Agua y fuego

Disclaimer: todo pertenece a George R. R. Martin.

Capítulo 1: El marinero y la sacerdotisa.

El local está lleno, abarrotado de hombres que hablan a gritos y beben sin parar. Son de Poniente, de las ciudades libres, de la bahía de los esclavos e incluso de más allá: son marineros.

El hijo del hierro se encuentra en una mesa del fondo bebiendo su vaso de vino a largos tragos y escuchando la historia que uno de sus hombres cuenta al resto de la tripulación. Todos han oído esa historia más de una vez, pero el hombre está demasiado borracho para contar otra y ellos están demasiado borrachos como para que les importe.

Entonces entra ella. Es alta, más que la mayoría de las mujeres. Tiene el cabello de fuego y viste entera de rojo. El marinero sabe lo que es: una sacerdotisa roja. No obstante, no deja de ser una mujer, y una mujer muy guapa, además.

El marinero la mira. Sus compatriotas se escandalizarían de que siquiera estuviera pensando lo que piensa de ella, pero a él le da igual. Nunca ha sido piadoso, la fiesta y la diversión han sido siempre su religión.

La sacerdotisa se acerca a su mesa. El marinero que cuenta la historia la despide con malos modos diciendo que no quieren tener nada que ver con ella y su religión. Ella se marcha, pero antes le dedica una mirada elocuente y él sabe muy bien lo que significa.

Minutos después están en la parte trasera del bar. Ella se ha quitado sus ropas rojas y él sus gastadas vestiduras manchadas de salitre. No es la primera vez para ninguno de los dos, mas el marinero pocas veces ha disfrutado tanto al estar con una mujer.

Ninguno de los dos habla cuando terminan. ¿Para qué? Se limitan a vestirse y a salir de allí. Ella con una sonrisa enigmática y él con algo que recordar en las frías noches en alta mar.

En las noches siguientes el recuerdo de la sacerdotisa roja lo asaltará amenudo, cuando esté solo en su camarote o mientras maneje el timón de su Tormenta dorada de vuelta a sus Islas del hierro. Recordará su cuerpo, su sonrisa, sus ojos, las cosas que hicieron. . . luego la olvidará. Disfrutará de su recuerdo por un tiempo, pero al final acabará olvidándola como ha olvidado a todas las demás.

Hasta que un día vuelva a encontrársela:

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Esta historia surgió por un comentario en la relectura conjunta del foro Alas negras, palabras negras al que no dejé de darle vueltas. No sé cuántos caps tendrá, ni siquiera tengo muy claro a dónde va esta historia. Solo sé que tengo ganas de escribirla.