Cuán Profundo es tu Amor

Hola, y bienvenidos a este nuevo fic largo y uno de mis proyectos más ambiciosos, les puedo adelantar que... tendremos, drama, romance, acción, muchas parejas xD y pues lo que se me vaya ocurriendo...

Mezclaré a los personajes de LC, del clásico, algunos otros spin offs...

Nuestra historia es un semi–UA de LC es decir nos ubicaremos en 1750 o algo así, xD, después de la Guerra Santa donde Atenea y Hades han firmado la paz y establecieron varias alianzas...

Sin más el primer capi, cualquier duda o pregunta la iré resolviendo...


–1–

El eco de sus pasos era lo único que se podía percibir en aquel enorme pasillo de mármol, respiró profundo tratando de no aparentar nerviosismo por el acontecimiento, abrió las puertas de madera y se encontró con diversas figuras en ese enorme salón, pronto los presentes les dedicaron una mirada de extrañeza pero duró poco cuando el sonido de unos pasos metálicos inundaron la estancia, de inmediato se formaron en dos grupos y ceremoniosamente realizaron una reverencia frente a la fémina de blanquecina tez, ojos verdes y larga cabellera lila.

–Bienvenidas –dijo con una voz suave

Las presentes alzaron un poco su rostro y le miraron atentas

–Les he citado aquí el día de hoy debido a la llegada de nuevas compañeras, así como para explicarles algunas de las reglas del Santuario –comentó –ahora de pie pequeñas –pidió

El grupo de féminas obedeció y sin dejar de observar a su anfitriona adoptaron una posición erguida y recta

–A las nuevas jóvenes, me presento, yo soy Sasha la actual encarnación de la Diosa Atenea y por tanto la ama del Santuario, como habrán notado son pocas las mujeres que habitan en este lugar, pues la mayoría de mis residentes son varones, 88 Caballeros divididos en 3 categorías, los de bronce, los plateados y los Dorados cuya jerarquía es la mayor; así mismo existen aprendices, y también está el Patriarca quien después de mí es la máxima autoridad en el Santuario, pero en el caso de las mujeres existen 3 grupos, primero mis Caballeros Femeninos quienes rendirán cuentas a la maestra Serinsa –señaló a una peliazul claro con una máscara plateada –las segundas son las Doncellas Guerreras, quienes entrenarán bajo las órdenes de Mayura –una mujer con una máscara y una venda sobre sus ojos –y las últimas son las Promesas, ellas estarán bajo el cuidado y supervisión de Agasha, quien no ha podido asistir el día de hoy –explicó…

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–El tiempo pasa implacable –susurró Sasha al contemplar las estrellas en ese cielo nocturno

–E inclemente ante nuestros ojos –aseguró la mujer peliazul –pensar que han pasado ya tantos años desde la última Guerra Santa Señora Atenea –

–Serinsa –sonrió la ojiverde –pero aún en esta paz no puedo dejar de sentir una incertidumbre, algo similar a la víspera de la Guerra Santa –

–¿Ha sucedido algo Señora? –

–Son las peticiones, no pensé que llegarían tan pronto –suspiró la diosa –sé que ha sido mi idea pero aún así creo que es demasiado pronto imponerles un destino a todas estas jóvenes –

–Mi Señora Atenea, todas y cada una de estas jóvenes le han jurado fidelidad y sepa que cualquiera de ellas se sentiría honrada de cumplir con su deber –

–Serinsa, también a ti… –

La peliazul sonrió

–Eso no es verdad, yo estoy muy feliz, por Teneo, por mí y por el pequeño Aldebarán, gracias a usted hemos podido hacerlo, nunca en toda la historia del Santuario me habrían permitido a mí, una aprendiz de Amazona ser la esposa de un dorado y mucho menos que su hijo se convirtiera en su sucesor –sonrió Serinsa tomando las manos de la deidad

–Serinsa –sonrió con cierta amargura

–Usted también, sea feliz, aún en su ausencia debe de atesorar ese recuerdo tan dulce que le ha dejado el Caballero Tenma –

Sasha ahogó un suspiró, miró hacia dentro de su cámara y luego sonrió.

–Es verdad –

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El sonido melancólico del arpa se detuvo y la mujer de cabellera negra miró al rubio que le reverenciaba con una rodilla en el suelo

–¿Y bien Rhadamanthys? –

El varón negó con la cabeza

–Nada Señora Pandora –

La fémina ahogó un suspiro, tantos años habían pasado y el dolor no se borraba ni un poco

–Puedes retirarte –dijo poniéndose de pie y dándole la espalda

Sin embargo el Juez del inframundo se acercó a ella para abrazarle con una delicadeza impropia de él

–Ha sido mi culpa, confié erróneamente y las consecuencias son estas –dijo acariciándole el cabello

–Es nuestro castigo, después de contemplar el mundo en un nuevo color, me lo han arrebatado una vez más por todas las muertes que ensucian mis manos –

–Eso no es verdad, su corazón sigue siendo puro Señora Pandora, le prometo no abandonar y lo conseguiremos –

Desde una de las rendijas de la puerta un par de ojos violáceos brillaban al contemplar una escena tan peculiar

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De camino a Rodorio…

–¿Recuérdame por qué debería de acompañarte rosita silvestre? –se quejó un muchacho peliazul con ropa de entrenamiento

–No tienes por qué acompañarme Máscara, has sido tú el que decidió seguirme cuando le dije que bajaría a Rodorio –respondió otro joven de larga y sedosa cabellera celeste

Un gruñido escapó del primer muchacho al tiempo que divisaba a un par de sus compañeros

–¡Afrodita, Máscara Mortal! –saludó un castaño entusiasmado

–¡Aioria! ¡Aiorios! –sonrió el ojiceleste

El castaño mayor solo sonrió

–¿Van a Rodorio? –

–Así es, la Señora Atenea me ha enviado con el señor Pefko por unos remedios –se encogió de hombros el chico de nombre Afrodita

–Ya veo, pero cerca de donde vive el Señor Pefko está la residencia de las "Promesas" ¿no es cierto? Dime Afrodita ¿son realmente lindas? –interrogó Aioria con curiosidad

–¿Las Promesas? Ah, pues, solo he visto a un par de ellas y son… –comentó el joven recordando

–Deberían de serlo, de lo contrario serían un insulto para nosotros –interrumpió Máscara

–No hables así, parece que fueran una mercancía –le regañó Aioros

–¿Pues no lo son? –contraatacó el chico –son las elegidas por sus Dioses para casarse con alguno de los Caballeros Dorados, deberían de ser lindas para ello sino, no tendría caso que estuvieran aquí –

El mayor de los 4 jóvenes dio un suspiro

–No lo escuches hermano, Máscara siempre es así –intervino Aioria

–Solo conozco a dos y ambas son muy simpáticas –sonrió Afrodita

–¿Sí? –

–Así es una de ellas se llama… –

–¿De qué hablan? –interrumpió una de las Amazonas de cabellera rojiza

–Hola Marín, ¿vas a la aldea? –

–Sí, la Señora Serinsa quiere que me asegure de recibir a la nueva chica –

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En el tercer Templo de las doce casas…

Trataba de escabullirse silenciosamente del lugar, hoy sería el día en que llegaría al pueblo y por ningún motivo iba a perdérselo

–¿A dónde vas Kanon? –le llamó un muchacho idéntico a sus espaldas

–A Rodorio a ver si ya llegaron las nuevas "Promesas" –sonrió con picardía el menor de los gemelos

–¿Nuevas? Solo he oído que la Promesa del Dios Poseidón llegará hoy y que ella ya está en edad –recordó el mayor

–¿No quieres conocerla Saga? –inquirió Kanon

–¿Y para qué? –se encogió de hombros Saga

–Porque por sí lo olvidas nosotros somos los mayores de esta generación y pues… –movió la cabeza –bueno yo quiero ver cómo será "tu futura" –sonrió burlón

–¿Mía? ¿Te olvidas que tienes la misma edad que yo? –le dijo señalándolo

–Sí, pero tú eres el mayor por lo tanto… creo que serás el primero en cumplir –concluyó con las manos en la nuca y siguió con su camino

–Bueno, si es hermosa no me molestará –suspiró Saga siguiendo a su hermano

–¡Ah no! Si es hermosa será mía –volteó rápidamente Kanon encontrando sus rostros

–Puede ser, pero yo le gustaré más –respondió Saga

–No, seré yo quien le guste –aseguró el menor

–Lo dudo –refutó el mayor

–¡Que sí! –

–¡Que no! –

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–Mil novecientas noventa y nueve… ¡Dos mil! –exclamó un muchacho dejándose caer al suelo y respirando agitadamente

–¡Oi! Cabrita ¿ya terminaste? –se acercó otro varón de cabellera larga y azul oscura, quien le lanzó una manta limpia para que se quitara el sudor

–¿Milo? –le respondió recostándose en el suelo y se colocó la tela en el rostro –pensé que te sumarías a la expedición de Afrodita y Máscara Mortal –comentó

–¿Por las Promesas? Naah, no me interesan las niñas pequeñas –sonrió ladino sentándose a su lado –además Camus y yo tendremos que partir antes del anochecer hacia las tierras del norte por otras de ellas –

–Si tú lo dices bicho –bufó el mayor pasando una mano por su hermosa cabellera oscura

–Además escuché que la envió el mismísimo Poseidón, seguro que tiene cara de pescado –se burló Milo haciendo sus labios como los de un pez

Shura no pudo evitar reír por la ocurrencia del Dorado de escorpión

–Quién sabe, a lo mejor es una sirena –se encogió de hombros el Caballero de Capricornio

–En todo caso dudo que nos toque a nosotros, primero están Saga, Kanon y Aioros –recordó el peliazul

–Así es –suspiró cerrando los ojos Shura para descansar bajo el sol

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Escuchaba el trinar de las aves y pequeños haces de luz se colaban entre las cortinas de las ventanas, el rítmico andar del palanquín le había arrullado desde el amanecer, podía sentir que el aire ya no era tan salado, incluso podía asegurar que era algo dulzón. Trató de distraerse con el pequeño paisaje que podía observar desde su pequeña ventana, porque realmente estaba hecha un manojo de nervios.

–Respira profundo y tranquilízate –se dijo a sí misma

Pero no pudo hacer mucho pues tenía miedo, faltaba tan solo 1 mes para que cumpliera 15 años y por ello su maestro había hablado con ella, en el Santuario Submarino ella había sido la única mujer en nacer durante esa generación y por tanto para honrar el pacto de paz de la Diosa Atenea sería entregada al Santuario como una Promesa para sus Caballeros. Sabía por leyendas que esos hombres eran los más fuertes de la Tierra que incluso competían con los Generales Marinos, pero eran personas bondadosas que cuidaban de los más desprotegidos, o al menos eso le había asegurado Isaac, uno de los jóvenes candidatos a General Marino. Eso le había dado un poco de tranquilidad pero la doncella no podía dejar de pensar ¿y si su futuro era un anciano? ¿O un manco? ¿Tal vez un deforme? O peor un hombre violento y desalmado.

–Por todos los Dioses no lo permitan –rogó en silencio y negó con la cabeza

–Ya falta poco señorita –le dijo uno de los guardias que le custodiaban

–Gracias –susurró tímidamente; Sorrento había sido quien le entregara a los representantes de Atenea y con un cierto tono autoritario les había solicitado que no intentaran mirar a la joven que el Dios Poseidón enviaba de lo contrario se consideraría una declaración de Guerra

Repentinamente la marcha se detuvo y escuchó voces del exterior

–pero ¡¿qué tenemos aquí?! –exclamó una voz desconocida

–Abran paso –exigió el guardia

–Vamos mocoso, solo queremos ver que es lo que llevan ahí –dijo en un tono burlón

–Lo único que deben de saber ustedes es que si alguno trata de mirar dentro será maldecido por los dioses –argumentó otro

–¿Dioses? ¿Ya escucharon al mocoso? Los dioses no existen y ustedes mocosos que se dicen elegidos de la perra de ese Santuario no son más que una panda de huérfanos a su servicio –respondió y una risa generalizada resonó evidenciando que les superaban en número

La joven se cubrió la boca al escuchar semejantes blasfemias, si cualquiera de sus compañeros hubiese escuchado eso el sujeto ya estaría muerto

–Ahora niño entréganos ese palanquín antes de que te matemos –amenazó

Pudo sentir como era que retrocedían un par de pasos

–¡He dicho que no lo toquen! –gritó el guardia antes de proferir un quejido de dolor

De golpe cayó al suelo, la doncella ahogó un quejido, lo que menos deseaba era que esos hombres le escucharan, trató de encender su cosmos y llamar desesperadamente a Sorrento, pero a decir verdad no sabía cuán lejos estaban ya del puerto.

–¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Nos atacan…! –

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–Señora Atenea, le he traído el almuerzo –anunció una joven de cabellera rojiza dejando una bandeja sobre la mesa de la habitación

–Muchas gracias Seika –sonrió la pelilila mirando desde el balcón una figura pequeña jugar con los pétalos de las flores

–¿Quiere que llame a la niña a comer? –interrogó Seika con una sonrisa alegre

–No creo que sea necesario, ella vendrá cuando tenga hambre –aceptó Sasha sentándose a la mesa –Ha pasado un tiempo desde la última vez que las vi dime ¿cómo se encuentran tus compañeras? –

–¡Ah! Muy bien, Esmeralda se está acostumbrando a la rutina y las enseñanzas de Doña Agasha, Shunrei tan dedicada como siempre –relató la joven tranquila

–Me alegra mucho ¿y Marín? ¿Has podido convivir con ella? –

–Durante los últimos meses muy poco Señora Atenea, ha estado entrenando muy duro para conseguir su armadura y por ello no hemos podido vernos –relató con un toque de tristeza

–¿Y tu hermano Seiya? –

–Enérgico como siempre, está muy ocupado entrenando con el resto de los aprendices de su generación –rió la pelirroja –desde que conoció a sus amigos se ha olvidado de sus hermanas –se quejó juguetonamente Seika

–No lo creo, pero es bueno que Seiya forje lazos profundos con sus compañeros –suspiró la Diosa

La conversación se vio interrumpida por la explosión de cosmos a la distancia, de inmediato la mujer pelilila se puso de pie e invocó su báculo.

–Seika, quédate aquí y que nadie entre, Serinsa y las demás custodiarán la Cámara –anunció antes de asegurar la puerta

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Kanon se detuvo en medio del camino haciendo que su gemelo tropezara con él

–¡Oye! ¿Por qué te detienes así? –interrogó el mayor

–¿Sientes eso? –

Saga se concentró un poco y pudo percibir un cosmos desconocido que les llamaba con desesperación.

–Proviene del sendero del Puerto –aseguró el geminiano

Ambos hermanos se miraron antes de lanzarse en una carrera a toda velocidad, al poco tiempo llegaron hasta donde se encontraban unos guardias defendiendo un palanquín.

–¡Caballeros! –les llamaron con desespero el grupo de muchachos malheridos

–¿Qué sucede aquí? –interrogó Saga con un tono letal y amenazante

–¿Más mocosos? –se quejó el líder de los bandidos

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En una pequeña cabaña a las afueras de la Villa de Rodorio…

–Aquí tienes Afrodita –dijo un hombre de cabellera clara y rostro pecoso –por favor dile a la Señora Atenea que lo demás se lo tendré listo en un par de días y que iré a verificar su eficacia personalmente –agregó

–Muchas gracias, yo se lo diré señor Pefko –sonrió el muchacho de cabellera celeste

–¿Terminaste rosita? –interrogó con cierto fastidio un peliazul recargado en una de las paredes observando por la ventana

–¿Decepcionado Máscara? –inquirió el peliceleste acomodando los paquetes que le había entregado el curandero

–Un poco, aunque el paisaje es realmente bonito –esbozó una sonrisa picaresca sin dejar de observar por la ventana

Atraído por la curiosidad Afrodita miró por el cristal para descubrir que una mujer castaña estaba inclinada sobre un par de rosales y que al estar en esa posición su escote aunque discreto develaba un poco más de su blanquecina piel a la vista.

–¡Eres un…! –exclamó el ojiceleste apartando al canceriano de la ventana

Y este estalló en carcajadas negando con la cabeza

–Entiendo, entiendo –se burló alzando las manos

–Imbécil –mascó por lo bajo el Dorado de Piscis

La puerta se abrió dando paso a aquella mujer castaña y un par de niñas que no parecían rebasar los 12 años, una rubia de ojos verdes y una pelinegra de ojos azul oscuro.

–Buen día Pefko, veo que tienes visitas –saludó la mujer

–Buen día –repitieron en coro las jovencitas imitándola

–Agasha, Esmeralda y Shunrei buen día para ustedes, ¿qué las trae por aquí? –respondió el curandero

–Solo un par de remedios, lo de siempre Pefko –comentó la ojiverde –Afrodita, Máscara no pensé verlos aquí –se acercó a los muchachos

–Doña Agasha –saludó con cierto nerviosismo Afrodita

–Se ve muy linda Doña Agasha –dijo el peliazul dedicándole una sonrisa

Una risilla escapó de los labios de la mujer y luego acarició el cabello del chico

–Han crecido bastante muchachos, ambos son más altos que yo –celebró la fémina

–Jejeje, supongo que… –

De repente el par de Caballeros adoptó una expresión seria en sus rostros

–¿Sentiste eso verdad? –

–Así es, fue el cosmos de Saga y el de Kanon, pero también hay otro cosmos desconocido –

–¿Sucede algo malo? –inquirió Pefko

–Discúlpenos señor Pefko, Doña Agasha, tenemos que ir a verificar algo –se excusó el peliceleste dejando de lado los paquetes

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–¡Kanon! ¡Kanon no te duermas! –el mayor de los gemelos sacudía levemente a su hermano

–Por Atenea Saga, ya te dije que no me estoy durmiendo –el peliazul apretaba la mandíbula al tiempo que trataba de detener la hemorragia en su abdomen

–¡¿Qué sucedió aquí?! –gritó una pelirroja al contemplar la escena

En el suelo se encontraban inconscientes varios hombres con un par de armas de fuego a su lado, cerca del semi-destruido palanquín estaban los guardias tratando de contener las hemorragias de las balas que habían recibido. Y por último el par de geminianos sobre el palanquín con una joven rubia desmayada a su lado.

–Solo un incidente menor –aseguró Kanon con una sonrisa forzada –pero ella está ilesa, solo se desmayó de la impresión –

–¿Ella es la Promesa? –interrogó Marín preocupada

–¿Muchachos están…? –llegaron un par de castaños al lugar

–¡Por Atenea!, tenemos que llevarlos al Santuario –dijo Aioria

–No creo que podamos ir muy lejos, será mejor llevarlos con el Señor Pefko –dijo Marín acercándose a la joven

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Abrió sus ojos celestes con parsimonia, trató de reconocer dónde se encontraba pero solo pudo ver un techo de madera, el sonido del viento en los árboles y un aroma dulzón como a flores. Repentinamente a su mente vinieron los recuerdos de los gritos y los golpes, se levantó de la cama alterada.

–Tranquila Thetis, estás a salvo –le dijo una mujer pelilila sentada a cerca de ella

–¿Quién eres tú? Y ¿cómo sabes mi nombre? –interrogó cautelosa

–Yo soy Atenea y es natural que sepa tu nombre, después de todo te estábamos esperando –sonrió la fémina cálidamente

Por unos instantes la rubia trató de procesar las palabras de la diosa y luego agachó la cabeza

–Discúlpeme he sido grosera con usted –balbuceó nerviosa

–No te preocupes Thetis, me enteré de lo sucedido y espero disculpes mi imprudencia –respondió en un tono humilde la divinidad –fue mi responsabilidad lo sucedido –

–¡Ah! No importa… yo… –la joven se mordió los labios y cerró los ojos tratando de no llorar

–Tranquila, ya estás a salvo y no me enojaré si lloras –le abrazó la mujer

Finalmente Thetis rompió en llanto en los brazos de la deidad

–Tuve miedo, si él no hubiera llegado… ¡Ah! ¿Está bien? Estaba herido –balbuceó la joven preocupada

–Kanon es fuerte, está descansando a regañadientes y dijo que no dormiría hasta saber que la Promesa de Poseidón estaba bien –agregó limpiando las lágrimas de la chica

Thetis dejó escapar un suspiro…

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–En serio quédate quieto Kanon –dijo el mayor a su hermano obligándolo a mantenerse sentado

–Eso fue muy peligroso –comentó Aioros observando cómo es que el señor Pefko curaba a los guardias

–Fue nuestra culpa Caballero de Sagitario –se disculpó el líder de los muchachos con vergüenza

–No, ha sido nuestra, por lo menos un par de Caballeros Dorados tenían que acompañarles –concluyó Aioros

–Descansen muchachos, es una fortuna que no se haya infectado ninguna herida y en un par de días estarán como nuevos –aseguró Pefko con una sonrisa –excepto tú Kanon, si no te quedas quieto te amarro a la cama –miró al menor de los géminis

–Estoy bien, solo quiero saber si… –

–Si la promesa está bien –repitieron en coro Pefko, Aioros y Saga negando con la cabeza

–¿No te cansas de repetirlo? O será que Eros te ha flechado con ella –dijo juguetonamente el castaño

Repentinamente el pálido rostro de Kanon se coloreó de rojo y movió su quijada sin pronunciar palabra alguna

–Por eso descansa un poco jovencito –sonrió el médico obligándolo a recostarse

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–Se quedó dormida –anunció Atenea al cerrar la puerta tras de sí

–Es una pena que haya sido recibida de esa forma –suspiró Agasha arreglando el cabello de Esmeralda mientras ella comía un bocadillo

–A últimas fechas esos bandidos se han vuelto más audaces –comentó Marín mostrándole a Shunrei como escribir

–Necesitan una buena tunda para recordarles que los Caballeros del Santuario no somos inofensivos –se cruzó de brazos Máscara Mortal

–Máscara, sabes que no me gusta la violencia innecesaria –le llamó la atención Sasha

El peliazul solo desvió la mirada

–Lo sabemos Señora Atenea pero no podemos permitir que este incidente se repita –aseguró Afrodita

–Lo sé, por eso creo que deberás quedarte aquí un rato para asegurarnos que todo está bien, más tarde alguien vendrá a relevarte –explicó la pelilila

–Como ordene Señora Atenea –acató el peliceleste

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–¡Maldito bicho! –gritó una peliverde lanzándole un par de rocas a cierto muchacho peliazul

–Tienes mala puntería Shaina –se burló de ella el chico esquivando los proyectiles

–¿Y ahora por qué están peleando? –interrogó un peliverde a un pelilila

–Supongo que para no perder la costumbre, ya los conoces Camus –se encogió de hombros el chico

–Milo es tan infantil algunas veces, ¿no crees Mu? –agregó otro muchacho más corpulento

–Opino lo mismo Aldebarán –respondió Mu

–Espero que termine pronto porque tenemos que partir al atardecer –se cruzó de brazos Camus

–¡Maestro! –llegó un niño rubio ojiazul y detrás de él otros 4 infantes que rondaban su misma edad

–Hyoga, ¿ya terminaste tu entrenamiento? –interrogó

–Así es, ¿puedo ir a jugar con mis amigos? –señaló al grupo de niños

–Adelante, pero no quiero enterarme de que se han metido en problemas –dijo con mirada sombría

–¡De ninguna forma! Vamos Seiya, Ikki, Shiryu, Shun podemos ir a jugar –celebró el chico

–No sé si es la convivencia pero cada día Hyoga se parece más a ti –comentó Mu viendo partir a los aprendices

–Ahora que lo mencionas yo también lo he notado –afirmó Aldebarán

–No digan estu… –

–Disculpen –interrumpió una Amazona de cabellera negra cuya máscara tenía unos colmillos –¿Alguno de ustedes es el Caballero de Capricornio? –interrogó con timidez

Los tres muchachos negaron con la cabeza pues ninguno de ellos portaba su armadura pero más les sorprendía el valor de la joven para interrogarles por una constelación en específico.

–¿por qué lo buscas? –interrogó Mu de una forma cortés era raro que alguna de las Amazonas que todavía no poseía armadura hablara con ellos

–¡Ah! Pues… –la joven dijo algo insegura

–No creo que sea porque Shura la haya espiado o ¿sí? –dijo Aldebarán

–Lo dudo, eso lo puedes esperar de Kanon o de Milo, de Shura no creo –se encogió de hombros Camus

–El Caballero de Capricornio ¿se llama Shura? –interrogó la chica

–Sí y él no está aquí ahora –respondió amable Mu

–Entiendo, gracias y con permiso –se excusó rápidamente la joven

–¿Qué fue eso? –interrogó Camus

–No lo sé –respondió Aldebarán

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En la casa de la Señora Agasha…

–Bienvenido Shura –saludó la mujer acomodando un ramo de rosas en la mesa

–Con permiso Doña Agasha, la Señora Atenea me envió a relevar a Afrodita –dijo un muchacho peliverde

–Entiendo, entonces yo me retiro –se despidió el peliceleste de forma cortés –Marín te apoyará esta noche –

El joven de capricornio asintió y fue a encontrarse con la Amazona

–Afrodita, ¿no quieres quedarte a cenar? sabes que tú siempre eres bienvenido en esta casa –sonrió Agasha

–Muchas gracias Doña Agasha –respondió amable el muchacho mirando por la ventana donde se posó una paloma blanca y su semblante cambió

La ojiverde lo notó y se acercó a él

–¿Sucede algo malo? –

–¡Ah!... no, me disculpará pero no puedo quedarme esta noche, me toca guardia, ya será en otra ocasión –se justificó el Santo de Piscis

–Antes de irte, llévate esto –dijo entregándole un paquetito envuelto en una pañoleta verde –por si te da hambre –dijo acariciando su rostro

–Gracias –aguantó el aliento el chico y sonrió antes de salir a toda velocidad de lugar

Afrodita corrió por el sendero que llevaba al Santuario pero se desvió cerca del bosque, escudriñó los alrededores antes de guardar el paquete que le había entregado Doña Agasha con sumo cuidado, luego se acercó a una pequeña cascada, respiró profundo y cerró los ojos.

–Tardaste demasiado –le susurró una voz melosa al oído

–La Señora Atenea me encargó una misión –respondió sin abrir los ojos, pudo sentir como acariciaba su cabello y luego dibujaba cada una de sus facciones

–Amo tu coqueto lunar –le dijo besándole

Afrodita solo atinó a ahogar un gemido al sentir esas suaves manos descender por su cuerpo…

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En el Templo del Patriarca…

–Debería de descansar Señora Atenea –dijo un hombre de cabellera verde con un casco dorado

–Lo sé Shion, pero aún tengo asuntos pendientes y más desde el incidente de los bandidos –suspiró la pelilila

–Permítame ayudarle Señora después de todo es mi deber como Patriarca –dijo Shion sentándose enfrente de ella tomando un par de pergaminos –Serinsa me informó que Shaina y Marín competirán por sus armaduras en un par de días, mientras que Geist y June entrenarán un poco más con algunos de los Dorados para afinar sus técnicas –

–Ya veo, todas ellas han crecido maravillosamente –sonrió Sasha –¿Y qué dice Mayura de sus Doncellas? –

–En un par de días regresarán de su entrenamiento en oriente, solo hace falta que las dos más jóvenes obtengan su armadura y estarán completas Señora Atenea –le informó

–Mayura estará muy orgullosa, por cierto Shion quiero que consideres seriamente a Seika como mi Vestal Personal –dijo la Diosa leyendo algunos de los pergaminos

–Entiendo Señora y comenzaré con todos los arreglos tan pronto como sea posible –afirmó el peliturquesa

–¡Ah sí! ¿Milo y Camus han partido hacia las tierras del norte? –recordó la divinidad

–Sí Señora, les he entregado la carta para el representante de Odín y el gobernarte de Blue Graad –avisó el Patriarca

–Muchas gracias Shion no sé qué haría sin ti –sonrió Sasha

–No Señora, nosotros somos los que no sabríamos que hacer sin usted –respondió el lemuriano


Ammm, pues como habrán notado, los Dorados clásicos son los Dorados actuales, algunos de los Dorados de LC siguen con vida, (el que diga que un personaje esté muerto no implica que no vaya a salir xD)

No sé qué más decirles, salvo que esta historia está inspirada en varias autoras que aún si no me dieron autorización, les rindo tributo con su respectiva dedicatoria: Marde State, Apiguel de Cobra, Shaina de Aries, YuukoMidna, Liluel Azul, Sunrise Spirit, Antares66, entre otras... xD (el orden no influye)

Espero que les llame la atención y pues nos estaremos leyendo, la verdad no sé cuántos capis tendrá y les pido paciencia que los fics largos no son mi especialidad xP

Del fic de Sísifo, amm no lo he terminado pero no se me ha olvidado…

Saluditos, besos y abrazos!

Marie Clarie Rose 77

PD. Cualquier duda háganmela saber y yo les respondo

PD2. XD el título es el más grande spoiler