Hola a todos.
Este fic participa para el reto especial de Navidad del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black.
Disclaimer: Los personajes son de JK, yo solo juego con ellos.
—¿Seguro que estas bien?— le preguntó su esposa con un tono de voz lleno de preocupación.
Harry no le contestó, tenía los ojos clavados en aquel paquete dorado que tenía en sus manos. Era pequeño pero pesado, y suave, muy suave. Una sonrisa agridulce se apoderó de sus labios, era el tesoro más preciado que tenía, único e irrepetible. La idea deshacerse de él lo inquietaba. Le había sido muy útil, y había salvado su vida en más de una ocasión. Gracias a ella su trabajo de auror era mucho más fácil.
—No tienes que hacerlo— le aseguró Ginny—. Puedes esperar un par de años…
—No. Apareció en la navidad de mis once años. Es turno de James.
Cuando vio como Ginny le dedicaba una mirada de orgullo y compasión, supo que estaba haciendo lo correcto, podía ser doloroso, pero tenía que hacerlo.
Bajó a la sala, donde un majestuoso pino navideño brillaba con intensidad, se agachó y colocó el regalo junto con los otros, riendo con ironía al ver que era el paquete más pequeño de todos, y en realidad era el más valioso y especial.
Se acostó en su cama tratando de conciliar el sueño, pero era imposible. Recordaba todas aquellas veces que su capa lo había ayudado, y eran incontables momentos. Imaginó lo que había hecho su padre con ella, si había vivido las mismas aventuras como él, y sobretodo, lo que James haría con aquella reliquia. No era ningún secreto que James Sirius Potter no era ningún estudiante modelo, buscaba cualquier excusa para hacer alguna travesura, y estaba seguro que el darle la capa solo haría que llegaran más citatorios desde Hogwarts. Y no pudo evitar sonreír.
La mañana siguiente llegó demasiado pronto, antes de que supiera que el sol ya había salido, la pequeña Lily y sus hermanos brincaban en la cama con desesperación, despertándolo a él y a Ginny para que bajaran a la sala.
Los niños corrieron como si su vida dependiera de ello. Abrieron sus regalos uno a uno con la mayor emoción e ilusión que un niño puede tener. Harry se acercó a James cuando agarró el paquete dorado y esperó.
—¿Ropa? ¿Enserio?— preguntó con incredulidad.
—Ábrelo ya— dijo Harry impaciente.
James rasgó el papel y sacó de un jalón su contenido. Sus ojos veían una enorme cantidad de Tela negra y frunció el ceño confundido. La estiró y se arropó con ella sin saber lo que hacía, pensando en algo bueno que decir de aquel regalo.
—¿James?— preguntó Lily con los ojos muy abiertos, sorprendida de ver a su hermano.
—¡Por Merlín!—gritó James cuando se vio reflejado en el vidrio de la ventana, descubriendo que lo único que se veía de él era la cabeza y sus manos—. ¡Es una capa de invisibilidad!
Harry sonrió con ganas, haciendo que aparecieran pequeñas arrugas alrededor de sus ojos. La cara de asombro de James no tenía precio. Se tapaba una y otra vez la cabeza, anonadado con el efecto que provocaba.
—Cabemos los tres— les dijo a sus hermanos. Inmediatamente corriendo hacía James y se resguardaron bajo su nueva.
—Ahora que lo pienso, esto no es muy buena idea— dijo Ginny al ver desaparecer a sus tres hijos.
—Ya quiero enseñarles a todos en Hogwarts— dijo James.
—Estoy seguro de ello— exclamó Harry, después de soltar una carcajada.
Dolía despedirse de ella, pero sabía que estaba en buenas manos, y que James viviría aventuras inolvidables con ella, junto con sus hermanos. Después de todo, eran afortunados de heredar una de las reliquias de la muerte.
Nota: Cuando vi el regalo que me había tocado, no pude evitar pensar en estos dos, y quise enfocarme en Harry, en lo que sintió cuando le dió a su hijo la capa que era de su padre. Espero que les haya gustado.
¿Review?
