Se dio cuenta que pasa de la media noche. Tiene que irse ya a su casa, su madrina la matará si se entera que llegará después de las doce. Busca a Ino, no la encuentra. No puede permitir que se vaya, vino con ella en carro, sin ella no podrá regresar temprano.
La busca por todo el antro, nada, se fue, la dejó sola. Ni modo tiene que irse caminando, total son tres cuadras. Tiene miedo irse en plena madrugada hasta la casa. Es un camino solitario. Peligroso. No puede hacer más nada. No se atreve pedir un aventón.
Mira el reloj de su muñeca cada rato, apenas y lleva la mitad del camino recorrido. El frio es tremendo. No se le ocurrió traer un sueter, por su puesto estaba planeado que Ino la llevara hasta su casa.
Ve a dos chicos salir de una casa uno rubio y otro pelinegro. Acelera el paso, los nota extraño, pueden que estén borrachos o drogados. Su respiración se acelera, se entrecorta, siente que el corazón le saldrá del pecho.
—¡Lindura!—se asusta al escuchar a uno gritar—¡No te haremos daño!, ¡ven, solo vamos a divertirnos! —ya esto no le gusta. Ya no está caminando, está corriendo. Voltea hacia atrás por un momento y grita al ver que los dos la persiguen. Cierra los ojos mientras corre, tropieza con algo, cae, se raspa las rodillas. Se levanta, pero uno de los chicos llego hasta ella, la tumba al suelo, está encima de ella—¡Cálmate, lindura!—Sakura lucha, pelea, le da un rasguño en el cuello. Eso enfurece al chico, le propicia una cachetada que la deja aturdida.
—¡No!—grita, pero nadie la escucha, se da cuenta que está lejos de las casas, en un terreno baldío—¡no!, ¡no!, ¡auxilio!, no me hagas daño—le voltea la cara esta vez un puñetazo, eso la deja aún más aturdida.
—¡No sigas!—escucha la voz del otro chico, el rubio. Lo mira, le suplica con la mirada que la ayude. Se sorprende al ver que se va corriendo
—no lo hagas—su voz se ahoga con el llanto.
—Vamos a divertirnos esta noche lindura—le susurra en el oído.
Se baja la cremallera del pantalón, le sube la falda a Sakura, aparta el pantis y la penetra con salvajismo. Sakura grita de dolor, desespero. No puede creer que le pase esto. Es su primera vez, y resulta ser una violación. Cierra los ojos con fuerza, y aprieta la mandíbula con fuerza.
—Es..ta…sss tan a…pre…ta…da…mal…di…—la embiste con fuerza—eres virgen—eso lo excita más. Hasta que termina de eyacular dentro de ella. Deja caer su peso en ella.
Sale de ella, se levanta, se acomoda el pantalón. La ve aun tirada, sin moverse. Frunce el ceño, le preocupa haberla matado. Al ver que se va moviendo lentamente se alivia, se va corriendo.
Mira el reloj de su muñeca. Ya son las 2:00 de la mañana. Se levanta. Le duele, le duele mucho. Camina despacio. Sus piernas están ensangrentadas. Solo falta una cuadra y llega. Entra ve a su madrina sentada en el sillón de la sala.
—¿Dónde estabas niña?, te dije a las doce en punto. Ya son las dos—descruza las piernas, se levanta y se acerca a ella—¡Qué te pasó!, te gol…—ve que la entrepierna le sangra, el labio roto, el ojo morado, se tapa la boca—no puede ser, ¡Qué te hicieron!—la abraza, Sakura no le corresponde, parece una muñeca. Sin vida.
Despierta con un fuerte dolor de cabeza, no recuerda nada de lo que hizo anoche. Se quedó dormido en la sala. Pela los ojos al ver droga en la mesa. Fue la primera vez que la toma. Busca con la mirada a Naruto. Se levanta, va la cocina, coge una bolsa de basura y paño para limpiar. Por suerte el desastre es mínimo. Veinte latas de cerveza. Ninguno de los dos es tolerante al alcohol, lo que no re cuerda es como llego la droga hasta ellos.
Ya más relajado por todo lo arreglado. Va al cuarto, y encuentra Naruto sentado en la cama.
—Teme, recuerdas que pasó ayer—Naruto lo mira, está ojeroso, con los ojos rojos. —Sasuke, hicimos algo malo, muy malo.
—No recuerdo nada.
—Yo si, a pesar de estar muy borracho recuerdo todo, no me drogué. Es mejor que le digas a tu hermano que agarraste algo de cocaína que tenía guardado en el closet.
—Fue así como llego. ¿Que hicimos?
—Tu hiciste algo imperdonable, y yo también por no detenerte y huir como un cobarde—Se levanta de la cama—me acuerdo de la chica perfectamente, es una hermosa peli rosa, probablemente tenía el cabello pintado de ese color. Sus ojos eran hermosos, ella fue violada por ti.
Sasuke tiene que sostenerse por la cómoda por lo fuerte de la noticia.
—¡Qué hice que!
—Te dije que pararas pero no me hiciste caso.
—¡Por qué no me detuviste!—lo agarra por la franela.
—¡No se!—se zafa del agarre—¡no se!, solo me fui de ahí, no entiendo porque no te detuve.
Sasuke se tiene que sentar en la cama. No recuerda nada. hizo algo atroz. Cierra los ojos para recordar. Lo único que viene a la mente son esos gritos de mujer, pensaba que lo estaba soñando, todavía puede escuchar esos gritos. Empieza a llorar.
—Sakura, te vas a ir a mi pueblo natal, te quedarás una temporada ahí.
—¿Te avergüenzas de mi?—las dos se encuentran en la cocina, Tsunade le prepara un te. Se lo da. Sakura toma un poco. No ha dormido nada. cómo hacerlo.
—No, mi niña. Pero me siento mal, les prometí a tus padres que te cuidaría y vez no pude hacerlo.
—No es tu culpa madrina, la culpa fue de ese mal nacido. Tienes razón tengo que irme a un lugar que esté lejos de aquí. Porque terminaré haciendo una locura—dice esto último con la voz ahogada.
Ese mismo día compró el boleto de autobús para el pueblo mas cercano de la ciudad. Se despidió de su madrina, dejo de verla en el momento en que el autobús empezó avanzar. Se quedó todo el camino mirando la ventana.
Ya está en la entrada del pueblo, tiene un letrero de bienvenida. Baja del autobús con una maleta rosa. Saca del bolsillo del pantalón el papel que tiene escrito la dirección. Llega a una gran mansión, al parecer es la única en todo el lugar.
Es un pueblito pintoresco. Casas coloridas, tiene un centro comercial. Un centro deportivo, una escuela primaria y secundaria. Hasta tiene toda una calle llena de tiendas locales. Observa la entrada del bosque de piedras brillantes. Es la primera vez que ve algo así. Quiere dirigirse a ese lugar. Va avanzando hasta que alguien se para frente a ella.
—Hola, tu debes ser Sakura—un pelirojo bastante curioso, le gusta sus ojos.
—Si, soy la ahijada de Tusnade.
—Que bien, mi hermana te está esperando.
Sigue al chico, mira por un instante el bosque de piedras brillantes.
—No me has dicho como te llamas.
—Gaara Sabuko No,
—¿Vives en la mansión?
—Si, mis hermanos y yo vivimos aquí.
Entran por la puerta principal. Hay dos mayordomos que hacen una reverencia.
—Uno de ellos te llevaran a tus aposentos. Refrescate, si quieres. Dentro de poco será la cena, mi hermana quiere presentarte a toda la familia.
Uno de los mayordomos se acerca a Sakura, le pide permiso para agarrar la maleta, ella lo sigue. Suben las escaleras que se dividen hacia la izquierda y derecha, ella va a la derecha. Entran a la primera puerta. El mayordomo deja la maleta cerca de la pequeña mesa redonda. El mayordomo hace una reverencia y se va cerrando la puerta.
Sakura está impactada por el tamaño de la habitación, casi el tamaño del apartamento. Tiene una cama enorme. Dos sillones, en el medio de ellos una biblioteca. La mesa redonda con dos sillas, un espejo de cuerpo completo al lado de la mesa, hasta tiene su propio baño. Tiene una ducha bañera. Abre el closet, por supuesto no tiene nada, pero es grande. Ella apenas puede llenar menos de la cuarta parte. Y eso que se trajo la mitad de su ropa y pertenencias.
Monta la maleta en la cama, la abre, empieza a sacar la ropa, la guinda en el closet, su ropa interior la guarda en los cajones internos del closet, los zapatos los tres pares que tiene en la zapatera. El poco maquillaje, y la foto de su madre en la cómoda que está al lado de la gran ventana. Muestra un hermoso paisaje del bosque de piedras brillante. Posiblemente en la noche debe ser un espectáculo.
Se mira en el espejo. No sabe si cambiarse para la cena o bajar a si. Ella siente que está bien con lo que lleva, una camisa de tirantes finos, un jean azul y zapatillas. Está haciendo un poco de frio. Se pone un sueter blanco.
Va hasta el hall, ve a una de las servidumbre, una chica de su misma edad, eso aparente.
—Disculpa—la chica la mira de arriba a bajo.
—¡Por fin!, ¿qué hacias arriba? Tendrías que ir a la cocina, imagino que eres la nueva chef…
—Eh...
—Después hablamos, pronto será la cena y la Sra. De la casa quiere que todo esté perfecto—la jala del brazo llevándola hasta la gran cocina. Cada parte de esta casa le impresiona—me llamo Matzuri, soy la jefa de la servidumbre.
—Sakura Haru…
—Señorita Matzuri—una mucama la interrumpe—la invitada ya se instaló en la primera habitación de la derecha, como usted lo indicó.
—Perfecto—la mucama da una reverencia y se va—eso es lo mejor de ser la jefa de la servidumbre, tengo una buena paga y puedo hacer ciertas ordenes, como esa. Se que la invitada de la Sra. Es una jovencita, y la puse lejos del joven Gaara, no quiero que se aproveche de él, sufrió mucho la ultima arpita, y esta también se aprovechará de mi Gaara.
Sakura tiene que contenerse para no reírse y a la vez regañarla por decirle arpía.
—En fin, ahora quiero que prepares el plato del día, está receta está en la lacena. Ya sabes cual es, te dije por teléfono que apenas llegaras tendrías que trabajar. Vaya que llegaste tarde, espero que por eso no te despida la Sra. Es muy estricta con la puntualidad. Si se entera.
—Claro, si se entera—dice con tono de ironía.
