumpir su... lo siento
No, yo lo siento, este no es lugar para hacer "eso". – dijo Sirius, igual de avergonzado que ella.
No, no me interesa lo que hacían, yo sólo vine a buscar un libro, no quería interrumpir. Ya me voy, sigan haciendo... lo que estaban haciendo.
Tomó un libro cualquiera y rápidamente salió de allí, enrojecida hasta las orejas; en realidad el libro "mil pociones y un hechizo" que fue el que tomó, no le servía absolutamente para nada, pero con tal de salir de esa situación incómoda, cualquier cosa estaba bien.
Sirius, por su lado, no sentía ganas de continuar besándose con Jennifer.
Ehhh... debo irme, se me hizo tarde.
¿Qué? ¿Me vas a dejar sola aquí?
Lo siento. – dijo, y se marchó a la habitación.
Una vez allá, y por su cara, sus amigos se apresuraron en preguntarle lo ocurrido.
Canuto, cambia esa cara. ¿Qué, te dejaron plantado? – preguntó James.
No.
¿Entonces? – preguntó Remus.
Pasó algo extraño.
Bueno, cuenta.
Cuando llegué a la biblioteca, estaba una tal Evelyn, que si mal no recuerdo es amiga de Evans y Turner. – al escuchar la segunda, James se estremeció. – Charlé un rato con ella y luego llegó Jennifer.
¡Ajá! No te sabías su nombre, ¡lo sabía! – dijo Remus, triunfante.
¡Por supuesto que sí! Es sólo que Jenny le queda mejor.
Sí, claro, no eres bueno para mentir Canuto.
Piensa lo que quieras. Como iba diciendo, llegó Jennifer y nos fuimos a hacer nuestras cosas.
¿Cosas? – preguntó James. Obviamente ya él sabía a qué se refería, pero le encantaba ver a Sirius nervioso al hablar de ese tema.
Sí, Cornamenta, las cosas que hacemos las parejas.
Cosas que hacen las parejas...
¡Nos estábamos besando! ¿entiendes?
¡Ah, claro! Cómo no se me ocurrió antes...
Bueno, mientras hacíamos eso, en la sección de herbología, llegó Evelyn.
¿Y? – preguntaron a dúo ambos merodeadores.
Pues, se tropezó e hizo mucha bulla; yo me detuve, ella se disculpó, yo también y luego se fue.
Todavía no le encuentro significado a tu cara de perro muerto... y no te ofendas. – agregó Remus al recordar que él era un perro.
¿No lo ven? No me sentí cómodo, así que dejé a Jennifer.
¿Por qué? – preguntó James incrédulo.
No lo sé, talvez no debí besarme con esa chica en la biblioteca, frente a... todos.
¿Y desde cuando te importa?
No lo sé, probablemente la incomodó y...
¡No puede ser! – gritó James. – Sirius se está enamorando.
¡No es cierto! – gritó el aludido.
Canuto, debes tomar en cuenta que nunca antes te había importado que alguien te viera haciendo esas cosas.
No, ¡olvídenlo! No me estoy enamorando. Mañana saldré con Jennifer de nuevo y punto final del asunto. Mejor... cambiemos el tema; ¿qué tal va la cosa con Evans, Cornamenta?
Mejor de lo que esperaba. Me va a ayudar a hacerles una broma a los Slytherins, la de los insectos mágicos, y mañana me dará otra clase.
¿Y? ¿Qué averiguaste de Turner?
Nada.
¿Nada? – preguntó Remus.
Oigan, yo sé que no tengo sentimientos, pero tampoco son tan rústico. Qué le iba a decir en nuestro primer día? "Hey Evans, qué tal, qué me puedes decir de Janet"
Cierto. ¿sabes Cornamenta? A veces te subestimo. En realidad pensaste.
¿Se supone que eso es un cumplido Lunático?
En cierta forma.
¡Vaya que forma! ¿Y tú qué hiciste cuando me fui?
¡No lo recordaba! – gritó emocionado Sirius – No te has enterado de las últimas noticias. A nuestro amigo le dio un ataque de caballerosidad con mi prima y sus amigas.
Cállate Canuto. – dijo Remus.
¿Un ataque de caballerosidad? – preguntó James, que aún no entendía el asunto.
Sí. En el jardín nos encontramos con Malfoy, Snivellus, Zabini y otros, y también con Narcissa y su grupito. Yo golpeé a Malfoy porque me amenazó y luego Remus estuvo a punto de golpear a Zabini, pero dijo que no frente a las chicas.
¡¿Qué! Lunático, ¿Tuviste a un Slytherin entre tus manos y lo dejaste ir?
¿Quieren dejarme en paz? – dijo con fastidio – No me pareció el momento adecuado.
¡¿Y cuál momento es más adecuado que el momento en que te insultan! – dijo Sirius.
Las cosas no se resuelven así, se resuelven uno a uno, y no frente a todo el colegio. – dijo Remus con la poca paciencia que le quedaba. No podía admitir que era por no desilusionar a una chica, porque sabía que sus amigos no dejarían de fastidiarlo hasta que muriera.
¡Todo el colegio! ¡Eran Narcissa y sus amigas!
¡No puedo creer que sean tan inmaduros! Me voy a dormir, pierdo el tiempo hablando con ustedes. Y ya supérenlo, eso fue hace como tres horas. – dijo finalmente enojado; recogió sus cosas y se acostó a dormir.
Creo que el licántropo se molestó. – dijo Peter, que acababa de entrar en la habitación.
¿En serio Colagusano? Vaya que eres inteligente. – dijo Sirius de mal humor. Él, al igual que James, sabía que cuando Remus se molestaba, es porque habían abusado con las burlas y los chistes, ya que, si había alguien que tuviera paciencia, ese era Remus.
¿Qué le hicieron ahora?
No te importa. Por cierto, ¿Dónde estabas? – preguntó James.
Estaba ayudando al profesor Clement a limpiar los calderos.
¿Qué? Eso no es digno de un merodeador. Creo que tendremos que excluirte del grupo.
¡No! Yo no quería hacerlo, es sólo que...
Que te dejaste llevar, sí, ya sabemos la historia. Hipotéticamente hablando ¿Si un ser malvado te dice si quieres unirte a él para matar a todos los magos y apoderarte del mundo por las malas, te vas a dejar llevar? – preguntó James.
¿Quién haría tal cosa?
Responde.
Por supuesto que no.
Eso espero. Espero que no nos salgas con la misma excusa tuya. – dijo Sirius en tono de advertencia.
Pero es que ustedes no entienden, yo soy algo feo, y algo tonto, entonces la gente se aprovecha de mí y...
Cierra la boca Colagusano, no empieces a dar lástima y vete a dormir.
FIN
