•DISCLAIMER: Los personajes no me pertenecen, ellos son parte del anime Yuri on Ice bajo el sello de Mappa y de su creadora Kubo.
•La historia y portada son de mi autoría y queda prohibida su copia/adaptación/repost en esta o cualquier otra plataforma.
•Este fic participa en el concurso de #PajaritodeAgua en la categoría de #Romance+BDSM de Wattpad
.
Capítulo 1
.
.
Eran las diez en punto de la mañana. La hora y lugar exactos en el que se le había citado, y Victor estaba nervioso. ¿Nervioso? no, eso era quedarse demasiado corto, ¡él estaba aterrado!. Aquello simplemente no era para nada lo que se había imaginado. ¡Ni mucho menos para lo poco que se había preparado!
La verdad era, que Victor ni siquiera sabía cómo era que había quedado seleccionado de entre los tantos jóvenes hermosos que había visto aquel día de prueba, sobre todo, no entendía cómo era que él, un simple chico larguirucho, sin porte, estudios o experiencia alguna, había quedado para tan importante campaña cuando él solo había ido a presentarse a esa agencia debido a un pequeño anuncio al reverso de un viejo periódico con una convocatoria para otra, una de mucho menor envergadura e importancia que aquella en la que ahora se hallaba, y para la que solo había podido armar un book bastante pobre para presentar junto a su currículum y profile.
Teniendo eso en cuenta, y sumándole además que en la corta entrevista que le habían hecho cuando le tocó al fin pasar, él se había puesto tan nervioso que hasta había comenzado a tartamudear por el simple hecho de no tenía idea de que era lo que esa gente quería escuchar y el miedo joder la oportunidad; él ni siquiera creyó que le fueran a llamar ni mucho menos convocar.
Sin embargo, y muy a pesar suyo, allí estaba ahora. Tan asustado como maravillado por todo lo que sus ojos captaban. Luciendo como un tierno cervatillo asombrado. Y reluciendo entre tanta frivolidad allí reunida sin siquiera buscarlo ya que era nuevo, y se notaba. Sin embargo a pesar de su belleza natural, lo que más llamaba la atención de todos los presentes en aquel enorme set, fue aquella aura de inocencia que, a pesar de su edad, aún parecía rodearle. Algo de lo que la mayoría en aquel ambiente ya carecía.
—¡Victor! —le llamó la joven que reconocía le había entrevistado.
—Hola... —le respondió quedamente, removiéndose nervioso mientras miraba un poco hacia todos al sentirse observado de manera tan obvia.
—Hola de nuevo, Victor, mi nombre es Mila, en caso de que no lo recuerdes —le dijo, saludándolo de manera apresurada—. Ven, te presentaré con el fotógrafo de la sesión y con los otros modelos. No recuerdo si te lo dije al teléfono pero esta sesión será una grupal.
—Sí, lo mencionó, pero no me había dicho que no era la...
—¿La del calendario? No, cariño. Se buscaron otro tipo de perfiles más comunes para eso. Y tú definitivamente no entras en esa categoría, sin embargo, no pude evitar mostrarle tu CV y book al asesor de ésta y, bueno, aquí estamos —le dijo mientras ambos caminaban a paso rápido, él apenas por detrás y a un lado para intentar no resaltar aún más de lo que ya lo hacía—. Yuuri, aquí está el nuevo. Dile todo lo que creas pertinente porque en serio, nene, está a estrenar.
El hombre ante el cual habían frenado le miró sorprendido ante aquello dicho, y Victor apenas pudo contener el impulso de comenzar a removerse en el lugar.
—¿En serio nunca habías modelado antes?
—No, señor —dijo en voz baja, incomodándose aún más cuando, por el rabillo del ojo, notó como la mirada del hombre delante se afilaba.
—Yuuri Katsuki, pero todos me dicen Yuuri. Y él es Phichit —agregó, señalando con una mano a un joven detrás de su espalda que se hallaba acomodando lo que parecían ser distintas lentes, cámaras y focos sobre una mesa cercana.
—¡Hola, Victor! ¡Soy Phichit! ¡Oh mi Dios, pero si eres precioso! —gritó el chico desde detrás sin dejar de hacer lo que hacía.
—Phichit —le regañó Yuuri al ver como el chico frente a sí se medio abrazaba.
—¿Qué? Yuuri, es precioso. ¡No puedes decirme que no lo notaste!
—Sí, sí, pero lo incomodas.
—Oh, lo siento.
—No. No hay problema —intentó responder Victor con una ligera sonrisa que más que tranquilizar les dijo a todos cuán incómodo estaba.
—Bueno, tengo que seguir. Yurio aún no ha llegado y Sara está dándole problemas a las maquilladoras... otra vez.
—Maldición, diles que no pienso estar esperándoles todo el día.
—Yuuri...
—No, Mila. Si ella o Yurio me dan problemas tendrás que buscarte a otro. No pienso pasar por lo de la última vez —aclaró el moreno firme, lo que causó que Mila resoplara antes de lanzar un ligero suspiro.
—Ok, ok. Me encargaré de ellos, ¿podrás encargarte del nuevo, por favor? No creo poder con todos hoy —le pidió la joven casi haciendo un puchero.
Victor se quedó allí, escuchándoles hablar, fascinado. Ni siquiera le importaba el que hablaran como si él no estuviera delante. Ese nivel de confianza entre ellos que saltaba a la vista, le intrigaba. Aunque lo que le sorprendió, fue lo molesto que le puso el solo pensamiento de ello. Extraño.
—No hay problema. Pero asegúrate de que esos dos se comporten. Sobre todo de que el pequeño gatito no comience con sus estúpidos juegos de nuevo.
—Lo intentaré, lo prometo, pero Dios sabe que el chico se ha hecho una meta de vida el conseguirte en su cama. No entiendo porqué demonios no te lo follas de una vez y le sacas las ganas.
Victor contuvo el aliento ante lo dicho. ¿Yuuri era gay? ¿Quién era el chico del que hablaban? -se preguntó. El joven ruso de brillantes ojos celestes y largos cabellos plateados no lo sabía, pero sentía que sea quien fuera, ya no le agradaba.
—Por el simple hecho de que él no va a decidir a quien me llevo a la cama. Mucho menos el cuándo o el cómo, Mila.
Mila suspiró. Sí, ella sabía bien.
—Lo sé. Aunque creo que quizás deberías mostrarle un poco —le dijo la pelirroja, guiñándole un ojo de manera traviesa—. Ya sabes que eso no es para todos, quién sabe, ¿quizás lo espante?.
—Shhh, calla, bruja. He dicho que no y punto. Ahora vete y déjame hacer mi trabajo.
—Sí, señor —respondió Mila haciendo una venia militar contra su sien, divertida cuando alcanzó a escuchar como el moreno prácticamente le gruñó mientras ella ya caminaba apresurada hacia uno de los cuartos de atrás, yendo justamente hacia donde uno de los modelos problemáticos se hallaba. Pensando en cuán malditamente largo iba a ser ese día debido a aquel combo de bellezas tan exóticas como demandantes.
Yuuri se quedó viendo como Mila se alejaba con un ligero ceño entre sus cejas; antes de suspirar y volverse a concentrar en lo que debía terminar de preparar. La sesión era larga con tantos cambios por lo que más le valía tener ya todo a mano para no alargarlo aún más.
—¿Victor?
—¿Sí, señor? —De nuevo ese tic, Victor notó.
—Yuuri —le recalcó el mayor con el tono casi sonando a reto, lo que hizo que Victor bajara la mirada.
—Sí, s... eh, Yuuri —murmuró el menor, cohibido.
Yuuri respiró hondo.
—Sí, bien, ven, te diré cómo van a dividirse las secciones de tomas y lo que voy a buscar en cada una de ellas.
—¿Habrá muchas? ¿Qué son las secciones?
—Digamos que son los momentos divididos por diferentes cambios o fondos. De acuerdo, mira aquí —dijo Yuuri entonces, señalando con un dedo la pantalla donde tenía guardados todos los cambios y escenarios que iba a buscar retratar—. ¿Ves esto? —preguntó, señalando un par de objetos y el fondo, esperando el asentimiento del menor para lanzarse en una explicación precisa pero acelerada de lo que iba a pedirle al chico que intentara reflejar en cada toma y lo que iba a buscar reflejar en cada uno de los modelos cuando los grupales comenzaran. Sorprendiéndose gratamente cuando el joven a su lado comenzó a relajarse lo suficiente como para comenzar a hablar ya sin tanto formalismo pero sin perder el respeto en su tono, e incluso haciendo alguna que otra sugerencia aquí y allá. Disfrutando, notó.
—¡Terminamos!
—¡Al fin! —gritó Yurio, completamente fastidiado por todo.
—Ughh, necesito un masaje —comentó Sara.
—¡Ya! No se quejen, podría haber durado mucho más. Uggh, creo que también necesito uno —dijo Mila a los chicos, terminando por rotar varias veces el cuello porque al parecer la tensión del día la había agarrotado—. Yuuri, muchas gracias, en serio.
—No hay porqué, Mila, solo hice mi trabajo.
—Tu trabajo... —gruñó un pequeño rubio por detrás.
—Basta, Yurio —gruñó Mila ya harta de todo el drama.
—Tsk, maldita bruja, ¡deberías decirle algo a él sobre comerse al nuevo con la mirada!
—Claaaro, pero si fueras tú a quien se estuviera comiendo no creo que quisieras dijera nada, ¿o me equivoco?
—Yo no...
—Suficiente —zanjó Yuuri, bastante cansado también.
La sesión había sido larga y él aún debía de reorganizar todas sus cosas, revisar cada toma y hacer el book con las pre-seleccionadas para presentar Mila mañana a más tardar al mediodía, para discutir cuales podrían servir más y que luego a su vez ella se las re-enviara al cliente para que éste hiciera su selección final.
—Yuuri...
—Dije basta, Yurio.
—¡Jodete! —le gruñó el menor, saliendo a paso rápido completamente furioso.
—¡Wow! ¿Al gatito no le han querido dar su leche? —preguntó Sara al pasar éste, quién solo le miró de manera furibunda sin siquiera detenerse a contestar, mientras que ella reía con ganas ante la desgracia de aquel niño presuntuoso que para ella era tan bonito como insoportable—. Mila, hermosa, llámame un día. Yuuri, eres un encanto cariño, ¡pero aflójate un poco! ¡Phichit!
—¿Sí, amore?
—¿Nos vemos luego?
—¡Puedes apostarlo, nena! ¡Te llamo más tarde!
—De acuerdo. Addio signori, signorina —se despidió la modelo italiana, bamboleando sus caderas y luciendo con esos leggins sus largas piernas.
—Adiós Sara —corearon varias voces correspondiendo el saludo de la morena en retirada.
—Ufff, este es un día que voy a querer olvidar —comentó la pelirroja.
—¿Necesitas que te alcance, Mila? —preguntó Yuuri, tomando lo último y revisando el lugar con una mirada rápida para no olvidar nada.
—No, Yuuri, ya tengo auto ¿recuerdas? ¡Mierda! ¿Qué hora es? —dijo, sacando su celular para revisar y ver que ya tenía unas tres llamadas perdidas—. Joder, es tarde. Me tengo que ir. ¿Yuuri, necesitas algo más?
—No, tranquila. Ya tengo todo. Pero...
—Mmm, disculpen... —terció una voz suave.
—¡Oh, Victor! ¿Pero qué...?
—¿Sucede algo, Victor? —le preguntó Yuuri a Victor, mirando al joven que tanto le había cautivado aquel día con una intensidad que tanto Mila como Phichit conocían bien, y que les dejó a ambos un poco asombrados.
—Yo, umm... lo siento, solo necesitaba saber cuándo tendré el dinero de lo de hoy —dijo, obviamente apenado.
—Oh, creí que te lo había dicho. Lo lamento. ¿Tú no tienes cuenta, cierto? —Victor negó—. Bien, te haré un cheque mañana a primera hora, puedes pasar a buscarlo cerca de las diez. Si no estoy puedes pedírselo a mi secretaria, ¿ok?
—Gracias.
—No hay problema, precioso. Estuviste genial, por cierto, no dudes en que volveremos a llamarte. Ahora, debo irme —dijo Mila ya tecleando velozmente en su celular y dirigiéndose hacia la salida, sin notar cómo sus palabras habían afectado al joven a quien éstas iban dirigidas—. ¡Adiós a todos! ¡Gracias por un buen trabajo!
—Adiós —respondieron varios de los que aún seguían por allí acomodándolo todo de nuevo en su sitio original para dejar el estudio listo para la siguiente sesión.
—Mmm, bueno, yo... me voy a ir ahora. Fue un gusto y...
—¿Quieres que te alcance? —preguntó Yuuri de pronto. Sorprendiéndolos a ambos.
—¿Eh? Yo, no, está bien, puedo tomar el bus en...
—Vamos, te llevo. ¿Phichit?
—Nop, ya tengo quien me pase a buscar. Un gusto Victor, ¡has estado espectacular!
—Eh, gracias.
—Awww, cuídalo bien, Yuuri, ¿eh? —le dijo Phichit a su amigo guiñándole disimuladamente un ojo sin que el pequeño ruso lo viera, mientras tomaba su mochila y también comenzaba a salir del lugar—. ¡Nos vemos gente! —gritó una vez más, recibiendo saludos al pasar.
—Gracias por alcanzarme.
—No hay problema. ¿Seguro que está bien que te deje aquí?
—Oh, sí. Sé que no es un buen barrio pero no me pasará nada. Lamento que...
—Oye, solo quise saber porque luce oscuro y es tarde.
—Oh, mmm, está bien, vivo cerca, apenas doblando aquella esquina —señaló vagamente hacia detrás de su cabeza, luchando contra el sonrojo que sabía invadía su rostro—. Yo...
—Es tarde. Ve, esperaré a verte doblar.
Victor no supo que era realmente lo que había querido decir pero, el ser cortado de aquella forma por el moreno, dolió. Por lo que, en silencio, él asintió antes de girarse en su asiento para al fin salir del coche, caminando a paso rápido sin permitirse mirar atrás y apenas levantando una mano en clara señal de despedida a metros de doblar. Recostándose sobre la pared ni bien lo hizo y expulsando todo el aire que ni siquiera notó había estado conteniendo, al tiempo que aguzaba el oído, escuchando atentamente mientras aquel auto se alejaba.
Aquel día había sido bonito, pero estaba muy lejos de ser su diaria realidad y, como si fuera cenicienta, él sabía que el encanto había terminado. El carruaje ya le había dejado y él tenía que volver a ser quien siempre fue y sería. Nada más y nada menos que el chico ejemplar, silencioso e invisible que su padre había logrado que fuera.
La fiesta promocional de la campaña en la que tuvo la suerte de ser convocado, había sido un éxito. O eso decían todos.
Sorprendido por la cantidad de personas que ahora parecían reconocerle, Victor se dejó llevar de un lado al otro, recorriendo con elegancia innata por todo el recinto junto a Mila, quien parecía haberse tomado como misión personal el presentarle a cuánto conocido pudiera aquella noche. Mientras que él solo asentía, sonreía y se sonrojaba ante tanto elogio no por acto, como le había escuchado decir al 'gato ruso' por lo bajo cuando pasó por su lado, sino por la simple falta de costumbre a ello.
A lo largo de la noche, y entre medio de centenares de bandejas llenas de aperitivos y bebidas, varias copas fueron pasando por sus manos. Algunas vaciadas a fondo y otras simplemente a medias, haciendo que el joven pronto perdiera la cuenta de cuánto había estado tomando, comenzando a sentir los efectos del alto nivel alcohólico ingerido solo cuando, en un segundo de sobria lucidez, notó que era él quién ahora reía sin inhibiciones y que era también él quien parecía seguir los coqueteos de diversos extraños frente a sí y a su lado. Nervioso, porque normalmente no sabía cómo lidiar con aquello, decidió ir a refrescarse un poco al baño, apenas registrando como su andar era un tanto más bamboleante que antes de comenzar la velada.
—¿Victor? —escuchó decir a una voz -que parecía no haber podido olvidar-, ni bien entró al baño y se apoyó sobre la puerta para descansar un segundo porque de pronto todo había comenzado a moverse un poco demasiado. Asintió, o creyó hacerlo—. Wow, tranquilo —le dijo el moreno ahora sosteniéndole, ¿por qué lo hacía? -pensó por entre la bruma de alcohol-, confundido porque no entendía el porqué le diría tranquilo cuando apenas si había dicho o hecho algo—. ¿Te encuentras bien?
—Umm, yo... uhh...
—Ufff, veo que has tenido demasiado ¿champagne?
—No sé, yo, uhhh, todo gira —murmuró, palideciendo ante lo revuelto que se sentía su estómago ahora que su cabeza no dejaba de girar—. Yooo...
—Vamos.
El moreno cargó prácticamente todo su peso sobre uno de sus lados, ayudándole al joven indispuesto a llegar a uno de los cubículos para que pudiera vaciar su estómago de al menos una buena parte del líquido.
—Tranquilo, shhh... —murmuraba, sobándole la espalda mientras sentía el cuerpo allí inclinado sobre la taza, tensarse por las arcadas. Intentando calmar aquellos bajos quejidos doloridos y un poco asustados, con murmullos suaves y gentiles cuidados. Sintiendo su ira crecer hacia cierta pelirroja por no haber cuidado correctamente de aquel chico que obviamente era nuevo en algo más que en modelar.
Pasados unos cuantos minutos, Victor pareció calmarse lo suficiente como para poder al fin despegar la frente de la fría loza blanca, aún tiritando levemente por la fuerza con la que su cuerpo había convulsionado apenas momentos antes, asqueándose con el regusto acre que podía sentir inundaba su boca tras haber vomitado tanto, aunque sin poder hacer nada más que dejarse caer un poco hacia atrás, apoyándose en aquel cuerpo cálido y fuerte que había sentido le protegía y cuidaba en su peor momento. Algo que hacía demasiados años había dejado de sentir y hasta desear, pero que en aquellos momentos no podía obligarse a soltar.
No supo cuánto pasó pero, incluso si habían sido meros segundos, Victor supo que dormitó, por lo que, un poco asustado, abrió sus ojos para ver dónde se hallaba ya que todo le resultaba demasiado confuso de recordar.
—Hola.
—Ho-la. Uggh...
—Sí, vomitar una gran cantidad de líquidos de tal forma suele dejarte así. La próxima procura tomar apenas un sorbo por copa. En este tipo de eventos se hace difícil evitar tomar pero deberás aprender a manejarlo si no quieres terminar así más seguido de lo que crees. Toma.
El moreno se había alejado un poco ni bien comenzó a hablar, volviendo rápidamente con una copa llena de agua que el pobre Victor bajó casi de un sorbo porque la garganta no solo le ardía sino que además la sentía espesa, reseca y hasta algo lastimada.
—¿Crees que puedas volver a la fiesta un poco más?
¿Volver? ¿Allí? ¿Así? -pensó el menor con horror.
Sin darse cuenta, Victor miró hacia Yuuri de manera lastimera, sacando un pequeño puchero con sus pálidos labios mientras sus ojos seguían brillaban demasiado. Aún se sentía demasiado mal en general. Sabía que debía, pero no podía imaginarse ahora manteniendo la sonrisa plasmada en su cara cuando lo único que quería era llorar, dormir, y quizás hasta vomitar un poco más. Se sentía fatal.
—Creo que eso es un no. De acuerdo. Vamos. Te llevaré a tu casa.
—No puedo —su puchero se acentuó—. La señorita Mila dijo que aún debía presentarme a... a... alguien —terminó sin poder realmente recordar.
—No puedes. Por más que te arregles, apestas a alcohol. Terminarás dañando tu imagen. Tranquilo, yo hablaré con Mila en cuanto salgamos. Ahora, levántate, mójate la cara y la nuca, arregla tu cabello, enjuaga tu boca y endereza tu traje —le ordenó de golpe Yuuri con voz firme aunque suave y, fue extraño, porque él no dudó ni un segundo en acatar lo dicho. Sin preguntar, mirarle o pelear, era justo como cuando su padre le ordenaba hacer algo, solo que nunca le había pasado con alguien más.
Y por más que Victor se negara a mirar a aquel moreno de rasgos asiáticos con una voz que parecía habérsele quedado grabada, Yuuri no tuvo la misma deferencia para con el menor. El mayor se quedó viendo con ansias y deseo cada uno de sus movimientos, observando la diligencia y rapidez con la que éstos eran hechos, acatando la orden que él había dado y cumpliéndola hasta en el mismo exacto orden. Extasiándolo profundamente de una manera que hacía tiempo no había sentido saciada.
—Victor... —susurró en voz grave—. Ven —volvió a ordenar. Casi conteniendo el aliento cuando vio que el chico se apresuraba a terminar de estirar sus mangas mientras ya comenzaba a dirigirse hacia él.
Se sintió complacido. Se sintió timado.
Las ganas de dirigir, dominar y cuidar de aquel muchacho frente a sí le abrumaron. Sin embargo, tensando sus músculos, borró todo poco rastro de complacencia. Simplemente no podía. El chico era demasiado puro, probablemente alguien que de ahora en más fuera a ver seguido en su trabajo, alguien que al parecer tenía poca idea de nada por más solícito y obediente que se mostrase y... mierda, para él y su vena posesiva y dominante, aquello era la tentación más grande, como si fuesen sus más oscuros deseos hechos persona.
Molesto consigo mismo por el camino que habían tomado sus pensamientos, Yuuri tensó su mandíbula, causando de manera inconsciente que Victor comenzara a removerse inquieto -tal y como la primera vez que se vieran-, al no saber lo qué había causado la obvia molestia del mayor, y pensando rápidamente si es que se había olvidado de hacer algo de la lista que éste le había dado.
—Lo siento, Yuuri, me arreglaré mejor —dijo ligeramente incómodo, sacando con ello a Yuuri de su pequeño momento de pelea interna privada.
—No. No, estás bien. Luces bien así. Vamos, entonces —dijo apenas dándole un rápido vistazo.
La salida del salón fue por fortuna rápida y precisa. Yuuri, optando por guiar a Victor tomándolo del codo y protegiéndole de la vista lo más que podía manteniéndolo del lado de la pared, caminó decidido y directo hacia la salida más próxima, previendo en acelerar el paso cuando sentía alguien quería acercárseles a hablar, pero sin perder de vista al joven a su lado, quién aún de vez en cuando daba señales de seguir un tanto mareado, algo que se acrecentó al volver al salón debido a los juegos de luces y los fuertes sonidos que les envolvían.
Una vez fuera, Yuuri decidió guiar a Victor hacia su coche colocando su brazo alrededor de aquella fina cintura para luego ayudarle a entrar en éste y colocarle el cinturón. Corriendo enseguida hacia su lado conductor para arrancar de una buena vez, ya que había visto como Victor se había vuelto pálido de nuevo. De hecho, no le extrañaría que tuviera que detenerse pronto para que el chico tuviera que vomitar quizás una o dos veces más, haciendo que se dé cuenta de que lo mejor sería buscar de paso alguna tienda para comprar un par de aguas o jugos, unas aspirinas y algunas galletas saladas también para no solo ayudarle a que se le pase más pronto el malestar general, sino que además no se deshidratase debido a la pérdida repentina de tanto líquido de su sistema.
—¿Victor? ¿Sabes si hay alguna tienda de camino a tu casa?
—¿Uh?
—Una tienda, ¿sabes si hay una cerca de donde vives?
—Oh, uh, yo, creo, mmm... —respondió el menor entre dientes, cerrando el ojo apenas abierto y reacomodándose para dormir porque de golpe se sentía muy pero muy cansado.
—Victor. Victor, no te duermas —ordenó Yuuri.
Victor se removió inconforme.
—Tengo sueño —dijo bajito.
—Lo sé, pero si te duermes ahora te sentirás peor. Créeme, chico —sonrió el mayor, mirándole de reojo antes de notar unas pequeñas luces parpadeantes a un par de cuadras de donde estaban—. Mira, allí hay una tienda, bajaré a comprar algunas cosas para ayudar a que se te pase y luego te alcanzaré hasta tu casa —le dijo, estacionando antes de tomar su cartera y bajar a comprar de manera presurosa.
—¿Yuuri? —preguntó Viktor medio adormilado al sentir el movimiento de nuevo en el auto.
—Sí, ten, toma dos de estas con el agua y luego come dos de estas galletas masticándolas despacio. Las aspirinas ayudarán a que todo deje de darte vueltas, el agua te hidratará y las galletas te ayudarán a asentar el estómago —le explicó al tenderle la bolsa con lo que había comprado.
Una vez más, Yuuri se encontró sonriendo a su pesar. El chico sin más preguntas había comenzado a hacer lo dicho sin chistar. Pero, pasados unos momentos, el silencio fue cortado por una tenue voz.
—¿Yuuri?
—¿Sí, Victor?
—¿Tienes novio?
Yuuri se avergonzaría eternamente de admitir que casi chocan. Aquella pregunta dicha en aquel tono inocente y salida de la nada mientras él tomaba una curva, le había tomado desprevenido, lo cual hizo que casi se llevara puesto uno de los tantos autos por allí estacionados.
—Eh, no.
—Oh, ok, no te pongas de novio con el Yuri gato —agregó, frunciendo su nariz al decir aquel nombre.
—¿Por?
—Es malo.
—¿Te ha hecho algo? —le indagó.
—Ah, ah. Pero siempre es malo. Y dice cosas feas. No quiero que estés con alguien malo. Tú eres bueno.
Aquella obviamente era una de esas ridículas charlas de borrachos de las que a veces sufría la gente cuando bebía. Yuuri incluso dudaba de que Victor fuera a recordar nada de lo dicho en apenas unas horas. Sin embargo, a pesar de saber que estaba mal, su curiosidad se impuso y, por más que intentó de no, no pudo evitar preguntar más al respecto.
—¿Me crees bueno? —preguntó, sabiendo cuán estúpida era aquella pregunta porque sabía definitivamente que él no era tan bueno como el chico creía o quería creer. Más bien interesándole sobre manera la respuesta que le fuera a dar Victor de sí.
—Sí.
—¿Algo más? —susurró, casi queriendo que aquello ni siquiera fuera escuchado.
—Eres lindo. Guapo, Mila te llamó guapo —de nuevo frunció el ceño. Yuuri disfrutaba de las caras tan monas que Victor hacía hablando casi medio dormido.
—Gracias. ¿Eso te enoja?
Negó.
—Luces enojado.
Si su voz comenzó a volverse un tanto más ronca con cada nueva pregunta, él decidió obviarlo.
—No me gustó —murmuró el menor.
—¿Qué cosa? ¿Qué sea guapo? Tú también lo eres.
—No, que la señorita Mila te lo dijera... ¡pero sí lo eres!
—Gracias.
—¿Yo soy guapo? —preguntó tras otros tantos segundos de nuevo silencio donde el mayor creyó que finalmente había caído rendido, lamentándose internamente porque ya en unos metros habrían llegado donde sabía vivía el menor. La evidente sorpresa en su voz causando que Yuuri se girara a mirarle, encontrándose con esos brillantes ojos azules completamente abiertos, mirándole extasiados.
Yuuri asintió. Y Victor, ya con mejor semblante, se sonrojó.
—Luces sorprendido.
—Es que, yo no...
—Lo eres —afirmó, y entonces Yuuri mandó todo pensamiento de precaución y negación al diablo porque lo que más quería en esos momentos era posar su mano sobre aquella tersa piel y acariciarla una y otra vez. Queriendo marcarla, besarla, apretarla. Poseerla. Pero antes, antes debía ver si...—. Ven aquí —llamó, dejando que sus ojos mostraran su orgullo cuando el joven ni siquiera dudó en acercarse aún más a él. Levantando finalmente su mano para dejarla apenas posada sobre aquella suave y fresca mejilla—. Victor...
Un segundo después, Victor se le acercaba más y más, justo hasta que tan solo un milímetro separaba sus rostros del del otro. Haciendo el movimiento perfecto para que fuera Yuuri quien diera el paso final. Y lo dio.
Con una pasión llena de gula y anhelo, Yuuri pasó su mano desde la sonrosada mejilla hacia la nuca, cerrando de un tirón lo poco que faltaba de aquella brecha, aplastando sus labios bruscamente contra los del dócil modelo y abriendo su boca para poder con su lengua, abrirse paso entre los ajenos. Gruñendo cuando Victor pareció solo derretirse entre sus brazos, dejándole hacer y deshacer a su antojo mientras luchaba tanto por aire como por mantenerle el paso. Haciendo que Yuuri se pusiera duro con el solo pensamiento de tenerlo tan sumiso y maleable entre sus dedos, y queriendo más, mucho más de aquel sexy, tímido y casi infantil sumiso modelo por azares del destino había podido conocer.
Helouu por aquí también gente! ;D
Dije que iba a estar subiendo nuevos fics y pos aquí toy :v jejeje
Este fic froma parte de un 'concurso' pero fuera de eso, la idea me ha encantado... si han leído algo mío ya saben cómo me gusta lo lemonoso(? :3 yay!
Fuera de eso, si alguien del mundillo ve algo 'mal' o 'erróneo' por favor, aviseme por privado y veo como corregirlo o adecuarlo. Traté de informarme peeero...
Por lo demás? por nada... espero le den una oportunidad y me dejen sus bellos reviews gente!
Nos leemos! Besos y cuídense!
*Guadi*
