Maybe nothing else will never be so clear
Es una tarde de finales de otoño y Sirius le mira. Porque quiere y porque puede. Tumbado en su cama con un cómic de los cuatro fantásticos cubriendo la novela de Arthur Conan Doyle que el mismo Remus le ha prestado, los Beatles sonando de fondo, y no encuentra otra cosa mejor que hacer que mirarle. Joder, tampoco necesita una excusa. ¿O si? La verdad es que Remus es interesante. Hace a penas unas semanas que han comenzado el curso y ya está repasando los apuntes, el pelo desordenado le tapa parcialmente la cara, que esconde entre el libro. Se frota la nariz y se baja aún más las mangas de su jersey. No hace tanto frío en realidad, pero Remus siente devoción por la ropa grande y holgada, y tiene cicatrices que nadie quiere que vea. Así que ya sea verano o invierno, primavera u otoño, siempre lleva unas cuántas capas de ropa de más. No cómo Sirius, obviamente. Él apura el verano cómo quien apura un vaso de vodka, sin camiseta y a veces tan sólo con el pantalón del pijama o en calzoncillos, paseándose medio desnudo por la habitación, porque según él sería un crimen privaros de mi cuerpo, yo lo considero un servicio público. Remus no podría estar más de acuerdo, pero por supuesto no dice nada. Claro. Bendita tortura. Pasa las páginas con lentitud, consciente de que Sirius le está mirando fijamente, pero no va a caer en su juego, ah no. Que se busque otro hueso si es lo que quiere.
- ¿Por qué no estás estudiando en la biblioteca? -pregunta sin apartar la vista del otro.
- También es mi habitación, Sirius -pasa otra página, tranquilo, calmado. Si Sirius es un mar embravecido, Remus son las olas en calma. La llama y la espada que claudica sin dañar su filo.
-No es que molestes ni nada, pero normalmente sueles estudiar con Lily en la biblioteca y puede que ella esté enferma o que haya dejado el castillo para fugarse con su amor, y tío, si pasa eso a James le va a dar un ataque. Ya sabes, mi deber cómo amigo es informar y estar al tanto, podría equivocarme y decírselo mal por error -parece que se lo piensa, la cara de James en un estado de reflejando puro terror le hace soltar una carcajada- no estaría mal.
-¿Y qué haces tú que no estás con James y Peter? -Sirius retoma su lectura, más bien hace cómo que lee y se encoje de hombros.
- Están en el campo de quiddich, pero me apetecía leer -se pasa una mano por el pelo- Además alguien tiene que vigilarte, no sea que la luna llegue antes de lo previsto y te transformes en lobo.
Quería estar aquí contigo. Nunca paso el suficiente tiempo a tu lado.
- De acuerdo -Remus esconde una sonrisa, captando el mensaje. Hay una especie de lenguaje secreto que debes entender si quieres comunicarte mínimamente con Sirius Black, y es que todo lo que dice tiene doble intención. Hace tiempo que Remus aprendió su lenguaje, y es por eso que no puede evitar ruborizarse y sentir calor. Joder, Sirius.
Sigues estando muy lejos, Sirius.
- Vale - la página ha dejado de ser tan interesante cómo para perder el tiempo tratando de disimular con ella, así que deja el cómic a un lado de la cama. Se levanta en silencio y se tumba al lado de Remus. Este le hace sitio sin protestar, ningún comentario ni un quita chuco que estoy estudiando. Sólo ellos dos, sólo Remus y Sirius.
