Hola! este es un fanfic sobre las vacaciones de Asuna, aquí ella es la protagonista :3 y pospuesto la heroína. Espero lo disfruten mucho.
Sumi espero te guste tanto como a mi :D sigue escribiendo y te deseo lo mejor para este año.
Con todo el cariño del mundo tu amiga Tiifa 3
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1. Noche de recuerdos
Alce mi mano derecha y visualice con detenimiento que las uñas que acaba de pintar estuvieran tal y como quería, para ser una de las pocas veces en las cuales me apetecía hacerme un manicure improvisado, no estaba tan mal; las pequeñas flores negras pintadas en el pálido azul me resultaban de lo mas encantador y aquellos brillos que parecían polvos de magia me hacía sentir satisfecha por todo mi trabajo realizado.
El frío de la noche comenzaba a colarse por la ventana a un lado mío, sin embargo la brisa refrescante que caía como gotas de lluvia sobre mi piel descubierta me hacía sentir viva y llena nuevamente de energía. Suspire profundamente, cerrando los ojos con lentitud y disfrutando de todo a mi alrededor, deleitándome con aquellos ruidos nocturnos que tanto amaba escuchar. La soledad a la que ya estaba acostumbrada hacía de mi noche una de las mejores, simplemente aveces prefería la tranquilidad que en estos momentos podía sentir, sin presiones y sin la necesidad de reuniones que solo conseguían estresarme.
-¡Por fin!- grite a todo pulmón, sin importarme a quien pudiera incomodar a estas horas, era una ventaja de que la casa solo estuviese para mi, ya los vecinos tendrían que lidiar con mis alocada emociones.
Era mi primer día de vacaciones, después de haber podido entrar a una nueva universidad y de tanto esfuerzo requerido durante todo mi semestre; había llegado la hora de disfrutar todo el mes haciendo lo que yo quisiera, claro esta que eso incluía a ese chico despreocupado y por supuesto a mi amada pequeñita a la cual había prometido una navidad llena de sorpresas. Sonreí al darme cuenta que esto solo era el comienzo de una nueva aventura, tantas cosas que moría por hacer.
Absorbí todo el aire hasta llenar por completo mis pulmones y fui soltándolo lentamente, conteniendo esas brutales ganas de volver a gritar; la emoción que sentía por dentro no se comparaba con nada. Como acto seguido abracé a mi pecho mi coneja de peluche, riéndome al considerar el hecho de que si mi padre pudiera verme en estos momentos, trataría de fotografiarme como cual niña pequeña, siempre había gustado de hacer eso.
Caramelo, había sido un regalo por parte de aquel espadachín negro, quien dulcemente me había dado como presente en mi anterior cumpleaños. Ella venía envuelta con un destellante moño rojo alrededor de su cuello y una tarjeta escrita a mano que en ocasiones solía leer, recordando a la perfección esa picarona sonrisa que tenía en los labios en el momento en que la había extendido con ambas manos. Quien hubiese pensando que tendría un lado tan tierno.
Estire mis brazos perezosamente y cerré la ventana, me deje caer en la cama y consideré el hecho de perderme en un sueño profundo, sin embargo algo en mi mente me detuvo y de golpe el recuerdo de aquella charla que había mantenido con Argo-chan ayer se hizo presente.
Hace tres días, para ser precisa, Kirito-kun había dejado una nota explicándome que estaría ocupado debido a su trabajo de medio tiempo. En el momento en que leía cada una de esas palabras podía sentir que el aire me empezaba hacer faltar, la tristeza me invadía y aquel sentimiento de melancolía comenzaba a derrumbarme. Durante todo ese tiempo no había podido contactarlo, ni en el juego ni mucho menos en la realidad, nadie era capaz de darme detalles sobre cual era la misión que se le había asignado; es cierto que en un principio mi preocupación no dejaba de atormentarme y cada vez empeoraba, sin embargo después de que Liz y Yui me animaron diciéndome que el volvería para rescatar a su princesa en apuros, todo volvió casi a la normalidad, hasta el momento en que Argo-chan me había hablado sobre un rumor un tanto perturbador en Alfheim.
Una nueva isla había aparecido de la nada y según el testimonio de varios jugadores, habían visto un enorme monstruo aparecer al azar en todo ese territorio, llamado "El lugar de la eterna primavera". Un grupo de 20 había ido a realizar la quest para poder obtener la recompensa, hasta la fecha ninguno había regresado. Las cuentas de aquellos jugadores habían sido desactivadas y algunos pocos que volvieron abatidos con nuevos personajes, contaron la escalofriante sensación de haber sido tragados, despedazados y quemados vivos sin la oportunidad de poder defenderse.
Mi cabeza no dejaba de dar vueltas, quizá todo este incidente no tenía nada que ver con la repentina desaparición de Kirito, después de todo no sabía a que tipo de trabajo atendería en esta ocasión. Pero todo en mi reaccionaba como imán ante el peligro, necesitaba ocuparme en algo mientras mi amado espadachín realizaba sus tareas, creo que al final esta quest resultaba tentadora y ¿por qué no?, kirito no era el único que podía completar misiones difíciles o desenmarañar acertijos casi indescifrables; yo siempre había podido hacer todo, nunca llegué a necesitar de alguien más, por supuesto que esto antes de conocerlo, sin embargo ahora que mi instinto de aventurera despertaba sumada a un sin fin de preocupaciones, lo mejor para mi sería enfocarme en mi nueva misión; solo sería yo, mi fiel estoque y una nueva aventura esperándome con las puertas abiertas.
Me sentí llena de entusiasmo una vez que hube resuelto aquel conflicto con mi yo interna, la decisión estaba tomada, no había vuelta hacia a tras.
De un brinco me puse en pie y camine directo hasta el alargado espejo que recién habían acomodado en mi habitación. Sus luces brillantes que lo rodeaban en forma de estrellas, era el resultado de una fantasía mía desde que era una niña pequeña y mi hermano se había encargado de hacerla realidad. Me mire fijamente de pies a cabeza, cuestionándome el por que las personas solían decirme que parecía una linda muñeca de carne y hueso; siempre había pensado en lo contradictorio que resultaba eso, después de todo era como cualquier chica normal, las ojeras debajo de mis ojos lo comprobaban; aquellas manchitas oscuras que aparecían aveces en mi rostro, relataban sobre pequeños granitos y el cabello desenmarañado que luego traía, hablaba sobre mis descuidos a la hora de arreglarme. Agarré una donita negra sobre mi escritorio y la use para amarrar mi melena en una coleta alta, de esta manera dejaría de molestarme; algunas ocasiones consideraba el cortármelo todo, aunque estos últimos días había pensado en hacerme un cambio algo radical, tenía las ganas de hacerme uno de esos cortes modernos, en los cuales uno de los lados se dejaba en extremo corto.
La camiseta Holgada que traía puesta hizo que mis mejillas se tiñeran en rojo al recordar el susodicho dueño de ella, consiguiendo inquietarme y sentir su voz masculina susurrándome en el oído que me acercara a él. Un espasmo me recorrió internamente, me golpee con ambas manos en el rostro y fruncí el entrecejo; de cierta manera de molestaba el hecho de que aun estando ausente sus palabras y actos pasados me afectaran.
Mis piernas estaban demasiado pálidas, considerando el hecho de que muy pocas ocasiones las traía al descubierto y por lo tanto era una zona a la que el sol no podía llegar. Me sentía realmente cómoda estando vestida de tal manera, cubriéndome únicamente con aquella prenda negra, que desprendía un aroma realmente hipnotizador. De pronto mi teléfono sobre la mesita de noche comenzó a sonar, aflorando un manojo de ilusiones, imaginando que quizá mi espadachín negro había regresado.
Sin revisar el dueño de tal llamada, tome aquel aparto metálico entre mis dedos y muy apurada conteste.
-¿Bueno?-
-¿Mamá?- la voz al otro lado me contestó risueña- Te he estado esperando.
-¡Yui-chan! - lo había olvidado, entre tantos pensamientos que se amontonaban uno tras otro había perdido la noción del tiempo - Lo siento -
-No te preocupes mamá, ya lo sabía- su risa nuevamente se desencadeno, seguido de un zumbido que prendió el equipo que kirito había instalado en toda mi habitación. De esta manera Yui podía sentir que estaba a un lado mío y yo verla revolotear de un lado a otro -¿Puedo quedarme hoy contigo?, sin la precedencia de papá en el otro mundo me he sentido un poco sola-
-Por supuesto que si mi amor, tengamos una noche de chicas- me senté en el borde de la cama invitándola a que se sentara a un lado mío -Yui- chan mañana yo…
-¿Si mamá?-
-No, no es nada- sonreí, poniéndome nuevamente en pie, apretando mi brazo izquierdo con fuerza por la parte trasera.
-Mamá- me miro llena de intriga -¿No es esa la playera que papá traía la ultima vez que nos reunimos todos aquí?- el calor se esparció por todo mi cuerpo, mi corazón empezó a latir como loco, no sabía como esconder toda la vergüenza que sentía en aquellos instantes.
-Y-yo, e-eto, veras, como decirlo..-
-Mamá- rió divertida- Solo estaba bromeando- con su mano derecha contuvo una carcajada, luego camino hasta donde yo estaba e imaginando que podía tocarme me abrazo con toda dulzura -Es la forma en que mi papá te demuestra amor-
-Yui-chan que cosas dices-
-Papá dice que tu siempre insistes en quedarte con sus prendas después de estar juntos-
-Oh ya veo- en mis labios dibuje una sonrisilla traviesa, cuando me reencontrara con el esto sería una conversación realmente interesante; apreté mi puño y silenciosamente murmure unas palabras sin sentido al aire.
-¿Mamá, estas bien?-
-Claro que si Yui-chan, ¿Por que no habría de estarlo?-
-Es que estas apretando la playera muy fuerte, pareciera que he dicho algo que te ha molestado-
-Por supuesto que no mi amor, es solo que Kirito-kun aveces dice cosas sin siquiera pensarlo. Pero olvidemos el tema por ahora, así que mejor dime ¿cómo quieres iniciar nuestra noche juntas?-
-Que tal si cortamos tu cabello, he investigado sobre esa nueva tendencia que en occidente se ha vuelto muy popular y estoy segura que un corte así iría a la perfección con tu personalidad mamá-
-¿Con que cortar mi cabello?- cuestione con curiosidad -¿Que crees que pensaría Kirito-kun si me viera así?-
-Conociendo a mi papá, yo diría que se podría histérico- pequeñas carcajadas salieron de mi boca.
-Tienes toda la razón, ya puedo imaginarlo todo sorprendido- era cierto, realmente podía visualizar aquella escena un tanto graciosa, cuando el me mirara después de un largo periodo sin estar juntos, recibiendo una sorpresa tan inusual -¡Hagámoslo!-
Me dirigí sigilosamente al cuarto de mi hermano, era mi costumbre tratar de hacer el menor de los ruidos para no encontrarme con nadie por el pasillo, claro que en esta ocasión la casa era toda mía, sin embargo aun sentía que mi familia estaba en sus respectivas habitaciones. Llegue hasta la enorme puerta de madera que en un pasado me hacía estremecer, siempre que permanecía parada frente a ella durante mucho tiempo, esa sensación de ser una diminuta criatura me invadía. Trague saliva pesadamente y decidida por lo que iba a hacer gire el picaporte. Tantos recuerdos acumulados en ese sitio, risas ocultas por las paredes y pisadas que cubrían toda la duela del lugar. Me sentía llena de melancolía, los minutos pasaban sin detenerse, sin darme oportunidad de tomar aire y proseguir a mi ritmo, era como si todo se resbalara de mi manos.
Jale la puerta del ropero y acto seguido tome las tijeras junto a una pequeña maquina para cortar el cabello, luego di unos pasos hacía atrás y como si estuviese soñando comencé a bailar. Recordaba a la perfección aquellos días en los cuales mi hermano solía enseñarme a danzar como toda una señorita, quien hubiese pensado que todo eso me sería útil, una vez habiendo conocido aquel azabache muchacho.
-¡Mamá! ¿Por qué tardas tanto?-
-¡Ya voy Yui-chan! - cerré la puerta del closet apresuradamente, saliendo corriendo a toda prisa con dirección a mi habitación.
-Mamá, pensé que no volverías- mi pequeña niña me sonrió con suma ternura, se acerco hasta a mi y fingió jalarme para que me agachara hasta quedar frente a ella-Te amo mamá- seguido a esto me dio un besito en la nariz.
-Yo también te amo Yui-chan- estaba feliz, siempre había sabido que decirme para sacarme una sonrisa, no era la primera vez que ocasionaba ese sentimiento tan acogedor y lleno de calidez- Bien hagámoslo de una vez-
-Lo mejor será que primero cortes los mechones de tu cabello, y después puedes pasar la maquinita para darle más forma, en el video se veía realmente sencillo-
-Bueno, pues aquí va- me quite un tanto nerviosa la liga que sostenía mi cabello, tome el peine para desenredarlo y luego apretando los ojos un tanto insegura cogí las tijeras.
-Tranquila, todo saldrá bien- trague saliva infringiéndome valor y sin siquiera volver a pensarlo corte los primeros mechones de mi lado derecho. Tenía años que había conservado el largo de mi cabellera debido a diferente razones; la primera era por el hecho de que mi madre había insistido en que una señorita de sociedad siempre lucía de la manera más apropiada y para ella siendo yo tan joven lo mejor sería una frondosa melena. La segunda se debía a mi padre, quien después de haber visto por primera vez mi cabello mandarina había quedado fascinado; la única persona a la que recordaba tenía tal color era su abuela y por lo tanto le encantaba verme así. Por ultimo la tercera se debía al hecho de que me había acostumbrado y sentía miedo de experimentar algo nuevo.
Seguí dando tijerazos hasta tener todo el lado derecho corto, luego ya más aliviada conecte la maquina a la luz, respire profundamente y con un numero tres puestos en funcionamiento, retire los últimos cabellos rebeldes que aun permanecían ahí.
-Mamá, ¡te ves hermosa!- lo ojos de Yui se abrieron como platos y me miraron fijamente. Me di la vuelta y me observe con detenimiento en el espejo; la muchacha que tenía frente a mi era alguien desconocida, no lo podía creer, era como ver una versión de mi más salvaje -Papá enloquecerá cuando te vea así- me gire de un lado a otro y me vi en todos los ángulos posibles, era cierto que no me veía nada mal, esto comenzaba a gustarme. Sentía mayor libertad al girar la cabeza y estaba segura que a la hora de atacar con mi estoque esto sería de mucha ayuda. Mas tarde me encargaría de hacer el cambio a mi personaje, por ahora estaba realmente contenta y junto a mi linda pequeñita quería seguir divirtiéndome.
-Yui- chan- sonreí -¿Por qué no tomamos un baño juntas?-
Ambas caminamos en silencio hasta el baño de mi habitación, nos miramos durante un par de segundos y después de una buena carcajada por parte de las dos, abrí el grifo de agua caliente dejando que la tina se llenara a paso lento.
El ambiente a nuestro alrededor comenzaba a llenarse de vapor, el espejo encima del lavadero se había empañado completamente, me acerque vertiendo ciertos aromas y jabones de burbuja en el agua, luego me quite la playera y me sumergí en ella. Yui se sentó a mi lado dedicándome una sonrisilla juguetona. Cerré los ojos lentamente dejándome llevar por la calma que sentía en ese instante. En estos momentos solo pasaba por mi mente aquel recuerdo que guardaba celosamente en mi interior, aquella noche de claudicamiento que había compartido solo con él.
Ambos permanecimos cubiertos por el agua hasta que nos saciamos mutuamente e indagamos en las profundidades del amor.
El bochorno se subía lentamente a mi cabeza, podía sentir las fuertes palpitaciones que mi corazón emitía, tan similares a cuando el estaba a mi lado; tomé una bocanada de aire y del golpe me sumergí completamente en el agua.
Los dulces recuerdos que luchaba por ocultar salían a flote, enfrentándose contra todo el caos de emociones que se formaba en mi interior.
-Asuna quiero estar contigo toda la noche-
La voz de kirito retumbaba con fuerza en mis oídos.
-Asuna déjame mirarte-
Cada palabra que el me decía resultaba extremadamente seductora.
-A-Asuna -
Sentía descargas eléctricas recorrer todo mi cuerpo, no podía olvidar aquellos momentos en los cuales el repetía mi nombre una y otra vez , deseoso de más, sin ataduras y sin miedos.
-¡¿Mamá, estas bien?!- salí del agua tosiendo después de haber tragado una pequeña porción de esta. Yui me miro con preocupación y se acerco lo más que pudo hasta mi -Estas toda roja, será mejor que salgamos ya- asentí sin decir nada y me pare con torpeza de donde estaba. Cogí la toalla a un lado mío y con pereza comencé a secarme. Ahora el aroma a su perfume varonil se esparcía por toda mi nariz, la toalla que el había traído consigo envolvía mi piel en una delicada caricia.
-Asuna eres toda mia-
Mi cabeza comenzaba a darme vueltas. todo me recordaba a el; todo mi ser lo extrañaba desesperadamente, la locura estaba llegando a la cima de mi cordura; aquellos tres días sin su tacto, sin su risa y sin su amor se habían convertido en toda una pesadilla.
Me vestí rápidamente con la camiseta negra, salí del baño y me recosté en la cama; la energía se escapaba de todo mi cuerpo, era como sentir el peso de una roca impactar contra mi espalda, dejándome en un estado de pura debilidad.
-¿Mamá?- cuestiono Yui llena de preocupación - Se que extrañas a papá, lo se mejor que nadie. Pero debo decirte que donde sea que el este seguro esta pensando en ti también-
-Gracias amor- sonreí con esfuerzo, bostezando casi al instante.
-Es hora de dormir- mi pequeña dio un gran bostezo imitándome y se acostó a mi lado. -Dulces sueños mamá-
-Dulces sueños Yui-chan- Es cierto que no estaba completa si el no estaba conmigo, pero ahora, en estos instantes, la calma que mi dulce ángel me transmitía era todo lo que necesitaba.
Por ultimo jalé la cobija para taparme y seguido a esto la luz se apago.
-Descansa, yo estaré aquí cuando despiertes….
