Renuncia de derechos: Harry Potter y todo su universo son de J. K. Rowling. Tomo prestado parte de eso en la presente viñeta sin fines de lucro. Ciertos personajes con mención y/o aparición esporádica sí son míos, por lo que me reservo su uso.
Este fic participa en el Reto Especial Navideño "Navidad en Pareja" del foro "Provocare Ravenclaw"
Primero: Pese a la adversidad.
Fue toda una odisea, pero finalmente el joven matrimonio había conseguido una casa propia.
Isla contempló la construcción con aire crítico. La fachada delataba su sencillez y los terrenos circundantes auguraban una vida llena de trabajo duro, pero eso no la asustaba. Había que poner manos a la obra y, contra lo que muchos pensaban, ella no tenía miedo de ensuciarse las manos.
A su lado, un hombre bien parecido de pelo rubio también analizaba la casa con muchísima atención. Casi se podía ver los engranajes de su cerebro girando aceleradamente, planeando los pasos a seguir para arreglar el sitio que sería su hogar.
—Si todo sale bien en el banco, tendremos el dinero para comprar los materiales de la casa dentro de muy poco —comentó el hombre con voz seria y suave.
—Ya te he dicho, Bob, yo puedo…
—Lo sé, querida —el hombre esbozó una pequeña sonrisa antes de arrugar levemente el ceño y decir, asaltado por una idea —¡Ya sé! Yo pagaré lo de la casa y tú te harás cargo de nuestra futura fuente de ingresos —hizo que ambos dieran media vuelta y señaló los campos de la propiedad —Haremos que este lugar prospere, ya verás.
—¿Seguro que no prefieres que cambiemos? Temo no hacerlo bien, desconozco todavía algunos detalles del trato con… tu gente.
—Lo harás bien, querida. Eres muy inteligente y aprendes rápido. Además, todo el mundo querrá ayudar a una mujer tan guapa.
Isla sonrió, halagada y feliz.
Al principio, cuando el peso de la realidad la alcanzó, Isla supo que debía ser fuerte en su nueva vida, sin dejarse vencer por el miedo a lo desconocido. Ella había decidido aceptar el amor de Bob tanto como él aceptó su condición de bruja, por lo que no iba a dejarse vencer por nada. Su marido, hasta ahora, había cumplido con sus votos, amándola y tratándola como merecía, aunque el sostén del hogar fuera un poco mal en aquella época. Para colmo, Isla no lograba hallar un trabajo en el mundo mágico, su padre y su hermano Phineas se estaban encargando de ello.
Así las cosas, acordaron dejar Londres y buscar fortuna en otra parte. Bob recordaba con cariño la granja de su infancia, así que al llegar a Edimburgo y enterarse que había una amplia propiedad en remate, Isla lo convenció de adquirirla, susurrando que le sería muy fácil reparar desperfectos.
Era el principio de algo maravilloso e incierto. Era el inicio de una vida juntos.
Isla estaba orgullosa de su casa. No era una mansión con decenas de habitaciones ni con la decoración más costosa, pero destilaba calidez por todos los rincones. Ya había recibido a algunas personas y se sentía feliz al demostrar que, sin importar su porte elegante y sus ostentosos vestidos, también era toda una señora.
Por su parte, Bob tenía un empleo de escritorio en la oficina de correos, lo cual era mucho mejor que vagar por Gran Bretaña con poco en el bolsillo y dependiendo de algunos "trucos" de Isla para pasar desapercibidos. Al igual que su mujer, poco a poco se iba haciendo de una buena reputación con la gente que lo iba conociendo.
Les había llevado meses, pero finalmente podían decir que la granja estaba en buen estado y funcionando. Los vecinos más cercanos no dejaban de alabar el espíritu emprendedor de Isla, así como el carisma de Bob. Sin pretenderlo realmente, los Hitchens se estaban convirtiendo en personas apreciadas en Edimburgo.
—¿Qué haremos en Navidad? —inquirió Isla una tarde, un tanto preocupada.
—¿Disculpa?
—Sí, yo… Pienso que hacer una cena de Navidad todavía sería difícil para mí, aunque ya he aprendido a cocinar varias cosas… Por otra parte, ¿a quién invitaríamos?
Bob frunció el ceño ligeramente. Él desde hacía unos años no tenía familia y por desgracia, sabía que su mujer jamás podría pedirles a los suyos que visitaran su casa, aunque fuera con una intención tan buena como la Navidad.
—Preguntaré en el trabajo quién no tiene compromiso y lo invitaré —propuso —Debe haber gente que, por una cosa u otra, pasa a solas las fiestas; además, ¿qué mejor forma de hacer amigos?
—¡Oh, querido, es una excelente idea! Si alguna buena señora acepta, ¿le pedirías por favor que viniera a ayudarme? Podríamos hacer buenas migas y de paso, aprendería mucho. ¿Qué te parece?
A Bob aquello le pareció estupendo y al día siguiente comenzó con las invitaciones.
Fue así como, el día de Navidad, la casa de los Hitchens estaba a rebosar de caras alegres y buenos deseos. La idea de Bob fue aceptada con agrado, y el mismo rubio no acababa de creerse que tantas personas hubieran querido ir a cenar con su esposa y con él. Así, antes de pasar a la mesa, repartieron copas llenas del mejor sidra que pudo pagar y alzó la suya, carraspeando.
—Damas y caballeros, mi esposa y yo agradecemos infinitamente el que nos honren con su presencia. Esta es solo la primera de muchas ocasiones especiales en las cuales deseamos que nos acompañen, porque nos han hecho sentir más que bienvenidos desde que llegamos aquí. Y antes que mi querida Isla diga que hablo demasiado… —eso causó algunas risas, con Isla sonrojándose a más no poder —¡Felices fiestas a todos! Pasen a la mesa.
Contemplando a toda esa gente sonriente en su casa, a Bob y a Isla no les cupo ninguna duda de que serían felices en aquella ciudad, por más que las cosas no fueran siempre sencillas.
Bienvenidos a lo que es el primer capítulo de una colección de Ones. Sí, porque las especificaciones del reto son que por cada capítulo se abarque a una pareja de cada generación conocida de Harry Potter.
Como han podido leer, para el Medievo me he decidido por Isla y Bob Hitchens, mostrando así parte del canon mental que tengo de ellos. Los mencioné antes en el One "La buena sangre prevalece", pero allí ya eran mayores, así que aquí quise mostrar el inicio de su vida matrimonial, así como su primera Navidad juntos, en la cual se nota su buena disposición de hacer amigos en un sitio que apenas se está convirtiendo en su hogar.
Cuídense mucho y nos leemos en el siguiente One, que será sobre la Primera Generación.
