El Inicio de una nueva era

"Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol."

El aire pica mi piel cual agujas se ensañan. Abro mis ojos para ser cegado por una nube de fino polvo, aun sin divisar nada, me encamino a buscar ayuda. Me siento aturdido. Escucho varias explosiones a mi paso y aquel polvo se vuelve cada vez más denso.

Gritos por todas partes, sinfonía que tocaba acorde con tremenda destrucción. La tierra se siente fría, el aire caliente, trato de correr a buscar refugio pero no hay nada.

Que vergüenza sentía de mi mismo, buscando un refugio, algo tan poco común para un Hatake, ¿Pero qué podía hacer yo? Solo correr y correr. Ignoraba el dolor que sentía, sabia que en cualquier momento caería. No quise mirar a los lados, sentía un hueco en mi pecho; cuando sucedió lo esperado, caí. Me quede un momento tratando de tragarme ese dolor, suspire profundo y note que aquella nube de escombros se aligeraba, talle mis ojos para tener una mejor vista.

Sentí un la fina y helada punta de un cuchillo recorrer mi espalda. Mis manos empezaron a temblar no podía creer lo que miraba, aquella "fuerte" ciudad en la que vivía, ahogada en infinitas llamas de fuego y una peste a oxido que cerraba mi traquea.

Apreté mis ojos.

– Ka- kakashi...- Escuché bajo los escombros e inmediatamente fui hacia aquella voz.

–Hanare- Afirmé al verla tendida sobre unas piedras bañada en su propia sangre.

–Ten.- Señala una pequeña bolsa negra. –Tu sabes que hacer.- Susurra con el último soplo que salio de su ser. Me aferré a ella mientras deposite un cálido beso en su frente. Tomé ese bolso negro, eché un pequeño vistazo, me sorprendí al ver lo que era.

Empuñe ambas manos y corrí, corrí lo más rápido que pude, buscando un lugar que no estuviera tan deteriorado. Sentía que me quemaba el pecho, que mis piernas temblaban pero sabia que no podría detenerme, no ahora, no así.

Me detuve en seco. Me encontraba casi a las afueras de lo que antes fue una ciudad. Con ambas manos escarbe en la firme tierra, con desesperación seguía y seguía hasta que hice un agujero lo suficientemente profundo.. Acerque aquel bolso color negro y de el salio un pequeño árbol, tan frágil, tan débil. Lo enterré profundamente en aquel agujero. Me sentía cansado, pero orgulloso de aquel árbol. Aun que no solo era un árbol, era el inicio de una nueva vida.