Esta es una traducción, la historia original pertenece a Bananna18 bajo el mismo nombre.

ATENCIÓN: la historia tratara con problemas de bulimia y anorexia. Ni la autora ni yo estamos incentivando los desórdenes alimenticios. Las personas son libres de creer en lo que quieran creer mientras que no estén dañando o perjudicando a otras personas.

Summary: En Luna Nueva Jacob nunca estuvo. Bella contrae un desorden alimenticio. ¿Cómo podrán los Cullen ayudarla si ni ellos mismo comen?

"Sophie cannot finish her dinner, says she's eaten enough." Sophie - Eleanor McEvoy.

"I don't know the first time I felt unbeautiful, the day I chose not to eat." Courage: Superchick.

Capítulo 1: "Sophie no puede terminar la cena"

Bella POV

Me despierto por el insistente y molesto ruido que previene de mi alarma. Estiro mi huesudo brazo y hago un intento de tirar el reloj para poder terminar con la tortura. Logro arrojarlo fuera de la mesita de luz causando que las baterías abandonen el maldito aparato. Largo un gemido de frustración y me doy vuelta incómodamente sobre el colchón que ya no soporta más mi esquelético cuerpo, hace bastante que no puedo encontrar una posición correcta.

Decido que ya es hora de levantarme y me siento de manera lenta y paciente sobre el borde de la cama. De manera rápida e instantánea la sangre baja de mi cabeza hacia las puntas de mis pies. Ya estoy acostumbrada a ello, a veces, luego de dormir, mi pulso baja de manera tan alarmante que alcanza las 50 pulsaciones por minuto. Sé que este hábito que agarre es obsesivo, enfermizo y peligroso. Y sin embargo sigo haciéndolo. En un inútil intento de verme mas bonita, delgada, porque si alguna vez él regresa, quizá me mire y se de cuenta de que siempre me amó.

¿A quién trato de engañar? El nunca me amó, nunca lo hará, solamente sentía esas insoportables ganas de protegerme, simplemente daba la casualidad que siempre estaba en el lugar y tiempo correcto. Probablemente quería parar mi sangrado para que Jasper no me atacara y el preciado secreto de la familia fuera revelado.

El mareo se apaciguo, ya que éste nunca cesaba, y logro dirigirme de forma lenta hacia el baño sin despertarlo a Charlie. Me pregunto ¿Qué pensará del pequeño hábito que tome? ¿Estaría sorprendido o decepcionado? La verdad es que ya no me importa lo que él piense, lo que todos piensen. Ya no más, no sin Edward. Sin él ya nada tiene sentido.

Comienzo mi matutino ritual. Primero me desnudo y enciendo la ducha, para que piense que me estoy bañando. Luego trato de mirarme en el pequeño espejo que no abarca todo mi cuerpo y estoy horas observando detenidamente cada hueso de y comparándolos a como estaban ayer. ¿Estaré más delgada? ¿O habré mágicamente subido un kilo mientras dormía? Cuando finalicé mi análisis dando por resultado que toda mi anatomía era más grande de lo normal, me subí a la balanza.

Me miro al espejo y observo que de cada lado, debajo de mi inexistente busto, sobresalen tres costillas. Hay dos pequeños agujeros en mi estomago entre éstas y los huesos de mi cadera, a pesar de que mi estómago no es plano ni mucho menos cóncavo. Los huesos de mi clavícula son bien definidos y sobresalen de manera alarmante. Mi cabella perdió el brillo que poseía antes y ni hablar de mi ojos. ¿Todo esto fue por culpa de Edward? No, esto es toda mi culpa. Mejor que esto este sucediendo cuando él ya se marcho. Nunca estaré feliz con huesos y carne, yo solamente quiero los huesos. No estaré feliz hasta que pueda ver todas mis costillas, hasta que sea delgada, hermosa. Como Alice, como Rosalie. Inspiraciones hermosas que demandan un gran costo.

Me meto dentro de la ducha para dejar que el calor se lleve todo el dolor. Sin embargo las gotas de agua se clavan cual agujas, produciendo uno mayor. Mientras que comienzo el aseo me veo acechada por una ola de mareo y me caigo, golpeando mi codo contra el borde de la ducha en el trayecto. Escucho a mi padre salir de la cama apresuradamente y tocar la puerta del baño.

- ¿Estás bien Bells? – pregunta con preocupación.

- Si papá estoy bien, fue solo una caída – y lo oigo reírse.

- Enserio Bella vas a ser la muerte de los dos – escucho sus pasos alejarse y dirigirse hacia abajo. Por poco me atrapa. Pienso. ¿Realmente o solo estoy buscando en donde no hay nada que encontrar? ¿Se creerá Charlie mis mentiras? No me desmayé, simplemente me quede dormida. Comí antes de que llegaras. Estoy bien, solo un poco cansada. La última es la más gastada de todas, la use ya tantas veces y hacia tantas personas. Si uno observa bien encontrará que todo el tiempo las personas escupen esta inútil palabra. Estoy bien. Nadie lo siente realmente. Para mí ya perdió todo su significado. Nunca significa lo que debe.

Descanso mi cabeza contra mis rodillas y me concentro en tomar grandes respiros. Gradualmente los pequeños puntos negros comienzan a desaparecer de mi vista junto con el molesto ruido que siento en mis orejas. Cautelosamente, para no volver a colapsar, me levanto y trato de regularizar mi respiración. Mis costillas presionan de una manera dolorosa mi piel, estirándose contra la translúcida capa que cubre mis huesos. ¿Me amaría Edward si regresa? ¿Volvería si nota que estoy más hermosa y delgada que antes? No, sigo siendo horrible. Sigo siendo gorda. Por eso Edward me dejó.

Me termino de levantar, el mareo vuelve pero se desvanece rápidamente. Apago la ducha y salgo cubriéndome con la toalla. Tomo otra y me cubro el cabello. Me vuelvo a mirar al espejo y parece ser que me infle durante la noche.

Me cercioro de que la toalla este bien puesta y abandono el baño mientras me dirijo hacia mi habitación. Aliviada de que Charlie no me vea en este estado. Busco dentro de mi closet y encuentro unos jeans gastados y un canguro del doble de mi tamaño. Agarro una remera lisa y me pongo la ropa. Los jeans me quedan demasiado sueltos y esto logra mi primera sonrisa del día. Agarró la mochila del colegio y me dirijo hacia la cocina agarrando un vaso con agua y lo tomo de un tiro. Siento el dolor el mi estómago, lapresencia repentina de algo más que aire me provoca náuseas. Me compongo, no tengo tiempo para esto tengo que ir a la escuela.

Lavo el vaso y lo dejo para secar. Tomo mis llaves y me dirijo hacia mi camioneta. Seguramente es peligroso que siga manejando, debido a mi tendencia a desmayarme. Pero no me importa, yo sigo conduciendo. ¿Qué diré? No como y eso me produce mareos. Eso definitivamente no resultará bien.

"She stares at the food, on her plate...and even though nobody's looking she's falling apart." She's Falling Apart: Lisa Loeb.

El día de hoy en la escuela estuvo horrible, verdaderamente horrible. Teniendo que soportar a todos. Jessica y Mike, Ángela y Ben. Todos, en pareja. Y yo, sola. La rara afuera. Estaciono en mi casa y noto la patrulla de Charlie estacionada, es raro que llegue temprano. Sacudo mi cabeza retirando estos pensamientos mientras que salgo de la camioneta y entro. Mientras abro la puerta el aroma a Spaghetti a la Boloñesa inunda mis fosas nasales. Doy un paso atrás mientras las náuseas regresan. Por favor no, Charlie… él nunca cocina, ¿Por qué ahora? Camino hacia donde proviene el olor y lo veo a Charlie. Él nota mi presencia y me sonríe.

Por favor no.

- Hola Bells. Pensé en una comida, solo nosotros dos – cuando aprendió a cocinar.

- Gracias papá pero… - ¿pero que? ¿Comí antes de venir? – Salgo con Jessica – que mentira horrible.

Su sonrisa se apaga – Bells, esto no es una opción, no soy estúpido, puedo notar cuan delgada estas – no por favor no, no lo sabe ¿no? – y yo sé que siempre te dejo sola cocinando tus propias comidas debido a que trabajo hasta tarde. Pero por favor Bells, si necesitas ayuda en la cocina o si tienes mucho trabajo como para estar cocinando, sólo tienes que pedirme ayuda - Alivio, solamente piensa que estoy muy ocupada… ¿Muy ocupada para comer? Realmente Charlie es lento. Yo oigo los rumores en el colegio. Un desorden alimenticio, drogas, estrés, ansiedad. ¿Cómo es que Charlie no puede notar que estoy enferma?

Me siento y la ansiedad me cubre. ¿Cuántos kilómetros tendré que correr para bajar todas esas calorías? ¿Me escuchará Charlie vomitando? ¿O lo haré cuando salga a correr? ¿Y si alguien me ve? Me arriesgaré. De igual manera no quiero comer. Logró ver cuanto hizo y noto que hay suficiente para un batallón. Por favor, no me obligues a comer.

Toma dos platos de la encimera y comienza a servir la comida. Bilis se asoma por mi garganta. Realmente me obligará hacerlo. Tendré que comer esto. Todo. Si lo hago, no tendré que comer nada en tres semanas. Es demasiada comida, explotaré. Charlie apoya los platos sobre la mesa y se sienta. Me quedo congelada observando el plato y él me mire expectante.

- Vamos Bells, cocine yo, come – escupe las últimas palabras como si le costarán. Charlie no es bueno demostrando emociones. Prefiere mantenerlo todo cerrado, como yo. Igualmente puedo sentir el enojo en sus palabras. Charlie es muy suspicaz debido a su trabajo como policía en el cual debe estar en contacto permanente con mentirosos. Sin embargo no puede descubrir la verdad detrás de mis mentiras.

Mi presión sanguínea sube por primera vez desde que esto empezó. Siento su mirada. ¿Cómo se supone que pueda comer con él mirándome de esa manera?

Lo miro mientras que come parte de su preparado.

- Bells, tenemos que hablar – Oh no, lo sabe. Lo sabe. ¿Qué es lo que hará? ¿Me mandará a vivir con mi madre? No puedo dejar Forks. Aunque él no este, sigue siendo mi casa. No puedo irme. Mi respiración se acelera. Por favor no me obligues a irme.

- ¿Sobre…? – Preguntó, sin querer respuesta.

Me mira. Charlie. Charlie que nunca muestra sus emociones. Se levanta y se dirige hacia su abrigo, sacando del bolsillo unas pastillas. Las tira sobre la mesa y espero por más.

- ¡Esto! Esto es de lo que tenemos que hablar –

Me trago mi miedo mientras miro la caja. Encontró mis pastillas de cafeína. Cafeína. Por esto está enojado. Casi me río. Si sólo supiera todo lo demás…

- Pero… son simplemente pastillas de cafeína, para mantenerme despierta – no adicione que eran para que no pueda dormir, para frenar las pesadillas que tengo por las noches reviviendo el día en el cual él me deja. O que éstas también me sacan el apetito, o que tomo diez por día. O que el tiempo en el cual no duermo lo gasto ejercitándome.

Sus rasgos se suavizan. Me creyó. Se come mis mentiras como un niño come caramelos. No lo puedo creer. ¿Es realmente tan crédulo?

- oh – contesta – bueno… en ese caso – no le importa, sus miedos son empujados dejándolo con una simple sensación de que no estoy bien.

Me sonríe, se vuelve a sentar y continúa comiendo. Yo observo mi plato, el cual continúa intacto. El tenedor que tengo en la mano brilla por la ausencia de comida en él. Charlie me vuelve a mirar.

- ¿No tienes hambre? Vamos, sólo un pedazo – me sonríe y se queda mirando. Siento sus ansias. Realmente me hará comer. No, no puedo. No enfrente de él. No esto, con tanta calorías, tantos carbohidratos, tanta grasa.

Continúa mirándome y pincho con mi tenedor un pequeño pedazo de albóndiga. Charlie continúa mirándome mientras aproximo el tenedor hacia mi boca, mastico rápidamente evitando las ganas de vomitar. No dejes que Charlie te vea en ese estado, no muestres debilidad.

- ¿Cómo me quedó? – me pregunta

Sonrío levemente y le contesto – Esta genial –

Él continúa mirándome fijamente y me incentiva a comer otro bocado.

No lo puedo hacer. No puedo seguir metiendo esta basura dentro de mi organismo, el simple pensamiento de los cambios que puede llegar a producir en mi cuerpo me genera nauseas. No lo haré. Charlie sigue mirándome, esperando. Es demasiado tarde, puedo sentir la histeria subiendo hacia mi garganta, consumiéndome.

Largo un gemido y arrojo el tenedor.

Charlie suelta un grito ahogado y aleja su silla de la mesa. Yo suspiro y me dirijo hacia la puerta, la abro y comienzo a correr lo más rápido posible, aumentando la velocidad cuando noto a Charlie cerca de mí. Continúo corriendo y veo que deja de seguirme, me doy vuelta y puedo observar el dolor en su rostro, la decepción. Sin embargo doy media vuelta y sigo corriendo, necesito quemar las calorías que acabo de digerir, necesito vomitar. Cualquier cosa con tal de sacarlas de mi cuerpo, ya estoy lo suficientemente gorda como para dejar que se instalen.

"Not yet a winner, I could be thinner, so I must go throw up dinner." (N/A: disculpen pero en español no hay traducción para esta "rima", sería: no soy todavía una ganadora, debo ser más delgado, debo vomitar la comida)

Sigo corriendo y me dirijo hacia el bosque, debo sacarme las calorías ingeridas. Continúo con el miedo corriendo en mis venas, miedo de que alguien me siga, de que alguien me vea.

Mi cuerpo comienza a rebelarse y siento como la bilis sube por mi garganta. Mi estómago dolido por la presencia de algo que no fuera aire, no había comido nada en días, mejor dicho no había comido una comida completa en meses. El correr tampoco me ayuda y solo empeora el dolor.

Me apoyo en el tronco de un árbol y vomito tratando de aliviar el dolor. Pero es demasiado, el estómago esta a punto de explotarme y sigo vomitando. Ya no hay nada en mí estómago, lo único que consigo vomitar es agua.

Eventualmente el vomito cesa. Ya no hay nada mas, ni agua. Caigo al piso colapsada y dejo las lágrimas inundar mi frágil rostro. Ya no puedo con esto, no puedo soportarlo más. No puedo vivir sin él. No puedo vivir sabiendo que no soy lo suficiente.

Apoyo mi cabeza contra un tronco. Estoy tan agotada. La cafeína está abandonando mi cuerpo y los efectos de no haber dormido en días comienzan a rendirme cuenta. Cierro mis ojos y me concentro en mi respiración. Quédate calmada. No colapses. Sé que debería de seguir corriendo para terminar de quemar las calorías, sé que debería de volver a casa, sé que por lo menos debería de tratar de mantener mis ojos abiertos, pero no puedo. Dejo que el cansancio se apodere de mí. Ya ni recuerdo la última vez que dormí bien.

Ahí está de vuelta. Utilizando la misma ropa, como siempre. Me mira como si estuviera sucia, como si yo fuera la suciedad. Me mire con una mirada llena de asco. Siento miedo, algo que nunca había sentido al lado suyo.

Continúa mirándome mientras se lame los labios. Mi corazón comienza a latir de forma vertiginosa. ¿Estaría más atraído por mi sangre que por mi cuerpo? Comienza a acercarse y susurra nuevamente ésas palabras. Nuevamente trato de no escuchar pero me es imposible.

- No quiero que vengas conmigo Bella -

- ¿Tú no me quieres? -

- No -

Y mi corazón vuelve a romperse en miles de pedazos.

Vuelvo a mirarlo y lo noto transformarse. Su piel comienza a tomar un color aún más pálido, sus ojos se vuelen más oscuros, más rojizos. ¿Rojizos? Mis ojos se dirigen hacia su boca y logro ver los colmillos, afilados y puntiagudos. Peligroso. Lo miro a los ojos y puedo ver un brillo aterrador saliendo de ellos.

- yo nunca te quise, solamente tenía sed – me dice

Siento un dolor punzante en el cuello. Doy un paso atrás y puedo ver la sangre salir de la comisura de sus labios.

- Dulce, inocente y deliciosa Bella –

Presiona nuevamente sus colmillos y el dolor se intensifica.

- Bella – gime, mientras sigue succionando la sangre de mi cuerpo.

- Bella-

El mundo se convierte borroso y comienza a desvanecerse. Grito, esperanzada de que alguien me encuentre. Lo oigo repetir mi nombre. Grito nuevamente. Por favor no me dejes morir aquí, no de ésta manera, no en lo brazos del hombre que amo.

Todo se vuelve aún más confuso. Puedo sentir el agarre de Edward sobre mí, sacudiéndome. – Bella – Ésa no es la voz de Edward. ¿Sam?

De manera dificultosa logro abrir los ojos. Sam continúa agitándome.

- Perdón Bella, sólo trataba de despertarte – me dice

Observo a mí alrededor y noto a los demás chicos Quiletes. ¿Dónde estoy? Continúo observando y noto los árboles. Lo recuerdo. El bosque, la corrida.

Jacob toma mi cintura y me ayuda a levantarme.

- Charlie nos pidió que te buscáramos, está preocupado – me dice mientras que trato de que las lágrimas no se escapen de mi ojos.

- Todo está bien. Solamente tuvimos una discusión, caminaré a casa ahora – me miran con la pena en sus ojos.

- ¿Estás segura? – me pregunta Sam

- Yo puedo sola – digo con dureza. La única chica del grupo bufa y Sam la mira.

- ¿Qué? – le dice – si la amante de vampiros dice que está bien ¿Quiénes somos nosotros para intervenir? Charlie nos pidió que la encontráramos y ya lo hicimos.

Me doy media vuelta y me marcho escuchando mi nombre en sus gritos. Pero ellos no me siguen y yo sigo caminando.