1DISCLAIMER: TODOS los personajes que aparecen en los libros de Harry Potter son propiedad de J.K. Rowling.
Bueno, al final me he decidido y he presentado mi propia historia. Intentaré hacerla lo más larga posible, pero salga lo que salga, espero que os guste.
Cap. 1: Depresión veraniega
En una calle de Surrey llamada Privet Drive, había una casa de lo más normal, con habitantes de lo más normales. Se trataba de la familia Dursley, una familia de lo más normal. El señor Dursley, que trabajaba de jefe en una empresa de brocas y taladros, tenía un ritmo de lo más normal. Cabeza ancha, casi sin cuello, bigote de morsa y algo grande. Su mujer, Petunia, que tenía una hermana que había muerto "de un accidente de coche", era delgaducha y tenía un cuello de caballo con el que espiaba los jardines. La pareja tenía un hijo llamado Dudley, al que malcriaban y mimaban, que era del tamaño de un cachalote debido a lo gordo que era. Su hijo, al que querían mucho, los engañaba bastante, ya que en realidad fumaba, bebía, practicaba vandalismo cada noche, etc. Pero en esa familia normal había alguien que no podemos decir que sea normal, ya que era un mago, pero no un mago cualquiera. Se trataba de su sobrino, Harry James Potter.
¿Y que hacía un mago como Harry en una casa como aquella? Hagamos un poco de historia. Al año de edad, un mago tenebroso autodenominado Lord Voldemort mató a sus padres, y luego intentó matarlo a él. Pero al lanzarle el rayo asesino, un hechizo activado por el sacrificio de su madre (que, además, era la hermana de Petunia) hizo que la maldición rebotara y le diese a su creador, quitándole el cuerpo y casi todos los poderes. Y, debido a un hechizo de sangre, al ser Petunia tía de Harry, el director de la Escuela de Magia y Hechicería Hogwarts y Gran Maestre de la Orden del Fénix, Albus Dumbledore, lo dejó ahí para que estuviese protegido de Voldemort, sin importarle como lo trataran.
Aunque, debido a las protecciones de Dumbledore, era el lugar más seguro, Harry no encontró un lugar hospitalario en el núm. 4 de Privet Drive, sino todo lo contrario. Los Dursley, una familia de muggles (personas que no pueden realizar magia) de lo más normal, le odiaban, gritaban y maltrataban a más no poder. Y este año era bastante malo para Harry. Si el verano pasado ya tuvo que presenciar la muerte de un alumno de Hogwarts, Cedric Diggory, y la resurrección de Lord Voldemort, su declarado archienemigo, utilizando su propia sangre. ahora, por culpa de una trampa de este último, que le hizo creer que tenía a su padrino capturado en el Ministerio de Magia para que cogiese una profecía, había perdido a su padrino y lo más cercano a un padre que tuvo, Sírius Black, que se tuvo que pasar doce años en Azkaban por un crimen que nunca cometió (la traición de los Potter y el asesinato fingido de Peter Pettigrew), a parte de tener que soportar las calumnias del periódico principal del mundo mágico, El Profeta, que le acusó de mentiroso y busca famas por decir que Voldemort había vuelto. En resumen, la vida de Harry no era muy alegre que podamos decir.
Harry se sentó en la cama y empezó a llorar. "¡¡¡Maldita sea!!! ¿Por qué tuve que ir al Ministerio? Ha muerto por mi culpa" pensó. No quería vivir. Solo quería volver a ver a su padrino, a sus padres, que murieron por protegerle. Intentó dormirse, pero a los cinco minutos se despertó. Malditas pesadillas, no le dejaban dormir en paz. Era siempre la misma. Veía a su padrino luchando contra Bellatrix Lestrange y luego caía por el velo, mientras no podía hacer nada. Miró el reloj. Eran las dos de la mañana, y todavía se encontraba despierto, pese a las ojeras que mostraba. Pensó en la profecía. Todavía la recordaba entera "Aquel con el poder para derrotar al Señor Tenebroso se acerca… nacido de los que lo han desafiado tres veces, el Señor tenebroso lo marcará como un igual, pero tendrá un poder que el Señor Tenebroso no tiene. Y uno de los dos matará al otro por que ninguno de los dos puede vivir mientras el otro vive" ¿Cómo se suponía que iba a matar a Voldemort? Al final, viendo que quedándose quieto no haría nada, decidió vestirse con la ropa más cómoda que tuviera (aunque igualmente le venía 3 o 4 tallas grande, ya era de su primo porqué sus tíos no querían gastarse dinero en él) y salió sigilosamente para no despertar a sus tíos y se fue al jardín, y empezó a dar unas vueltas corriendo, para cansarse un poco. A los veinte minutos estaba hecho polvo y sudado, y decidió intentar unos abdominales y unas flexiones, aunque solo consiguió hacer 20 de cada. "¡Eh! ¿Por qué no hago esto hasta ponerme en forma?" dijo en voz baja para sí mismo. Continuó unos cinco minutos más corriendo, hasta que, reventado y sudado, decidió irse a dormir.
-¡¡¡¡NIÑO, DESPIERTA!!!! –oyó. Sin duda, era voz era de su tío Vernon.
-Ya voy –respondió. No estaba de humor para discutir con su tío.
-Oye, vamos a estar todo el día fuera. No toques nada de aquí, ¿de acuerdo? –soltó su tío. "Como si fuera a tocar algo", pensó Harry.
-Vale, estaré fuera, iré a dar unas vueltas. –respondió.
Harry cogió su copia de las llaves y se fue a echarse una carrera por el parque de las Magnolias. Obligándose a sí mismo a resistir, a los veinticinco minutos el dolor de sus piernas empezaba a hacérsele insoportable. Paró, cogió aire, y dio unos saltos moviendo en círculo los brazos para estirarlos, y de un salto se aferró a la barra de los columpios, e hizo unas flexiones de brazos. "¡Qué calor!" bajó de la barra, se quitó la camiseta, que le venia 4 tallas grande debido a que era de su primo, y se la ató a la cintura a modo de cinturón. Apoyó sus brazos en un banco y empezó a hacer flexiones de tríceps, hasta que, agotado, se sentó en el banco. Aún le quedaba trabajo duro si quería ponerse en forma, y todavía era muy temprano, así que fue a una fuente que había en la placeta, bebió agua, y continuó corriendo, soportando el dolor que le causaba el cansancio.
Comió algo (lo suficiente como para reponer energía pero que sus tíos no se enteraran), se duchó y, muerto de cansancio y de dolor por las agujetas, decidió ir a dormir un rato. No se dio cuenta que sus "familiares" llegaron y sin darse cuenta, durmió toda la noche del tirón sin tener pesadillas.
Así pasaron cuatro días tranquilos. Cada mañana, a las seis y media, se levantaba, preparaba el almuerzo para él y su "familia", ya que él no consideraba a los Dursley familiares suyos, y salía a hacer ejercicio, regresando solo para cenar. Su rutina era salir y correr durante una hora, para coger resistencia. Luego, tras unos estiramientos (mas valía no lesionarse), se colgaba a la barra y hacía flexiones de brazos y espaldas, para luego hacer los ejercicios de suelo (lumbares, flexiones y abdominales). Después de otra pausa para coger aire, hacía unos sprints para mejorar la velocidad, y así hasta la noche. Tras mirarse al espejo, vio que los músculos se le empezaban a marcar. Sonrió. Si seguía así, pronto superaría la depresión y se haría más fuerte. Solo estaba en casa de los Dursley para dormir y cenar, el resto lo pasaba corriendo y haciendo ejercicio. Estaba tumbado en la cama, leyendo uno de sus libros, ya que aprovechaba las noches para repasar todo lo que había dado en Hogwarts, cuando dos lechuzas entraron en su habitación y dejaron tres sobres. Se colocó unos guantes y abrió el primero. Era una carta Dumbledore.
-Veamos que quiere decirme el barbudo ese –dijo en voz baja para sí. Había tomado la costumbre de referirse al viejo director como "El barbas", el "barbudo", o cualquier nombre malsonante que se le ocurriera.
Querido Harry
Supongo que la muerte de Sírius debió derrumbarte bastante, si bien no eres el único. Te escribo para que te animes un poco, y decirte que el día 5 de julio iremos para llevarte a Grimmauld Place, donde estarás hasta la vuelta a Hogwarts. Sé que no querrás ir allí, pero es por tu seguridad, necesitas estar protegido.
Hablando de otras cosas, he oído que estás haciendo ejercicio. Siempre va bien para ponerte en forma (y de paso para ponerte guapo y hacer lo que hacía tu padre), pero te recomendaría que dejases de hacerlo fuera de Privet Drive, ya que pueden atacarte los Mortífagos. En todo caso, tienes el jardín de tu casa, e intentaremos hacer algo en los cuarteles. Para cambiar de aires, te notifico que te han escogido capitán del equipo de Gryffindor. Espero que no le falles a Minerva y a tu casa.
Atentamente
Albus Dumbledore.
Harry se enfurió con el director. Si bien se alegraba de ser capitán de Quiddich, como Albus había supuesto, ¡¡¡NO QUERÍA IR A GRIMMAULD PLACE!!! Seguro que lo pasaría mal si fuera. Cogió otro sobre y lo abrió. Era del Ministerio de Magia
Estimado Sr. Potter
Le comunicamos que, tras la muerte de Sírius Black, pasa a ser oficialmente mayor de edad, pudiendo realizar magia fuera de la Escuela de Magia y Hechicería Hogwarts.
Atentamente
Griselda Marchbanks, Jefa del Departamento de Uso Indebido de Magia.
Harry leyó la carta tapando con su dedo las palabras "Sírius Black", para no caer de nuevo en la depresión. Así que, según esa carta, ahora podía realizar magia. Tras guardarla, decidió coger la otra carta, y la abrió. Estaba sellada con la estampa de Gringotts.
Estimado Sr. Potter
Le pedimos que se pase por cualquiera de nuestras sucursales para tratar los testamentos del Sr. Sírius Black y de sus padres, los Sres. Potter lo antes posible. Le adjuntamos un medallón que le servirá de traslador.
Atentamente
Gringott, director del banco de Magos y Brujas Gringotts.
Hacía tiempo que quería pasarse por el Callejón Diagón para comprarse algunos útiles, así que, en parte, esta carta era esperada. Volvió a sonreír. La fortuna empezaba a estar de su parte, ya que, al enterarse de que Dumbly quería mandarlo a los cuarteles, quiso "independizarse" del viejo barbudo. Se puso un tejano azul y una camiseta negra, una gorra (para tapar su pelo) y unas bambas, y ordenó el baúl con magia. Al ser de noche, bajó, cogió un trozo de papel y boli y escribió una nota a sus tíos diciéndoles que, con suerte, no los vería más.
