La vio, hacia abajo, y sintió una punzada de algo. Quizás, de arrepentimiento, o de culpa, o puede que fuera de amor y dolor.

La diferencia de alturas era notable. Arya, aun con sus 15 años, era de un tamaño pequeño, y flaca como un junco. Daenerys, a pesar de no ser increíblemente alta, poseía un cuerpo curvilíneo y fuerte. No lucia endeble como la Stark.

Así que a primera vista, Dany era una mujer, y Arya una niña. Y excluyendo la diferencia de edades, la tenían difícil. Por ser fuego y hielo. La chica dragón y la loba. La salvadora y la asesina.

Pero ocurrió, y allí estaban. No podían reprimir lo que existía.

Era algo ilógico.

Estar con Arya era más difícil que domar dragones. A tres dragones. Salvaje, desconfiada y solitaria. Así era ella. A Dany le gustaba así. También era alegre, inocente y bonita. Esa parte le gustaba mucho más a Dany.

Después de abandonar la Casa de Blanco y Negro, Arya hizo lo que mejor hacia para vivir. Se convirtió en una de las más temidas criminales, aun a su corta edad, vivía con una moral cuestionable, y una sonrisa cruel.

Violenta, enamoro a Daenerys, con sangre en los labios, y recordándole muchas cosas a la reina. En el suelo, con su expresión animal, la khaleesi la observo desde la altura de su trono, con la piedad aflorándole en el pecho. Cosa que no debía sentir. Chica loba, había eliminado rápidamente a las sociedades que la defendían, despiadada, antes de eso, genero problemas a la reina, con una eficacia imposible y un desinterés total.

Y después de una serie de hechos, el génesis de su amor inicio. Extrañamente, la misericordia de Daenerys apareció, después de vivir demasiados acontecimientos causados por la mismísima piedad de la reina, al ver a Arya. Convirtiéndola en la mascota -y el capricho- de la khaleesi.

Poco a poco se fueron acercando, Daenerys mostrando su lado cariñoso, y la Stark aceptando los mimos, como si de un perro meloso se tratara. Mostro su lado dañado de años de olvidar lo que era, de donde venia, y quien era. Y nada mejor que una enemiga actual, con rencor heredado de sus antiguas familias, para saber quién era.

Recuperando su objetivo olvidado con los años, la reina prometió ir a Poniente y llevar a Arya con su familia, volverla terrateniente con la Invernalia abandonada, vuelta a ser dictada por una Stark verdadera.

Los labios de la más joven tentaban mucho a Daenerys. Cuando sonreía, cuando gruñía, cuando hablaba solo para ella. Porque Arya era solo de Daenerys y nadie más. Su capricho, su responsabilidad. Toda completa, le pertenecía.

Allí estaba, con las manos en la cintura, viéndola desde abajo de su trono, intentando no sonreír, no fruncir el ceño. Arya solo dedicaba ese intento a ella, Dany lo sabía.

Bajo de la silla a la que suponía trono, recordando la primera vez que vio a la loba. Era escuálida, pálida, y violenta. Aún seguía siendo agresiva, aunque ya había cambiado. Ahora lucia más fuerte, segura. Tenía las rodillas raspadas, además de múltiples heridas.

La mayor paso una mano por la cintura de Arya, acercándola. Siempre, el contacto físico ponía nerviosa a la loba. Pero algo en su mirada, quizás la felicidad o la melancolía –eran tan parecidas para Daenerys- que le hizo acercarse a ella, aunque sabía que no le gustaba.

Lo increíble fue que Arya no se apartó. La vio con sus ojos grises grandes y como que la invitaba a que se acercara mas. Y Dany así lo hizo.


Oh, yeah. Esto es posiblemente lo mas gay que escrito.