Flos Olimpia

("La flor de Olimpia" en latín, idioma hablado en la antigua Roma, en donde gobernó el personaje de quien trata esta historia.)

El día llegó… aquel en que al fin no puedo aguantar más, abandonado por todos en los que una vez confié, y así, tomo el puñal que yace junto a mí y lo dirijo hacia mi garganta, empezando en ese momento a recordar mi vida entera.

Recuerdo…cómo es que fui exiliado siendo solo un niño, forzado a abandonar mi amada nación tras la muerte de mi padre, pero pudiendo al fin volver años después, con un nuevo padre y un nuevo nombre.

Recuerdo…cuando aquel que me adopto fue asesinado a mis 17 años, volviéndome así gobernante de mi adorada patria a tan corta edad, me resultaba imposible contener tal felicidad.

Recuerdo…que mi pueblo me adoraba, me aclamaba y amaba, a lo que yo respondía entregándoles más bienes y organizando más eventos para su entretenimiento.

Recuerdo…como es que de un momento a otro mi cabeza fue invadida por insoportables migrañas, lo cual, sospechando de estar siendo en sus manos envenenado, me empujó a ejecutar a mi propia madre.

Recuerdo…cuando vi la capital de mi imperio arder y ser arrasada por las llamas mientras yo intentaba rescatar a mi adorado pueblo del fuego que se extendía con rapidez.

Recuerdo…que mis ciudadanos me dieron la espalda cuando el consejo me exigió renunciar a mi puesto, abandonándome y causando que fuera nuevamente exiliado de la tierra que con mi alma amé.

Y así, con las lágrimas resbalando por mi rostro, aprieto el mango del puñal y lo clavo tan profundo como puedo en mi garganta.

Pero entonces, tras oír la puerta abrirse, un soldado romano entra apresurado a la habitación y puedo sentir como envuelve mi cuerpo con una manta en un intento de ayudarme, sintiendo así algo completamente nuevo para mí…

…Un acto de lealtad verdadera…lástima…que ya es demasiado tarde…