Es tuya.

En la fiesta de graduaccion de 7 año Rose comete el peor error de su vida, tomar. Ahora despues de todo y a pesar de los años tendra que cargar con las consecuesias de una mala borrachera. Tendra que enfrentar por primera vez a Scorpius y decirle: -Mi hija de 7 años, es tuya.¿Si podra o se quedara en el intento?. Descubrelo en la historia.

By: Jane Mathwien.

Capitulo 1: "Recuerdos y regreso a casa".

Besos.

Carisias.

Lo amaba. Lo odiaba...

¡Mierda! ¡¿Que me estaba pasando?!

No tenía la menor idea, sin embargo aun tenía algo de conciencia después de una noche llena de fiesta y alcohol.

Fue la primera vez que tome, y la última.

Sabía perfectamente que quería a hacer, pero estaba indecisa entre dos caminos y decisiones totalmente distintas.

O Malfoy, o mis padres.

No tuve tiempo ni siquiera de pensar cuando sentí que Scorpius me tomo de la cintura con sus fuertes manos y me recostó contra la pared, mis piernas rodearon sus caderas, mientras mis manos no dejaban de acariciarle el torso, ese cuerpo fascinantemente perfecto, esos músculos radiantes marcados en su piel extremadamente suave. El recorría mis piernas con sus expertas manos y yo no dejaba un centímetro entre nuestros labios.

Era la entrega completa de un amor imposible.

Un resentimiento y una lástima me invadió de pronto. ¿Que pensaría mis padres después de esto? Bueno, nadie les iba a decir que me había acostado con su enemigo, porque nadie además de él y yo lo sabría, y no creía que él fuera capaz de exponer su vida y prestigio de ese modo. Pero de todas formas un remordimiento aunque leve hiso que separara al rubio de mi cuerpo.

— ¿Que estamos haciendo Malfoy?—Le pregunte con la vos gruesa y dañina.

A duras penas pude observar la sonrisa arrogante que se formo en sus labios, tan desgraciadamente sexys.

Todo se iba convirtiendo en borroso a medida que pasaba el tiempo, ya casi no veia, ya casi no pensaba. El alcohol me estaba comenzando a dominar y hacerme estragos en la cabeza.

—Tú qué crees, Weasley. —Contesto el rubio, como si fuera obvio y si que lo era.

El también estaba tomado.

—No me refiero a eso. —Le dije con la vos aun peor.

—Entonces...?—Murmuro llevando sus labios hasta mi expuesto cuello, mientras le daba unos pequeños besos haciéndome arrancar uno que otro suspiro.

— ¿Crees que lo que vamos a hacer esta bien?—Insinué un tanto dudosa. —Tú sabes que... ¡Nos odiamos!

El rubio levanto el rostro y pude admirar lo hermosos que se veían sus ojos grises a la luz de la luna, que entraba desde alguna ventana abierta en el salón multipropósito.

—Esta noche nadie se odia Weasley. —Me dijo centellando una encantadora sonrisa. —Sera la última vez que nos veamos. Mañana se acaba Hogwarts para nosotros.

Me entristeció el hecho de no volver a verlo más. Tal vez nos volveríamos a ver cuando ya estuviéramos mayores, casados y con hijos. Con un destino ya formado, que desde un principio estuvo hecho para nosotros. Por eso había sido la fiesta, porque era la última noche en Hogwarts, la gran fiesta final de graduación de 7 año.

—De acuerdo, Malfoy. —Afirme un tanto inconsciente. El alcohol me había semisumador completamente. —Esta noche nadie se odia.

Con mis brazos rodie su cuello y volví a besarlo con la misma urgencia y necesidad de hacia unos minutos.

Todo se volvió completamente desconocido y borroso para mí, solo fui capaz de recordar cuando caímos desnudos en la amplia cama y fui testigo fiel del placer que nunca nadie más me haría vivir en la vida.

Cuando volví en si ya era de mañana, el sol que se colaba por la ventana me daba justo en el rostro apartándome el poco sueño que aun tenia. Me sorprendí de lo mucho que me dolía la cabeza, parecía que estuviera a punto de estallar. No recordaba absolutamente nada, ni siquiera sabía porque me había despertado en una habitación desconocida, envuelta en sabanas, desnuda y con la cabeza como un tumor. Nadie estaba al lado opuesto de la cama, eso también me sorprendía. Casi me caigo al suelo cuando trate de levantarme y descubrí que tenía un mareo insoportable. A duras penas y como pude me vestí con mi ropa que estaba toda tirada en el suelo. Me puse los zapatos y salí de la habitación. Solo después me di cuenta de que en la habitación que había despertado era la multipropósito y ni siquiera recordaba como había llegado hay.

— ¡Rose!—Liza, mi compañera de habitación se me lanzo enzima en un abrazo apenas me vio llegar. — ¡¿Dónde has estado?! E estado preocupada por ti todo el día, ¿dónde te metiste?

—No es para tanto, Liza. —Le hice saber, no quería preocuparla y tampoco quería preocuparme más de lo que ya estaba. —La fiesta se a acabado a las 4 de la mañana. Solo e estado desaparecida tres horas.

— ¿En qué mundo estas Rose?—Me reprocho Liza mostrándome el reloj de la pared. —Son las 10 de la mañana, has estado desaparecía por más de 6 horas.

— ¿Así...? Pues creo que me quede dormida. —Conteste ahogando un bostezo con la mano.

Liza me miro confundida.

— ¿Y dónde? Aquí no has dormido. —Me dijo mi amiga. —La última vez que te vi fue en la fiesta, estabas peleando con Malfoy por que por su culpa se te había regado la cerveza. Estabas ebria. Después te me desapareciste y no te apareces hasta ahora. ¿Donde dormiste?

—No lo sé. No recuerdo nada. —Conteste un tanto confundida. —Desperté en la sala multipropósito.

— ¿En la sala multipropósito? ¿Qué rayos hacías hay?—Quiso saber Liza.

—N-No, no sé. —Le dije, y era verdad, no recordaba nada.

En esos momentos recordé que el tren se marchaba hoy de vuelta.

—Oye, cambiando de tema ¿Nos dejo el tren?—Pregunte.

—No. Por suerte la profesora McGonagall aplazo la salida para después del almuerzo. —Contesto Liza. — ¿Por qué no te bañas? ¡Apestas a alcohol!

—Sí, tienes razón. —Dije mientras tomaba una toalla y me dirigía a la bañera.

Deje que el agua se calentara hasta un punto que me pareció deliciosa. Me deslice adentro de la tina, y estuve inmóvil en ella respirando el delicioso aroma que emanaba a hiervas medicinales, que nunca me habían gustado pero ahora me parecían magnificas, ya que simplemente su olor hacia que el dolor que tenía en la cabeza y la tención el cuerpo disminuyera. Me lave el cabello como tres veces seguidas y no sé cuantas horas estuve metida en el baño, pero me imagino que fue mucho tiempo porque fue un gran reto quitarme el olor a alcohol que tenia concentrado en el cuerpo. Me cepille los dientes y me desenrede el cabello. Me mire al espejo y descubrí que abajo de los ojos tenia ojeras, o había dormido demasiado, o no había dormido en toda la noche. No recordaba cual de las dos había hecho.

Cuando salí de la bañera con una toalla amarrada en el cuerpo, Liza me esperaba sentada en la cama. Cuando pase por su lado para tomar el secador que estaba en la mesita de noche, ella me paró en seco con una mano y me miro el cuello con curiosidad y espanto.

— ¿Q-que tienes hay, Rose?—Me pregunto.

No sabía a qué se refería.

— ¿Donde?

—En el cuello. —Contesto inmediatamente. Me tomo de las manos y me arrastro hasta el espejo del baño. —Tienes que verte lo que tienes hay.

—Liza, no sé de que hablas, estas...—Empecé a decir, pero no tuve terminar por que vi en mi reflejo en el espejo a que se refería.

Un pequeño espacio en mi cuello estaba de color rojo, no muy evidente, pero se notaba con facilidad. ¡No podía ser, ¡Tenia un chupón! ¿Pero quien... donde... cómo?! Y en esos momentos recordé todo.

Besos. Carisias. Gemidos. Gritos. Alcohol. Fiesta de graduación. Sala multipropósito. Y lo más importante y terrorífico. Scorpius Malfoy.

—No puede ser, Liza. —Murmure con hilo de vos. —Me acosté con Scorpius Malfoy.

— ¿Qué?—Espeto mi amiga con la cara pálida y las manos que me sujetaban las mías frías, como si estuviera muerta. O como si fuera visto un fantasma.

Después de esa mañana, las cosas que pasaron fueron tan horribles y terroríficas que prefería no recordarlas nunca. Liza casi se desmaya, igual yo. Nadie más se entero de mi secreto y tuve que rogarle a mi amiga un montón de veces para que no le contara a mis padres. Después de enterarme de toda la verdad o mejor dicho haberla recordado, no baje a almorzar solo por miedo y pena de verle a Malfoy, después cuando me metí en el tren con mis primos y mi hermano lo vi pasar por mi vagón y nos quedamos viendo como nunca lo habíamos hecho, después de esa vez no lo volví a ver más.

Sin duda cada uno de los momentos que pase en Hogwarts tratando de esconderme de la verdad fueron inútiles y desagradables, y después cuando volví a casa y pensé que todo iba a estar bien porque no lo iba a volver a ver más a Malfoy, me di cuenta que las cosas empeoraron, y claro, lo peor de todo fue cuando solo a unas semanas después de haber regresado empezaron los mareos, los dolores de cabeza, las ganas de vomitar, la sensibilidad con los olores, como si lo ebria nunca se me fuera quitado completamente. Pase días totalmente grabes, hasta que mis padres se preocuparon verdaderamente y mandaron a llamar a un doctor amigo de la familia. Todo fue rápido tan rápido que no me dio tiempo de reaccionar, de pensar, que encontrar la excusa perfecta. Me sentí morir cuando el doctor me escupió la verdad delante de mis padres:

—Rose, estas embarazada. —Y todo el mundo se me vino abajo.

Pero tampoco fueron los peores años de mi vida. Aunque bien, todavía pasado el tiempo recuerdo la cara de decepción de mi padre y la confundida de mi madre, que no sabía si gritar de alegría o de decepción. Sin embargo nunca me dejaron y ellos, mi hermano, mis primos y mis amigas se terminaron encariñando con mi bebe, sin embargo nunca faltaron los reclamos y regaños al principio, ellos y en especial mi padre me decía siempre las consecuencias de quedar embarazada a los 17 años, sin embargo no le tome mucha importancia ya que lo hecho estaba hecho y no podía volver a atrás, no podía, aunque me dieran el discurso de protección más largo del mundo. Cuando nació Bianca, como le puse, me sorprendí de lo parecida que era a Scorpius, era rubia y del mismo color claro de su padre, y para mi suerte sus ojos fueron azules como los míos, porque si hubieran sido grises de seguro mi padre se hubiera dado cuenta, y me hubiera odiado toda la vida, pero no lo hiso. Jamás les dije que el papa de Bianca era Malfoy, les conté que me había emborrachado en la fiesta de graduación y por eso cuando desperté en la mañana no recordaba nada, ni siquiera la cara de mi agresor, y para ellos nunca lo hice.

Me perdonaron y toda mi familia me ayudo en la crianza de mi hija. Se encariñaron todos, terriblemente, desde el familiar más lejano hasta mis primos cercanos. Liza también venia de vez en cuando a casa y las dos manteníamos la verdadera realidad de la noche de graduación bajo 7 tumbas en nuestro pensamiento, y procurábamos no hablar mucho de eso. Cuando Bianca cumplió los 4 años y me comenzó a preguntar sobre su padre, le decía que el se había ido a trabajar a otro país y no había regresado, por miedo a la misma realidad y a las cosas que habían pasado en ella me decidí a dejar todo atrás y comenzar una nueva vida con mi hija lejos de todo, deje Inglaterra a los 22 años y me fui a vivir a California con unos primos y primas de mama, haya me atendieron y me quisieron a mí y a mi hija por cuatro largos años, y casi se ponen a llorar cuando les dije después de todo ese tiempo que quería regresar a Inglaterra a ver a mis padres y a mis primos, lo entendieron perfectamente y hoy después de tanto tiempo vuelvo a regresar a mi querida Inglaterra, poblada de magos y muggles todos viviendo juntos como en verdad nada sucediera y no tuvieran vidas totalmente distintas.

—Mami, ¿Crees que mis abuelitos van a estar felices de verme nuevamente?—La vos de Bianca me saco de mis pensamientos.

Baje el rostro para poderle ver mejor. Admirar sus bonitos ojos azules y su dorado cabello que centellaba al brillo de la mañana.

—Claro Bianca, me han escrito un montón de cartas diciéndome que están muy emocionados por volver a verte. —Conteste sonriente. —La última vez que te vieron tenías cuatro años.

—Pero yo si los recuerdo. —Dijo la pequeña. —Mi abuelito Ronny tiene el cabello rojo, rojo, rojo como el fuego y los ojos como los míos ¿cierto mami?

—Cierto Bianca. —Le afirme.

Mi hija sonrió haciendo que sus mejillas se vieran más rosadas y tiernas que nunca. Se parecía tanto a Scorpius, que nadie q si conociera la verdad podría negar que no eran padre e hija. Suspire y revolví el rubio cabello de mi pequeña, deseando que en este regreso a casa todo estuviera bien. Mire por la ventana del avión y admire con alegría las primeras casas de Inglaterra.


Esta es mi primera historia de la pareja Rose y Scorpius, un día estaba aburridísima en mi casa y se me vino a la cabeza la idea de la trama de esta historia. Si, bien, se ha visto en un montón de fictions de estos personajes que Rose queda embarazada del rubio, pero nunca que él no sepa nada de su embarazo y cuando se entere por primera vez su hija este ya con varios años. La sorpresa y la realidad después de mucho tiempo, el aceptarlo con todas sus consecuencias y la reanudación de la historia de amor de Rose y Scorpius. Todo eso se reúne en esta historia. Espero que les guste.

¿Reviews? No, se, me gustaría mucho que comentaran a ver qué tal les ha parecido el comienzo y tener tiempo de cambiar las cosas desde ahora si no les han agradado. Espero sus opiniones para poder seguir con la historia.

Jane Mathwien.