Renuncia de derechos: Harry Potter y su universo son propiedad de J. K. Rowling, empleo una parte sin fines de lucro. Por otro lado, trama y algunos personajes sí son míos, así que me reservo su uso.

El presente texto participa en el tópico "Duelos entre Potterhead", del foro "Hogwarts a través de los años".


Vale la pena.

—¡Otro cuento, otro!

Sonriendo, James negó con la cabeza, lo que causó que el niño delante de él se desilusionara.

La sala estaba a oscuras y solo esa cama estaba ocupada… aunque el niño debería estar dormido desde hacía una hora.

—Mañana —prometió, levantándose de la silla que ocupaba—. Pero si no haces caso al sanador Bradley, lo sabré y no vendré.

—¡Sí, sí! ¡Gracias, James!

Asintiendo, el aludido se despidió y abandonó la sala. Solo en el pasillo se permitió suspirar, deseando realmente poder ver al niño al día siguiente.

—¿James? —lo llamaron a su derecha: era Caleb Longbottom, su mejor amigo y colega, una de las personas más amables del mundo—. ¿Todo bien con Danny?

—Espero que sí —respondió en un susurro.

—¡Ánimo! No trabajamos un mes entero para desarrollar ese tratamiento, ¡funcionará! Ahora vete con tu mujer, pareces un inferius.

Agradecido, James asintió.

Caleb sabía recordarle el por qué se esforzaba tanto.

–&–

Bienvenidos a algo que me retaron a hacer. Espero que les guste.

Sí, es raro que aceptara y mucho más que contestara tan rápido, pero ¿qué quieren?, la inspiración es una caprichosa que me quiso regresar al fandom de HP con una generación de la que no escribo mucho. Pero quien me lee seguido, sabe que James Sirius es mi perdición, así que aquí tienen un vistazo a lo que mi versión de él hace más en su trabajo como sanador: ayudar a curar los niños.

Dato aparte, ¿a quién le gusta que un hijo de Neville y Hannah no tenga "Frank" como primer nombre? (Bell alza la mano mientras se parte de risa).

Cuídense mucho y nos leemos en otra ocasión.