Pues esto es algo que estuve pensando en el último mes del 2014, y entre más lo pensaba más me atraía la idea de realizarlo.

No sé qué otra cosa decir, solo que espero que disfruten esta historia.

ADVERTENCIA: Lenguaje fuerte.

El harem de Hinata Hyuga

1-Esta es tu nueva vida.

"¿Qué no hay un solo hombre que puedas conocer sin que se sienta atraído por ti?", recordé la voz de mi hermana, su mirada fija y retadora, su ceño fruncido, su mano en la cintura y hasta ese mechón de cabello que bajaba por su frente, pasaba sobre su nariz y sus labios hasta llegar a su barbilla mientras esa pregunta me hacía por primera vez. Esa niña podía ser molesta si se lo proponía, y dios mismo sabe que conmigo eso era a menudo. Como sea, somos familia y creo que es cosa normal molestarse, sobre todo entre hermanos. Pero me desvió del tema.

Mientras estaba en el avión leyendo uno de los tontos libros de Crepúsculo que no sé porque tenía en mi poder y recapitulaba los últimos momentos importantes en mi vida llegue hasta el momento en que termine con mi último novio. No era que llevara muchos, a mis escasos veinticuatro había estado solo con cuatro muchachos, y solo con dos en situaciones que una no se pone a relatar pervertidos… en fin. Recordé que aunque novios he tenido pocos pretendientes nunca han faltado, y esa ocasión mi hermana me lo hiso notar.

Cuando le dije a mi padre que no trabajaría en su empresa y que me abriría camino en la vida por mí misma esperaba un tremendo regaño de su parte, para mi sorpresa, el solo me expreso su orgullo y me entrego su confianza. Me despedí apenas unas horas atrás en el aeropuerto y sus últimas palabras fueron, "Hinata, eres una chica inteligente y preparada, aunque te falte carácter. Cuídate y se respetuosa a los valores que estos años he intentado inculcarte…ah, y cuidado con los hombres".

Tenía que admitir que sentía miedo, es decir, una chica que ha vivido toda su vida bajo la protección de su familia, de repente es contratada en una importante casa editorial gracias a las fervientes recomendaciones de un profesor con el que tuvo una muy buena relación en la universidad y que resulta ser íntimo amigo de la mismísima directora de dicho lugar, y por tanto tiene que trasladarse a vivir lejos de todo lo que conoce….quizá para muchos suene cosa de nada, pero para mí era toda una experiencia. Pero lo que le había dicho a mi padre era mi única verdad, necesitaba conocer el mundo por mí misma, y eme aquí, sentada fingiendo seguridad mientras escucho que desde la cabina dan las indicaciones para que los pasajeros se abrochen el cinturón de seguridad pues el aterrizaje esta próximo.

Lo primero que hice al bajar del avión fue tirar el absurdo libro a la basura, no vuelvo a leer cosas que me recomiende Ten-Ten jamás. Camine jalando una única maleta hasta llegar a donde se aproximaban los Taxis. Tome uno dando la dirección del departamento que había encontrado gracias al maravilloso mundo del internet y durante el viaje intercambie solo un par de palabras con el taxista. Era un viejo agradable, no demasiado metiche y no demasiado callado, eso era suficiente para mí.

Al llegar al edificio me sentí tranquila, era un bonito lugar. Casi toda la ciudad me parecía hermosa, un bonito lugar para dar inicio a una nueva vida.

-Bien Hyuga, esta es tu nueva vida-me dije en voz alta para darme entusiasmo. Entre al lobi del edificio, salude al portero y luego de una pequeña charla para darme la bienvenida subí al ascensor para llegar al quinto piso.

Al entrar al departamento me sentí alegre. Mi padre lo había pagado todo hasta ese momento así que era obvio que algo tan lujoso como esto me esperaba. El lugar era acogedor, una recamara, un baño, una sala comedor, una cocina con una pequeña mesa para dos personas y un pequeño balcón que pronto llenaría de plantas y flores.

-¡Si! ¡Todo mío!-grité dejando de lado el contener las emociones para lanzarme sobre uno de los sofás que amueblaban la acogedora sala. Aterrice sobre el sofá boca arriba y mire el techo un momento para luego levantarme y conocer la primera arregla de vivir sola: Siempre cierra la puerta antes de hacer estupideces.

-Ho…hola-dijo un chico de pelo castaño parado en el umbral de la puerta de mi apartamento. Rayos, ¿Pensara que soy una lunática, o solo una inmadura?

-Ho…Ho…Hola-a genial, ahora tartamudeo con la voz más aguda que pude utilizar, definitivamente pensara que soy una niña rica consentida experimentando por primera vez la libertad…bien, de acuerdo, lo soy, pero no me gusta que los demás lo sepan.

El chico aclaro su garganta y sin invadir mi morada se presentó.

-Me llamo Kiba, Kiba Inuzuka.- Me levante del sofá tratando de hacer como que la escena anterior nunca existió y lo salude con una reverencia como mis padres me enseñaron.

-Mucho gusto señor Inuzuka, me llamo Hinata Hyuga-El chico sonrío algo sonrojado y luego de retroceder un poco hablo.

-Solo llámeme Kiba-dijo mientras me miraba por un momento-así que ahora vivirá aquí, es un bonito edificio.-asentí mientras aun me sentía avergonzada pero guardando la compostura.

-En ese caso llámame solo Hinata, y espero que seamos buenos vecinos.

-Lo mismo digo, vivo en el departamento del fondo, si algo necesitas, solo llámame, estaré feliz de ayudar-dijo mientras se marchaba. Hasta ese momento note que bajo su grueso abrigo se ocultaba algo, decidí no inmiscuirme y solo cerré la puerta.

-Bueno, pudo ser peor, al menos no me estaba desnudando-tome mi maleta y saque las pocas cosas que había llevado en ella, un par de cambios de ropa y mi laptop, lo demás llegaría por mensajería en los próximos días.

Comencé a hablar por Facebook con mis amigos más íntimos para darles los pormenores de mi llegada a Tokio y a mi padre le hable por teléfono como habíamos acordado. Estaba exhausta así que me quede dormida explorando la programación de Televisión un rato.

El fin de semana paso rápido, solo me ocupe de acostumbrarme a mi nueva casa. Para el domingo por la tarde casi todas mis pertenencias estaban ordenadas, mentiría si digo que no disfrute momento a momento arrastrar los muebles para cambiarlos de posición, ordenar los utensilios de cocina, acomodar mi cama, poner cortinas y hacer un montón de tareas domésticas más, debido a que cada decisión la tomaba yo sola, ¡era mi casa y podía ordenarla como yo quisiera! La comida no era una discusión ni una batalla por ver quien convencía a quien de comer que, y el control remoto de la televisión era todo mío. Esto de la independencia hasta ahora lo llevaba muy bien, aunque claro, aun no tenía que pagar cuentas ni nada de eso.

Cuando pensé en eso recordé porque estaba en ese departamento.

-Mañana comenzare a trabajar, que nervios-dije en voz alta, habló sola en voz alta cuando estoy nerviosa o ansiosa, como sea, me quede dormirá pensando en lo que me depararía la vida al día siguiente.

Desperté temprano, me di un buen y relajante baño, me vestí con un traje de oficina con una falda que me llegaba casi a las rodillas y un saco que hacia juego sobre una blusa blanca. Me mire al espejo, no podía disimular mi nerviosismo, pero debía intentarlo cuando menos. Tome un buen desayuno y Salí de casa. Cuando estaba en la puerta vi a Kiba salir del ascensor, llevaba ropa deportiva, seguramente estuvo haciendo ejercicio.

-Hola… ¿Al trabajo?-preguntó de manera educada.

-Sí, es mi primer día-le dije, quizás más por lo nerviosa que me encontraba que por querer entablar un dialogo con él. No me caía mal, pero mi timidez siempre me alejaba mucho de la gente.

-Pues mucha suerte-me dijo mientras cada uno seguía su camino-por cierto-lo escuche gritar cuando ya me encontraba en la puerta del ascensor-trabajo en un bar por el centro…tal vez te gustaría…ya sabes…algún día podrías ir…-decía con voz titubeante.

-Agradezco la invitación pero, no tomo, gracias.-le respondió y después la puerta del ascensor se abrió.

-Entiendo…-dijo un poco desanimado. Subí al ascensor y antes de que la puerta se cerrara sonreí un poco. Al parecer él era tan tímido como yo, creo que eso fue lo que me dio confianza de decirle algo más.

-Pero el café si me gusta, si conoces donde preparen un muy bueno, avísame.

Luego de eso la puerta se cerró, así que no supe cuál era la expresión del chico. De todas formas sonreí aunque me sentía un poco sin aliento y estaba segura de que mis mejillas estaban rojas. Era la primera vez que respondía algo como eso a un chico, vaya, esto de cambiar de aires sí que me estaba cambiando.

Al salir del edificio tome un taxi. Miraba por la ventanilla mientras que llegábamos a nuestro destino y finalmente lo vi. Era un edificio grande, lujoso, con una fachada muy elegante, con árboles y jardines a los lados. Había personas en la entrada, pasando por esas puertas de cristal que ocultaban un mundo que yo estaba a punto de explorar. Baje del taxi pague y después de subir los escalones de la entrada estaba a punto de cruzar esa gran puerta. Me detuve un momento sintiendo una gran emoción y finalmente entre. Todo parecía como si se tratara de un lunes cualquiera, eso se sentía en el ambiente. Había una recepcionista a un par de metros de mí, y sobre el suelo alfombrado algunas personas caminaban de aquí para allá como siguiendo una ruta invisible que siguen todos los días, aun así no parecían estar aburridos o artos, y eso me animó. Al fondo de la recepción del edificio había dos ascensores. Lo primero que hice fue acercarme a la recepcionista para pedir información.

-Buenos días señorita, ¿en qué puedo ayudarle?-era una chica rubia a la cual su cabello le cubría parte del rostro. Era bastante bonita. Me asegure de controlar mis emociones para hablar sin tartamudear.

-Buenos días, soy Hinata Hyuga, tengo una cita con la directora…

-¡Ah! Hyuga-dijo dejando su tono monótono y formal de recepcionista y regalándome una sonrisa-Si, Tsunade dijo que estarías aquí-¿Tsunade?-Ve al piso 30, ahí te explicaran todo, tus funciones, tu horario, lo que necesites. Por cierto, me llamo Ino.

-Oh…gracias…

Me sentía rara mientras me alejaba de esa chica rubia. Quizá solo fue un intercambio de unas cuantas palabras, pero aun así, se sintió de un modo tan natural, que me puso a pensar que esta nueva vida traería más cambios de los que había previsto. En fin, me dirigí al ascensor y ya cuando estaba a la mitad del pasillo escuche que la puerta se abría de golpe.

-¡Carajo, llego tarde!-gritaron detrás de mí y voltee para ver de qué se trataba, solo para sentir como un destello naranja y amarillo pasaba a mi lado. Unos ojos azules se posaron sobre los míos por una fracción de segundo y el olor dulce de una rebanada de pan tostado con mantequilla untada me invadió las fosas nasales.

Me quede estática mientras veía como ese chico corría como un desquiciado. Un hombre robusto y de baja estatura que caminaba sin ver a su alrededor se puso en su camino y pensé que se estrellarían, pero el rubio poso una de sus manos sobre la cabeza del sujeto y se impulsó dando un salto lateral con giro y cayendo al otro lado para seguir su carrera hasta llegar al ascensor.

-¡Maldito Uzumaki!-gritó el sujeto robusto mientras que el rubio solo se reía mientras las puertas del ascensor se cerraban.

-Lo siento, se me hace tarde-dijo con una sonrisa en el rostro y sus ojos volvieron a conectarse con los míos. Fue una vez más un momento corto, pero yo aún no podía salir de mi estado de shock.

-Wow-no pude reprimir eso y salió de mi boca.

Llevaba en ese lugar ni cinco minutos y ya me habían sorprendido de tal manera que seguía conmocionada sin poder moverme.

-Am…Hinata-escuché que me llamaban. Voltee para ver a la chica rubia-te están esperando-dijo y me devolvió al mundo real.

-Ah…si, gracias.-dije y seguí mi camino. En ese momento supuse que eso sería lo más raro del día. Pero… ¿Cómo explicarlo? A veces pienso que cuando alguien pregunta "¿Qué puede salir mal?" La mala suerte despierta para buscarte y demostrarte que cuando lo pones en duda, las cosas si pueden salir mal.

Pero eso es adelantarme en la historia. En estos momentos solo puedo decirles que me encontraba en el ascensor recordando algo que me dijeron mis amigos antes de irme de casa;

"Tú puedes Hinata, puedes sobrevivir a eso y más"

Y vaya que lo creía, en casa y en el ascensor ese primer día, pero ahora, ¿Qué puedo decir? Una sola cosa; ¿Sobrevivir? Se dice fácil, pero es una chinga.


Primer capítulo, tratare de actualizar en una semana, espero que les agrade esta propuesta y ojala sigan leyendo al historia.

¡Les deseo lo mejor paz y amor mi gente, cuidense y sean felices!