Mi versión de lo que pudo pasar al acabar "White lies p.3" y unos días antes...

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Capítulo 1

Todo había pasado como en un sueño, como una pesadilla más bien. Andy bromeando, Andy quejándose, Andy desplomándose delante de la puerta de su oficina cogiéndose el pecho.

Sharon recordaba vagamente la última hora. Los ojos de Andy, los paramédicos llegando y alguien colocándole el bolso en sus manos y diciéndole que se fuera en la ambulancia con él. Flashes de lo que había ocurrido a su alrededor.

Ahora, sentada en la sala de espera, recordaba cómo se habían cerrado las puertas de urgencias detrás de la camilla de Andy y como un escalofrío le había recorrido la espalda al verlo desaparecer. Responder a las preguntas de la enfermera, la había ayudado a recuperar un poco la calma y poder quitarse de la cabeza la imagen de Andy siendo reanimado en la ambulancia. El pitido del monitor, señalando que su corazón se había parado, era uno de los sonidos más aterradores que había oído en su vida y recordarlo le producía dolor de cabeza.

Sacó el teléfono para llamar y vio que sus manos temblaban. Se levantó, respiró hondo y empezó a pasear por la sala para recuperar la compostura y aclarar sus ideas. Volvió a sacar el teléfono y empezó la ronda de llamadas: al médico de Andy, a Nicole... Estaba buscando el contacto de Rusty, cuando este apareció por la puerta flanqueado por Gus y Provenza. Sharon los miró aliviada.

Viendo en seguida lo agitada que estaba a pesar de que intentara ocultarlo, Rusty se abrazó a ella.

Cuando se separaron Provenza preguntó:

- Capitán... Sharon - dijo suavemente - ¿Cómo está?

- Todavía no han dicho nada - le dijo cogiendo la mano de su hijo. - Entró en parada en la ambulancia - Los hombros de Provenza se hundieron un poco más - Pero lograron reanimarlo y cuando llegamos aquí, lo metieron rápidamente para dentro. No sé más - le dijo aguantando las lágrimas.

-¡Maldito idiota! - dijo Provenza, pasándose una mano por la cara. Su exasperación tratando de ocultar lo preocupado que estaba.

Sharon sonrió ligeramente, conocía perfectamente a su segundo y sabía que esa era su forma de lidiar con la situación.

- Patrice está de camino -siguió Provenza - y Sánchez, Tao, Buzz y Sykes también. El jefe Howard se ha quedado en la central, pero a condición de que lo informemos de cualquier noticia que tengamos.

Sharon asintió, agradecida de que todos los estuvieran apoyando de esa manera. Aunque, a decir verdad, era algo que esperaba, porque con los años se habían convertido en familia.

En ese momento, una voz hizo que les diera un vuelco el corazón.

-¿Familiares de Andrew Flynn?

Un médico había entrado en la sala y buscaba con la mirada entre las personas que había allí. Los tres se habían girado y rápidamente se dirigieron hacía donde estaba.

-Soy su mujer - dijo Sharon con voz firme. Provenza la miró sorprendido pero no dijo nada. Le interesaba más lo que pudiera decir el médico que llamar la atención de su capitán, tan puntillosa siempre con las reglas. De todas formas, en lo que a él le concernía, Sharon podía decir que era su mujer aunque no hubiera papeles de por medio. Conociéndolos como los conocía y viendo cómo se adoraban, era una cuestión de tiempo que los dos acabaran casados. Solo era un tecnicismo.

- Es mi padre adoptivo - dijo Rusty - bueno... al menos estamos en trámites para que lo sea.

- ¡¿Qué?! - preguntó Provenza, sin poder evitar dar un respingo.

Sharon se giró y le dijo rápidamente:

-Luego, teniente.

El médico carraspeó, molesto por la interrupción.

- Como iba a explicarles, su marido ha tenido un ataque al corazón, pero afortunadamente, la rápida intervención de los paramédicos le ha salvado la vida y ha evitado mayores daños. Ahora mismo está estable, aunque todavía no está fuera de peligro. Vamos a tenerlo monitorizado en la UCI y bajo estrecha vigilancia las próximas veinticuatro horas. Su recuperación dependerá de cómo evolucione estas horas. De momento, solo podemos esperar. Siento no poder darle mejores noticias.

Sharon tragó saliva y miró al techo para evitar que le cayeran las lágrimas. El resto no estaban mucho mejor.

- ¿Puedo verlo? - preguntó Sharon con el poco aplomo que pudo reunir.

El médico asintió.

- Solo durante unos minutos. Haré que una enfermera venga a buscarla, Sra. Flynn.

- Gracias, doctor.

En cuanto el médico se marchó, los cuatro se sentaron en las sillas más próximas a la puerta esperando a la enfermera. Provenza se sentó a la derecha de Sharon y a su izquierda, Rusty y Gus.

- Capitán, no quiero molestar, pero ¿no hubiera sido suficiente decirle al médico que tiene su poder legal médico en caso de emergencia en vez de todo el lío de que es su esposa? Yo no voy a decir nada, pero no me malinterprete, a nivel administrativo puede traer problemas. Incluso pueden ponerle algunas trabas que sin la mentira de por medio quizás hubieran pasado por alto.

Sharon suspiró pero fue Rusty el que contestó.

- Teniente, mi madre no ha mentido.