Saludos, mis lectores :3. Les traigo una nueva historia, pero esta vez con un giro diferente :D. Este relato lo he tenido en mente desde 6 meses (antes de que saliera Transformers 4) y bueno pensé que sería el momento apropiado para compartirselo :3. Fue un gran desafió ya que antes de empezar me tuve que ver mucho del universo del Caballero Oscuro... ok ya saben quien es, me refiero a Batman X3.
Es mi primer crossover y el primero que involucra a nuestro Caballero de la Noche. Espero que sea de su agrado. La aventura entre dos mundos a penas comienza ;D.
TRANSFORMERS AGE OF EXTINCTION / BATMAN ARKHAM ORIGINS
SOMEWHERE I BELONG
CAPÍTULO I
REVELACIÓN
Todo había ocurrido tan rápido. El viaje lejos de la civilización terrícola, la corta charla con su mentor…
El sol irradiaba de una manera que enumeraba la sangre derramada por la guerra, su guerra que había condenado a este desdichado planeta… el sonido del gatillo y el grito de alguien…
El cielo oscurecía, una súplica recóndita llena de calvario y remordimiento. Una voz fría
"Tus servicios ya no son necesarios"
Así otro disparo fue lo último que se escuchó…
"¡NO!" gritó con una bocanada de aire agitado.
Un mal sueño, uno que lo ha perseguido durante 2 años… la masacre… la destrucción de Chicago por su maldita guerra, una que no debió llegar a esta galaxia.
Podía recordarlo todo vívidamente, el descubrimiento del Arca, el plan de los Decepticons al querer traer su hogar a este universo… la muerte de su amigo a manos de aquél quien consideró su maestro…
Ahora huía de los humanos, escondiéndose en plena vista, viajando a diferentes lugares, escabulléndose de sus cazadores… no podía confiar en nadie más que en sí mismo y sus Autobots… si es que habían logrado sobrevivir.
Teniendo que cambiar de forma vehicular, su modo alterno ahora consistía de un viejo tráiler Marmon 97, de color blanco con flamas rojas en los costados.
Con el tiempo su pintura fue decayendo, oxidándose con los climas radicales y las incontables emboscadas por una misteriosa organización...
Cementary Wind se hacían llamar. Después del cataclismo en Chicago, el gobierno creó una agencia en la que se encargarían de exterminar a los Decepticons restantes, manteniendo a salvo la raza humana de una nueva amenaza… o eso fue lo que habían dicho.
Una completa mentira.
No solamente los Cons habían sido cazados, sino también su gente. Ellos, incluyéndole habían arriesgado sus vidas para salvarles de un destino que los llevaría a la eterna oscuridad del esclavismo.
Por fortuna algunos de sus amigos tuvieron la suerte de huir y esperar el momento indicado a salir a luz… esperanzados de que su líder les encontrara… El tiempo no estaba de su lado…
Sabía que podría engañar a ojos civiles pero no a ellos, tenían equipo especial con el cual rastrear el energon en sus venas.
¿Había sido un error haber compartido a los humanos su tecnología, aunque fuera para defensa propia?
Después de tantas batallas, los sacrificios que lo indilgaron a cometer las más atroces decisiones, tratando de solucionar la supervivencia de su especie. Su único anhelo… desplomado. Su alma siendo quebrada en fragmentos… Su mundo colapsarse en instantes; en un solo parpadeo aquellos quienes fueron aliados a su causa, ahora arremetían en un cruel acto del destino que se burlaba de su reputación.
En huir su vida se había convertido… protegerse… alejarse del acecho.
Ciudad Gótica se llamaba este lugar, recordaba vagamente como había llegado aquí, pero no era de importancia, estaría a salvo de ellos… por ahora.
Aún oculto en las sombras de esta misteriosa metrópoli, podía continuar vigilando a los orgánicos caminar en las calles, sin tener idea de que no estaban solos.
Grandes edificios con estatuas monumentales que eran dignas de su nombre, un clima frío y nubloso merodeaba sus calles, esto era… muy distinto a las otras ciudades que había visitado durante su éxodo. Los crímenes eran muy comunes, humanos con intenciones maliciosas al igual que un Decepticon trataban de amenazar la existencia de inocentes…
¿Inocentes? Se reía de esa palabra día y noche de su mísera existencia. No sabía si eran de confiar ¿Qué debía hacer? ¿Qué era lo que tenía que hacer? Podría mantenerse en forma vehicular por toda la eternidad, esperando a que la muerte lo encontrara y le diera la paz que tanto deseaba.
La ironía lo consumía, su ideal a pesar de comenzar a cuestionarla no se atrevía en resentir. Ya muchos lo habían hecho y pagaron el precio… Fallen, Megatron… Sentinel; todos trataron de desafiar la regla de preservación a la vida…
Errante, sin propósito, solo podía ver como los humanos se destrozaban entre ellos, codiciosos ante las riquezas y el poder al manejar armas de masiva destrucción…
Ellos no eran diferentes de su raza.
La noche reinó en Ciudad Gótica. La hora de los maleantes y terribles criminales del inframundo ascendían de nuevo, torturando y regocijándose al martirio de sus víctimas.
El viento repicaba agresivo, al parecer una lluvia asolaría el cielo. Los relámpagos iluminaban los rascacielos, resplandecientes al iluminar las colosales estatuas angelicales y demoniacas.
Las gotas empezaban a cubrir su carrocería, el sonido le tranquilizaba, sin embargo aún lo tenía paranoico, temeroso en ser descubierto.
En los más profundo de su ser quería ayudar a los humanos, pero el miedo al ser llamado monstruo aún lo hostigaba intacto.
Sus sensores de escáner detectan a una pareja terrícola siendo perseguidos por unos ladrones. Al parecer la noche apenas comenzaba.
Estaban acorralados en un callejón oscuro, sin ninguna escapatoria
"Comencemos con las perlas de la señorita" dijo el rufián quien apuntaba con un arma a la inofensiva pareja
"Por favor, no queremos problemas" dijo el hombre que protegía a la mujer colocándola a su espalda.
"Esto no es negociable" rio el lunático.
Apunto de apretar el gatillo, algo lo hizo gritar, soltando el arma en la acción.
Agarrando su mano en dolor, el ladrón logró ver un extraño artefacto tirado en el suelo. Al parecer tenía la forma de un murciélago.
Los ojos del tipo se dilataron. Había escuchado historias de sus compañeros acerca de una "criatura" en forma del mamífero nocturno, tan feroz y cruel al atrapar aquellos que obstruían la ley
"¡No! ¡Aléjate de mí, engendro!"
El silencio prevaleció, sabía que aún se encontraba ahí ese ente de la penumbra, esperando paciente a que su presa cayera en un pánico total.
Trató de echarse a correr, no obstante algo lo atrapa del pie, elevándolo a gran velocidad, dejando que sus gritos fueran su último suspiro.
Se escuchó como el ladronzuelo suplicaba hasta que otra vez hubo silencio.
La pareja acosada, miraron confundidos lo que había ocurrido, no deseando averiguar que paso del desgraciado hombre.
Dejando este macabro escenario, la lluvia continuó, pero algo entre las sombras hizo llamar la atención del guerrero cybertroniano.
Una silueta, negra como la misma noche se aproximó lentamente hacia unos faros que adornaban la esquina del callejón. De su mano un par de rosas carmesí sostenía.
La misteriosa figura, de ojos blancos como la luna y orejas puntiagudas, dejó las flores en medio de la calle, arrodillándose en gesto de respeto.
El Autobot, permaneciendo oculto en las sombras en forma de tráiler había quedado sorprendido y a la vez lleno de preguntas. Por lo que pudo notar, esa "criatura" que tanto temían los criminales era un hombre.
Un humano, quien lo diría.
De alguna manera estimaba a este terrícola… no entendía que era ese extravagante pensar, pero sentía apreciación por este… hombre. De alguna forma podía percibir el dolor y el peso que sostenía del mundo al querer hacer lo correcto y el precio que había pagado… Al menos aún existía un haz de esperanza para esta especie.
El extraño ritual duró unos minutos. El forastero se puso de pie, mirando por última vez el sitio donde había dejado las rosas, sacando un artefacto de su cinturón y disparando un garfio con una cuerda, elevándolo al cielo como un ángel de la oscuridad.
Verificando con su escáner que no hubiera más humanos, Optimus Prime lentamente se transformó, tratando de no llamar la atención.
Cuidadoso en cada uno de sus pasos, caminó hacia el lugar donde el encapotado había dejado las flores. Se agachó para mirar más de cerca, logrando ver en un decaído trazo, dos siluetas que parecieran que estuvieran encimadas.
Volteó a mirar el faro que adornaba la esquina. Una placa metálica con el nombre del lugar:
Callejón del Crimen.
Y ahí lo tienen :3. El primer capítulo de esta pequeña historia. Un encuentro indirecto entre dos legendarios personajes de ficción. ¡Comenten! ;D.
