Capítulo I: Tragos, dos extraños… y una confusión

Se movió perezosamente cuando el sol empezó a molestarle en el rostro… había tomado tanto la noche anterior… tanto… que ni siquiera recordaba el porqué, ni donde estaba.

–Rayos… maldito Miroku – estaba desorientado y enojado, porque a pesar de las lagunas mentales, recordaba cómo había iniciado todo la noche anterior.

Flash back

Un peli-plata se encontraba con ganas de asesinar a alguien… más específicamente al desgraciado que se había atrevido a ir a su fiesta de compromiso, a decirle a SU querida Kikyo, que no la había olvidado.

–Te juro que no lo quiero… solo…solo fue un error - decía una chica de largo cabello azabache tratando de no demostrar su nerviosismo.

– Él sonaba muy convencido de lo que decía- dijo esto mientras la tomaba por los antebrazos –. Me ha dejado en ridículo… todos me veían como el idiota que se casaría con una… una… –no pudo terminar la oración…no podía, porque a pesar de todo la amaba. A pesar de lo que el miserable de Naraku, había dicho, él la amaba.

Sin poder soportar más la situación, la lanzo a un sofá que se encontró en la habitación, y salió de allí dando un portazo.

Fin flash back

Un pequeño movimiento a su lado lo saco de sus cavilaciones. Giro su cabeza, y sus ojos dorados se fijaron en una joven que se encontraba acostada boca abajo a su lado. Solo era visible su larga cabellera azabache, parte de la cual cubría su rostro, y la otra caía hasta la mitad de su blanca espalda como si fuera una pequeña cascada.

–¿Kikyo? – dijo confundido en un pequeño susurro. Solo recordaba haberla dejado en la habitación de su casa, y marcharse molesto. Pero ahora estaba allí… con ella, y no sabía cómo habían llegado hasta allí – Kikyo… como llegamos a… - pero su boca no pudo pronunciar ni una sola palabra más, al notar las ondas en las cuales terminaba el cabello de Kikyo -. ¿Ondas?- dijo con el ceño fruncido, como si las sabanas le quemaran, se levantó de un salto de la cama -."¿Que hice?" – fue lo primero que pensó, pero el creciente dolor de cabeza, y los nervios que se empezaban a apoderar de él, no le permitieron pensar más. Tomo su ropa, y se la colocó lo más rápido que pudo, para posteriormente salir de la habitación.


El sonido de un celular hizo que empezara a moverse en la cama, hasta que abrió perezosamente sus ojos color café, sintiendo como si el universo le hubiese caído en la cabeza.

–Auch – se agarró, con ambas manos, la cabeza. Cuando la luz fue un poco soportable, miro a su alrededor, percatándose que no estaba en su habitación –. Que bien…ahora, ¿a donde me habrá traído Sango? – dijo esto dejando escapar un pequeño suspiro. Observo detenidamente el lugar, y le pareció que era un hotel –. Mi madre va a matarme por no ir a dormir a casa – agarro la cartera que estaba tirada a un lado de la cama, y saco el celular, tenía diez llamadas perdidas. Tres eran de Kouga, su novio, o mejor dicho su ex-novio desde la noche anterior –. Idiota – dijo con una mueca de desagrado. Las otras siete llamadas eran de Sango. Su mejor amiga. Marco para devolverle la llamada.

–Sango, ¿dónde te metiste, y porque me dejaste en un hotel?

–¿¡Kagome!?... ¡al fin! – en su voz, se podía distinguir el alivio –. ¿En un hotel?. ¿Qué hotel? – dijo esto, sonando un poco sorprendida.

–Pues… –sin ponerle mucha atención a la pregunta, observo el lugar. Agarro de la mesita de noche un folleto y una llave –, en la Perla de Shikon – dijo mientras leía, para después mirar las llaves –. En la habitación 617 –coloco la llave a su lado -. Por favor ven rápido… mamá va a matarme –dijo esto último en un tono preocupado, colgó y se levantó de la cama. Estaba un poco mareada, y con todo el cuerpo adolorido –"Será la primera y última vez que tome" – pensaba mientras se sostenía de una de las paredes hasta llegar al baño.

Al pasar cerca del espejo por fin se percató de que estaba desnuda. Eso la extraño mucho, por lo cual empezó a observarse frente a éste. No solo pudo notar que su cuerpo no tenía absolutamente nada que lo cubriera, además, en su cuello habían pequeños moretones. Se empezó a observar con mayor detenimiento. En sus caderas también habían moretones, en forma de lo que parecían ser dedos. Pero lo que provoco que un escalofrió sacudiera su cuerpo, fue lo que observo en la cara interna de sus muslos.

Corrió a la cama. Al llegar no pudo evitar que un fuerte grito escapara de su garganta. Allí estaba la prueba. Si momentos antes, había tenido dudas sobre lo que había sucedido, ya no quedaba ninguna. Había perdido su virginidad, y lo peor de todo, era que no recordaba absolutamente nada de lo que había sucedido la noche anterior.

Se cubrió la boca, y corrió nuevamente hacia el baño…y, vomito entre sollozos.

Flash back

Se encontraba marcando por cuarta vez el número de su novio. A pesar de que él era cinco años mayor que ella, y de que su madre se había opuesto en un principio por la diferencia de edades, ya tenían casi cuatro meses de noviazgo.

–Kagome, ¿qué haces? – dijo Sango al entrar a la habitación de su amiga. Ellas eran mejores amigas, a pesar de que Sango, era tres años mayor.

–Estoy llamando a Koga, pero le he marca cuatro veces y nada – decía mientras sumaba esto también a su enojo, ya que hace una semana su madre le había dicho que ese día seria la fiesta de compromiso de su hermana mayor. Justo el día de su cumpleaños, y todo porque a su querida hermana, según ella, se le había olvidado –. No le he podido avisar en donde nos vamos a encontrar –dijo mientras volvía a marcar, obteniendo el mismo resultado.

–¿De verdad piensas irte?, le arruinarías la noche a tu hermana. Además de que no conocerás al único hombre en el planeta capaz de soportar a la no muerta – dijo esto de forma burla, al referirse a la forma tan fría de ser de Kikyo.

–¡Sango! –dijo reprendiéndola entre risas –. No creo que le importe mucho que no esté… – dijo de una forma muy triste –, si no fuera por ese tal noviecito, Mi noche no se hubiese arruinado. No podía ser otro día, si no hoy… debe de ser un odioso, y… – en ese momento abrieron la llamada, y una amplia sonrisa adorno su rostro, pero se borró, casi inmediatamente, al escuchar una voz femenina llamando a su novio a la cama, y este le respondía. Colgó. Kouga, el hombre que decía amarla le había sido infiel.

–Sango… vámonos ya –dijo con la voz calmada, mientras una pequeña lagrima traviesa surcaba su mejilla.

– Y, ¿Kog…?–no termino de hablar porque vio como la chica, la cual llevaba un vestido negro semi–ajustado un poco más arriba de las rodillas, y el cabello atado en una coleta alta, salía de la habitación. Tomo su chaqueta que se encontraba en la cama, y salió detrás de su amiga rumbo a la discoteca, donde habían planeado ir después de que Kagome tomara "prestada" la identificación de su hermana.

Fin flash back

–Kagome, ¿dónde estás? –escucho la voz de Sango, pero no pudo contestar. Escucho unos pasos dirigirse hacia allí, y posteriormente, ella entro –Kagome… ¿qué te sucedió? –dijo muy sorprendida al observar a su amiga abrazada a sus piernas sentada en el piso llorando, y desnuda. Ésta, solo levanto el rostro.

–S-Sango… creo… creo que me… violaron –dijo para posteriormente llorar como si fuera la última vez que lo haría.

Los ojos de Sango, se abrieron tanto, que parecían querer salirse de sus cuencas. El único movimiento que fue capaz de realizar al escuchar la confesión de su amiga.

.

.

.


¡Hola!. La historia la borre sin querer queriendo. Estoy aprovechando para mejorar redacción y horrografias, además, de que incluiré pequeñas cosas, obviamente sin alterar la trama de la historia.

Gabrielle Kravinoff