Les advierto en mis historias suelo cambiar drásticamente las personalidades de los personajes así que no se alteren hacia ciertos comportamientos y he cambiado algunos detalles de la trama, Misa no ha hecho el pacto de los ojos (todavía) y se la permite entrar en el hotel para dar "apoyo moral" a Light, al que le nombro como Kira.
L estaba jugando al ajedrez con Misa mientras que comía un pastel de chocolate blanco, se estaba tomando un descanso porque todos decían que aunque no durmiese necesitaría relajarse de vez en cuando. Misa estaba algo frustrada; no sabía que ficha tendría que mover, levantó la cabeza y vio a Ryuzaki con la mirada perdida, pero era distinta a la de siempre, normalmente el miraba hacia el frente sin que pudieses adivinar donde estaba mirando, ahora parecía estar mirando al infinito con cierta expresión nostálgica.
Misa: Ryuzaki, ¿Estás bien? -Claro Misa-Misa, solo estaba pensando en algui… En otra cosa, creo que vamos a dejar aquí el juego, ya seguiremos en otro momento -Dijo L mientras que se levantaba y se dirigía al ascensor, los que estaban allí se sorprendieron ya que nunca habían visto a Ryuzaki de ese modo, abatido, ni siquiera se había acabado el pastel y había dejado el juego a medias sabiendo que el siempre ganaba al ajedrez, incluso a Light.
L estaba en el ascensor, se fijo en todos los botones que había, diez pisos, marco el número dos, espero unos segundos sin recordar que las cámaras estaban operativos en todas las zonas todos lo momentos del día, Light aprovechando que los demás se habían ido a comer fuera estuvo espiándole, Misa también estaba atenta de lo que hacía, aunque la verdad era que estaba preocupada por Ryuzaki. Light murmuraba posibles cosas que hiciese L allí, pero se cayó de repente cuando oyó algo que no era la voz ni de Misa ni suya, era L el que hablaba, parecía cantar una triste melodía…
Pequeño lobo solitario, ya no tienes por qué llorar,
pequeño gato negro sabio,
todo lo debes de ocultar.
Nadie sabrá lo que piensas,
nadie sabrá lo que sientes,
nunca sabrán lo que eras,
nunca sabrán lo que aún eres.
Tú mascara de triste realidad,
tu maquillaje de felicidad fingida,
tu sonrisa cuando algo está mal,
tu verdad todavía desconocida…
L paró de cantar al encontrarse frente a la puerta número cinco, se subió la camiseta dejando ver un cordón atado a una atura inferior a la del ombligo, lo arranco y cogió lo que colgaba de la cuerda, una llave, la metió dentro de la cerradura y entró, Light estaba buscando en las cámaras del hotel la número 2-5, pero no existía una cámara 2-5.
Light empezó a rechinar entre diente, se dio la vuelta para mirar a Misa, la cual miraba con curiosidad las cámaras.
Kira: Misa, tu eres una buena amiga de Ryuzaki ¿Cierto? -Claro, ¿Por qué lo preguntas Light? -Te quiero pedir un favor, tendrías que seguir a Ryuzaki a todas partes, puedes usar la escusa de que quieres ayudarle en la investigación. - Hmm… Claro, Misa lo hará por Light.
L's POV
Había entrado en la habitación.
L: ¿Desde cuándo juego al ajedrez con niñas pequeñas? ¿Desde cuándo me voy a llorar cuando me siento triste? ¿Desde cuándo…
L se acercó a la cama de la correspondiente habitación, era un cuarto para una sola persona, constaba de una especie de salón conde había una televisión, una mesa, una silla y un sofá, también había un cuarto de baño con un váter un lavabo, un espejo y una ducha, y, claro está una cama con dos espejos a los lados, era una cama para dos…
Debajo de la cama saco una caja de zapatos cubierta de garabatos ilegibles por el paso del tiempo, la abrió, había un pequeño cuaderno de tapa de cuero rojo, un saquito de esparto y varios papeles. Cogió el cuadernito y empezó a hojear las paginas, después de eso lo cerro bruscamente y arrojo la caja y lo que había en su interior hacia el suelo con ira, observo los objetos tirados por el suelo, lo único que se le ocurrió fue dormir, la última vez que durmió por fue haría unos trece años, esa noche fue la última vez que durmió hasta este momento.
En su sueño simplemente veía oscuridad, eso era extraño, lo que recordaba de cuando dormía no tenia sueños, y si los tenia no podía recordarlos o entenderlos, ahora se veía a sí mismo, pero más pequeño, como a los diez años, entonces no se sentaba como ahora y no vestía de la misma forma, no siempre fue así, su ropa era prácticamente la misma todos los días; una camiseta de tirantes negra, unos vaqueros ajustados y rasgados que dejaban ver la liga de sus calzoncillos, un cinturón negro con pinchos plateados, unas Convers plateadas y unos cascos negros y azules.
Rara era la vez en la que no se le veía sin sus característicos accesorios, en la mano derecha un guante gris que dejaba ver sus dedos, y un anillo plateado con forma de serpiente, en la izquierda una pulsera negra con pinchos plateados y otro anillo plateado con forma de serpiente, también llevaba un brazalete en el que se veía una L, siempre llevaba encima su monopatín negro con calaveras azules, un paquete de Mikados y su móvil, nunca lo apagaba, le encantaba escuchar música, especialmente el rock alternativo.
A pesar de ser tan pequeño ya había adoptado un estado macarra, es más, los viernes por las noches cantaba en una especie de discoteca que había por el lugar donde vivía, era bastante popular, ya que era muy alto y a gente pensaba que tendría más edad de la autentica, vivía en un orfanato (uno normal, no el de Watari) estaba experimentando mas recuerdos sobre su pasado cuando algo le despertó, alguien parecía estar llamando a la puerta con mucha fuerza, L se levanto algo vago, antes de abrir la puerta guardo la caja y su contenido bajo la cama deshecha debido a los revolcones del sueño, entonces se dirigió hacia la puerta para encontrarse con un Matsuda totalmente histérico, que al verle abrir la puerta se calmo y mando varios mensajes con el móvil, L algo confuso permaneció allí observando como Matsuda estaba más alegre de lo normal hasta que llegaron los demás policías, Light y Misa, algo preocupados todos excepto esos dos últimos.
Watari: Ryuzaki ¿Por qué no has contestado a las llamadas o a los mensajes? -¿Y por qué no has dicho a donde ibas? -Dijo Aizawa. -¿Y porque la cámara de esta precisa habitación falta? -Dijo Light intentando averiguar algo sobre esa habitación. -¿Y porque has estado metido ahí tanto tiempo? -Pregunto Soichiro. -Pero, ¿Por qué os alteráis tanto? Solo estaba durmiendo unas horas, no es para ponerse así… -Contesto L algo confundido. -Ryuzaki, en realidad has estado desaparecido durante casi dos días, y, al no verte en la zona de las cámaras ni en ninguna habitación vigilada nos preocupamos pensando que Kira te había descubierto y te había asesinado. -Dijo Misa con aparente preocupación -Vale, siento haberos preocupado, simplemente pensé en echar una siesta, y, bueno, pasó esto… -Ryuzaki… -Murmuro Misa sin que nadie la escuchase, pero siguió hablando esta vez para que la oyesen. -Hey Ryuzaki, vayamos a dar una vuelta por la ciudad, tal vez solo necesites estirar las piernas, y, quien sabe, tal vez te convenza para darte un cambio de imagen. -Hmm, tal vez tengas razón y necesite salir un poco del hotel, ¿Salimos ahora Misa-Misa? -Claro Ryuzaki.
L salió seguido por Misa hacia el ascensor dejando a todos algo asombrados, L no solía salir casi nunca, y si lo hacía nunca era acompañado, menos de Misa. Kira pensó que Misa estaba siguiendo sus órdenes así que no se asombro tanto como los demás, pero sí que estaba algo sorprendido de que lo estuviese haciendo tan bien lo que le había pedido.
L: Misa-Misa ¿Te importa que te llame solo por tu nombre? -Supongo que no, pero entonces tu déjame llamarme Ryu ¿Vale? -Claro, bueno, vamos al garaje. -Los dos permanecieron en silencio hasta que el ascensor se detuvo en la panta del garaje, allí L guio a Misa hasta una esquina e la que había una Suzuki negra con llamas azules. -Ryu, no me digas que -Si, es mía, pero hace mucho que no monto y aquí no tengo casco, espero que no te importe. -No, siempre quise montar en una moto, y esta es muy chula, es una Suzuki ¿Cierto? -Correcto, siempre me gustó ese tipo de moto, desde pequeño, y bueno, ahora la tengo, anda, monta, luego me dices a donde me quieres llevar. -Claro. -Los dos subieron a la moto, L probó los mandos para adaptarse un poco a la moto y Misa observaba algo curiosa a L, cuando de repente este arranco la moto y la llevo hasta la salida del parking, la cual ya estaba abierta, Misa se agarraba a L ya que nunca había montado en una moto y esta parecía ir algo rápido, por lo que estaba algo asustada. Cuando se acostumbro a la moto empezó a dirigir a L lo mejor que pudo, hasta que llego a un esquina y le dijo que parase ahí.
El paro justo en frente de la tienda a la que quería ir Misa, se bajo y ayudo a Misa a bajarse ignorando a la gente que les miraba murmurando cosas como: -¿Esa es Misa-Misa? ¿Quién es ese? ¿No te parece mono? ¿Dónde lo habrá conocido? ¿Serán pareja? Misa y L lo oían, pero hicieron oídos sordos y siguieron caminando, llegaron a la tienda y Misa le dijo que entraran, a lo que L obedeció.
Misa: Mira, esta falda es muy bonita, pero es muy cara… -¿Pero tú no deberías ganar mucho como modelo? -Sí, pero Light dice que debo ahorrar para cosas más importantes que la ropa… -Si ese es el caso te la puedo comprar yo, aunque no lo parezca salir me ha despejado bastante, como compensación hoy te comprare todo lo que quieras, y no te preocupes por el dinero. -Pero… Hemos venido para comprarte ropa a ti… -Tranquila, no se lo diré a nadie, además vinimos para animarme, nada me haría más feliz que ver tu sonrisa, Misa. -A decir verdad era la primera vez que la llamaba Misa, le gustaba, que la llamaran, así, se sentía diferente de cómo lo decía Light, a pesar de haber sido dicho por L se sentía más cariñoso. -Bueno, si ese el caso miraremos ropa para los dos, mira, aquí está la sección de adolescente, vamos a ver si hay algo bonito. -Claro… -Los dos estuvieron mirando un poco pero no encontraron nada que pegase con el estilo de L, Misa siguió mirando cuando L le toco la espalda enseñándole varias cosas que había cogido mientras que ella buscaba ropa para él, le señalo el probador y Misa asintió algo asombrada.
Cuando salió llevaba puesto un vestido corto de color rojo oscuro con una pequeña abertura cerrada por cordones en la parte derecha de la pierna, unos guantes de rayas negras y rojas que llegaban por encima de los codos y dejaba ver sus dedos, unos calcetines largos negros que quedaban un poco por debajo del vestido y unos botines del mismo color que el vestido.
Misa: Ryu, esto… Me encanta, es súper bonito. -Me alegra haber acertado ¿Quieres que te lo compre? -Es que, tampoco quiero que te gastes el dinero en mí. -Ya te he dicho que el dinero no es el problema, si quieres te lo puedes llevar puesto. -Claro, me encanta, pero antes quiero que te compres algo de ropa tú también. -Si insistes, pero no creo que vaya a encontrar nada por aquí…-Tal vez tengas razón, ¿y si te compramos algo más formal, anda esto tal vez te quede bien… Sí, estoy segura, pruébatelo. -Vale…
L salió ajustándose una corbata negra con la mano y abrochándose los botones de una manga de una camisa blanca con la boca y la otra mano, llevaba unos pantalones de color negro. Misa se acerco y le ajustó la corbata.
Misa: Ahora ya estas perfecto, aunque no lo parezca te sienta muy bien el estilo formal. -Gracias Misa, pero me parece haber visto antes algo por ahí que me interesa. -Entonces vayamos a verlo.
L se paro delante de un maniquí que llevaba unos vaqueros grises rasgados, una camiseta negra de manga corta que delante tenía una calavera y dos guitarras a modo de bandera pirata y por detrás ponía: not an ángel.
Misa: ¿Esto? -La verdad es que yo siempre fui un poco macarra, ¿Qué pasa? ¿No me pega? ¿O no te gusta? -La verdad es que igual que me gustan las motos me gusta lo macarra, aunque más bien lo gótico. -Ah, ya sé lo que dices, como una loli gótica. -Algo así, bueno ¿Te lo vas a comprar? -Creo que me voy a llevar puesto lo que me elegiste tú y… Si, esto me lo compro, bueno, ¿Hay algún sitio al que quieras ir? -Bueno, la verdad es… que siempre quise hacerme mechas. -¿Y por qué no te las hiciste nunca? -Porque a nadie le gustarían, pero a ti sí, creo que eres al primero que puedo llamar de verdad amigo. -Misa… Bueno, vayamos a la peluquería a por esas mechas que querías. -Claro Ryu. Llegaron allí Misa con su vestido nuevo y L con su camisa, la gente seguía mirándoles y haciendo fotos. Se notaba que Misa estaba nerviosa, L puso su mano en el hombro de la chica y le dijo que estaba bien, eso la tranquilizo, y el hecho de que la llamase por su nombre la reconfortaba aun más.
Dentro de la peluquería Misa miro los tipos de peinado que proponían, le indico a L unas extensiones y unas mechas rojas. El la miro como diciéndole que le quedaría bien. Estuvo esperando un rato en un sillón negro hasta que Misa salió teniendo un pelo más largo y algunos mechones de color rojo.
L: Solo falta una cosa para que estés perfecta. -Misa puso una cara confusa y miro como L sacaba de una bolsa y le ponía algo en el pelo, se miro en un espejo, era una diadema con unas orejas de gatita del mismo color que su vestido. Se puso muy contenta y abrazo a L, quien correspondió el abrazo.
L: Misa ¿Te apetece ir a algún sitio más o nos volvemos a la oficina? -No se me ocurre nada, pero tampoco quiero irme ya… -¿Y si vamos a por un helado? -Pero, no quiero engordar mas… -Tranquila, no engordaras, tienes un cuerpo muy bonito, además, aunque engordases seguirías siendo muy linda. -Bueno, si tú lo dices…
Después de tomar un helado juntos fueron a un zoológico, después fueron a cenar a un sitio algo elegante, Misa se sentía algo incomoda entre tanto lujo, pero la presencia de L la reconfortaba.
L: Jajaja, hoy lo he pasado muy bien Misa. -Yo también Ryu, ¿Tienes pensado algún lugar más? Pero que no sea elegante, pase mucha vergüenza en el restaurante, todos me miraban. -Dijo Misa volteando el rostro con cierta expresión de enojo. -¿Por qué pasaste vergüenza? Ah, ya entiendo, te molestaba que todos esos hombres se quedaran deslumbrados por tu belleza, y te molestaba que las mujeres te miraran mal por ello, ¿Verdad? -¿El qué? -Dijo extrañada Misa. -Si todos nos miraban eran porque los hombres estaban enfadados con migo por estar cenando contigo y las mujeres enfadadas contigo por crear esa reacción en sus parejas. -Dijo L acariciando su mejilla ahora bastante roja. -Pensé que era al revés, que el guapo eras tú. -Dijo Misa confundida. -Jajaja, que graciosa Misa, bueno, el sitio al que te quiero llevar es ese. -Dijo señalando una noria que había frente a un lago, a poca distancia de aquí.
Los dos iban caminando hacia la noria gigante, no se habían dado cuenta, pero desde hacía un rato habían ido cogidos de la mano, Misa miro a L, lo había pasado verdaderamente bien, entonces se dio cuenta de que iban de la mano, se ruborizo bastante, pero no le soltó la mano, la verdad, era una extraña sensación, notaba como su mano y sus mejillas estaban calientes muy calientes, dios le quemaba, pero no era un ardor doloroso, más bien cálido y reconfortante
