Disclamer:todos los personajes, salvo unos pocos, pertenecen a la genial rowling...solo jugamos con ellos y nuestra imaginacion.
Linton.1935
En el sur de Inglaterra, en la campiña, hay un pequeño pueblo pero con grandes historias, su nombre es Linton y allí es donde me dirigí una mañana de inusitada calidez.
Llegue a la dirección dada y observe la imponente casona que se alzaba sobre mí, en otros tiempos majestuosa esa grisácea mansión se veía abandonada por el paso del tiempo y la falta de habitantes, una señora regordeta y algo entrada en años salió de su interior a recibirme con una ancha sonrisa.
-el señor Langdon?-me pregunto. Yo asentí- soy Molly Weasley-se presento extendiendo una mano que tome al instante-bienvenido. Con una cálida sonrisa me indico que la siguiera y así lo hice a través del jardín principal. Pude observar que en el porche había un letrero algo desvencijado pero elegante de todos modos el nombre de "casa Murray" estaba esmerilado en una fina caligrafía.
Cuando la señora Weasley abrió la puerta un espacioso salón me esperaba del otro lado, imagine que miles de fiestas debieron de celebrarse allí y casi podía oír la música y la risa de la gente frívola y deseosa de contacto social, una magnifica araña de luces colgaba desde el medio del recinto dándole un aire mas elegante si eso era posible.
-este es el salón principal-me informo mi guía-espacioso, elegante-me lo describió, ignorando que en mi fuero interno había usado las mismas cualidades para describirlo. Mas las siguientes palabras de la agradable señora quedaron ahogadas por mi creciente curiosidad, bajo el gran hogar que se hallaba a la derecha colgaban dos imponentes retratos.
-el señor y la señora Murray?-pregunte acercándome a ellos.
Algo así-me contesto dubitativa la mujer, lo que provoco aun más mi curiosidad y la mire con verdaderos signos de interrogación en mis pupilas.
-él es el señor Murray, el antiguo dueño de la casa y ella es su hija la señorita Hermione Murray.-me informo.
Conforme me acerque descubrí la notoria diferencia de edad entre ambos y sonreí ante la perspectiva de que era una suerte de que tan joven y bonita muchachita no confinara su existencia a un ser tan mayor, no podía negar que el señor Murray era muy atractivo y denotaba incluso en el oleo el aire de elegancia que lo envolvía pero la bella joven constaba no solamente con sus atributos sino con la vitalidad de la juventud y la frescura que esta le proporcionaba. Observándolos mas de cerca y con mayor detenimiento se podía deducir que eran parientes, ambos tenían el cabello castaño, el lo llevaba bastante corto y a ella le caía en una larga cascada de bucles compartían además el mismo tono de tez y unas pecas rebeldes, solo sus ojos eran distintos mientras los de ella eran castaños, brillantes y algo misteriosos los de el eran negros como la más oscuras de las noches y bastantes duros.
-si subimos la escalera podremos ver otros cuartos igual de interesantes-me apuro delicadamente la mujer sacándome de mis ensoñaciones. La seguí a través de la ancha escalera que estaba al medio del lugar bifurcándose en el descanso tomando por el ala de la derecha. En el ancho pasillo había más retratos.
-el resto de los hijos del señor Murray-me indico la señora Weasley, a esas alturas ya sabedora de mi enorme curiosidad, me pregunte internamente que tendría de especial la hija del retrato del salón que no se hallaba junto al resto pero no me anime a aventurar y si la señora Weasley intuyo mi duda tampoco la disipo.
-ginevbra y Ronald Murray-me dijo indicándome el primer cuadro.-mellizos.
Observe atentamente la pintura, un joven sonreía con franqueza, era pelirrojo y también tenía pecas, tan alto pero no tan elegante como su padre tomaba de un hombro en una actitud cariñosa pero defensiva a su melliza, la joven en cuestión era la más hermosa que había visto en toda mi vida aun más que su hermana, incluso en el oleo su belleza era avasallante y no podía imaginarme como seria en vivo y en directo. Imagine que en todo caso sería más propio que aquella joven deidad fuese la favorita de cualquiera, pensamiento que solo acrecentó mi curiosidad por los dotes que tendría la otra joven para opacar a su bella hermana ante los ojos de su padre. Contemple unos minutos más a la señoría cuyos ojos eran del chocolate y su cabello lacio y pelirrojo cayendo sobre sus hombros hasta que la señora volvió a hablar.
-y ella es luna Murray-continuo la señora Weasley, retire mi vista del primer oleo para dar con la imagen de un ángel. Pero de repente algo capto mi atención, el ángel era rubio.-no son muy parecidos entre ellos-comente, tratando de no sonar grosero ni impertinente. Mi guía soltó una risilla que interprete como respuesta a una pregunta que parecía ser costumbre.
-bueno- me dijo-la señorita Hermione es el vivo retrato de su padre- la señoritos en cambio-señalo el cuadro de los mellizos-son iguales a su madre- y la señorita luna..Bueno-dijo divertida-ella se aclaraba el pelo desde que tengo uso de razón, siempre quiso distinguirse de la familia y con ese comentario y miles de preguntas consecuentes por hacer me llevo a recorrer el resto de la mansión.
-la familia Murray ha sido la última en habitar la casa?-inquirí pretendiendo que sonara al azar, no pensaba dejar, bajo ningún punto de vista, mi curiosidad insatisfecha.
-así es- me contesto la mujer- el señor simón Murray, el padre del señor Murray del retrato, compro esta casona y la hizo una gran mansión, con mucho esfuerzo y cariño.
-debe ser una historia muy feliz-trate de adivinar.
-en un comienzo lo fue-balbuceo en un suspiro y al mirarla al rostro percibí la súbita cortina de tristeza que encapoto sus ojos y me pregunte qué tipo de desgracias habían caído sobre esas paredes y de qué triste manera había influido sobre esa agradable mujer.
-de todos modos es una historia muy larga-dijo luego de un rato al ver que me había quedado en señas de oír mas, me hubiera gustado replicarle que las historias largas me fascinaban pero me pareció que sería una añadidura demasiado insolente.
-almorzara en el pueblo? Me pregunto a lo que conteste que aun no tenía planes.
-quizás al señor le gustaría acompañarme y ahorrarse así un viaje de vuelta para seguir recorriendo la estancia?- me sondeo- a mí la idea me parecía absolutamente aceptable pero mi recato no quería abusar de su confianza y amabilidad.
-si a su marido no le indispone mi presencia? Le pregunte.
Oh-dijo despejando la idea con la mano-él hace tiempo que no me acompaña y me gustaría contar con compañía.
Y así sin más con una sonrisa de cierre por mi parte nos dirigimos a la pequeña casa aledaña.
La casa de la señora Weasley se encontraba a pocos metros de la mansión como una dependencia de la misma, sospeche que había sido construido con esa idea. El pequeño jardín que la antecedía estaba rodeado de madreselvas y enredaderas que subían hasta las paredes y unos setos que la flaqueaban.
El aroma del almuerzo pronto se coló por mis pulmones y urgió a mi estomago, la señora Weasley charlaba animadamente mientras de espaldas a mi revolvía en su sartén una mezcla de verduras y carne. Me converso y conto sobre todos los valles, colinas y recovecos de linton y de la ciudad que se hallaba a unos kilómetros. Sus historias eran muy interesantes pero una primaria se ganaba en mi mente y parecía que no tenía intención de mencionarla.
-esto está realmente delicioso-dije con un énfasis real cuando probé el primer bocado del almuerzo. Ella me sonrió complacida – para mí es un placer la cocina, solo que no tengo a quien cocinarle desde hace mucho tiempo.- me dijo con cierta nostalgia que pretendió ocultar. Quise preguntar por su marido pero ignoraba cuál podía ser su paradero y no creí oportuno curiosear.
-su casa es muy bella-le dije en un intento de animarla.
-no tanto como la que usted pretende comprar-me dijo con una sonrisa.
-así que seremos vecinos?-pregunte con entusiasmo.
Ella negó –quizás solo un tiempo, hasta que consiga comprador.
-piensa irse usted de aquí?-inquirí esta vez con menos ánimos.
-linton ha sido mi hogar, esta casa y la mansión han sido testigos de mi vida pero es hora de partir-susurro con pesar.
-yo que pensaba contratar sus servicios-exclame, ella me miro sorprendida-ya sabe-le dije-para la cocina y algún que otro quehacer- mis palabras debieron darle gracia porque soltó una carcajada- ya no estoy en edad-me explico al ver mi perplejidad- los años de ama de llaves en la mansión han caducado.
-así que usted fue su ama de llaves? –me interese. La señora asintió-y mi madre antes que yo, ella servía al señor Murray, y su hijo y yo fuimos hermanos de leche-me conto mientras dirigía la vista a un portarretrato de la cómoda. Y sin darme cuenta me vi inmerso en la historia de vida de los Murray y de la misma señora que tenia sentada enfrente.
-Simón Murray era un hombre en extremo bondadoso-me dijo mientras me acercaba un portarretrato en el podía ver a un hombre de aspecto serio pero bonachón de cabello rubiáceo y bigotes a tono rodeado de tres niños, la pequeña pelirroja debía ser mi anfitriona y a juzgar por el parecido con el mayor el segundo debía ser el ultimo señor Murray- el es Arthur-me informo mientras deslizaba un dedo por la figura del joven flacucho y pelirrojo-él era el hijo del encargado del ganado y los tres nos criamos juntos. El señor Murray jamás hizo diferencias entre Arthur, John y yo, se preocupo siempre por nuestro bienestar y por nuestra educación y nosotros éramos felices jugando en el campo y ayudando por aquí y por allá cuando nuestras travesuras nos daban descanso pero con el paso del tiempo la diferencia social comenzó a hacerse notoria, el señorito John debía profundizar sus estudios para dirigir algún día los negocios de su padre por lo que partió a un internado por deseo de su madre a los nueve años hasta los dieciocho, Arthur y yo por nuestra parte debíamos comprometernos más en aprender los oficios de nuestros respectivos padres.
-La separación fue dura para los tres pero por lo menos Arthur y yo nos teníamos en cambio el pobre John estaba realmente solo, eso agregado a que no era un niño muy sociable por lo que no forjo ninguna amistad verdadera con ningún niño. Aun recuerdo el día que volvió del internado-me dijo mientras sus ojos viajaban años atrás- era un bello muchacho, esbelto y elegante un aura de misterio y admiración lo rodeaba, serio hasta la medula solo sonrió cuando nos reconoció a Arthur y a mí al borde del camino a la mansión. Nos estrecho y nos felicito por nuestro compromiso, poco meses después celebramos nuestra boda con una pequeña fiesta y John fue nuestro padrino.-me acerco ante mí la foto de su boda, ella era apenas una adolescente de no más de 18 años y el joven no debía de tener mucho mas, lucían jóvenes, radiantes y enamorados.
-sin embargo nuestra amistad no fue la misma-continuo con su relato-y no me refiero a la intensidad pero entre el trabajo y la vida de casados poco tiempo teníamos disponible con Arthur y el señorito vivía de reunión en reunión en pos de la obstinación de su madre en encontrarle una esposa. Obviamente no tardo en encontrarla, el irradiaba todo lo que una señorita y una familia pretensiosa añoraba, dinero, belleza, juventud y salud. Todas las muchachitas desfallecían por él, si usted hubiese visto como visitaban la mansión tratando de exponerse como la mejor elección!-exclamo risueña.
-supongo que se abra quedado con la belleza del pueblo-aventure recordando a la joven ginevbra y el parecido que mi interlocutora me había dicho que tenia con su madre. Ella asintió –la señorita Annette masen fue la electa, era una jovencita muy bella pero sospecho que John no la eligió por eso, ella era ante todo obediente y de un espíritu tranquilo, lo que el requería. La boda no tardo en celebrarse apurada por los impacientes padres de ella y mi entusiasta señora. Así que al cabo de un año nos vimos casados tanto Arthur como yo y nuestro estimado John.
-todo en la casa Murray era dicha y progreso, la señora Cecilia, la madre de John, era tan feliz que celebraba fiestas continuamente para mostrarle a todos su gran dicha, el señor simón solía estar continuamente de viaje por lo que su hijo no podía escapar a la tarea de anfitrión que le adjudico su madre, además él y la señora annette eran sus principales motivos de exposición por lo que era imposible que se escapara no antes de pasar una hora como mínimo de contacto social. El señor solía invitarnos en calidad de amigos pero como yo estaba a punto de dar a luz asistimos solamente una vez, además la señora Cecilia siempre encontraba la forma de requerir nuestros servicios ineludiblemente lo que mal predisponía de peor manera a su hijo.
Aun recuerdo esa fiesta-me dijo- todos estaban muy elegantes y ostentosos, charlaban, bailaban y bebían. La señora Cecilia hablaba animadamente con cuanta persona considerara influyente y beneficiosa para sí mientras su nuera sentada en un rincón trataba de simular que movía sus pies al compas de la música, de vez en vez le echaba una mirada a su esposo que imperturbable era arrastrado por su madre aquí y allá. Cuando finalmente logro zafarse de ella fue en su busca para que se largaran de allí, la señora annette con una última mirada de añoranza miro el baile y se retiro a su cuarto. No es que me compadeciera mucho de ella con respecto al taciturno carácter de mi amo y amigo ya que no era de mi entero agrado pues era vanidosa y clasista pero no esencialmente una mala persona y realmente amaba a John y si había accedido a casarse con él había sido por ese sentimiento y no por obtener el título de señora Murray, ella adoraba el suelo por el que el pisaba pero yo sabía que eso no era suficiente para hacerla feliz ni a él tampoco.
-O por lo menos pensé eso hasta un 19 de septiembre día en que la señora Annette se gano un lugar irrevocable en el corazón de su esposo, lugar, me atrevo a aventurar, no se hubiera ganado si no hubiese dado a luz a su hija mayor.
-la niña fue la luz de sus ojos desde el momento en que esta respiro y solo tenia tiempo y atenciones para ella. La señora Cecilia no tardo en querer organizar una fiesta "-Molly, Molly-recuerdo que me llamo-ve corriendo al pueblo y encarga papel del más fino para las invitaciones! Quiero que todos conozcan a la belleza de nieta que tengo! , yo asentía frenética ante tanta felicidad cuando vi al señor John, como no con su hija en brazos, dirigirse hacia nosotras. –ni se te ocurra madre!-exclamo evidentemente alterado, ambas lo miramos extrañadas ante su reacción incomprendida- no quiero nada de fiestas, no quiero que nadie se acerque a mi hija, si lo haces te detestare por el resto de mi vida! Y así sin más dio media vuelta y se fue por donde vino.
La señora Weasley hizo un silencio y aproveche para opinar.
-qué extraño!-me sorprendí.
-eso mismo pensé yo-me dijo la mujer- pero esa fue la primera de tantas actitudes que me hicieron repetir la misma frase.
-y luego que sucedió?-,me interese.
-obviamente la fiesta no se celebro- me dijo como sorprendida por mi duda-John era implacable y testarudo tanto que solíamos recordarle que la niña también debía pasar tiempo con su madre y así y todo nos costaba convencerlo agregado a que la niña lloraba desconsoladamente cada vez que se alejaba de su padre.
-y la señora annette? Ella que opinaba al respecto?-inquirí cada vez mas interesado por el rumbo de la historia.
-ella despreciaba a la niña-dijo para mi sorpresa-no es que lo dijera-aclaro-pero yo lo veía, como la miraba con reproche, con celos y a medida que fue creciendo se intensificaron todos aquellos sentimientos, la señora annette culpaba a su hija de haberle robado el poco amor de John, y por si eso fuera poco quedo muy enferma luego del nacimiento de la beba.
- aunque eso no impidió que quedara embarazada por segunda vez,-me dijo- cuando Hermione tenía apenas un año nacieron los mellizos Ronald y ginevbra.
-al contrario de su hija mayor la señorita ginevbra fue el amor incondicional de su madre y su abuela, como habrá visto su belleza era avasallante y todo el que la veía no podía evitar amarla de una u otra manera por lo que se convirtió en el centro de todos los elogios y admiraciones. Ambas mujeres se sentían orgullosas de ella y consideraban que todo el mundo debía hacerlo, debe ser por eso que la niña tuvo el carácter más arrogante y soberbio que he visto en toda mi vida.-exclamo.
-y su padre, el también la admiraba? Pregunte intuyendo la respuesta.
-para el Ginny era una persona mas-respondió conforme a mi intuición-lo que despertaba la ira de la niña y los celos a su hermana mayor. Ronald –comenzó a cambiar de tema-fue el favorito del señor simon por ser el primer hombre y continuador de su estirpe y por la misma razón gano también la simpatía de su padre.
-y la tercera niña?-me interese.
-bueno ella nació dos años después y termino de deteriorar la endeble salud de mi ama, luna siempre ha sido mi favorita-me confesó-ella fue el ángel dentro del infierno.
Mi curiosidad inevitablemente fue en aumento incesablemente.
Qué clase de infierno había caído sobre aquellas vidas? Que secretos, prohibiciones, tabúes escondían aquellos bellos rostros.
Cuanto sabría yo de todo aquello?
