Saint Seiya: Los días del futuro pasado

Capítulo 1 BIENVENIDOS A LA ANTERIOR GUERRA SANTA

Todo había sido muy rápido, un recuerdo muy confuso por lo precipitado que fue. En un momento, una especie de guerrilla santa contra Artemisa se había llevado a cabo por los 5 santos legendarios que eran los únicos que permanecieron leales a Athena después de que esta abdicara a la protección de la Tierra.

En un acto sorpresa, Apolo había intervenido en el peor momento ya que pretendía eliminar por completo a la humanidad ya que ante sus ojos eran una copia mala de esos seres perfectos que eran los dioses. El único que no se intimidó fue Seiya de Pegaso, el mítico asesino de dioses que se dispuso a enfrentarlo sin titubear.

El ataque que lanzó el dios se supone que debía asesinar a todos en la faz de la Tierra y por un extraño motivo el santo rebelde aún seguía con vida junto a Saori que ya estaba catalogada como una diosa traidora. Aún sin cloths y desnudos, no pensaban en retroceder ante la imponente deidad y Seiya fue el primero en enfrentarlo con todo el cosmos más allá del límite.

Después de eso, todo era borroso por la conmoción de la batalla y el primero en despertar fue el mismo Pegaso en una cama con vendas y muy herido. Parecía una casa muy sencilla y los pájaros cantaban afuera del lugar. Una mujer parecía lavar unos trapos con la que limpiaba los raspones y cortaduras que tenía en su cuerpo.

-Veo que despertaste, Tenma-saludó una mujer.

-¿Tenma?-preguntó confuso el castaño.

-¿No me recuerdas? Soy Maria, crecimos en el orfanato juntos-le dijo una mujer de nacionalidad mexicana.

-Creo que me confundes, mi nombre es Seiya no Tenma-le aclaró el joven.

-Oh, es que te pareces mucho a un viejo amigo que se fue al Santuario a ser un santo-le explicó la chica.

-¿Santuario?-.

-Sí, también creí que eras Tenma porque había una hermosa mujer que se parece a mi amiga Sasha-señaló la mujer a la misma Saori que estaba inconsciente en otra cama.

-¡SAORI!-gritó alarmado el sujeto por su amiga pero se quejó por el dolor.

-Necesitas descansar, estás muy malherido. Tienen suerte de que los encontramos a las afueras del pueblo. Estaban desnudos y habían unas armaduras como las que los santos de Athena usan-comentó María.

-¿Desnudos?-dijo confuso Seiya y notó que sólo estaba cubierto por una sábana.

-No sé qué les pasó pero pareciera que pasaron por algo muy intenso para terminar así-.

El joven vio que la armadura de Pegaso estaba en la habitación y al lado la estatua pequeña de la cloth de Athena que estaba misteriosamente preparada para vestir a su diosa, además de Nike y su escudo Aegis.

-Gracias por ayudarnos-le dijo el sujeto sonriente.

-De nada, descansen el tiempo que quieran-.

-¿Por cierto, donde nos encontramos?-preguntó el chico curioso.

-Estamos en Italia-.

-¿Italia? Estamos muy lejos de Grecia-.

-Un poco-.

-¿Dónde puedo conseguir un teléfono?-preguntó el santo amablemente.

-¿Eh, qué es un teléfono?-dijo con mucha confusión María.

-Todo el mundo sabe que es eso, necesito hacer una llamada a Japón a la mansión Kido-le explicó el joven con desesperación.

-Una carta a Japón tarda muchos meses en llegar-le respondió la chica alarmada.

-¿Señorita, en que año estamos?-se escuchó la voz de otra mujer.

Los dos voltearon y se veía a Saori que se levantó de la cama cubriéndose con la sábana que tenía y se le veía sería.

-Estamos en 1747-.

Seiya se quedó mudo por lo revelado y Saori parecía que esto no era raro, aunque se le notaba muy preocupada por algo que solo ella parecía saber.

-Disculpa, es que no sabía nada-mintió la diosa a Maria.

-Tal vez es la conmoción. Vistanse en cuanto puedan caminar. Iré por viveres para el orfanato-se despidió la chica animada.

Un rato después, Seiya con un uniforme similar al que vestía normalmente empezó a ver el pueblo desde la ventana y todos vestían de forma extraña.

-Recuerdo un poco este lugar-dijo Saori que tenía un vestido blanco que era su imagen insignia.

-¿Viajaste a Italia alguna vez?-.

-No, aquí me crié en mi vida pasada. A veces recuerdo cosas vagas sobre mis vidas pasadas-le comentó la diosa.

-Entiendo. ¿Y que vamos a hacer ahora? No podemos volver a nuestra época-.

-Ya no hay un lugar a donde volver, nuestro mundo fue destruido. Nuestros amigos, todo por lo que luchamos, los sacrificios que se hicieron, nada sirvió-le dijo con mucha tristeza la mujer.

-Shun, Hyoga, Shiryu, Ikki, Marín, Seika, Shaina, todos… todos…-susurró el Pegaso sin acabar la frase porque vio llorar a su diosa.

-Soy una pésima diosa, no pude proteger a la humanidad. Yo lo intenté, hice lo mejor que pude y aún así…-decía muy deprimida la deidad pero Seiya le tocó la mejilla sacándola de su tristeza.

-No te atormentes tanto, aún seguimos vivos. Tú mismo lo dijiste, estamos en el pasado. Todo lo que pasamos juntos no ha ocurrido-le consoló el sujeto.

-Nada ha pasado. Eso es verdad, la rebelión de Saga, las guerras santas contra Asgard, Poseidon, Hades y Artemisa, puede que podamos hacer la diferencia desde ahora. Sin embargo, ya no tenemos el apoyo del Santuario, ni del dinero de mi abuelo. Ya no soy la diosa de este mundo-le comentó esto último con tristeza.

-Eso no me importa, yo siempre voy a pelear por ti Saori-le recordó el joven con una devoción que conmovió el corazón de la deidad.

-Ahora que ya no tengo que rendirle cuentas a los dioses, deseo hacer algo que quise hacer hace tanto tiempo-le dijo con un sonrojo la mujer.

-¿Qué cosa?-.

El pobre santo no vio venir un beso apasionado por parte de la mujer de su devoción y su cuerpo no respondía ante lo ocurrido. Era muy obvio que la chica se había quedado con las ganas de hacer esto cuando Seiya la rescató de Shaina en la guerra civil del Santuario. Cuando se separaron por la falta de aire, la diosa renegada sonrió con vergüenza ante esto y no lo pudo ver a los ojos.

-Lo siento, siempre quise besarte-confesó avergonzada la pelilila.

-¡¿POR QUÉ LO HICISTE?!-exclamó muy rojo el pobre chico.

-En el momento en que renuncié al Santuario y Zeus mandó a Apolo a eliminarme rompí toda relación con los dioses. Con ello, mi virginidad como devoción a mi padre también quedó anulado y por ende soy libre de hacer mi vida como quiera, y lo primero era esto-admitió la mujer con un rubor.

Seiya trataba de digerir esto ya que esto era totalmente inaudito y en su mente no se le cruzó la posibilidad de que Saori no sólo lo viera como su mejor amigo y santo, sino como algo más profundo.

-Por eso rechazaste a Julián y todas esas proposiciones de matrimonio-.

-Lamento no decírtelo antes, nunca tuve tiempo de poner mi vida personal en orden hasta ahora-se disculpó la mujer.

-No te preocupes, no sé mucho de mujeres. Marín era la peor maestra para estos casos-sonrió el joven tratando de ver el lado bueno.

-Seiya, tienes que saber otra cosa. No quiero tener secretos entre nosotros-le pidió la chica.

-Bien, ¿qué secreto?-preguntó con curiosidad el joven.

-Mi abuelo o más bien tu padre hizo algo en secreto para proteger su fortuna para que ningún millonario se robara los gastos de la fundación-.

-¿Qué hizo el viejo Kido?-.

-Aunque la fortuna me quedó a mí, solo fui adoptada por él y es posible que los accionistas de la empresa pudieran apoderarse de sus acciones así que cuando los trajo a ustedes al orfanato y los mandó a ser santos, él debería elegir a uno de ustedes para casarse conmigo por el civil-confesó la diosa.

-¡¿No puede ser?!-balbuceó en tremendo shock el joven.

-Al principio fue duro hacer una elección porque me gané su odio cuando era niña y cuando poco a poco nos hicimos buenos amigos, yo decidí elegirte-.

-¡¿YO?!-.

-Lo admito, siempre me llamaste la atención. Cuando mis saintias se fueron a entrenar y ustedes me protegieron, te engañé con un documento con la excusa de que serviría para buscar a tu hermana-le confesó la deidad.

Flashback

Después de un arduo entrenamiento, Seiya estaba yendo a su habitación cuando Saori lo interceptó en el camino con su aparente seriedad.

-Disculpa que te moleste, necesito que me ayudes con una firma para empezar a buscar a tu hermana-le explicó Saori.

-Oh, gracias-agradeció el santo de bronce y firmó sin leer el documento entregándolo a la pelilila.

-No, gracias a ti-sonrió diabólicamente la millonaria-"Ahora esa víbora de Ofiuco y esa zorra del orfanato no tocarán a mi precioso… debo de dejar de leer El señor de los Anillos"-pensó con vergüenza la chica.

Flashback fin

-Debo leer las cosas antes de firmar-murmuró con enojo el Pegaso.

-Lo siento, fue egoísta de mi parte. Ni Tatsumi sabía de esto, si alguien del Santuario se enteraba de mi treta, se iba a armar un escándalo. Sabes que delicados eran con el tema de los que se disponían a cortejar a Athena y además tenia que hacer algo contra las pretendientes que te seguian-se quejó la chica.

-¡¿QUÉ PRETENDIENTES?!-dijo sin saber de qué hablaba la mujer.

-Oh vamos, para empezar estaba Miho que coqueteaba contigo frente a mis narices. Shaina se excusaba en la ley de las máscaras para acercarse. Además tengo la sospecha de que a Shoko le llamaste la atención en la Guerra Galáctica, vi las grabaciones del lugar-le reclamó con celos la diosa.

-Yo solo la apoyaba con lo de su hermana mayor-dijo nervioso el Pegaso.

-Sí, claro. Lo mismo le dijo Zeus a Hera y ahora tengo muchos medios hermanitos-declaró con celos evidentes la mujer.

-Oye, el que debería estar enojado soy yo. Aún no se me olvida tu época de soy la jinete de los huérfanos-señaló el sujeto un punto delicado.

-¡YA TE DIJE QUE LO SENTÍA!-.

Los dos se voltearon enojados pero no podían durar mucho tiempo así que solo se tomaron de una mano y se sentía mucha inseguridad de ambos para el otro.

-Lo siento Seiya, siempre cometo errores cuando te involucro en mis asuntos. De verdad me importas más que otra cosa-admitió la chica.

-Yo igual, es que no sé cómo devolver esos sentimientos. Eso del amor es algo que no me he dado tiempo para explorar. Ojalá los chicos estuvieran aquí, sabrían como ayudarme-.

-Solo promete que estaremos siempre juntos, no importa si hay Santuario o no. Permítete tener un deseo egoísta, solo te quiero para mí-le dijo la mujer un poco seria apoyándose en el pecho del hombre que amaba.

-Ya te lo dije antes, mi vida te pertenece. Solo quiero verte feliz-.

A Saori no le importaba si estaban en el pasado, presente o en otro mundo, si tenía a Seiya a su lado aún con carencias, todo era suficiente para ella.

-Sí Tatsumi se enterara de esto, le daría un infarto-mencionó el castaño divertido.

-No hables de Tatsumi, dejame disfrutar este momento-se quejó de forma infantil la diosa.

En ese momento, Saori sintió una terrible sensación en su pecho y notó la presencia de dos poderosas presencias un poco lejos de allí.

-Thanatos e Hipnos, deben estar consiguiendo al huésped de Hades de esta era-se levantó alarmada la pelilila.

-¿Vas a intervenir en esta guerra santa?-preguntó Seiya serio.

-Soy la diosa de la guerra y si Hades despierta en este pueblo seguramente morirán. Voy a quedarme a hacerle frente, quiero venganza por lo que te hizo y por los amigos que asesinó-le declaró con odio la mujer.

-¿Qué vas a hacer con el que posee Hades?-.

-Sé cómo expulsarlo de cualquier cuerpo. Tengo esto-señaló la chica sosteniendo la daga dorada.

-¿Cómo la tienes?-preguntó muy sorprendido el Pegaso.

-Estaba en tu cloth por una extraña razón. Pudimos asesinar a Hades, esta vez yo misma lo haré suplicar piedad-.

Seiya notó que el cosmos de Saori era más agresivo de costumbre, como si la experiencia con Artemisa y Apolo la cambiaron un poco.

-¿Sabes el motivo por el que Athena debe permanecer virgen aparte de que significaba la obediencia a Zeus y la castidad de la mujer?-preguntó Saori con mucha seriedad

-¿Por qué?-.

-Lo recordé cuando Apolo peleó contra nosotros. Hay una maldición a la que Zeus le teme y por ello selló gran parte de mi cosmos con ese juramento de virginidad como una trampa. Cuando el titan Cronos mató a Urano, este le dijo que uno de sus hijos lo derrocaría como hizo con él. Tiempo después, Zeus derrotó a su padre como dictó la profecía y este le dijo que tambien le sucedería lo mismo con alguien de su descendencia. Este desposó a mi madre y la profecía de que el fruto de esa relación seria la que le pondría fin así que la devoró pero nací como adulta después de un tremendo dolor de cabeza-le relató un resumen de lo que ella recordaba en la era mitológica.

-¿Naciste de la cabeza de Zeus? Que horror-.

-Seiya, no te burles de mí-lloró anime la joven.

-Continúa-se disculpó muy divertido con su reacción.

-Zeus me tendió una trampa. No deseaba casarme en ese entonces porque estaba segura que me desposarian con alguien que no me gustaba. Por eso juré guardar mi virginidad pero cuando medí cuenta de que mi cosmos fue sellado era demasiado tarde. ¿Entiendes para donde voy?-preguntó la diosa a su fiel guardián.

-No-.

-Rompí cualquier relación con el Olimpo por haberlos desafiado, hay algo que me quedó claro desde el momento en que nos lanzamos en contra de Apolo. Los dioses son la razón por la que la humanidad es corrupta. Eris con su discordia en el Edén, las disputas y caprichos entre el Olimpo, las infidelidades de mi padre. Seiya, si quiero detener esto debo tener todo mi cosmos a mi disposición y eres al único que le pido esto. Deseo que tomes mi virginidad-.

El joven Santo de Pegaso se levantó espantado de donde estaba y estaba muy avergonzado e intrigado a la vez por la proposición tan indecorosa que recibió. Sin embargo, notó que su diosa no estaba bromeando en lo más mínimo y está tomó sus manos con confianza.

-No le pediría esto a alguien más, yo te amo. Este amor me permite darme cuenta que aún soy humana y deseo tu apoyo. Aunque tuviera mi poder total, no podría hacerlo sin ti-le aclaró con ojos de confianza y devoción.

-Me tomaste por sorpresa. ¿Estás segura de esto?-.

-Ya no puedo dar vuelta atrás, cuando esto termine quiero formar la familia que siempre he soñado a tu lado-.

En ese momento, se veía llegar a María con sus víveres y notó que la pareja estaba en un momento íntimo, haciéndola sonreír.

-¿Son novios?-preguntó la mujer curiosa.

-Esposos-corrigió Seiya dejando un poco avergonzada a Saori porque ella no se acostumbraba a esto.

-Sí Alone los viera, les diría también lo mucho que les recuerda a Sasha y Tenma-.

-¿Alone?-dijeron ambos serios.

-Su hermana es muy parecida a ti, pero sus ojos son verdes. Tenma es idéntico a ti-recordó la joven viéndolos de cerca.

-¿Dónde está Alone?-preguntó Saori empezando a recordar ciertas cosas.

-No lo he visto últimamente-.

-Gracias, quisiera verlo cuando esté recuperada-comentó con seriedad la pelilila.

-Está bien-.

Los días pasaron y fue lo suficiente para que Seiya y Saori pudieran en orden sus sentimientos ya que necesitaban ponerse al corriente. Cada día el amor crecía entre ellos y era como si estuvieran destinados a estar juntos.

A pesar de que era peligroso salir de noche, ambos se fueron en los límites del pueblo para estar a solas. La Luna era hermosa y había un hermoso lago que la reflejaba siendo ideal para tomar un baño.

-¿Seiya, quieres nadar conmigo?-preguntó la diosa sonriente.

-No trajimos ropa de repuesto-le comentó el joven confuso.

-No la necesitaremos-.

Ambos se desnudaron poco a poco y con mucho pudor se metieron al lago. El agua estaba un poco fría pero se abrazaban para no separarse.

-Hay una leyenda sobre mí en un lago similar a este. Un hombre me vio desnuda mientras me bañaba y lo dejé ciego como castigo. Cuando supe que era por accidente, le di la habilidad de tener premoniciones-relató la deidad.

-¿Me vas a dejar ciego?-.

-Ya has estado sin poder ver y quiero que me mires de todas formas-le dejo claro la mujer divertida.

-Te amo-.

-Yo también-.

Ambos se besaron con dulzura y poco a poco fue poniéndose más intenso de forma que se entregaron a sus instintos más bajos. Aún siendo una diosa, el único que la dejaba desnuda en cuerpo y alma era el único hombre que ha amado de forma romántica.

Los dos se salieron del lago y seguían besándose bajo los árboles, donde Saori se cabalgó en su Pegaso y su virginidad se esfumó para siempre.

-¿Estás bien, Saori?-preguntó Seiya preocupado.

-No… te… preocupes… es mi primera vez y siempre duele-mencionó Saori en el fondo aliviada de que también era la primera mujer en su vida.

Aunque tenían frío, sus cuerpos unidos empezaban a calentarse y entre besos la temperatura subió a niveles elevados. Cada centímetro de la figura de Saori era recorrida por los labios de su amado mientras empezaba a embestirla sin piedad.

-Te amo, Saori-.

Ambos se dedicaban palabras amorosas mientras la libido subía y los besos subían aún más de nivel. Las caderas de la mujer no se detenían y quería más y más de su amante, cosa que este le daba con mucho gusto.

-Estoy cerca de terminar-le avisó el castaño en su limite.

-Hazlo dentro de mí-.

La diosa sintió la semilla de su amado al mismo tiempo que su cuerpo se liberaba de esa tensión momentáneamente. Estaba muy agotada y sudada en los brazos de Seiya ya que en toda su existencia no había tenido un orgasmo, entendiendo un poco la actitud de los dioses en su desenfreno con los humanos.

-Te amo, Seiya-fue lo unico que dijo la chica siendo abrazada por su esposo.

En un punto lejano en Grecia, Sasha estaba en sus aposentos cuando sintió una terrible pulsación en el universo. Era una terrible sensación, como si una fuerza tan poderosa fue despertada. Ella salió a ver al Patriarca Sage que también sintió lo ocurrido y se la encontró en el camino para discutir lo ocurrido.

-Necesito que me acompañe a Star Hill. Tal vez las estrellas nos digan algo-le pidió el anciano.

La diosa acompañó a su segundo al mando y vieron algo fuera de serie. La constelación de Pegaso estaba siendo montado por una agrupación desconocida de estrellas.

-Parece un mochuelo, nunca vi a las estrellas formar esta figura-mencionó el viejo Patriarca serio.

-Esa ave representa a Athena, ¿por qué parecer que monta al Pegaso?-se preguntó Sasha preocupada.

-Está vez no tengo idea, nunca había pasado esto. Me da muy mala espina, ¿Tenma no era candidato a la cloth de Pegaso?-.

-Mañana la va a recibir frente a todos, si algo va a pasarme a mí y a mi mejor amigo quiero que lo vigilen bien. Yo también presiento que algo muy serio pasó-declaró la Athena de esta era.