~Prologo~

Entre el día y la noche, mientras las princesas hermanas están ocupadas bajando el sol y alzando la luna hay unos momentos que escapan de su vista. Estos momentos son utilizados por 4 seres que a pesar de ser de especies distintas tienen un fin que los reúne.

-Solo falta ese apestoso dragon- dijo una voz en tono burlón.

Los otros dos no respondieron. Pasaron unos segundos en ese silencio mortal cuando una sombra salió de entre los arboles y se acerco con unas pesadas pisadas.

-Llegas tarde- Dijo otra voz, esta era profunda, esta parecía más un siseo y era difícil pensar que era de un unicornio. Estamos demasiado cerca pensó, y era verdad, estaban solo a un kilometro del castillo, cualquiera podría descubrirlos.

-Que mas da- comento el recién llegado –Todo sigue su curso. Muy pronto tomaremos estas tierras.-

A respuesta los tres soltaron un resoplido. No eran amigos, ni aliados pero tampoco enemigos, cada uno tenía sus razones para pelear, pero todos tenían un objetivo y un propósito especial. Si alguno fallaba todos fallaban, pero también si uno triunfaba antes que los otros este trataría de tomar ventaja sobre los demás, es por esto que no confiaban ni entre ellos mismos.

Cuando la luna estuvo en el cielo sabían que su tiempo había terminado y con un resplandor verde los 4 desaparecieron sin dejar rastro

~Primer Capítulo: Las piezas se mueven~

Sobre la pradera de equestria, 2 dragones, uno color morado oscuro y el otro rojo de mayor tamaño., volaban en dirección a canterlot. Eran Roun y Kristian respectivamente, Kristian, padre de Roun y Rey de la ciudad de Drastia. Iban en rumbo a canterlot para encontrarse con celestia y Luna en pláticas diplomáticas. Después de volar por 7 días y 6 noches tenían el palacio a la vista, pero estaban cansados, hambrientos y malolientes, no podían presentarse así.

-Acamparemos aquí- Dijo Kristian con voz profunda y firme. Roun no dijo nada simplemente bajo a donde su padre le había indicado, un claro de unos cuantos metros de diámetro rodeado de bosque con un arrollo pasando a través de él. Encendieron una fogata y se dieron un chapuzón en el rio que era más profundo de lo que parecía. Kristian salió del agua primero y le paso a su hijo una bolsa con gemas que haría de cena por esta noche.

-Recuérdame por favor porque estoy aquí, Zya está dando una fiesta en este momento y todos mis amigos están allí-

El viejo dragón dejo el diamante que estaba comiendo para responder –Mira Roun, ya cumpliste la mayoría de edad, y eso no significa solo que ya puedes tomar tus decisiones y tener pareja, sino que también tienes que cumplir con tus obligaciones reales, y eso implica venir aquí cada cierto tiempo, como sabrás los ponis y los dragones no son las razas mas amigables, constantemente hay conflictos y…-

-Y tengo que aprender cómo resolverlos cuando sea Rey- Completo Roun de forma grosera

-ya me lo agradecerás-

Durante un par de horas más los dos intercambiaron gemas, a Roun le encantaban los dulces zafiros y las amatistas dejaban un sabor picoso en la lengua. Pero al contrario de su padre las agrias esmeraldas y los diamantes secos le causaban dolor de estomago. Ya bañados y con el estomago lleno se durmieron.

En otro lugar, no muy lejos de allí en el castillo que marcaba la capital del reino estaba dos alicornios, dos hermanas que reinaban sobre todo.

-¿Sientes eso hermana?-

La mayor abrió los ojos lentamente –Si, hay algo, algo que no había sentido en mucho tiempo, la maldad se está preparando para atacar de nuevo-

-¿Crees que tenga algo que ver con esos dos?-

-Ellos ni siquiera están consientes de lo que pasara, temo que ni siquiera nosotras seamos capaces de ver realmente el alcance de su poder, o lo que están tramando-

~Segundo Capitulo: Recibimiento real~

Unas horas antes de que el sol saliera Kristian despertó a su hijo con un chorro de agua en la cara. El joven dragón se despertó de golpe y salto a un árbol clavando sus garras en el.

El rey rio ante la reacción de su hijo –Hijo, no sabía que eras gato- y siguió riendo hasta que Roun bajo humillado

Después ambos se dieron otro baño y comenzaron a volar hasta el castillo.

Una hora más tarde ya se encontraban en el castillo, su llegada aunque había sido anticipada sorprendió a muchos de la guardia real, no pasaron ni 10 segundos después de que tocaran el suelo para que la mitad de la guardia los tuviera rodeados, entre lanzas y armaduras un unicornio se abría camino a empujones.

-Muévanse, déjenme pasar, soy un capitán. A un lado- Mientras él se hacía camino a Roun y a Kristian les apuntaban a la cara con lanzas, Roun estaba muy nervioso y había comenzado a Sudar, pero Kristian estaba relajado con los ojos cerrados esperando por el capitán. Por fin el capitán llego hasta los dos dragones.

-Roun y Kristian?-

-Yo soy Roun- dijo con el nerviosismo presente en la voz

-Y yo Kristian- respondió como si no pasara nada.

-Bajen las armas todos- Dijo el unicornio blanco –Siento mucho esto, se suponía que llegarían ayer- Roun por fin se relajo y se dio cuenta de que estaba conteniendo el aire así que lo dejo salir

-Mi nombre es Shining Armor, capitán de la guardia real, mis disculpas a usted y a su hijo-

-No se preocupe Capitán, entiendo que solo estaban haciendo su trabajo y debo decir que fue impecable-

-si con impecable te refieres a que casi nos dejan como coladera estoy de acuerdo- el rey cubrió a su hijo con su ala y se disculpo por su comportamiento pero al parecer al capitán le había causado gracia su comentario.

Los tres caminaron y entraron al palacio, Kristian le dio las gracias a Shining Armor y entraron a la sala real, esta estaba llena con guardias

-Más que una plática amistosa parece que esperan que los ataquemos- Comento Roun a su padre en voz baja para que solo el oyera

-Bueno, como te dije no tenemos las mejores relaciones-

Desde que entraron se dieron cuenta de que el trono principal estaba vacío y solo había solo 2 ponis una color morado y otra color rosa, ambas princesas, la más pequeña parecía nerviosa pero la de rosa parecía más confiada

-¿En realidad solo hay princesas?-

-Si, todas mujeres y la mitad de ellas ni siquiera están emparentadas- A Roun se le hacía de lo más raro, pero mejor mantenía la boca cerrada.

Cuando llegaron al frente de la habitación las dos princesas hicieron una reverencia.

-Bienvenidos los dos, Rey Kristian, mi nombre es Mi Amore Cadenza y ella es Twilight Sparkle. Solo lo esperábamos a usted, podría decirme ¿quién es su acompañante?-

Ambos dragones hicieron una reverencia también y Kristian respondió

-Es un honor Princesa, este es mi hijo Roun, lo traigo aquí porque como príncipe debe aprender estos procesos para cuando el trono sea suyo, espero no sea ningún inconveniente-

-Un placer conocerlas- Dijo Roun.

-Por favor discúlpenos, la princesa Celestia está cumpliendo con su labor de subir el sol, pero se nos reunirá en breve- Dijo Twilight.

El rey quería contestar, pero de pronto la puerta del balcón lateral se abrió dejando entrar algo de aire en él la princesa del sol aterrizo suavemente, guardo sus alas y se aproximo lentamente a los dragones.

-Bienvenidos sean.- Celestia se acerco a Kristian, estaba a unos metros de Roun y este pudo apreciar que era más alta que él, pero no tanto como su padre, ambos se quedaron viendo sonriendo

-Ah pasado mucho tiempo celestia, ¿unos 10 años?-

-Así es, Kristian. Es bueno tenerte por aquí otra vez. Pero dime, acaso este es el pequeño Roun del que me hablaste la última vez que nos vimos- dijo bajando su hocico hacia la cabeza del príncipe.

Roun se puso algo nervioso cuando Celestia acerco su cara a la suya, no le gustaba que lo llamaran pequeño pero sabía que al menos Celestia era 1000 años mayor que el así que a sus ojos de seguro no era más que una cría.

-S-Si, mi nombre es Roun.-

-Lo traje aquí para que aprendiera un poco-

-Pudiste dejarlo con un maestro, porque si esta aquí tendrá que acompañarnos a todas y cada una de las tediosas y redundantes reuniones por lo que resta del mes- dijo acercando un poco más el hocico al pequeño dragón, lo decía arrastrando las palabras, Roun estaba seguro de que lo hacía a propósito haciéndolo sonar mas tedioso de lo que realmente era.

-Cierto, pero que mejor que aprendiera la practica-

Celestia volvió a erguir la cabeza y asintió dándole la razón a Kristian. Caminando tomo su lugar con las otras princesas y dijo

-Por favor, déjenos solos. Temo que eso te incluye Roun- Celestia volteo a ver a su estudiante que hasta ahora se había mantenido al margen –Por favor, escolta al príncipe Roun a su habitación, ¿recuerdas cual es?-

-Si- Twilight bajo con Roun y juntos salieron de la sala por otra puerta distinta a por la cual todos los guardias y Candace salieron.

El pasillo tenía puertas cada 4 metros, con dos velas a cada lado de las puertas. Entre Twilight y Roun había un silencio incomodo que fue roto por la princesa.

-Entonces… Roun ¿verdad? Ha de ser emocionante ser un príncipe de Drastia-

-No lo sé, dime que tan emocionante es ser una princesa de Equestria-

Ambos rieron

-A decir verdad llega a ser tedioso, no todo es glamur y diversión, ya no veo a mis amigas y amigos tan seguido como quisiera, pero estoy segura de que vendrán en el transcurso de la semana-

-Si, se lo que se siente, yo tenía una fiesta hoy, pero tuve que venir-

Por un rato mas siguieron haciendo bromas y hablando de sus vidas en la realeza, mientras caminaban los espacios entre las puertas eran cada vez mayores, estas habitaciones no habían sido planeadas para ponis comunes, eran más grandes y las puertas más lujosas y grandes, eran las habitaciones de la realeza. Twilight se adelanto un poco y dijo –Esta será tu habitación, si necesitas cualquier cosa la mía esta tres puertas a la izquierda, por allí está el observatorio- Señala unas escaleras en forma de caracol que suben –La princesa Luna esta de vez en cuando allí, ten cuidado con ella- Voltea varias veces la cabeza para asegurarse de que ella no estuviera cerca –Suele ser algo rara-

-Lo tendré en cuenta, muchas gracias.- ambos se despidieron y tomaron sus caminos. Roun abrió su habitación y quedo asombrado de lo que vio, este cuarto era enorme, la cama era más grande que él, el techo tan alto que podía volar en el cuarto y tenía una ventana enorme por la que entraba el sol. Se tumbo en la cama y cogió un plato de gemas que algún sirviente había tenido la amabilidad de dejar en su cuarto, tenía una mayoría de diamantes, pero tenía también zafiros y rubíes, tomo algunos y comió hasta que se durmió.