Disclaimer: Todo es mera coincidencia. Yo no gano nada con esto, lo hago por devoción a la eternidad xD.

Margot

… Vampire Tragedy.

"…Después de todo, con el paso del tiempo, nos volvemos más como somos…"

Dedicado a Elena, que fue quien me indujo al vicio (para variar XD), pa el Hugues que fue el primero de la bola en leer uno de la serie, pa Feli que yo se que le encantará, pa snade que es mi comentarista oficial en opiniones de la serie y pa la Belén que es la primera en leer mis FF xD.

(N/A: Una admiración muy personal de quienes han leído toda la serie, exhortándolos a que presten los libros xD! No tengo capital para los dos que me faltan ¬¬ )

Soledad. Me costaba recordar dónde estaba aún, era como un remolino de información en la cabeza, y es que, después de todo, en verdad era un remolino de información en un mismo momento. Mi guarida, silenciosa, lejos de ser un hogar, un escondite¿Qué más podía ambicionar¿No me había agasajado ya con los lujos más extravagantes e inimaginables? Claro que sí. Pero, de igual forma, había sufrido la humillación y degrado más cruel… Sólo quería saber qué era del mundo en esa actualidad ¿No?

Me deslicé hacia el exterior del ataúd, imperceptible, como una sombra, flotando en mi entorno, despacio, la noción del tiempo había cambiado demasiado, mis movimientos, como en muchos otros eran veloces, tan lejos de lo humano… Con los andares calmados, monótonos, una especial gracia en el movimiento corporal. Permanecí en pie plantada enfrente del ataúd, brazos cruzados, con la mirada clavada a ningún lugar fijo, intentaba agrupar todo lo que había sucedido desde mi aparición.

Imposible, tal parecía que no me apetecía recordar, me mordí el labio inferior a la vez que cerraba los ojos. Silencio. Como en un galope, las voces empezaron a girar en mi entorno¡Qué diferente sonaba el mundo! Había un murmullo constante, todo el tiempo, acompañado de ese grave sonar del mundo electrónico, como un zumbido de una abeja en los campos… Una imagen casi llegó a mi memoria. Era tan curioso, había una información total, una organización clínica, todo me parecía muy clínico, pero a la vez no podía evitar mi aborrecimiento por ese colorear metálico de todos lados¡Pero la gente, la gente seguía siendo tan exquisita como siempre, con sus andares despreocupados, su desinterés, su hermosura irresistible, sus voces cálidas, pero como nunca, su indiferencia. Mil veces pensé que ahora mi perfil no podía ser más inhumano, pero al contrario, era lo que me hacía verme humana. Cuánto había admirado a esas joviales figuras que con cosméticos se asemejaban superficialmente a mí, con su faz pálida, sus delgadas figuras y movimientos flotantes, sus cabellos oscuros, el amor por el terciopelo y el negro… Si, todo era amor.

Abrí los ojos, miré nuevamente sin dirección, había algo muy peculiar en el lugar igualmente… No podía sentir… No podía presenciar… No percibía esa sensación de que no estaba sola. Algo andaba mal, algo había pasado¡No podía recordarlo!

Volví en mí cuando la sensación de la sed fue la primera en aparecerme ¿Hace cuánto que no había bebido? Una noche anterior, la primera vez en bastante tiempo ¿Pero cuánto? Dejé de torturarme a la vez que entornaba el mausoleo, salí invisible a miradas, caminé sin importarme a dónde, si en verdad hubo miradas las pasé por alto.

Aparté el pensamiento de la sed de mi mente¿Cómo podía pensar en algo tan vulgar ante un panorama como aquél? Vulgar. Me repetí con una risita irónica.

En esos momentos me impedía mirar los aparatos y anuncios espectaculares, les había dedicado ya su tiempo ¿no? Ahora sólo quería mirar a la multitud, perderme en ella, como si pudiese tragarme y simplemente desaparecer… Sus pensamientos eran transparentes, incoloros y sólidos, quise penetrar en cada uno de ellos, pero me detuve.

Me recorrió un escalofrío de pies a cabeza, a la vez que me daba una punzada en el pecho, una sensación que me dejaba sin aire a la vez que no podía decir nada, giré sobre las puntas de mis botas de terciopelo negro y me dirigí al lado contrario de donde iba la multitud, la luz, quería huir de la luz sin ninguna razón.

Llegué, o al menos me detuve en ningún lugar. Ahí todas las casas eran una replica de la anterior, con sus tejados rectangulares y sus jardines conectados por arbustos.

El delicado contorno de las cosas me deleitó como en tantas otras veces, los tablones de madera artificial colocados horizontalmente, blancos y resplandecientes. No había ni una sola alma por los jardines o las banquetas cementadas, sentí un poco de ansiedad.

Tras una ventana de un piso superior al que yo estaba plantada, una tenue luz inundaba de púrpura una habitación, de paredes pálidas y tapizadas de recortes e imágenes. Nuevamente una imagen casi acudía a mi memoria, sacudí la cabeza como si de eso se tratara para olvidar o apartar los recuerdos de mi mente, miré al suelo, contemplé un momento mis botas y luego mis manos, enguantadas de cuero púrpura… ¿Eran tan evidentes mis uñas acristaladas? Yo creo que si.

Con un saltó gatuno llegué al borde de la ventana y dejé que la luz me bañara por completo, me embelecé mientras cerraba los ojos para tener una mejor imagen de lo que sucedía, aparté voces y pensamientos de lugares alejados para quedarme con la quietud de la noche ¡Contemplar la luna me traía tanta nostalgia! Lágrimas sanguinolentas se acumularon en mis ojos, los cerré por un profundo instante mientras apartaba mi vista de la luna, tranquilidad al abrirlos de nuevo.

Un sonido tenor de cuerdas llegó a mis oídos, acompañado de ese grave zumbido… Cuerdas, sin duda, podía sentir sus vibraciones por todo mi cuerpo, cada raspar era una nueva sacudida a mi esencia, un sonido constante y sustancioso, seguido de una tierna voz que entonaba perfectamente con el instrumento. Una guitarra. Quise impedir que la sensación me embelezara, pero ya era tarde. Me consumí con el instrumento, con sus compases y vibraciones, cómo lo maldecía, a aquél instrumento y a todos los que tuvieron cuerdas antes que él. Lo amaba, era lo cierto.

Finalmente la incertidumbre, todo era silencio exceptuando ese zumbido electrónico, bufé en desolación. ¿Es que no se daba cuenta que yo estaba ahí sentada? Claro que si.

Sentí la sedosa cortina recorrerme la espalda, tan seductoramente como recordaba que era esa sensación, me vi obligada a voltear, entonces lo vi de nuevo.

Sus afiladas facciones, sus pobladas cejas que ahora se arqueaban, sus pálidos labios rosados en una monótona expresión, llenos de esa inquietud humana, y sus ojos, sus pardos ojos mirándome de hito en hito en silencio. Sus cabellos, negros y largos, no tanto como los míos, ni como los hombres lo usaban en esa época¡Cómo cambiaban las cosas y volvían en otros tiempos para volver a irse! Las puntas le tocaban el final del pálido cuello, irresistible. Sin darme cuenta me hallaba tocando una de sus mejillas, en una caricia fugaz para volver en mí misma.

— Volviste…— Dijo más como un suspiro que como una expresión… Me hallé aún sentada en la ventana, pero con los pies en la habitación. Negro, su atuendo en lo absoluto, entonces me detuve a mirar el mío. Como aquellos corsés de épocas pasadas, pero mil veces más fino e irregular. Púrpura y negro, colores que en conjunto me fascinaban, la cintura perfectamente marcada para dar paso a la falda, en picos, como en una estrella incandescente o un girasol maduro totalmente abierto. Los tirantes, muy finos y un escote ovalado. ¡Cuándo me había siquiera imaginado así!

Me recargué en un borde de la ventana a la vez que flexionaba mis piernas para dejar mis pies en el borde contrario. Lo miré ávidamente.

Nuevamente comenzó a tocar, pero era para mí, lo supe de inmediato. Notas más largas y suaves, graves… Recordaban a la nostalgia y a la adversidad de las cosas. Me hizo un nudo en la garganta.

Notas agudas entonaban desesperación y aumentaban mi vacío interior. «Para, para.» Intentaba decir pero no podía articular palabra. En verdad no quería que parara, me dolía que supiera cuánto podía absorberme esa melodía, sin embargo también amaba que lo supiera.

Dos amantes, fue lo primero que me vino a la cabeza cuando quise ver qué era aquel cuadro, si, como dos prófugos y consumidos amantes a la luz mortecina de la luna…

Me consumí de nuevo en la melodía, cerré los ojos, era como una sucesión de hechos, una historia. No podía unirlo todo de momento, me dejé arrastrar. Temor, pánico, frustración, felicidad, destino incierto, melancolía, desesperanza… ¿Cómo podía saber a tantas cosas una misma melodía? Finalizó con una larga y apagada nota.

— Tú sabes lo que soy… — Se me escapó de los labios mientras lo miraba con dolor y admiración. Me miró de nuevo, amé sentir nuevamente su mirada sobre mí.

— Desde que en verdad te vi. — Contestó con una media sonrisa en el rostro, me sentí cohibida por un instante. Apreté un poco el puño.

—… ¿No te importa? — Pregunté con curiosidad y una profunda mirada de gravedad, él completó su sonrisa y se me acercó de súbito.

— ¿Te importa a ti? — No pude ocultar mi impresión ante esto abriendo muy bien los ojos. De un momento a otro pude sentir sus labios sobre los míos. Cálidos, suaves, infinitos, una sensación helada me recorrió el espinazo ¿Estaría sintiendo él la frialdad y dureza de los míos? Me aparté de aquello bajando la cabeza y llevándome la mano a la sien.

— No tienes idea… — Dije con la voz entrecortada. Él me miró con extrañes.

— No tienes idea de lo que soy — Finalicé mirándolo directamente a los ojos aunque eso me significara aún más dolor, me aparté por completo de él pretendiendo salir por donde vine.

— Cómo puedes estar tan segura… Tú viniste a mí. — Entonces lo recordé. Recordé que yo había ido a buscarlo, que yo lo había estado buscando desde mi aparición. Vino a mi la imagen de dónde nos habíamos -encontrado-. ¡Cómo supe que era él a quién buscaba¡Cómo había sentido una euforia y necesidad de tenerlo, de que fuera mío.

Le había dicho que era lo que él necesitaba, que sabía lo que él necesitaba ¿O no lo había estado observando desde el hoyo donde me encontraba¿No lo había asechado todo el tiempo con la intención de conocer el mundo? Si, si lo había echo, y peor aún, me había proyectado en él, había amado cada cosa de él. El error, la peor de las frustraciones. Había salido en busca de una mejor comprensión… Y en busca de él Y por supuesto, lo había obtenido, por que seguía estando segura de que me necesitaba tanto como yo a él… ¡Pero no podía seguir con aquello, ya no, aunque lo amara tanto!

— Leian…— Era el nombre que había substraído de su mente, junto con todas las cosas que había leído de ahí mismo y que me encadenaban a necesitarlo. De unos frágiles diecinueve años, tan cortos, tan frágil, tan hermoso… Yo, yo tenía la apariencia de la edad en la que había sido despojada de todo, la edad en la que un nuevo comienzo me había dado el pie en vez de la mano… Tenía la apariencia de diecisiete.

Dolor, dolor¡No podía dejarlo! Pero tenía que hacerlo. Tenía que recordar todo…

— ¿No te das cuenta de que yo podría desaparecerte con sólo desearlo? — Le pregunté con la intención de apartarlo del todo de mí, él se acercó más.

— Tú no lo deseas… Y no es lo peor que puedes hacerme. — Sentenció a la vez que me asía del brazo, me solté casi enseguida.

— No, no lo es¡Y no quieres saberlo! — Las lagrimas escarlata se a galoparon en mis ojos de súbito, no podía contenerme. Me miró con asombro un instante, después se agachó junto conmigo y tomó mi barbilla.

— Claro que lo se… — «Y lo deseo» Pude leer en sus pensamientos. Negué, lo negué completamente con la cabeza mientras apartaba la mirada de él. Cuánto dolor.

Tres nombres de libros pasaron por sus recuerdos¿Pero qué tenían que ver conmigo en lo absoluto? Pareció entender lo que había visto en sus pensamientos.

Volvió a evocar esos títulos… Yo no podía detener las lágrimas en mis ojos y la pesadumbre de mi cabeza, fugaces palabras fueron lo que pude captar… Nuevamente negué todo y me puse de pie.

— No, no lo entiendes… Y si lo quieres, es que además no tienes ni la más cercana idea. — No dejé que articulara la menor palabra, salí sin más demasiado rápido para que él me viera… Hasta entonces, muy lejos de donde él se encontraba, pude captar correctamente los títulos que él me dijo. Entraba en el mausoleo, comencé a temblar, mi mente empezó a llenarse de recuerdos, de todas las memorias, de todo lo que había olvidado… Sólo tenía que empezar a ver cada una desde el principio.

Corrí la tapa de mi escondite y dejé que las memorias volvieran…


¡Hola!

Bueno, hasta aquí termina. ¿Qué opinan?

Puede ser sólo eso, un "bono".

O puedo continuar la historia y contar la "vida" de este vampiro.

¿Qué quieren ustedes?

Dejen muchos RR

¡Adiós!