Aquí empieza mi nuevo fanfic. Muchas gracias a Scrittore Passione por ayudarme con esto.

Este es un fic que he tenido en la mente por un par de meses, y pues ya era hora de empezarlo. Que lo disfruten.

LA PRINCESA DEL DESTINO.

Capítulo 1. Dos reinos

Equestria era un reino de gran belleza y prosperidad, conocido en todo el mundo como un reino de paz. Sin embargo, no era el único reino poderoso en el planeta. Al oeste del continente, había una zona conocida como el Oeste Inexplorado. No recibía ese nombre por ser poco conocido, sino porque nadie en Equestria se atrevía a ir allí. Conectado por un gran camino de tierra, había otro continente, conocido por algunos como el continente oscuro. ¿Por qué recibía ese nombre? ¿Era el hogar de criaturas oscuras? No. Ese lado del mundo era controlado por un imperio conocido como Grum. Poco se sabía de ese reino, pero era conocido que empezó como un pequeño reino, y fue conquistando cada territorio de su continente hasta ocupar la mitad del mundo. ¿Qué seguía? Lo más lógico era conquistar la otra mitad, la cual pertenecía a Equestria.

Hacía unos días, en el Imperio de Cristal, unos espías de Grum fueron capturados. Esto fue una señal de alarma para el pueblo de los cristalinos, pues esa podría ser una señal de una futura guerra. La armada de Grum podía igualarse a la de Equestria, y en definitiva superaba a la del imperio de cristal. Afortunadamente, la protección del corazón de cristal le daba cierta seguridad a la princesa Cadance, pero no tanta a su esposo Shining Armor, quien aun sabiendo del poder de dicha reliquia no quería confiarlo todo a una única carta, por ello los príncipes de cristal habían enviado un comunicado oficial a la emperatriz de Grum, Shadow Rage, en donde le manifestaban su deseo de llegar a una alternativa pacífica sin derramamiento de sangre. La emperatriz respondió que enviaría a su hijo mayor para negociar un posible tratado de paz.


Estaba anocheciendo.

En el castillo de cristal, correspondiente al Imperio del mismo nombre, se encontraban sus respectivos gobernantes; la princesa Cadance y el príncipe Shining Armor. Ambos eran felices porque hacía un año había nacido su primera hija, la princesa Flurry Heart. En esos momentos Cadance se encontraba amamantando a su bebé, la pequeña mamaba dulcemente de su mami.

— Es tan linda — comentó la princesa Cadance.

—Casi tanto como su madre — respondió Shining Armor.

— Que bobito eres — respondió la alicornio adulta sonriéndole a su esposo.

Seguidamente la madre cogió en brazos a su hijita y le dio unos pequeños golpecitos en la espalda para que echase el aire. La bebé soltó un eructo, y luego soltó una risita.

—Déjame cogerla — pidió Shining sentándose en la cama.

Cadance le pasó la bebé a Shining, el cual la tomó en brazos notando como la bebita le sonreía.

—Es tan adorable. Pero… ¡Aghhh!

La pequeña había vomitado a su padre, quien tenía la parte superior de la espalda manchada. La madre volvió a coger a la niña. Cadance se empezó a reír ante tal escena.

—Será mejor que te limpies, querido. Acostaré a esta angelita. Dentro de poco llegará la embajada de Grum.

— Sí, ya voy.

Shining Armor entro al baño, mientras Cadance llevaba a su bebé a su habitación. La pequeña alicornio fue colocada con delicadeza. Cadance hizo girar el adorno de nubes y arcoíris en su cuna, el cual había sido un regalo de una de las amigas de su tía Twiligth. La bebé miro asombrada el adorno, mientras su madre le empezaba a cantar. Era una hermosa voz, una voz llena de ternura y amor. La bebita soltó un bostezo, y poco a poco fue cerrando sus ojos. No tardó en quedarse dormida. Luego de eso, Cadance le dio un beso en su mejilla.

— Dulces sueños, Flurry Heart.


Sobrevolando el Imperio de Cristal se encontraba un dirigible rojo con la cabina azulada. En el centro de la cabina viajaban el príncipe del Imperio de Grum acompañado por una escolta militar de 6 soldados unicornios y un sirviente pegaso. El vehículo se iba acercando al palacio real donde serían recibidos por Shining Armor y la princesa Cadance. De pronto un pegaso se acercó al joven príncipe, quien se encontraba tomando té.

El príncipe era un unicornio de marrón claro con cascos marrón oscuro, crines negras, ojos rojos, pero más claros que los del capitán, su cutie mark era una espada. Le seguía de cerca un pegaso verde claro con cascos verde oscuro, crines marrones, ojos amarrillo dorado y su cutie mark era una cadena, el cual era el esclavo personal del príncipe.

— Mi dominus, estamos llegando a nuestro destino.

— Gracias, Servus — respondió el príncipe bajando su taza — ¿Seguro que quieres bajar? Puedes esperarme aquí si quieres.

— Gracias, pero prefiero permanecer a vuestro lado.

— ¡Exacto! — se escuchó otra voz — Los perros, aunque no pinten nada, es mejor que estén al lado de sus dueños.

El príncipe vio con fastidio a un unicornio que se acercaba. Era un unicornio alto de pelaje azul oscuro, crines negras, ojos rojo sangre, cascos marrón rojizo, aunque con los protectores de su armadura no se veían, pecas negras en el rostro y un cuerno puntiagudo, su cutie mark era un puñal.

—Controle sus modales, capitán Shade. Estamos en plena misión diplomática, no quiero problemas. Aterricemos, por favor—respondió el príncipe.

El capitán Blue Shade era un pony cuyo aspecto físico a muchos les daba miedo. El príncipe no se llevaba bien con él; pero su madre, la emperatriz de Grum, lo había elegido en persona para ser el jefe de la escolta de su hijo. El militar tenía mala fama, se decía que amaba las batallas y que disfrutaba torturando a sus enemigos, incluso algunos mandos del ejército le miraban mal, pero por alguna extraña razón gozaba de la confianza y el respaldo de la emperatriz, lo que le hacía prácticamente intocable.

El dirigible tomó tierra cerca del palacio. El príncipe fue el primero en abandonar el vehículo seguido por el pegaso y detrás los 6 militares. El capitán de pronto salió de la retaguardia y se colocó al frente del grupo.

—¡Capitán!

—Yo estoy a cargo de la seguridad, alteza. Si alguno de estos ponis salvajes se muestra agresivo me encargaré de ponerle en su lugar. Recuerde las órdenes de su madre. Si no está conforme discútalo con la emperatriz cuando regresemos. ¿Está claro?

— Conforme — respondió el aludido príncipe a regañadientes. Legalmente el militar tenía razón, esas fueron las instrucciones de su madre. El capitán estaba a cargo de la protección, y el príncipe de las negociaciones.

De pronto el grupo llegó al palacio de cristal, donde fueron interceptados por unos guardias.

— ¡ALTO! ¿Quiénes son ustedes?

— Soy el príncipe Bloody Sword de Grum; él es mi sirviente y ellos mi guardia personal. Tenemos una entrevista con la princesa Cadance — respondió el unicornio con calma.

— ¿Grum? ¿Ha dicho… Grum?

Ambos guardias se miraron temerosos. Grum no era exactamente un reino, era todo un imperio que ya había conquistado varios territorios. Eran muy poderosos y tenían fama de ser terriblemente despiadados con sus enemigos.

—Pasen por aquí… por favor. Les están esperaron en el gran salón.

—Gracias.

Ambos guardias empezaron a caminar por delante guiando a los visitantes por el palacio. Curiosamente el capitán volvió atrás del grupo junto al resto de la escolta, de pronto cuchicheó algo a los otros soldados extranjeros.

— Fíjense bien en el recorrido y en los diferentes pasillos.

— Sí, señor. Veo pocos guardias—respondió uno de los soldados.

— Una prueba más de la inutilidad de estos salvajes, pero mejor, porque eso facilitará nuestra misión.

Los visitantes llegaron hasta una gran puerta. Uno de los guardias entró solo y al poco indicó a los recién llegados que pasasen al interior, allí les esperaban Cadance y Shining Armor, sentados frente a una mesa.

Bueno… vamos a ver cómo se desarrolla este teatro — pensó el capitán.

— Bienvenidos. Es un placer conocerles. Por favor tomen asiento — saludó Cadance.

— El placer es todo mío, altezas — respondió el príncipe Bloody Sword.

El príncipe extranjero se sentó, mientras sus guardias permanecían en la entrada, pero su sirviente pegaso solo permaneció de pie al lado de su príncipe.

— Puede sentarse usted también—comentó Shining al pegaso, pero este no pareció darse por aludido.

— Por favor, siéntese — dijo Cadance de forma amable

— Ah. ¿Es a mí? Es que…

— Aquí estamos en otro país con otras costumbres, Servus. Toma asiento.

—Sí, dominus.

El pegaso se sentó al lado de su amo, algo apenado.

—Discúlpenle. En Grum no es costumbre que los sirvientes y esclavos se sienten en presencia de sus señores.

—Hemos oído cosas de su país. Un estado elitista y esclavista que trata de dominar a otros pueblos—argumentó Shining con tono despectivo.

—¿Y? Equestria quizás no tenga esclavos, pero según nuestros informes tampoco tiene terrestres en la universidad, cosa que nosotros sí — respondió el príncipe con calma, pero con algo de molestia por la forma en que hablaban de su país.

Hubo un momento incómodo y silencioso. Bloody Sword y Shining Armor se veían con seriedad, como si en cualquier momento pudiera darse una pelea.

—Bueno… Calma por favor — dijo Cadance tratando de calmar la situación — No estamos aquí para evaluar nuestros respectivos países, sino para evitar una guerra.

— Tienes razón, Candy. Lo siento — se disculpó Shining.

— Mis disculpas también, a veces puedo actuar de más. Creo que aún tengo mucho que aprender.

— Bueno, ya — pidió Cadance otra vez con calma — Alteza, ¿podríamos empezar con las negociaciones?

— Como guste, princesa. Servus, el listado—pidió el príncipe mirando al pegaso.

—Sí, señor.

El pegaso sacó una lista y se la tendió al poni marrón, quien la sujeto con su magia.

—Bien. Veamos. Mi madre exige una serie de condiciones a cambio de no ir a la guerra. Seguro que no les gustará, pero las leeré igualmente.

1. El Imperio de Cristal se convertirá en vasallo de Grum, estando sometido a la autoridad de sus gobernantes y pagando anualmente un diezmo de 10.000 bits y 100 kilos de trigo.

2. 3000 ponis de cristal serán enviados a Grum, donde serán vendidos como esclavos en sus diferentes ciudades.

3. El ejército de cristal nunca entrará en guerra contra Grum, pero le apoyará militarmente frente a otras naciones, especialmente Equestria.

4. Por último el corazón de cristal será enviado a Grum donde sus hechiceros reales se harán cargo de él.

—¡SUFICIENTE! —Gritó Armor— ¡Esos términos son una burla, una provocación!

A pesar de la explosión de ira de Shining Armor, Cadance y Bloody mantuvieron la calma.

— Sí. Admito que son condiciones duras — dijo el príncipe — Quizás mi madre se conforme con 5000 bits y 50 kilos de trigo. Por ahora no les pediré esclavos. Y quizás parte de esos bits se puedan pagar en producción.

—¡¿QUÉ?! — exclamó el capitán Shade acercándose — Su alteza. La emperatriz dijo…

—Que yo estaba a cargo de esta negociación. Vos me lo recordasteis hace un momento, capitán. No interrumpa.

— Estoy segura que podemos llegar a un acuerdo que nos satisfaga a todos — comentó Cadance.

—… Tiene razón, alteza — suspiró el capitán — Disculparme todos. Sugiero que retomemos esta conversación mañana. Es tarde. El viaje se demoró más de lo que creía. Estoy cansado y creo que mis compañeros también. Sugiero, mi príncipe, que búsquenos un lugar donde hospedarnos hasta mañana.

—Pueden quedarse en el palacio si lo desean—ofreció la princesa. Shining miró confuso e inseguro a su esposa, pero no dijo nada. La generosidad de la princesa era conocida en todo el Imperio de Cristal.

—Gracias, pero no queremos molestar—respondió el príncipe extranjero.

—Pero… Mi príncipe no deberíamos rechazar la generosidad de su alteza—respondió el capitán — dijo el capitán con un extraño cambio de actitud.

—Bueno… De acuerdo, pero no hace falta que se molesten mucho por nosotros. Nos conformaremos con lo mínimo.

—No se preocupen. Serán atendidos como se merecen—respondió suavemente la princesa — Pronto será hora de cenar, ¿le gustaría acompañarnos?

— Muchas gracias por su amabilidad.

Pasó una media hora, y los príncipes de cristal se reunieron en un comedor donde fueron acompañados de los visitantes de Grum. Varios sirvientes del castillo se encontraban sirviendo la cena, a pesar de que se sentían nerviosos por estar sirviendo a ponis de esa apariencia tan aterradora.

— Tienen un hermoso lugar aquí, altezas — comentó el príncipe con una sonrisa viendo el lugar — En mi reino, los castillos no son así de preciosos. Y esta comida esta exquisita.

— Me alegra que disfrute su estadía.

— Tenga la certeza que es así — fue allí cuando el príncipe vio a Cadance y notó algo que no había visto antes — Oh, muchas felicidades, ¿Cuándo nace?

Cadance no tardó en entender que el príncipe estaba viendo su vientre, el cual se encontraba algo hinchado. La princesa no pudo evitar soltar una risita, mientras Shining mantenía una mirada desconfiada.

— Aún le faltan varios meses.

— Tengo entendido que será su segundo bebé, ¿verdad?

— Sí, ya tenemos a nuestra querida Flurry Heart. Ella se encuentra durmiendo ahora mismo.

— Felicidades, mi madre también espera a un bebé.

— Supongo que está emocionada.

— Sí… — el príncipe bajo un poco la mirada, pero luego la subió — Todos estamos emocionados — aclaró su garganta — Discúlpenme, creo que estoy cansado. Iré a mi habitación, gracias por la comida.

El príncipe se levantó se su asiento, y fue seguido por todos sus acompañantes. Unos guardias de cristal os llevaron a su habitación.

Más tarde…

Al príncipe y su criado les correspondió una habitación de dos camas individuales, pero lejos de la habitación de los príncipes de cristal, los soldados estaban en una planta más abajo salvo el capitán que insistió en permanecer cerca de, como él lo llamó, su príncipe. Shining Armor a regañadientes le cedió una habitación al lado de la de Bloody Sword.

El capitán se encontraba en su habitación, alistando su armadura, y afilando la espada que traía. Se encontraba con los ojos cerrados, como si esperara algo.

De pronto llamaron a la puerta.

—Adelante.

Entró uno de los soldados de Grum.

— Capitán.

— Diga, soldado.

— Estamos listos para… usted ya sabe qué.

— Chis. Las paredes pueden tener oídos—el capitán iluminó su cuerno haciendo un hechizo de insonorización en la habitación—Listo. Ahora puedes hablar.

— ¿Cuáles son sus órdenes, capitán?

— Esperad a las 3:00 de la madrugada. Todos estarán durmiendo profundamente — De pronto la sonrisa del capitán se volvió siniestra — Cuando llegué la hora provocad un incendio en la entrada del palacio, eso distraerá a la guardia y a los príncipes de cristal.

— Sí, señor, pero… ¿Y Shining Armor? ¿No vamos a matarle?

— Por ahora no. A nuestra reina le complacería su muerte, pero no es la tarea que no ha mandado esta vez. Habrá tiempo para deshacerse de él.

— El príncipe y ese esclavo no saben nuestros planes. Su alteza no aprobará nada de esto.

— No tiene por qué saberlo; pero, aunque lo supiera, da lo mismo. Tenemos órdenes de la emperatriz.

— Desde luego, señor. Ya sabe que todos nosotros estamos con usted y con la emperatriz.

El soldado se fue, y el capitán permaneció allí mismo esperando el momento para actuar. Las horas pasaron, y finalmente sonrió al escuchar un sonido.

Una alarma empezó a sonar por todo el castillo, despertando a los que lo habitaban.

Cadance y Shining Armor despertaron de golpe al escuchar ese sonido.

— ¿¡Qué pasa!? — exclamó Cadance asustada.

— Es la alarma, hay problemas — reaccionó Shining.

Tocaron la puerta, y unos guardias llegaron a su habitación inmediatamente.

— ¡Altezas, hay un incendio en la entrada! ¡Fueron los soldados de Grum!

Ambos gobernantes quedaron sin palabras, pero Shining Armor rechino sus dientes.

— ¡Sabia que no podía se confiar en ellos!

— ¡Flurry! — exclamó Cadance al escuchar los llantos de su bebé.

— Yo me encargare de los Grumianos, tu ve con Flurry.

Ambos ponis se levantaron de la cama, y fueron a donde debían ir.


En un nivel más bajo del castillo, la alarma también sonaba. No tardó en llegar a la habitación del príncipe Bloody Sword, quien despertó de súbito, junto a su sirviente, Servus.

— Dominus, ¿Qué pasa? — preguntó Servus confundido y cansado

— Servus, quédate adentro. — ordenó el príncipe — Iré a investigar.

El esclavo no dudo en obedecer a su amo.

Bloody Sword salió de su habitación, y fue a la habitación del capitán Shade, que estaba al lado, pero no lo encontró allí. Un mal presentimiento paso por la espina del príncipe, pero no tuvo mucho tiempo de pensarlo.

El príncipe vio como un rayo mágico se dirigía a él, y lo esquivo. El rayo destrozo la puerta, mostrando la potencia que llevaba el ataque. Bloody Sword volteó a ver, y vio al unicornio blanco que le había disparado. Era Shining Armor, el príncipe del imperio.

En ese momento, Shining disparó otro rayo, pero el unicornio marrón rodo por el suelo para esquivarlo. Fue allí cuando vio una espada enfundada dirigiéndose a él, y la tomo con su magia. Vio hacia la habitación, donde estaba su esclavo, quien le arrojó la espada. Bloody Sword desenfundo la espada, y se puso en posición defensiva.

— ¿¡Por qué me ataca Shining Armor!? — exclamó el príncipe de Grum.

— ¡No caeré en ninguno de tus engaños escoria! — gritó Shining — ¡Todos ustedes pagaran por invadir este reino!

Shining Armor disparó otro rayo, pero esta vez el príncipe se defendió con su espada. Tras ese ataque, el príncipe de Grum puso una mirada de enojo.

— ¡Bien, si no escucha a la razón, entonces no me deja otra opción!

Bloody Sword corrió hacia Shining, levitando su espada, pero el unicornio blanco creo un escudo mágico para defenderse.


La pequeña Flurry lloraba pues el ruido de la alarma la había despertado, y el ruido no se paraba para darle paz. Pero lo que sin duda la hacía llorar más, era el pony con mirada sádica que había entrado en su cuarto. Era el capitán Blue Shade, quien se acercaba lentamente a la bebé.

— Ya, ya, no llores — murmuró el capitán sacando un pañuelo, al cual le hecho unas gotitas de un líquido — Necesito que te calmes.

El capitán le dio a oler el pañuelo, sin hacerle presión en la cara. No podía lastimar a la bebé. Flurry siguió llorando, pero en unos segundos se fue calmando. La bebé soltó un bostezo, y poco a poco se fue quedando dormida.

El capitán sonrió, y levito a la bebé para meterla en un saco. Estaba por cantar victoria, pero escucho un grito detrás de él, que lo hizo voltearse.

— ¡Suelta a mi bebé!

En la entrada se encontraba la princesa Cadance, quien tenía una mirada de enojo hacia el pony que se estaba llevando a su bebé.

— Oblígueme — respondió Shade con una sonrisa.

Cadance encendió su cuerno, lista para dispararle a ese desgraciado unicornio, pero se detuvo al sentir una puntada en su cuerpo. Poco a poco giro su cabeza, y vio como había un dardo en su costado, el cual había sido disparado por un soldado escondido en el pasillo. Su vista se volvió borrosa, y se tropezó. El capitán y ese soldado oculto se acercaron a la princesa. Cadance cada vez se sentía más mareada, con dificultades para mantenerse despierta.

— Capitán, ¿Cuáles son sus órdenes?

— Cárgala, pronto se quedará dormida — ordenó el unicornio líder.

— Sí, señor.

El soldado cargó a Cadance en su lomo, y salieron de la habitación La princesa estaba muy débil, y no podía oponer resistencia.

Blue Shade dirigió su vista a Cadance, quien se sentía bastante cansada, como si se fuera a dormir pronto.

— Jeje, tranquila, tú y tu bebé serán llevadas a Grum. La emperatriz ya sabrá qué hacer con ustedes.

— No… — murmuró Cadance con furia.

Mientras recorrían los pasillos, ella empezó a desear que Shining Armor llegará para salvar a su bebé. Cada vez era más difícil permanecer despierta, esa droga que le dieron era muy fuerte. Ella quería que la ayuda llegara, pero no creía que fuera a llegar, esos ponis de Grum seguro ya tenían todo planeado. La ayuda no llegaría. La princesa del amor sintió un gran enojo recorrer su cuerpo. Esos desgraciados se la llevarían a ella y su bebé. No podía permitir eso.

— NOOOOOOO — gritó Cadance sorprendiendo a los ponis que se la llevaban.

Rápidamente, la princesa sintió como la energía regresaba a su cuerpo. Su magia de alicornio, la raza superior, fluía por su cuerno. Giro su cuerpo para bajarse del lomo de ese pony, y antes de que pudieran reaccionar, ella genero una onda expansiva que los repelió.

— Maldita sea, ¡dispárale otro dardo!

El soldado estuvo a punto de obedecer, pero Cadance se dio cuenta y rápidamente le disparó un rayo de energía que lo mando contra la pared, e hizo que la atravesara, cayendo desde una gran altura.

— Demonios — se dijo a sí mismo el capitán.

Al ver el enorme poder que tenía la princesa Cadance, el capitán intentó huir, pero la mirada de Cadance ya estaba fija. El unicornio se rechino de dientes, y encendió su cuerno. Parecía que dispararía un rayo, pero lo que hizo fue lanzar un destello de luz.

— Aghhhh — Cadance sintió la gran molestia en sus ojos por la luz, pero recupero la vista dentro de poco. Al abrir los ojos, vio que el pony de Grum ya no estaba — ¡Flurry!

Cadance salió volando de allí, sentía su cuerpo adormeciéndose cada vez más. Su magia le ayudaba a mantenerse despierta, pero tenía un límite. Debía encontrar a Shining o a cualquiera que le ayudara a recuperar a su bebé. Era solo una pobre niña de un año, no podía permitir que se la llevaran a un lugar donde podrían hacerle cosas horribles. Descendió por los pasillos, recorriendo cada lugar.

La princesa del amor luchaba con todo lo que tenía para llegar a salvar a su bebé. Finalmente llegó a un pasillo donde escucho una conmoción. Esperaba encontrar a Shining luchando por proteger a su bebé, pero…

— No… — murmuró la princesa.

Cadance quedo sin palabras ante la horrible imagen frente a ella. Sintió como su cazaron era destrozado al ver a su amado esposo siendo atravesado por una espada. Shining tenía una cara de impacto total, y solo pudo girar un poco los ojos para ver la cara de terror de su esposa.

Sujetando la espada con magia, se encontraba el príncipe Bloody Sword, quien estaba sudando y respirando agitadamente, luego de haberlo dado todo. Al ver como el pony apuñalado miraba a la derecha, Bloody giro su cabeza y quedo sorprendido al ver a Cadance. Retiró la espada del cuerpo de Shining Armor, dejando caer su cuerpo sin vida.

— Princesa… yo…

Cadance soltó un poderoso grito que se escuchó por todo el castillo. Sin que Bloody pudiera siquiera hablar, Cadance empezó a acumular una gran cantidad de magia.

— ¡SHINIIIIIING!

Cadance cargo su cuerno, y un poderoso rayo que recorrio el pasillo y atravezo una de las paredes. Bloody solo lo esquivo porque salto dentro de su habitación, donde estaba Servus.

— Dominus, ¿¡se encuentra bien!?

— No hay tiempo para explicar, ¡tenemos que salir de aqui! — gritó el príncipe corriendo hacia la ventana y saltando por ella.

Servus no lo pensó dos veces, y lo siguió. El príncipe se encontraba cayendo hacia el suelo, pero su esclavo llegó volando con él y lo sujeto. Servus cargo a su príncipe para llevarlo volando hacia el dirigible. Por un momento parecía que escaparían, pero…

— ¡NO IRAN A NINGUN LADO! — escucharon detrás de ellos, y vieron como Cadance había gritado desde la ventana, usando una voz más profunda y poderosa, la cual solo poseían los alicornios.

La alicornio rosa disparó otro rayo hacia ambos ponis, Servus logró esquivar el impacto haciéndose a un lado, pero aun así el ataque le rozo un ala, e hizo que perdiera estabilidad y empezara a caer. Ambos ponis empezaron a caer, pero el príncipe pudo usar su magia para amortiguar la caída de ambos. Lograron caer cerca del dirigible.

Cadance quiso ir por ellos, pero su cuerpo se empezó a agotar. Sin darse cuenta había gastado mucha magia, y la droga que le habían dado antes la empezaba a dominar. Salió de la habitación, y vio el cuerpo de su esposo en el suelo, quiso llegar con él, pero colapso, quedando desmayada allí mismo.

Mientras tanto, cerca del dirigible de Grum. El príncipe Bloody se estaba recuperando de la caída.

— ¡Alteza! — unos soldados salieron del dirigible y fueron a recoger al príncipe que estaba aturdido.

Bloody reacciono, y vio cómo su esclavo estaba en el suelo a unos metros de él, pero nadie iba a ayudarlo. También vio como varios guardias de cristal salían del castillo para atacar. Estaba claro que los superaban en número.

— ¡Déjenme! — exclamó el príncipe soltándose del agarre, y corriendo a donde estaba Servus.

Desde el cielo, varios ponis empezaron a arrojar flechas y lanzas. Bloody saco su escapa, y la hizo girar para simular un escudo circular frente a él y Servus. El príncipe vio a su esclavo, quien se encontraba inconsciente y con un ala sangrando. Usando su magia, lo cargó en su lomo, y corrió con el hacia el dirigible. Tan pronto entro, dio una orden.

— ¡Vámonos ya!

El dirigible arrancó, y rápidamente se dirigió a la salida del imperio. Debido a que aún eran perseguidos por pegasos, tuvieron que dirigirse hacia las montañas nevadas donde el frio evito que cualquier guardia los persiguiera por lo peligrosa que era esa zona.

Bloody Sword suspiró de alivio, y lo siguiente que hizo fue llevar a su esclavo a su habitación, donde lo recostó en su cama para que descansara. El príncipe también se encontraba algo lastimado, pero su entrenamiento militar le ayudaba a resistir. Salió de la habitación, y fue a la cabina donde se encontró al capitán Shade, junto a otros tres soldados.

— Alteza, ya hemos perdido a esos salvajes. Ahora mismo nos dirigimos hacia Grum.

— Bien. No entiendo que paso, Shining Armor me ataco sin… — el príncipe estaba por decir algo, pero notó que el capitán sujetaba un saco — Capitán, ¿Qué tiene allí?

— Solo algunas cosas, nada importante.

Bloody Sword no se tragó esas palabras y rápidamente uso su magia para quitarle el saco al capitán. Al abrir el contenido, quedo sin palabras.


Del otro lado del mundo, la noche también cubría el terreno. Eso incluía una gran ciudad, rodeada de una enorme muralla de roca. En el centro se encontraba un enorme castillo, el cual resaltaba sobre todo lo demás.

Ese castillo era habitado por la familia real de Grum, los gobernantes de esa parte del mundo.

La emperatriz, Shadow Rage, se encontraba en sus aposentos preparándose para acostarse. Era una unicornio roja de melena negra, cuya marca era una corona negra. El vientre de la unicornio se encontraba más grande de lo normal, indicando que esperaba un bebé. Su esclava personal le cepillaba su larga melena. Esta última era una pegaso de lomo naranja, crines amarillas y ojos verdes; llevaba las alas atadas a la espalda y un collar metálico en el cuello al cual se le podía acoplar una correa o cadena para pasear a la chica como un perro, y aunque esto no sucedía a menudo sí se había ocurrido en varias ocasiones.

— Domina, ¿Cree que su alteza y mi hijo estarán bien?

— Mi hijo confió en que sí. El tuyo ni lo sé ni me importa, aunque… seguro que sí, ya se encargará mi primogénito de ello—respondió la gobernante con fastidio, pues ella pensaba que su hijo era demasiado amable y condescendiente con los esclavos especialmente con el suyo.

— Sí… entiendo…

—Para mí que mi hijo mayor ha heredado el carácter de su padre, que en paz descanse. Tú sabes que le quería muchísimo, pero él… tenía su propia forma de ver las cosas. Bloody Sword ha salido a él; espero que mi otro hijo y esta criatura que llevo en el vientre no sigan el mismo camino—comentó la emperatriz a su esclava.

En ese momento se abrió la puerta del dormitorio de golpe. Tanto la emperatriz como la esclava giraron su cabeza para ver quien había entrado.

—Mamiiiii—gritó de golpe un potrillo unicornio de 5 años. Tenía el lomo rojo con crines amarillas, ojos azules y sus cascos eran naranjas, aun no tenía cutie mark, respondía por Fire Death. El pequeño se abrazó a su madre y se puso a sollozar—He tenido una pesadilla, mami.

—Ven, hijo mío—la reina cogió en brazos al potrillo—Cariño, debes aprender a controlar tus emociones. Tú hermano a los 4 años ya no tenía pesadillas o si las tenía no las daba publicidad, a los 7 entró en la escuela-militar, a los 11 usaba espadas de madera y los 12 espadas reales… Tú también en dos años comenzarás tu formación académica-militar. Podrás adquirir fuerza y destreza físicas. A todo esto, se te sumaran tus clases académicas.

—… Pero… yo no quiero ser soldado. Quiero ser un simple príncipe y estar contigo, mami.

—Je, je. Eso dices ahora pero cuando llegue el momento tendrás que hacerlo. Supongo que harás que tu madre se sienta orgullosa, ¿verdad?

El potro dudo un momento, pero vio la sonrisa amable que le daba su madre, y la duda desapareció.

—Sí, mami. Si eso te hace feliz…

—Me hace feliz.

— Entonces seré un soldado. Un buen soldado para que estés orgullosa de mí, mami.

— Ese es mi príncipe.

La esclava veía la escena con pena.

Pobre niño. Solo tiene 5 años y a pesar de ser un príncipe su destino ya está decidido. Por lo visto hay más de una forma de servidumbre — pensó la esclava.

En ese momento la emperatriz, quien aún tenía abrazado a su hijo miró a la pegaso. La unicornio puso una cara de enojo.

—Túmbate en el suelo boca abajo.

—Sí, domina.

La esclava se tumbó en el suelo al lado de la cama, teniendo un mal presentimiento de lo que pasaría.

La emperatriz se apartó de su hijo, y se bajó de la cama, poniéndose al lado de su esclava.

—Hijo, mira a esa pegaso tumbada. ¿Sabes quién es?

—Tu esclava Pity Wings, mami.

—Exacto, pero poco especifico. Veamos… ¿Qué es una esclava?

—Una criada.

—Jeje. No. Respuesta incorrecta. A los esclavos se les puede usar de criados, pero en realidad no lo son exactamente, de hecho, no son nada de nada. De ser algo son objetos que sus dueños utilizan a su antojo.

—Pero mi hermano dice que…

—Te prohíbo que te parezcas a él — ordenó la madre con enojo y el pequeño se calló — Ahora obsérvanos a esta perra y a mí.

De pronto la emperatriz comenzó a dar patadas a la esclava, quien solo gemía intentando guardar silencio. Sabía que si protestaba podría ser peor.

— ¡BASTA! — gritó el niño, y la madre se detuvo — Basta. Eso… eso es… malo. No está bien.

—¿No está bien? ¿El qué?

—¡No ha hecho nada malo! ¿Por qué le pegas?

Lo sabía. Otro que sale a su padre — pensó Shadow — Está bien. Vuelve a tu habitación.

— Pero quiero dormir contigo.

—No. Va siendo hora de que superes tus miedos. Recuerda lo que me has prometido antes sobre tu formación.

—Sí, mami — dijo el potro con pena bajándose de la cama.

Shadow vio cómo su hijo tenía una expresión triste, y allí se le ocurrió una idea.

—Mmm. Espérate un momento.

La reina fue hacía un armario y sacó un objeto. Seguidamente se encaminó de nuevo hacia su hijo a quien tendió el objeto que había sacado.

—Hijo, esto es una fusta y sirve para golpear. Si le das a esa perra 20 azotes en la espalda te dejaré dormir conmigo.

La esclava continuaba en el suelo boca abajo sin moverse, pero estaba asustada de lo que pasaría.

—Pero… mamá… eso no está bien. Pegar es malo.

— Si no quieres hacerlo entonces vuelve a tu habitación.

— Pero yo…—el potrillo tenía un cacao en la cabeza. Por un lado, quería dormir con su madre y que esta estuviese orgullosa de él; pero por otra parte su hermano siempre le decía que pegar a los demás estaba mal.

—Bien. ¿Qué decides? ¿Guardo la fusta?

—…

—Oh, vamos—la emperatriz se acercó a la esclava levantándole la cabeza con su magia — Es solo una perra. Ya está acostumbrada. ¿No es así, perrita?

—Sí, domina. Pégueme sin miedo, joven amo. No importa — dijo Pity Wings con una sonrisa forzada.

—¿Ves lo dócil que es? Golpéala.

—… Bueno… Está bien, mami. Si me lo pides.

La reina se apartó un poco de la esclava para dejar espacio a su hijo. Pity solamente permaneció postrada boca abajo esperando su "castigo" a manos de un niño al que incluso había ayudado a criar. Ella llevaba sirviendo a la emperatriz desde que ambas eran niñas, sabía de su noviazgo, casamiento y posterior muerte de su esposo; había ayudado en los dos partos de su ama, había cuidado de su hijo mayor cuando era pequeño, también la ayudaba a menudo con Fire Death y pese a todo este era el "pago" que le daba su dueña. Fire levantó la fusta.

—Vamos. ¿Qué esperas? Dale 20 golpes, en la espalda y con fuerza. Quiero ver unas lindas marcas.

—…

Fire levantando la fusta. Con tan solo 5 años aun no controlaba bien la levitación asique la sostenía con sus cascos.

—¿Qué esperas?

—… No lo sé. Es que… no sé…

Vamos, hijo. Demuéstrame que eres mejor que tu hermano.

Si no lo hago mami estará decepcionada conmigo, pero Pity no me ha hecho nada e incluso a veces juega conmigo, no está bien que yo la pegue. No sé qué hacer»

—Vamos, hijo. ¿Qué esperas? Hazlo.

—No sé, mami. No me parece bien.

—Entonces vuelve a tu habitación.

—Pero quiero dormir contigo.

—Entonces golpéala.

La esclava simplemente continuaba en posición.

No está bien, pero… no puedo decepcionar a mamá— pensó el potrillo comenzando a golpear.

—1, 2, 3…—la emperatriz comenzó a contar los golpes.

Fire comenzó a descargar la fusta contra la espalda de la esclava, quien ni siguiera gritó solo apretó fuertemente los dientes. Cada golpe era una humillación para la víctima, ella a menudo cuidaba del niño mientras su madre se ocupaba de asuntos de Estado, ella había cuidado de él, jugado con él, leído cuentos… y ese el "pago" que recibía por ello.

Eso es. Con suerte este hijo no será como su hermano.

—4, 5, 6…

El niño veía como algunas lágrimas comenzaban a correrse de los ojos de la víctima, pero aun así continuó golpeándola procurando poner cada vez más fuerza en cada nuevo golpe. Aquello le incomodaba, pero no quería decepcionar a su madre.

—…18, 19 y 20. Bien hecho, hijo. Ven a dormir conmigo. Y tú, perra, ya que estas en el suelo duerme ahí como la basura que eres.

—Sí, domina.

Shadow abrió otro cajón y sacó de una cadena y dos candados, usando el primer candado acoplo la cadena al collar metálico de la esclava, y la otra parte de la cadena la sujetó a una de las patas de la cama. La chica no dijo nada solamente se dejó hacer. La emperatriz sacó otro objeto y se lo tiró a su hijo a los pies.

—… ¿Qué es esto, mami?

—Una especie de bozal parecido al que se usa con los perros, pero este diseño está pensado para los esclavos. Sirve como mordaza porque mantiene fuertemente sujetada la mandíbula impidiendo abrir la boca. Quiero que se lo coloques a la perra.

—Pero…

—¿Qué, hijo?

—Nada, mamá. Quiero que estés orgullosa de mí.

El potrillo se acercó a la esclava quien agachó la cabeza para facilitar la tarea a su joven amo. Al niño no se le daba bien colocar el bozal, pero con ayuda de su madre lo hizo. Seguidamente el potrillo abrazó a su madre sollozando.

—¿Hijo?

—¿Por qué me has obligado a hacerlo? Ha sido… horrible.

—Mírame, hijo. Eres un príncipe y no debes ser débil.

El niño miró tristemente a la esclava. La chica tenía un aspecto lamentable. Su espalda estaba enrojecida y llena de marcas, estaba sujeta por una cadena al cuello tan recogida que apenas podía dar dos pasos y amordazada mediante una especie de bozal.

—¿Ni siguiera… dejarás que se acueste?

—Ella ya está acostada en el suelo. Es lo que se merece. No la tengas pena. Ahora vamos a dormir.

—Sí, mami.

Ambos se acostaron en la cama. La emperatriz en el lado derecho que daba a la puerta y el joven príncipe a la izquierda y abrazado a su madre. El pequeño lloraba un poco mientras abrazaba a su madre.

— ¿Estás llorando cariño?

—No... mami.

Fire Death hizo lo posible para calmarse, pero le era difícil. Fue allí, cuando sintió unos cascos rodeando su cuerpo, y noto que su madre le devolvía el abrazo. La emperatriz empezó a acariciar la melena de su hijo, ayudándolo a relajarse y olvidar sus preocupaciones.

— Buenas noches, mami — bostezo el potro cerrando los ojos, y no tardó en quedarse dormido.

Shadow Rage vio a su hijo dormido en sus cascos, y sonrió.

— Hoy me hiciste sentir orgullosa, descansa hijo.


En pleno salón principal del palacio se encontraba Shadow Rage revisando varios informes y cartas. Junto a ella estaba Pity Wings quien se ocupaba de clasificar los documentos según sus remitentes. A la pegaso todavía le escocían los azotes de la noche anterior, su ama no dijo nada al respecto, pero lo que ella no sabía es que Fire se había disculpado con Pity a espaldas de su madre. La esclava había sido liberada por la mañana, su dueña le había quitado la cadena y la mordaza metálica, aunque seguía con las alas atadas. La pobre pegaso había pedido permiso para ir a la enfermería del palacio y que le tratasen la espalda, pero su ama no lo consintió.

—¿Quedan aún muchas cartas?

—Sí, domina. Unas… 40.

—Dichoso trabajo burocrático.

—Si me lo permite, domina, ¿no sería más fácil que algún secretario o administrativo se ocupase de esto?

—No debes fiarte ni de tu propia sombra, menos aún de terceros. Y no se te ocurra decirme lo que tengo de hacer porque sabes que tengo formas de castigo bastante peores que unos simples azotes.

—Por favor perdóneme, no quise molestarla.

—Entonces cállate.

La aludida permaneció en silencio mirando al suelo cabizbaja.

De pronto la puerta se abrió de golpe. La reina levanto la mirada, y puso una sonrisa al ver quien había entrado. Por la puerta entraron el príncipe Sword, junto con el capitán Shade, quien traía en brazos a una bebé alicornio.

—Pity Wings, sal de aquí inmediatamente — dijo el príncipe con enojo — He de hablar a solas con mi madre. Servus está en la enfermería, ve a verlo.

—¿Mi hijo? Digo… sí, señor.

—No. Nadie se mueve de aquí—contradijo la emperatriz.

—¿En serio? Entonces lo diré en público. ¡Me utilizaste! Me usaste para cometer un secuestro. Servus fue herido durante nuestra huida del Imperio de Cristal. Shining Armor me atacó pensando que yo había raptado a su hija, no se obtuvo a razones, tuve que defenderme, y ahora está muerto. Y uno de los soldados falleció. ¿Cómo pudiste…? ¡¿CÓMO PUDISTE USARME DE ESA MANERA?!

La emperatriz se mantuvo seria, y se levantó de su asiento.

— Salid todos salvo mi hijo y el capitán. Y tú, perrita, puedes ir a ver a tu cachorro.

—Gracias, domina.

Salieron todos de estudio, menos los que había dicho la emperatriz. La unicornio dirigió su vista a los que se quedaron.

—Hijo, cálmate.

—¿Qué me calme? Me has utilizado. No pensarás retener a esta niña.

— Sí lo haré. Ella oficialmente será mi hija.

Esa declaración dejo totalmente confundido al príncipe, e incluso al capitán.

— ¿¡Te has vuelto loca!? Ni siguiera ha nacido en Grum, ni tampoco es una unicornio.

—Cierto, pero de todos modos yo la criaré y tú la querrás como a tu hermana.

—… — Bloody Sword rechino sus dientes, molesto.

Shadow Rage dirigió su vista al capitán.

—¿Y la princesa Cadance?

—Intentamos raptarla también, majestad, lo juro. Pero ella escapó—respondió el capitán avergonzado

—Lástima, pero tenemos a la niña, eso es lo principal.

—Sí, majestad.

— No — se metió el príncipe — No puedes hacer esto con una niña. Ella tiene una familia. Estás hablando de un rapto.

—Alteza, no se pase. Está hablando con su majestad.

—¡Tú cállate, perro faldero de mi madre! Ningún militar de honor traicionaría a su príncipe.

—¿Quiere batirse conmigo, alteza?

—Encantado. ¿Hora y lugar?

—¡NINGUNO! — exclamó Shadow Rage — Es mi real voluntad que no se batan. Ambos son grandes guerreros y les necesito a los dos. Ahora esta niña es la nueva princesa de Grum.

—Madre, no puedes hacer eso.

—Capitán, deme a la bebé y vaya a buscar a mi otro hijo.

—Sí, majestad.

El militar le dio la bebita a la soberana y seguidamente se marchó.

—¡Qué sea la última vez que me cuestionas en público, hijo mío! ¡Soy tu madre y tu emperatriz, me debes doble respeto!

— Has secuestrado a una princesa extranjera y pretendes educarla. No hay nada respetable en eso.

— Tú dirás nada sobre sus orígenes a nadie, absolutamente a nadie y menos a ella. Si lo haces tú mascota pegaso y su madre serán ejecutados, y tú serás desheredado y convertido en plebeyo.

— No te atreverías. No permitiré que lo hagas, soy tu heredero. No dejare que hagas nada a Servus y a Pity.

—Tengo otro hijo, ahora también una hija alicornio y pronto daré a luz a un unicornio. No creas que eres tan imprescindible.

El príncipe Bloody Sword sintió una gran frustración, pero la soltó en un suspiro. Estaba claro que no podía ganar.

— Está bien, madre. Callaré. Nadie es imprescindible para ti, ni siguiera Fire y yo—el príncipe bajo la cabeza.

—… ¿Eso crees? ¿Eso es lo que sientes? Pues te diré algo, yo os quiero. Soy vuestra madre y os quiero, pero tú eres un ingenuo. No entiendes que estar en el poder implica tomar decisiones, ni tampoco comprendes que mi función como madre no es la misma que como emperatriz. Yo ante todo he de gobernar y conquistar nuevas tierras para Grum, incluso si eso supone ponerte a prueba. El capitán no te traicionó, él se limitó a cumplir mis órdenes, las órdenes de su emperatriz. Todo esto fue en parte para hacerme con la niña, pero también para probar tu carácter, y honestamente si esto fuese un examen habrías suspendido. A veces no entiendo cómo pudiste ser el segundo de tu promoción en la academia militar teniendo un carácter tan débil.

—¿Para qué quieres a la niña?

— Ella será una parte importante para conquistar Equestria.

—Es ridículo. quieres conquistar Equestria y el Imperio de Cristal debes confiar en nuestros propios medios, en nuestros ejércitos.

— Los últimos tres años de campañas militares han dejado un poco debilitado a nuestro ejército. Es preciso reclutar más tropas y conseguir nuevas armas, eso tomará tiempo. Por eso por el momento he decidido parar las guerras temporalmente, pero obviamente llegará la hora combatir.

—…

—No lo olvides, hijo. Si no callas sobre los orígenes de esta niña caerás en desgracia; y Servus y su madre morirán.

— Ya he dicho que callaré.

—…

—…

Madre e hijo se miraron fijamente. Claramente había una gran tensión en ese ambiente.

En ese momento entro un pequeño unicornio en la habitación.

— ¡Hermanoooo!.

Fire Death se abrazó a su hermano mayor quien le devolvió el abrazo.

— Hola, Fire — saludó el hermano mayor poniendo una sonrisa.

—Tenía muchas ganas de verte.

—Yo también a ti, hermanito. ¿Te has portado bien?

—Sí… ¿O no?...

—Conozco esa mirada dudosa—el corcel adulto se agachó para situarse a la altura del pequeño—¿Qué ha pasado?

—Hice una cosa que me pidió mami, ella dijo que era correcto, pero yo… no sé si estuvo bien.

—¿Qué te pidió? —Sword se puso en pie mirando a su progenitora—Madre ¿Qué le pidió hacer a mi hermano? ¿Qué le hizo? Me está dando miedo.

—Él quería dormir conmigo y le puse la condición de que para ello debía de azotar a mi esclava personal.

— ¡¿A PITY WINGS?! Pero… ¿Por qué? Ella a menudo cuida de Fire y también me cuidó a mí de pequeño. Lleva años a nuestro servicio.

—Sí, ¿Y?

—¡NO ME LO PUEDO CREER!

—Aunque en el fondo fue la decisión de tu hermano.

—No, mami. Eso no es cierto. Tú me obligaste.

—¿Yo? No seas mentirosillo, cariño. Te dije que si querías dormir conmigo tenías que azotar a Pity, entonces sabiendo eso pudiste elegir tirar la fusta, volver solo a tu habitación y no golpear a una muchacha que muchas veces te ha cuidado y jugado contigo. Pero elegiste dormir conmigo y complacerme.

De pronto ambos adultos notaron que el potrillo estaba sollozando.

—Es cierto. Yo la pegué, yo lo elegí — lloraba el potro.

Sword se abrazó a su hermano. El pequeño se aferró con fuerza a su hermano mayor.

—¡YO LO HICE! ¡Soy malo!

—No. No, hermanito. No lo eres, solo eres un niño. Madre te lo ordenó.

—Mami dijo que para demostrar que somos superiores a los demás, y especialmente a los esclavos hemos de hacerles sufrir.

— Fire, no…

— Fire Death, ven aquí — dijo la emperatriz.

El potro obedeció y se acercó inseguro a su madre. La emperatriz se abrazó a su hijo menor, sorprendiéndolo.

—Hijo, mírame—el niño miró a su madre—No quiero verte así.

—No quiero… no quiero tener que pegar a nadie…

—Está bien. No te volveré a pedir que la golpees.

— ¿Enserio?

— Así es. Lo siento, creces tan rápido, que a veces olvido que sigues siendo mi bebé.

— Es.. está bien. Lo siento mami.

Bloody Sword miro con enojo a su madre. Con solo unas palabras la emperatriz se había ganado de nuevo a su hijo. Esa era una cualidad que le odiaba a su madre, pero… al mismo tiempo no podía evitar admirarla un poco.

—Bueno… ahora te tengo una sorpresa—la emperatriz señaló con el casco—Mira en ese sofá.

El potrillo se secó las lágrimas, y fue al sofá que le indico su madre, viendo la cosita que se encontraba allí.

—Es una bebé, pero… es rara. Tiene alas como los pegasos y cuernos como nosotros.

—Es una alicornio, y es tu nueva hermanita.

— ¿Hermanita? ¿O sea… que ahora soy hermano mayor?

— Si hijo, eres mayor — dijo la emperatriz con una sonrisa

— Ahora tenemos una nueva hermana — murmuró Bloody Sword de mala gana.

El potrillo vio a la adorable bebé que seguía durmiendo. Se veía tan linda, nunca había visto algo así de precioso.

— ¡Es tan linda! — exclamó feliz el potro alegremente — ¡Seré un buen hermano para ella!

—Así me gusta, hijo. La vas a querer mucho. ¿Verdad que sí?

—Siiií.

—Mañana haré unas declaraciones públicas para anunciar al pueblo que ahora tiene una nueva princesa. —dijo la emperatriz viendo a su hijo mayor quien aún no estaba de acuerdo con este engaño.

—¿Cómo se llama mi hermanita, mamá?

— Em… Se llama… Rápido. Tengo que buscar un nombre.

— Flurry Heart — respondió Sword rápidamente. Shadow Rage iba a decir algo, pero su hijo segundo se le adelantó.

—Que nombre tan bonito. Me gusta mucho.

La emperatriz no dijo nada, pero miró furiosamente a su hijo mayor.

— ¡Está despertando! — exclamó Fire alegremente.

La bebé empezó a abrir sus grandes ojos, y extendió sus grandes alas mientras soltaba un bostezo. Al despertar totalmente, la pequeña miraba confusa a quienes tenía de frente. Sus ojos recorrían la habitación, como si buscara algo.

Debe estar buscando a sus padres. Pobre niña. Tengo que cuidarla, se lo debo — pensó Bloody Sword con pena.

La bebé de pronto empezó a llorar, al ver a todos esos ponis desconocidos mirando la. Sus gritos asustaron a Fire, quien no sabía que hacer

—No llores — pidió Sword — Mami, ¿Qué puedo hacer para que deje de llorar?

—Dejádmela.

La emperatriz tomó en cascos a la niña acercándola a su pecho. La pequeña al principio se asustó, pero poco a poco se fue calmando cuando pudo sentir la respiración calmada de su nueva madre. Cuando Flurry dejo de llorar, vio hacia arriba, donde Shadow Rage la veía con una mirada de posesión.

— Tu ahora eres mi hija.

Y aquí termina el primer capítulo. Muchas gracias a Scrittore Passione por ayudarme a escribir este capítulo, y también gracias a parca333 por la asombrosa portada.

Detalle interesante, el nombre del reino Grum, proviene de Nigrum, que significa negro en latín. Pensé que les interesaría saber. XD

¿Qué pasara con Flurry ahora? ¿Por qué la querrá la emperatriz? XD

Bye bye.