Veo mi reflejo en el espejo, mis rulos aún están mojados por la ducha que tome recientemente. Paso mis dedos por debajo de mis ojos, palpando mis ojeras que hoy ya son evidentemente notables. Las últimas noches no he podido dormir muy bien, he tenido muchas pesadillas con mis padres y con Harry. Suspiro intentando ocultarlas con un poco de maquillaje, pero como no se van debo poner más maquillaje.

—Si sigues poniéndo eso debajo de tus ojos desapareceran tu pecas...— dice una voz desde la puerta, y me sobresalto y me giro alarmada.

Está ahí, parado con su sonrisa tan hermosa, recargado en el marco de la puerta. Mis ojos se cristalizan al instante y mis mejillas adquieren ese molesto rubor, el entra un poco más en la habitación y abre sus brazos dándome un clara señal de que quiere que lo abrace, yo doy grandes pasos y rodeo su cintura con mis brazos.

—Harry...— susurro cuando siento su aroma invadir mis sentidos.

—Hola a ti también.

—Tenía mucho miedo de que no pudieras llegar, los ataques de los mortífagos han aumentado.

—¡Oye! Estoy perfecto— me dice el antes de que separemos nuestros cuerpos, camina hasta la cama tomado de mi mano, se sienta y tira de mi brazo haciéndo que me siente sobre sus piernas, enreda uno de sus brazos en mi cintura.

—Temía por ti...— murmuro enterrando mi cara en su cuello.

—No tienes que tener miedo Herm, siempre voy a estar aquí, contigo.

Harry siempre ha tenido la capacidad de llenarme de paz y de tranquilidad, con el me siento completamente segura. Así duramos abrazados unos minutos más, hasta que escuchamos el habitual crujido de la puerta acompañado de una voz que conocemos muy bien.

—Ya ya, te dimos suficiente tiempo para que te hicieras arrumacos con Hermione, ahora convive con nosotros.

Ron entra con los brazos cruzados sobre su pecho, acompañado por Luna y Ginny, quienes me lanzan miradas pícaras, yo niego un poco con la cabeza a la vez que me sonrojo.

—Te ves muy hermosa cuando te sonrojas— me dice Harry en un susurro dejando un último beso en mi cabello.

Me sonrojo aún más antes de levantarme de las piernas de Harry para acomodarme a su lado, le lanzo una mirada fulminante a Ron, quien nos observa con una sonrisa burlona.

—¿Siempre tiene que arruinarlo?— pregunto en un suspiro.

—Es parte de mi encanto natural, aprendan a vivir con ello.

Ron se sienta en la cama de enfrente y sienta a Luna en sus piernas para después comenzar a balancearla.

—¿Qué sienten de que es nuestro último año, chicos?— pregunta Luna sonriéndonos.

He pensado muchísimo en eso los últimos meses. Antes de la guerra había tomado la decisión de estudiar para ser medi-maga, pero después de todo lo que pasó, cuando estuvimos en la guerra me di cuenta de que me gustaría poder proteger a las personas. Así que hace unos meses, después de pensarlo muchísimo, decidí que seré aurora, pero no se como vayan a tomarlo mis amigos.

—No puedo creer que ya estemos a punto de terminar.

La voz de Ron me saca de mis pensamientos, yo les regalo una ligera sonrisa y escucho a Harry suspirar. Aprieto su mano y me mira.

—No pensé que llegaría hasta aqui.

—Harry no...

—Es verdad Herm, siempre pensé que moriría.

Yo niego con la cabeza y siento mis ojos cristalizarse, no me imagino mi vida sin Harry. Me levanto y camino hasta la ventana paa que me dé un poco el aire.

—Creo que es hora de ir a comer algo— dice Ginny terminando con la incómoda conversación y saliéndo de la habitación.

Escucho los pasos de los demás al salir de la habitación y cuando se pierde el sonido en las escaleras me doy la vuelta, veo a Harry mirándome.

—No quería que te enojaras...

—No estoy enojada Harry, es lo que... Yo... Me duele imaginar...

Se levanta de la cama y viene hasta mi, me envuelve con sus brazos y me pega a su pecho. Mis lagrimas comienzan a salir manchado su camiseta, pero el se encarga de calmarme murmurando palabras dulces en mi oido.

—Jamás me vas a perder, cariño, no te voy a dejar nunca.

Nos quedamos así por unos minutos, el tranquilizándome con unas suaves caricias en mi espalda y yo llenándome de su aroma.

—Mejor bajemos para que comas algo, estás más delgada— murmura Harry besando mi cabeza y separándose de mi pero tomando mi mano.

—Te escuchaste completamente como Molly— le aseguro riéndo mientras bajamos las escaleras.

Al llegar a la parte de abajo de la casa nos dirijimos a la cocina, Bill y Fleur están sentados en la gran mesa con tazas de café en sus manos, cuando nos ven entrándo nos sonríen.

—¿Qué tal te parecio la sopresa, Hermione?— me pregunta Fleur con voz dulce.

Resulta que ella después de que se comprometio con Bill tomo clases de inglés, así que mejoró muchísimo dejando de lado su acento.

—La mejor sorpresa, sin duda alguna.

Harry y yo también nos sentamos en la mesa y justo un momento después entro Molly a la cocina limpiando sus manos en el delantal de media cintura que siempre utiliza.

—Hermione, por fin bajas. ¿Ya tiene hambre cariño?— me pregunta con amabilidad, yo me sonrojo un poco y niego con mi cabeza.

—Pues aunque no tengas hambre necesitas comer— dice Harry dándome una mirada reprobatoria.

Veo a Molly sonreír con dulzura antes de comenzar a hacer movimientos con su varita haciéndo que los ingredientes, de lo que me parece será sopa, volar con delicadeza y cortarse y ponerse solos en la olla que está ya en la lumbre.

—Herms, si quieres después de que comas algo podemos ir con los chicos al lago.

—Eso me gustaría mucho, es nuestro último día de vacaciones, antes de regresar... Odio no haber pasado tu cumpleaños contigo.

El niega con su cabeza y me da una sonrisa tranquilizadora. El día de su cumpleaños el aun estaba resguardado en el cuartel, así que no pudimos estar juntos. Pero al menos Remus y Tonks pudieron estar con el.

Después de comer Harry y yo nos encaminamos a la sala, donde están los chicos jugando al ajedrez mágico, Luna sentada sobre las piernas de Ronald acariciando su cabello mientras el muy concentrado intenta ganarle a Ginny.

—Chicos, Herms y yo queremos ir un rato al lago ¿vienen?— pregunta Harry ácido que los chicos nos vean.

—Si Ronnie, así podemos disfrutar un rato del atardecer— dice Luna poniendo una mirada soñadora un hace que Ronald ría y asienta con su cabeza.

—Vayan ustedes chicos, yo mejor me quedo para terminar de empacar— dice Ginny regalándonos una sonrisita.

—¿Estás segura Gin? Podemos ir solo un rato y volver pronto.

—No chicos, de verdad está bien, aún me falta mucho y no quiero dejarlo para el final o mamá me regañara.

Luna y yo asentimos no tan convencidas, pero ella nos regala una sonrisa tranquilizadora antes de desaparecer por las escaleras.

Lo cuatro nos dirijimos hasta la puerta y comenzamos a caminar hasta el pequeño lago que queda cerca de La Madriguera. Al llegar ahí nos sentamos a un lado del lago, Ron recargando su espalda en un tronco que estaba ahí, abrazando a Luna por atrás. Y me senté cerca del agua y Harry se acostó a mi lado recargando su cabeza en mis piernas.

—Hace mucho que deseaba estar así Herms...- murmura Harry cuando comienzo a acariciarle el cabello.

—¿Así como Harry?

—Relajado, sin tener un preocuparme por nada, contigo...

Yo bajo mi mirada a el, tiene los ojos cerrados y se ve tan sereno.

—Aquí voy a estár siempre Harry.

El abre los ojos y toma la mano que tengo libre, con delicadeza la lleva a sus labios y me regala un suave beso. Mi corazón dá un vuelco, cuando Harry hace estas cosas no puedo evitar herirlo más, salgo de mis pensamientos abruptamente cuando siento como Harry lleva mi mano un poco más abajo.

—Tú siempre vas a estar aquí— susurra poniendo la palma de mi mano en su pecho, y me doy cuenta de que es el lugar donde descansa su corazón.

—Oh Harry...-digo sin aliento, mis ojos se cristalizan un poco y no puedo evitar mirarlo con anhelo.

Si tan solo Harry supiera lo que siento por el... Pero no puede enterarse, nuestra amistad quedaría arruinada y eso no lo puedo permitir.