No Sonreía

por Jaelina

Pero él no sonreía.

Falsa imagen de lo que fue y en nada se comparaba a la virtud y la gracia de la vida que brotaba de aquellos ojos joviales y ese rostro que aún escondía la inocencia perdida.

Y no sonreía.

Fueron muchas las desdichas que se sufrieron en aquel infierno, pero no había tiempo de lamentos, no había tiempo para crecer, era momento de madurar.

Ella creyó en las palabras de fe. ¿A costa de qué?

Incluso ahí a su lado, él no sonreía.

Si hubo una promesa a la cual se había aferrado, ya no se desviviría de la misma manera.

Porque él no sonreía.

Lograba ver al alba la figura que no envejecía, el mismo recuerdo de años atrás y el corazón se resquebrajaba un poco más.

Él no sonreiría.

Sus últimos suspiros se los dedicó al que en realidad vivía, al que la ira le corrompía.

Pero él tampoco sonreía.

La desdicha y su última esperanza se habían desvanecido con el vivo. El rencor inundó los ojos legendarios y las grullas dejaron de ser dobladas.

Él no sonreiría más.

Konan no volvió a creer en la técnica de las mil grullas.

Nagato sabía que no podría regresarlo.

Ese cuerpo inerte recobró el movimiento, la voz, la vista y el tacto ninja. Pero no tenía vida, ni las palabras de aliento, tampoco los ojos llenos de esperanza ni la suave delicadeza de sus nijutsus.

Ahí no estaba Yahiko, porque él no sonreiría más.

Con ese pecado cargaría hasta el día de su muerte, la condena estaba dictada desde el encuentro inesperado de tres caídos.

La pena de Konan fue ver el rostro de Yahiko donde Yahiko no estaba.

La maldición de Konan fue ver a Nagato donde Nagato no debía haber estado.

Ella misma juró por su vida no volver a sonreír en un mundo donde ya no cabían sus agotadas esperanzas.

FiN~

Sé que es corto, nada nuevo que no haya sucedido en el manga excepto por las grullas, pero quería profundizar con Konan, quien me dejó una sensación de gran tristeza.