Universo: Manga/Anime.
Spoilers: Ninguno.
Advertencias: Ninguna.
COMO EL HUMO
[Viñeta]
Respiras el humo que desprende el cigarro de Hijikata, llena tus pulmones, te escoce en la garganta. No importa cuánto tiempo pase, no puedes acostumbrarte al olor ni a la sensación del oxígeno infectado. Pero has dejado de quejarte desde hace tiempo, casi desde el principio, aunque a veces comentas algo áspero al respecto, sólo por rutina.
Te preguntas qué hay de bueno en un tubo de nicotina. Tú mismo lo has probado algunas veces y no te ha parecido impresionante, nada del otro mundo. Sólo un montón de humo que podría hacerte lagrimear y revolverte el estómago, todo al mismo tiempo. Los cigarros no son lo tuyo y abres la ventana del coche patrulla para dejar que el tufo se escape y puedas ser desintoxicado.
Es un día caluroso, aunque no tanto. La quietud invade las calles casi como si fueran un lugar pacífico. El aire viciado abandona el coche casi por completo, pero el silencio entre los dos no. La quietud te sacude las entrañas como muchas otras veces e intentas hacer caso omiso de ello. Pero la sensación es fuerte, cada vez lo es más; a cada hora del día y a cada día del año. Temes que un día todo te supere y acabes vomitándolo todo frente a él. Palabras, sentimientos, verdades y confesiones.
Porque el malestar son mariposas y el cosquilleo te abruma, te marea, te enoja y te exaspera. Hay tantas sensaciones negativas por culpa de esos desafortunados insectos que te preguntas por qué gana el sentimiento positivo a pesar de ser sólo uno: alegría. De estar a su lado, de tenerlo vivo, de poder conversarlo, de poder molestarlo.
Alegría de poder respirar el humo de sus cigarrillos.
Para ti, él y ese estúpido sentimiento son como uno de sus cigarrillos: tú sólo consigues el humo que el exhala, no obtienes, no puedes ni quieres tener más de ello, aunque lo último tal vez pueda ser sólo una mentira bien construida alrededor de ti o un mantra para seguir viviendo. Y aunque ese humo de cigarro es algo que te enferma todo el tiempo, también destruye tu cordura cuando no lo estás oliendo. Como un fumador pasivo, dependes casi de él. Le quieres y le desprecias, lo buscas pero lo evitas, lo tienes pero no consigues todo de él.
Hijikata es ajeno al cúmulo de tus sentimientos y en más de una ocasión te preguntas qué diría. Qué pensaría de ti si supiera que, al igual que tu hermana, has caído en sus redes sin siquiera intentarlo. Y allí hay miedo, miedo al rechazo, miedo al asco y miedo al distanciamiento. Es el miedo que te embarga por las noches con embestidas violentas y pesadillas en rojo, negro y blanco. Si pudieras decirlo en voz alta, declararías que es lo único a lo que en verdad temes.
A veces te ríes por ello, sabiendo que ese bastardo al que odias y amas a partes iguales se ha llevado también tu cordura y tu calma nocturna. Insaciable, voraz y codicioso, te arrebata cada vez más y más.
Porque él se ha llevado todo lo tuyo.
Incluso a ti mismo.
Mientras el cigarro de Hijikata sigue desprendiendo humo, tú sigues respirándolo. Es ahora un hábito que disfrutas, incluso con los malos momentos.
[FINAL]
[Notas y aclaraciones]
A que nadie se esperaba que escribiera un Okihiji antes que un Ginhiji… porque yo tampoco.
¡Besos embarrados de Nutella para todos!
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