perdon por la demora es que estava muy ocupado con la escuela y todo eso pero con una buena amiga nos tomamos la libertad de reeditar todos los capitulos para que se entienda mejor disfrutenlo
Capítulo 1: primer día de clases
Era el primer día de clases en la secundaria privada de Londres. Una joven de unos 16 años con el cabello rubio, mirada seria y de lentes bajó de su limosina, miró hacia atrás y saludó al hombre dentro del auto: Adiós papá dijo dándole un beso en la mejilla al señor de pelo tan rubio como ella. —Nos vemos luego, Integra— dijo su padre, antes de darle la orden al chófer que echara a andar el auto. El conductor respondió con un —A sus órdenes, Sir Arthur— Y emprendieron la marcha.
La chica entró en el establecimiento y observó a sus compañeros: unos cuántos llegaban resignados por el final de las vacaciones, otros entraban como si nada y los demás iban aceptando la triste realidad. De pronto divisó a otra jovencita de casi su misma edad que llevaba una chaqueta color marrón claro, de cabellos rubios hasta más arriba de los hombros y una falda del mismo color. —Hola Seras— dijo Integra con un tono serio. —Hola señorita Integra— saludó Seras, a pesar de que eran amigas Integra siempre conservaba esa seriedad incluso con ella y con Alucard.
—¿No has visto a Alucard? — preguntó la rubia alta a la de cabello corto, quién en esos momentos estaba guardando sus libros en su casillero. —No le he visto aún— respondió esta última, cuando por la puerta entraron 4 jóvenes: 3 hombres y una mujer. Los cuatro iban vestidos de color negro con azul, la chica tenía el cabello largo y oscuro, dos de los hombres eran rubios y el otro tenía el cabello blanco plateado. Integra los miró con cierto enojo y rabia —"Iscariote"—murmuró por lo bajo. "Organización Hellsing" dijo el del pelo blanco a la rubia. —"Maxwell, Anderson, Wolfe y Takagi"—dijo Seras con enojo también. —Seras— la muchacha respondió de manera amenazante. —Wolfe, controla a tu novia por favor— dijo Integra a uno de los rubios (como en el OVA Heinkel parece hombre, aquí lo pondré así) —Vamos Yumiko, cálmate ya— Le decía Heinkel a la chica.—Está bien—Respondió ésta de mala gana.
—¿Y dónde está Drácul? — preguntó el joven rubio alto de unos 17 años con lentes y una cicatriz en la mejilla.
—¿Y para qué quieres saberlo Anderson? ¿Para golpearse mutuamente como siempre? —dijo Seras al muchacho con un dejo de molestia. Alexander sólo la vio con una sonrisa macabra, y ella se estremeció; desde que había empezado ajuntarse con Integra y con la "Organización Hellsing" –como ellos llamaban a su grupo- comenzó a tener problemas con el grupo rival del colegio denominado "Iscariote". Estos últimos eran un grupo de intercambio que venía desde Italia.
—Vamos Anderson, no me digas que le pegarás a una mujer. Eso es de cobardes— dijo una voz que venía de la oscuridad del pasillo.
—Hablando del diablo…—dijo el rubio mirando al chico alto que había llegado hasta ellos. Vestía de negro, tenía la piel blanca y los cabellos negros desordenados sobre la frente sombreaban unos ojos marrones casi rojizos. —Hola Drácul…-dijo Alexander con una voz fría y cortante.
—Hola Anderson— respondió el otro con el mismo tono, caminando hacia él y mirándolo frente a frente. La tensión en el ambiente se hizo pesada, todo enfocaron su atención en los dos chicos contrincantes, daba la impresión de que éstos estaban a punto de darse unos buenos golpes a modo de bienvenida cuando apareció un hombre bajito y gordo, con el pelo rubio, de gafas y traje blanco que los detuvo: Ya compórtense ustedes dos. Es el primer día de clases y no los quiero ver pelear. Dijo el recién llegado mientras los miraba con enfado.
—Si señor Montana— respondieron los dos al mismo tiempo antes de retirarse.
—Después nos vemos Drácul— dijo Alexander mientras se iba con su grupo.
—Eso espero Anderson— respondió el moreno mientras se dirigía hasta dónde estaban las chicas rubias de ojos azules.
—Esos Iscariotes, como molestan…—decía Integra mientras trataba de contener su furia.
—Cálmese condesa. No molestarán mientras yo esté aquí— dijo Alucard con una sonrisa seductora y blanquísima que era característica en él.
La rubia lo miro por unos segundos y luego le dio una pequeña sonrisa: De acuerdo, conde…
—Uuhhh…¡Cuándo es la boda!— Se escuchó que Alexander gritó a lo lejos.
—¡Cállate maldito lunático!— Le gritó Integra al chico rubio, amenazándolo con el puño en alto.
—Calma Integra, ya después me encargaré de él. Ahora ve a tu clase que yo iré a la mía. Para mi mala suerte lo tengo de compañero de salón— dijo Alucard con resignación.
*En el salón de 5 año*
—¿Qué le sucede señorita?— preguntó Victoria a Integra, quién estaba media distraída mirando por la ventana.
—Nada Seras, solo pensaba en Alucard— respondió ésta sin despegar su vista del vidrio.
—¡¿Le gusta mi Maestro?! — preguntó la chica con una gran sonrisa pegada en la cara. Ella le decía Maestro a Alucard porque él la ayudaba mucho en la primaria con sus tareas, y por lo mismo es que comenzó a decirle así.
—¿Qué? ¡No! solo pensaba en cómo estará con el lunático de Anderson como compañero de salón— respondió la otra saliendo de su soponcio y con una voz seria.
—No peor que nosotras con los otros 3 chiflados de la esquina— dijo la chica señalando a Heinkel, Yumiko y Enrico, que hablaban entre ellos y se reían.
Integra suspiro: Tienes razón. Espera, que ya llegó el profesor de historia…
—Buen día clase, espero que hayan tenido unas buenas vacaciones— saludó el hombre alto de unos 50 años con una cola de caballo y un monóculo sobre el ojo izquierdo. Tenía una mirada agradable.
—Buenos días profesor Walter— dijeron todos los estudiantes del salón.
—Hoy, como es el primer día de clases, hablaremos sobre la primera guerra mundial— dijo el profesor acomodando unos papeles sobre su escritorio. Todos los jóvenes suspiraron con resignación.
—Este será un largo día— dijo Integra mirando el techo con pesadumbre.
Al final del día, Integra salía del colegio cuando vio a Alucard junto a Anderson, ambos estaban parados en medio de la cancha mirándose frente a frente. El rubio lo señalaba con el dedo y luego llegaron los amigos de Anderson a separarlos. Integra se acercó al muchacho solo: Alucard, ¿Qué pasó? —Nada— respondió éste mientras se dirigía hasta su moto y se iba.
