Leía una y otra vez el papel en sus manos sin poder asimilar el significado de tan simple palabra.
Había imaginado todo, incluso estaba preparada para una fatal noticia relacionada a lo mal que se sintió la última semana, pero jamás contemplo esa opción como posible, absurdo.
Era 14 de febrero y como cada año en esa fecha, Hermione acudió al cementerio. La noticia recién recibida aun rondaba su cabeza; una mezcla de incertidumbre, miedo y porque no, felicidad, inundaba su ser; pero era obvio que el temor superara cualquier otro sentimiento; no quería que ocurriera lo de la vez anterior, le aterraba.
Se paró frente a la tumba de quien habría sido su primer hijo, ese sería su cumpleaños número cinco. Conversó un rato con él pues para ella era una forma de mitigar su dolor.
En el camino de regreso se encontró con Luna y Ron, la adorable pareja se dirigía al mismo lugar donde ella estuvo hace unos instantes, compartió un par de palabras con ellos y luego los dejó marchar. Le alegraba mucho que su hijo no solo fuera recordado por ella, sino también por quien fue su padre; según se dieron las circunstancias debería guardarles rencor, pero no era así, ellos no decidieron enamorarse, solo lo hicieron.
Llegó al que en los últimos años, se había convertido en su hogar. Ingresó tratando de ser lo más silenciosa posible, pero como ya era costumbre, un pequeño remolino se agarró a sus piernas haciendo que por poco cayera.
-mina-grito la pequeña pelirroja aun abrazada a las piernas de la chica
-hola corazón-saludó agachándose a la altura de la niña -¿Qué estabas haciendo?-preguntó colocando uno de sus pelirrojos cabellos tras su minúscula oreja
-jugando-respondió, mirándola con sus preciosos ojitos verdes, iguales a los de su padre
La dulce vocecita de la niña sumada a su infinita ternura, había conseguido sacar a Hermione del profundo abismo de depresión en el que se sumió tras la muerte de su pequeño Hugo.
Lily era la pequeña hija de Harry y Ginny; Ginny, tras el parto, quedó en un profundo estado de coma-según los muggles-del cual no había podido despertar, aun nadie perdía la esperanza de que mejorara. Hermione se hizo cargo de la niña desde el primer día, Ginny la nombró su madrina antes del parto.
Desde entonces Hermione vela por el bienestar y seguridad de su ahijada hasta llegar al punto de mudarse con la niña y su amigo, por petición de él, claro. No todo fue siempre color de rosa, a lo largo de los años, tuvo varios enfrentamientos poco agradables con la matriarca Weasley, quien en varias ocasiones la acusaba de querer ocupar un lugar que no le correspondía, como madre de Lily.
A pesar de todo, nunca los abandonó y aunque Molly seguía sin aceptar del todo la situación, se mantenía al margen por el bien de su nieta.
-mina, ¿vas a jugar conmigo?-preguntó Lilly
-claro muñeca, pero…¿Dónde está tu papá?
-en su oficina
-vamos a tu habitación a jugar ¿quieres?
Pasaron lo que restaba de tarde jugando y riendo sin ningún tipo de molestias y preocupaciones. Hermione al darse cuenta de que posiblemente la niña tenía hambre, le ordeno recoger sus cosas mientras ella preparaba algo de comer.
Se encontraba en ese menester, cuando Harry se colocó delante de su campo de visión.
-hola-saludó ella con una sonrisa-¿Cómo les …
-tengo que hablar contigo-dijo con expresión casi molesta-¿Dónde está Lily?
-en su habitación
-bien, acompáñame-tomó a Hermione del brazo y prácticamente la arrastró a su despacho-dime, ¿Qué significa esto?-tiró sobre el escritorio una hoja de papel que ella reconoció inmediatamente
-no es lo que tú piensas-se apresuró en decir
-¿entonces qué es? Me vas a negar acaso que estas embarazada
-bueno…no, pero…se lo que piensas y no
-¿Qué? Me vas a decir que fue un accidente
-no me hables así, y si, fue un accidente, debes calmarte
-¿calmarme?-casi gritó-como quieres que me calme con algo como esto, no lo deseo, te lo dije desde un principio
-lo sé, pero…sucedió…piensa en Lily, tendrá un hermanito, eres un buen padre y sé que también lo serás con este bebe
-por Dios Hermione, yo no quiero un hijo, no contigo-casi escupió con desprecio-con la única mujer que puedo pensar en esa posibilidad es con mi esposa y lo sabes
-está bien…yo…lo sé-lagrimas escurrían de sus ojos-nadie va a saberlo ¿sí?, será solo mío
-no voy a permitir eso-aclaró él-lo siento Hermione, pero ese niño no puede nacer
-no puedes hacerme esto, sabes lo que he pasado
-Hermione…-masajeó sus sienes con sus dedos en gesto de cansancio-eres mi amiga y te aprecio mucho, pero cuando comenzó todo esto, te deje bien clara mi posición, ahora solo quiero que me dejes hacer lo que tu bien sabes, es lo mejor
-¿mejor para quién?-preguntó molesta-¿para ti?...no voy a dejar que me pongas una sola mano encima
Harry tuvo que utilizar toda su habilidad de buscador para poder alcanzarla aunque ella forcejeaba con él. Cuando se disponía a aparecerse un ruido en la sala indicó la llegada de un visitante por vía flu. Hermione aprovecho el momento para librarse de los brazos de Harry y apartarse a unos cuantos metros de él, en pocos segundos una cabellera se asomó por la puerta.
-Harry, te necesitan en el ministerio-dijo Ron
-estoy ocupado
-lo siento, pero es urgente… me temo que no puede esperar
-está bien…regreso luego
Ambos muchachos desaparecieron del lugar dejando un rastro de polvo a su paso. Hermione caminó decidida a su dormitorio, tomo una maleta y lo la llenó con sus pertenencias, dedicó una última mirada a la pequeña que había robado su corazón, le dolía abandonarla, pero en ese momento había alguien que la necesitaba más.
Se marchó decidida a cuidar con su propia vida, al ser que crecía dentro de ella, sería duro, lo sabía, pero estaba dispuesta a afrontar cualquier obstáculo.
Ni Harry, ni nadie lograrían arrebatarle lo que desde ese día sería su única razón de existir.
