Fuego.
Chispa.
Humo.
Era el tercer cigarrillo que encendía. Pero ninguno de ellos había llegado si quiera cerca de sus labios.
Lo dejo en el cenicero, sin extinguir la llama y dejo que se empezara a consumir mientras el humo inundaba la habitación.
Se había pasado meses buscando la marca de cigarro que el diera ese olor tan característico que solía tener el rubio, ese olor a tabaco tan conocido para sus sentidos. Había probado todas las marcas y casi cuando se iba a dar por vencido los encontró en una tienda de Ikebukuro por la ruta que el guardaespaldas solía seguir.
Necesitaba algo para recordarlo ahora que no estaba.
Jamás le había gustado demasiado ese monstruo, su relación era de odio. Pero ahora que no estaba se sentía vacío, ya no quedaba a esa persona de color llamativo en un mar de gente gris. Todos los humanos habían sido siempre iguales menos él. Y ahora todo parecía mas aburrido, ahora que no tenía a quien molestar.
"¿Por qué?" se pregunto a si mismo.
No le encontraba explicación a su tristeza. Ahora debería de haberse sentido feliz de que no hubiera nadie que arruinara sus planes, que le hiciera enojar continuamente, de quien tuviera que escapar.
"Debería estarme riendo ahora mismo." dijo con una sonrisa melancólica.
Pero sin darse cuenta las lagrimas empezaron a salir de sus ojos. Llevo una mano a sus labios para mitigar un grito. Un nudo se había alojado en su garganta había comenzado a asfixiarlo, pero Izaya no tenía intención alguna de detenerlo. Sus labios temblaron y su vista se dirigió al cenicero para comprobar si el cigarro estaba ya apagado.
Solo un poco mas.
Y sería solo cenizas. Solo humo.
Jamás había llegado a pensar en que pasaría alguna vez si llegará de verdad a asesinar a Shizuo porque jamás lo tuvo entre sus planes, no planeaba ser un asesino, solo se divertía. Y ahora que ya no había alguien con quien jugar, alguien con quien divertirse mas que un rato se encontraba estaba desolado. Ya no estaba el rey de su tablero de ajedrez ni de cartas, había ganado la partida ¿pero ahora qué? Izaya siempre había considerado a Shizuo como rey de Ikebukuro y a Celty como la reina* y ahora que no estaba todos sus planes se habían desmoronado porque sin siquiera darse cuenta los había echo alrededor de él.
El pelinegro acerco una mano hacía el cigarro y lo tomo, solo quedaba un poco para que se extinguiera. Sin pensar se lo acerco a los labios con su mano temblando. De todas las veces que había hecho eso era la primera vez que se atrevía a darle una calada a una.
Pero lo necesitaba.
Necesitaba fingir que ese era el sabor de los labios de Shizuo, que a si sabía un beso de él. Pero por mas que trato no pudo realmente imaginar como se podría sentirse besado por esa bestia a quien decía odiar.
El cigarro se apago y dejo caer su cabeza entre sus brazos.
"Debí haberle robado un beso antes de que muriera." dijo llorando.
Y al final... todo el odio se extinguió dejando paso a una pena que nunca se iría.
*Izaya dice en un capitulo que Shizuo es el rey de Ikebukuro y Celty la reina.
Inspirado en el segundo capitulo de Psycho Pass 2 (no me gusto la segunda temporada, pero recomiendo totalmente la primera) Dejo en duda del como murió Shizuo, porque creí que arruinaría un poco especificar detalles sangrientos en la historia.
