Era temprano cuando me desperté, estaba en la cama de mi casa, si en mi casa, porque normalmente dormía en la universidad. Al moverme un poco olí el perfume de él. Aunque no estaba conmigo, pero al venirme a casa cogí una camiseta de él. Lo echaba de menos, no sabéis cuanto. Pero lo tenía decidido, hoy me volvía a la universidad a pasar noche buena con él. Él no tiene a nadie y esta solo, pero este año yo estaré con él, y podremos celebrar la noche a nuestra forma y sin que nadie nos moleste.
Baje a desayunar con mi familia y a contarle mi decisión. Cuando llegue a bajo me encontré a mi madre y mi padre en la cocina haciendo el desayuno, mientras le echaban un ojo a los gemelos, Edgar y Aiden, esos dos eran un peligro cuando se trataba de jugar, la mayoría de las veces se enfrentaban y había que pararlos antes de que llegaran a las manos.
Los gemelos para sus 14 años eran bastante altos, casi llegan a mi altura. Aún me acuerdo cuando éramos pequeños y yo no los diferenciaba.
-Mamá, ¿Por qué Edgar y Aiden tienen que ser iguales? No se quien es quien.-
-Cariño, es que son gemelos. Pero yo tengo un truquito para diferenciarlos-
-¿Ah si?, ¿Cuál?-
-Fíjate en Edgar, tiene el mismo lunar que tu en la mejilla, y Aiden no lo tiene-
Regrese cuando mi madre nos llamo para desayunar.
-Chicos, a desayunar-
-Ya vamos, mamá- dijeron los gemelos a la vez. Me daba un coraje cuando se seguían las frases o las decían simultáneamente.
Me senté en la mesa de la cocina y observe toda la variedad de comida que había: huevos revueltos, Bacon, tortitas con sirope, zumos, batidos, tostadas, mermeladas, mantequilla, fresas y cerezas.
En cuanto lo repase todo no pude volver a acordarme de Rick, sabia cuanto le gustaban este tipo de desayunos.
Mis hermanos empezaron a pelearse por el batido de chocolate, y tras esta pequeña disputa se quedo la cocina en silencio. Escogí este momento para comunicarles mu decisión a mis padres, ya que los silencios en esta casa era difíciles.
-Mamá, papá, he decidido que después de desayunar hago las maletas y me vuelvo a la universidad-
-Para estar con ese noviecito tuyo- dijo Aiden.
-Vas a disfrutar las navidades, eh pillina- continúo Edgar.
- Vosotros callaros-
-Un respeto en vuestra hermana- corto mi madre- pero Kate, este año íbamos a pasar la navidad juntos-
-Lo se, mamá. Pero es que Rick no tiene a nadie y no quiero dejarlo solo en un día tan import...-no pude continuar porque llamaron a la puerta-¡VOY YO!
Me levante de la mesa sin dar un bocado a nada. Cuando llegue no me pare a ver quien pegaba, solo quería abrir y decirle cuatro cosas bien dicha al que hubiera molestado a estas horas. ¡Son solos las 8:30 de la mañana, por Dios!
En cuanto abrí y vi quien era el que pegaba, me tire a sus brazos besándolo mientras lo abrazaba, haciendo el beso torpe e incomodo.
-¿Qué haces aquí?- le pregunte al separarnos.
-Hola, cariño. Pues estando en la universidad me entere que en esta casa vivía una chica inteligente, guapísima y muy sexi, que tiene por novio a un muchacho encantador y muy bueno. Y he venido a ver si le echaba de menos.
-Claro que te echaba de menos, mi amor. Ahora iba a subir a hacer mi maleta para volverme a la universidad y pasar las navidades contigo- Cuando termine de decir esto me fije en Rick, me estaba mirando con un infinito amor que hacia que me derritiese.
- Te amo, Kate. No sabes cuanto- y me beso. Un beso lleno de ternura, devoción e infinito amor.
- Si, si que lo se. Porque yo siento lo mismo por ti- y volvimos a besarnos.
Lo cogí de la mano, cada uno cogimos un bolso de viaje y entramos.
-Vamos a desayunar, es de esos desayunos gigantes que a ti te encantan-
-Ahora que hablas de comida me doy cuenta del hambre que tengo-
Rick fue a dejar los bolsos a los pies de la escaleras mientras me dirigía a la cocina, entre con Rick unos cinco pasos mas atrás.
-¿Quien era, Katie?- pregunto mi padre.
- Pues parece que me leyeron la memoria, era Rick- Lo cogí de la mano cuando llego a mi lado.
-Hola muchacho, ¿Cómo estas?- le pregunto mi padre estrechándole la mano.
-Muy bien, Señor Beckett ¿y usted?- le respondió Rick. Me hacia gracias que después de tanto tiempo siguiera con tantas formalidades y tantos nervios
-Muchacho, ya dijimos que nada de formalidades-
-De acuerdo, Jim-
Mi madre se levanto y se acercó a Rick para darle un abrazo al cual el respondió gustoso.
-Johanna, tan radiante como siempre-
Mi madre en ese momento exploto en carcajadas.
-Muchacho, te recuerdo que es mi mujer- intervino mi padre cogiendo a mi madre por la cintura.
-No se preocupe, Jim. Yo soy hombre de una sola mujer y ella se llama Kate- se acercó a mi y me dio un beso en la mejilla. Pero yo lo cogí de la cara y le di un beso en los labios.
-¡QUE CURSI ERES, CASTLE!- saltaron los gemelos con su habitual manera de decir las cosas a la vez.
-Hey chicos, ¿Vosotros ensayáis o algo?-
En ese momento todos empezamos a carcajear. Cuando todos terminamos de reír, nos sentamos a desayunar.
-Rick, ¿Te quedas en casa, verdad?- dijo mi madre.
-Bueno, si no es molestia me gustaría-
-Molestia ninguna, tonto- intervenir yo.
Cuando terminamos de desayunar y recoger todos los cacharros. Rick y yo subimos a mi habitación para colocar su ropa.
Yo me tumbe en la cama mientras él colocaba todo. Rick tenia sus propios cajones en mi cuarto entonces no tuve que ayudarlo a vaciar nada de los bolsos.
-¿Cómo se te ocurrió venirte en navidades para acá?-acabe preguntándole, me comía la curiosidad.
- Bueno pues estaba en nuestro cuarto de la universidad, y al abrir uno de los cajones para coger la ropa para ir a entrenar, al sacar una de mis camisetas cayo al suelo una tuya. Y en ese momento me di cuenta de todo el de menos que te echaba. ¡Llevaba sin verte una semana y media!, hice las maletas y aquí estoy con mi chica-
- Te estas volviendo un cursi, Rick. ¿Lo sabias?-
- Teniéndote a ti a mi lado me da igual-
De repente se tiro en la cama cayendo encima de mí, apoyando su peso en sus antebrazos. Me miro a los ojos y poco a poco acercó sus labios a los míos. Después de ese beso vinieron otros que se tornaron más pasionarios.
- Rick, debemos parar. Mis padres y mis hermanos están abajo- le dije dándole un último beso.
- Tienes razón- me dijo. Me beso la nariz y se echo a mi lado.
Me estaba dando caricias en el brazo. Él sabia lo mucho que a mi me relajaban ese tipo de toques en mis brazos, noté como me besaba en la mejilla y me rodeaba con sus brazos desde mi espalda antes de acabar cayendo ante Morfeo.
