Disclaimer: Todos los personajes de la serie de "Ghost Hunt" pertenecen a Fuyumi Ono.
TODO COMENZÓ EN LA OFICINA
Siendo sincera, quedarme en la oficina no aparentaba ser buena idea, quiero decir, realmente parecía algo patético. Yo, Hara Masako, huyendo de mi, ahora exnovio, y escondiéndome de mi madre en SPR, con mi maleta y computadora, pasando la noche sola… Tal vez por eso decidí llevar una botella de vino, solo me faltaba beber para verme todavía más desesperada.
Pero esa noche era desesperada, mi evidente rompimiento con Takeshi me había dejado en la calle, y lo último que quería era ver el rostro de mi madre con su clásico "te lo dije". Podría haberme registrado en un hotel, más de una vez lo pensé, pero cada vez que lo hacía regresaba a mí la voz de Yasuhara diciendo…
− Yo creo que esta oficina es mágica.
En ese momento todos los miembros de SPR lo miramos extrañados.
−Mai-chan, Naru-chan, Lin-san, Ayako-san, Takigawa-san, y yo… todos en algún momento hemos pasado la noche en esta oficina, ¿no es así?
Todos excepto Naru asintieron.
−Y a todos esa noche nos cambió la vida, ¿verdad?
−Eeh… yo-yo no lo diría así− dijo Ayako-san… fue la única que se atrevió a hablar mientras que los demás miraban al suelo, se sonrojaban o sufrían internamente por mantener la compostura.
−Je je je, yo solo digo que es una feliz coincidencia; desde que nos dieron llaves hemos tenido que resguardarnos aquí por diferentes razones, pero a todos nos han sucedido cosas que nos han cambiado para bien.
−Solo faltamos Hara-san, Brown-san y yo entonces− dijo Madoka-san sonriendo.
−Podrías pasar todas las noches en esta oficina y eso no te haría más ordenada.
−Eeeh… ¿acaso eso fue una broma en público Koujo?
Incluso Naru rió un poco cuando todos los demás lo hicieron.
Eso fue hace un par de meses; y Yasuhara-san tenía razón, todos habían pasado por algo inesperado al dormir en la oficina. Esta noche era mi turno, y aunque sabía que un edificio no podía darme dos años y mi autoestima de vuelta, una parte de mí deseaba un cambio en mi vida.
Iba por la segunda copa cuando dicho cambio entró por la puerta.
Apenas escuché las llaves contra el cerrojo y corrí a esconderme en la cocina. No podía ser Mai o Naru, nisiquiera Lin-san… todos se habían ido a un congreso a Inglaterra; yo me quedé con Takeshi para pasar las vacaciones y celebrar nuestro aniversario… eso resultó excelente.
Escuché pasos por la recepción, eran de un hombre.
−¿Un ladrón?... No, esta persona tiene llaves− pensé.
−¿Ho-hola?
−¿John-san?
−¿Hara-san?
Salí de la cocina.
−Me asustaste, ¿qué haces aquí?
−Buenas noches.
Fue muy descortés de mi parte no saludar antes de hablar.
−Perdón, buenas noches.
−Pe-perdona… no sabía que estabas aquí, si quieres mejor me voy a un hotel.
Su voz temblaba y en general se veía en mal estado, no podía dejarlo ir así.
−No te preocupes, siéntate, ¿quieres una taza de té?
Parecía confundido y algo asustado, pero eventualmente se sentó. No pude evitar notar cómo miraba la botella de vino.
−O… ¿prefieres algo de vino?
−… ¿Está bien?
−Por supuesto.
¿John pidiendo vino? Algo había pasado. Rápidamente me dirigí a la cocina por otra copa mientras agradecía al universo por enviarme compañía; no es que agradeciera lo que sea que le hubiera sucedido, pero necesitaba de algo que me desviara de mis pensamientos.
−Aquí tienes.
−Gracias.
Tomó unos sorbos y ambos callamos, debieron pasar alrededor de cuarenta segundos antes de que me atreviera a hablar.
−Pensé que te habías ido con los demás a Inglaterra.
−Ah no… no, yo iba a otro congreso en Irlanda… de la Asociación de Sacerdotes Católicos.
−Ya veo.
¿Había perdido el vuelo? ¿Algún familiar había fallecido? ¿Estaba enfermo? Esas y muchas otras preguntas rondaban en mi cabeza, pero ninguna salía por mi boca. Habría sido muy impropio hacerlas.
−Dejé el sacerdocio.
…
−¡Quéeeee! −mi cabeza estalló en gritos internos; obvio, mi cuerpo mantuvo la compostura −¿A qué te refieres?
−Estaba en el aeropuerto con el padre Toujo …− empezó a contar John-san sin levantar la mirada de su copa, claramente esto le producía mucha tristeza −… solo me llevó a la terminal, íbamos tarde, así que le dije que me dejara en la entrada y que yo documentaría solo. No habían pasado ni cinco minutos cuando salí corriendo de allí y tomé un taxi para la oficina.
Nada tenía sentido, John no era la clase de persona con esos arrebatos; quería preguntarle muchas cosas, pero mejor callé y dejé que explicara.
−He estado pensando esto por años, creo que fue hace más de nueve que me di cuenta que mi fe no va con la Iglesia Romana, al menos no como debería de ser.
Parecía que hablaba más consigo mismo que conmigo, nunca había visto a John expresando de esa forma sus sentimientos.
−Perdón Hara-san, debo parecerte realmente patético en este momento.
"Oh no, es mi turno de hablar": pensé.
−Ya somos dos entonces…
Me miró sorprendido, con esos ojos tristes azules; tal vez fue el vino, pero en ese momento sentí que podía contarle lo que sea.
−Rompí con Takeshi, lo encontré con otra estrenando el sofá nuevo de la sala. Quise correrlo del departamento… pero era su departamento. Agarré lo que pude y salí corriendo − tomé otro trago− El bastardo nisiquiera me ha llamado... – en ese momento recordé que había dejado el celular− como sea, brindemos por las grandes decepciones de la vida.
−Y por la oficina.
−Por la oficina.
El resto de la noche fue muy agradable, hablamos durante horas de las cosas más banales; y cada vez que alguno de los dos parecía recordar o empezaba a sumergirse otra vez en su miseria, el otro empezaba un nuevo tema del cual platicar. Por un momento olvidamos las razones por las que habíamos llegado a ese lugar, hasta que un sonido nos regresó a la realidad.
¡Riing, riiing!... De noche el teléfono era incluso más ruidoso que de día.
¡Riing, riiing!
Sentí cómo la sangre bajó de mi cabeza; a esa hora seguramente Takeshi ya había ido a buscarme a casa de mi madre, y conociendo lo desesperada que es, ella estaría marcando a hoteles, canales de tv y oficina de SPR, todos los lugares donde yo podría estar.
¡Riing, riiing!
Miré a John levantarse para contestar, estaba tan pálido como cuando llegó.
−John-san espera, yo contesto…
−Moshi moshi.
Demasiado tarde.
−¿Hola? ¿John?
La voz de una mujer podía escucharse claramente por el auricular, no era mi madre y tampoco Japonesa, hablaba perfecto inglés.
−Hola− respondió John simulando felicidad.
−¡Aaaaaaah! ¡John! ¡Te he estado buscando por todos lados! ¡¿Por qué no contestas tu celular?! ¡¿Qué pasó?! ¡¿Te fuiste?! ¡¿No te fuiste?! ¡¿Vas venir?!
−No… no me fui.
−¡Aaaaaaaaaahh! ¡Entonces más te vale que vengas, Michael se va a morir de la sorpresa!... ¿Si vas a venir verdad?
−… Si.
−¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!
Había algo en su voz que me resultaba molesta.
−Ok me avisas cuando llegues bebé.
−¡¿Bebéeee?! – casi dije eso en voz alta.
−O-ok.
−¡Nos vemos!
−Nos vemos.
−¡Bye!
Y se acabó la conversación. Me hubiera gustado simular que no había escuchado nada, pero era imposible con lo alto que hablaba esa mujer.
−¿Vas a ir a algún lado?
Muy sutil Masako, muy sutil.
−Ahora debo de.
La cara de John era de terror. Debía tener una muy mala cara yo misma, ya que enseguida comenzó a explicar como si se lo hubiera exigido.
−Es una amiga mía de la infancia, se va a casar con mi primo en cuatro días; quería que yo oficiara la boda, pero como me iba a ir le dije que no podía... Hace dos días que me insiste, incluso me compró un boleto abierto para que vaya.
−Suena bien.
−Toda la familia estará ahí, incluyendo mis padres.
Lo dijo como si eso cambiara todo el panorama.
−No saben que voy a dejar el sacerdocio.
Tenía razón, eso cambiaba todo.
−Pero, eventualmente tendrás que decirles ¿no?
−Sí, tienes razón.
John se sentó en el sofá como si el peso del mundo cayera en sus hombros, todo el esfuerzo de las últimas horas desvanecido.
−No lo van a tomar bien, especialmente mi padre… No los he visto en años, y llegar con esta noticia hará que las cosas exploten.
−… John-san, si hubiera algo en lo que pudiera ayudarte yo…
No sé qué me llevó a decir eso, pero tuvo un efecto totalmente inesperado en él. Me miró como si en mí estuviera la clave de su salvación y con entusiasmo me dijo…
−Ven conmigo.
−¿Qué?
−Puedo hablar a la aerolínea y cambiar el vuelo a Irlanda por uno a Australia.
−Pero…
−Si me acompañas serás una invitada y mi papá jamás se atrevería a armar un escándalo con una invitada en la casa.
"¿Tanto miedo le tiene a su papá?": pensé sorprendida, el John de esa noche era irreconocible para mí.
−Bueno… eso si quieres ir… sé que es inesperado pero… perdón, ya no sé lo que digo.
Sus ojos se entristecieron denuevo. Cierto, era inesperado, pero ¿acaso no estaba buscando yo algo inesperado? John era mi amigo y le había ofrecido mi ayuda. Si eso implicaba convertirme en un escudo de cortesía entre él y su familia, que así fuera.
−De acuerdo.
No tenía idea de en lo que me metía.
¡Hola! Después de años sin escribir nada he decidido hacerlo (Ailaht). Esto será un ejercicio para mí, así que si tienen alguna retroalimentación se los agradecería mucho.
Quiero decirles que aunque soy fan de Ghost Hunt desde hace años, nunca he sido una Masako/John shipper; sin embargo, hace unos meses me entró esta idea a la cabeza y me enamoré de las posibilidades con estos dos personajes.
¡GRACIAS!
