Kagome se recogió el pelo en una coleta. Su turno empezaba a las once y acababa a las seis. Trabajaba 3 días a la semana en un café para poder pagarse un piso cerca de la universidad. Después del trabajo solía irse a casa a estudiar, o, si no tenía muchos exámenes salía con su amiga Sango, que también trabajaba en el café.

Aquella mañana Kagome entró en el café más temprano de lo habitual, tarareando una cancioncilla por lo bajo.

-Vaya Kagome -dijo Sango cuando le vio entrar- se te ve más contenta que de costumbre, cosa que es difícil, además hoy es lunes. ¿Que ha pasado en el finde?

Kagome le miró un poco extrañada:

-Lo cierto es que nada -dijo, y sonrió- simplemente hoy, tengo un buen presentimiento.

El peluquero, como siempre, le dijo:

-¡Por Dios Kagome! Deja de ponerte el pelo en esa horrible cola de caballo.

Kagome le miró con una mirada de complicidad.

-Pepper, ¿en serio? Una coleta es lo más cómodo, además ¡A mí me gusta suelto, pero son las normas!

Pepper se removió un poco en su asiento.

-Vale, está bien. Pero para ser un café de tanto prestigio deberían tener mejores peinados...

Kagome sacudió la cabeza. Pepper nunca cambiaría. Antes de ser peluquero había trabajado con modelos.

- ¿Lo mismo de siempre?- preguntó con una inquisitiva mirada de sus ojos azules

- Si cari, gracias.

Apuntó en una libreta y se dirigió a otra mesa.

- Hola Marcus -saludó a un hombre de pelo gris y ojos negros – ¿como te va el negocio?

- La gente se adiciona cada vez más por la literatura-respondió él- así que bien.

-¿Puedo suponer que entonces hoy tomarás un café con leche en vez de uno solo?

Marcus asintió. Kagome volvió a apuntar en su libreta, y a preparar los pedidos a la barra. Sirvió a los clientes a los que había tomado pedido, y volvió al mostrador.

-¿Que quieres peque? - preguntó a un niño que estaba sentado en un taburete.

-Un trozo de tarta de chocolate para llevar, por favor- respondió este, con una vocecilla inocente.

-¿Un trozo grande o pequeño?

-¡Grande!

Kagome sonrió, sacó la tarta del mostrador de cristal, partió un trozo, lo envolvió y se lo dio diciendo:

-Son dos dolares y cincuenta centavos.

-Toma, y muchas gracias- le dijo sonriendo.

-De nada-dijo la chica sacudiendo la cabeza.

Mientras estaba limpiando una mesa, escuchó la campanilla de la puerta sonar, se giró para dar la bienvenida al cliente, y se encontró con un chico de pelo blanco, corto y unos ojos ambarinos moteados. Kagome se quedó un momento en shock, y luego dijo:

-Bienvenido señor, no le he visto por aquí antes ¿es la primera vez que viene?

-Sí -respondió él- he quedado con alguien, pero no he llegado aún...-dijo girando la cabeza a ambos lados- Bueno, esperaré en esa mesa.

-Si claro, ¿quiere algo de beber?

-No me llames de usted, por favor, me hace sentir mas mayor de lo que soy.

-¿De acuerdo ...?-dijo Kagome.

-Llámame Inuyasha.

Kagome asintió:

-Y... ¿puedo ofrecerte algo de beber?

-Sí, un café, por favor.

Kagome apuntó en una pequeña libreta el café y el número de la mesa, se fue a atender a otro cliente y luego a encargar los pedidos.

Cuando volvió con el café había alguien más sentado en la mesa del cliente nuevo. Se parecían bastante, salvo por que el que acababa de llegar tenía el pelo más largo y una mirada de superioridad hacia el otro chico. Se acercó a dejar el café en la mesa, y pudo escuchar un poco de la conversación:

-Sí, pero padre dijo que "Tesaiga" estaba escondida, y que iba a ser nuestra única herencia aparte de la empresa...

-Lo sé, Sess, pero ¡ni siquiera sabemos lo que es! Además, la empresa tampoco está tan mal.

-Aquí traigo tu café Inuyasha- dijo, y sonrió.

-Bueno, -dijo él- este caballero quiere...- le hizo un gesto con la mano al chico que estaba delante suya.

-Para mí otro café, por favor.

-En seguida señor. - al oír eso sonrió un poco, y vio alejarse a la camarera.

-Inuyasha, esto es serio, tenemos que averiguar que es "Tesaiga".

-Podemos hablar con los amigos del trabajo de padre ¿no?

-Era el jefe de la compañía ¿a cuantas personas crees que despidió?

-Eso no quita que se llevara bien con sus empleados-dijo Inuyasha.- Y cambiando de tema, a la empresa le vendría bien propaganda. Tal vez un becario...

Kagome volvió a aparecer con un café para "el nuevo".

-Aquí tiene su café señor, ¿desean algo mas?

-La cuenta, por favor...-InuYasha entrecerró un poco los ojos para leer el nombre de la tarjeta- Kagome.

-En seguida.

-Y... esto...-dijo Inuyasha un poco cortado- ¿Cuantos años tiene?

-Emm... diecinueve...

-¿Y que estudia?

- Estudio en el MIT física, ingeniería, tecnología, económicas...

-¿Y, le gustaría estar un tiempo cómo becaria en una empresa?-preguntó tendiéndole un tarjeta

La camarera la cogió y sonrió:

-Claro, ¿porque no?-dijo y se alejó.

-Inuyasha, ¿me puedes explicar que acaba de pasar, por favor? - preguntó Sess.

-He contratado a esa chica como becaria – explicó él colocando las manos encima de la mesa y hablando pausadamente.

Sess le lanzó una mirada asesina.

-¿Y porqué lo has hecho?

-Por que tiene un buen culo. -dijo encogiéndose de hombros.

Kagome sonrió para sus adentros mientras se quitaba el delantal. "Esto será positivo para el curriculum".

Su amiga Sango se acercó por detrás.

-Kagome, ¿porqué estás tan contenta?

-Es que me han ofrecido hacer prácticas en una empresa, y he aceptado

-¿En serio cuando?¿Quién?

-Pues, ahora mismo, y esos dos tipos que estaban sentados en esa mesa.- Dijo señalando con un pulgar por encima de su hombro.

-¡¿Cómo se te ha ocurrido aceptar si no sabes quienes son, o lo que pretenden?!

-Hace un segundo estabas de acuerdo.

-Pensé que había sido algo "oficial", no sé, que te había llamado un profesor con una vacante o algo.

-Me han dado la tarjeta de la empresa, empiezo mañana.- Dijo Kagome tendiéndole a su amiga la tarjeta que le había dado Inuyasha. Sango leyó "Empresa BRR" y vio dos círculos concéntricos debajo del nombre.

-En fin, -dijo la chica masajeandose la frente- me voy a mi casa, nos vemos, Sango -y le plantó un beso en cada mejilla mientras recuperaba la tarjeta.