ATENCIÓN: Hola, quiero dar aviso desde ya que esta es una sección que me crearé para subir narraciones cortas solo por capítulo. Cosas sin sentido que escribiré cuando se me ocurran (por ello no tendrán un trasfondo en la historia ni mucho menos lógica en las situaciones que se presenten) y podrían llegar a molestar.

Ahora, conforme vaya publicando, las cosas pueden ir empeorando y puede ser muy desagradable o desesperante de leer, ya que, podrían tener contenido R-18 de maneras grotescas y sátiras. Un poco más claro, veamos: abusos, vicios, gore, asesinatos, groserías, entre otras cosas… Así que por favor, aun tienes tiempo de no leer o puedes tener la discreción para continuar. —A lo mejor estoy exagerando (xd)—.

Pero aun así, si alguien quiere continuar esta sección, adelante, nada más que como dije antes, ya están advertidos.

Una cosa más: las actualizaciones serán cuando me pegue en gana. Sé que suena rudo, pero todo esto es como un extra para cuando quiera "desahogarme", así qué no tendré un tiempo definido para las actualizaciones.

Sin más preámbulos, los dejo con la lectura.


—O—

Era una tarde agradable como otra cualquiera, sí, ya era bastante tarde y todos ya se habían ido a casa pero algunas de las chicas de µ's estaban reunidas en su club, a pesar de la ausencia de Nozomi y Eli; todas continuaron platicando amenamente y compartiendo sus ideas para mejorar sus actividades de idols. Podía notarse a una enérgica Honoka poner atención a sus amigas y aprobar cada una de sus propuestas mientras que Umi le reprochaba que debían ver las posibilidades de cada detalle antes de efectuarlas, y así no tener ningún problema. Kotori sonreía por la interacción de sus amigas íntimas y las demás le siguieron el gesto.

Todas reían y se divertían. Era un día como otro cualquiera.

—Para el siguiente baile de µ's podríamos agregar algo como esto… —dijo Nico, mostrando algunos de sus pasos extras.

—Oh, eso está bien para la formación, ¿verdad? —habló Umi.

En ese momento, Eli entró a la sala del club, parecía llevar su mochila oculta detrás de su espalda con una mano dentro del bolso. Las demás continuaron hablando sin tomar mucha importancia a su presencia.

Hanayo advirtió su semblante algo apagado, así que para animarla le habló con su característico tono dulce.

—¡Ah, Eli! Justo ahora estábamos…

—Hanayo —habló, interrumpiendo con una voz inaudible, sus labios se debatían en sí debía sonreír. Desenfundó el arma que ocultaba en su bolso y la puso directo en la cara de Hanayo. Sin ningún reparo; jaló el gatillo.

El ensordecedor sonido atrajo la atención de las chicas e inmediatamente se pusieron de pie de sus sillas echándolas hacia atrás, se quedaron estupefactas viendo la escena. Rin envolvió el cuerpo de Hanayo, desesperada y temerosa, observando el tinte rojo bañar las facciones de la joven.

—Ka… ¡Kayo-chin!

—E… ¿Eli? —Umi abrió los ojos desmesuradamente, como el resto lo hizo, observando con horror.

—¿Por qué?… Esto es cruel. Esto es demasiado cruel… —dijo Rin al borde de sus lágrimas, y alzó la voz, mirándole con desprecio—. ¿Por qué? ¡¿Por qué hiciste esto?! ¡¿Qué hizo Kayo-chin alguna vez?!

Eli se limitó a sonreírle con muestra de ojos fríos.

—Es verdad —habló—. Hanayo no hizo nada —y de la misma forma colocó el arma frente al rostro de Rin y disparó. La sangre salpicó hasta la mejilla de Eli por la cercanía. Saboreó la gota que se deslizaba cerca de la comisura de su labio y se volvió a las demás chicas—. Y bien, ¿quién es la siguiente? —sentenció, y todas se quedaron congeladas, pero una de ellas mostró más el miedo en su ser por la situación.

—Esto… —Nico tembló por un momento, apretando sus dientes, y Maki que estaba a su lado la miró de reojo—. ¡Yo no voy a lidiar con esto! —dijo y se echó a correr.

—¡Nico! —Maki aun en su sitio, la llamó por su precipitada acción, pero su mayor hizo caso omiso y cruzó por un lado de Eli y esta se giró apuntándole a la nuca.

—Tú crees que… ¿puedes escapar de mí? —dijo con completa serenidad.

—Ni…

«No quiero morir», pensó. «No quiero morir…», fue lo último que pensó cuando escuchó la detonación tan cerca y rápida fue su visión en tornarse oscura y silenciosa, cayendo de lleno su cuerpo al suelo.

—¡NICO!

—La vida es… —se rió con un sonido desde su garganta— una cosa tan frágil.

Honoka pareció tener intenciones de hablar pero rápidamente fue silenciada por una furibunda pero decidida Maki, sus facciones estaban contorsionadas en odio puro.

—¡Eli! —gruñó.

—Ah, te muestras emocional por primera vez, Maki —le dijo, mirándole con aspereza y no se esperó que la pelirroja se acercara con velocidad para tomarla por el cuello de su uniforme. Le alzó y Eli echó caer su cabeza hacia atrás.

—No voy a… ¡Yo no voy a perdonarte! ¡NUNCA! —rugió, encarándola.

—Hmm. Maki, pensé que eras más inteligente que eso… —alzó la pistola para presionarla contra el estómago de la menor.

Maki sintió nervios, pero se mantuvo firme acompañada de las lágrimas retenidas en la comisura de sus ojos, y con seguridad le dijo:

—Tú me sobreestimas —le soltó con una ligera sonrisa curvada en sus labios, desafiante, y Eli respondió igual—. Parece que… —no le dejó terminar de hablar cuando ya había disparado de nueva cuenta. El agarre de Maki fue menguando hasta caer de rodillas y desplomarse por completo en el suelo, presionando inútilmente su herida con manos temblorosas. Escupió sangre y las lágrimas por fin caían.

Eli observó detenidamente su trabajo, olvidándose de la presencia de las chicas de segundo año.

—Kotori… Honoka… —Umi habló por la bajo, cerca de ellas—. Cuando la distraiga, por favor huyan.

—Eso es… —Kotori no encontraba sus palabras.

—¡No! Simplemente no, Umi. —Protestó Honoka, con terror en su voz.

—Estaré bien —les dijo con tranquilidad y suma confianza, y las chicas retrocedieron un paso—. Hago deporte después de todo. Podré con ella. Aunque sea un poco, sé que puedo darles el tiempo suficiente. Por lo tanto… ustedes dos, por favor vivan.

Kotori apretó los labios, pues las palabras de Umi eran honestas, no había perturbación en ellas y entendió su deseo. Pero Honoka no quería dejarla, su cabeza seguía sin creer todo lo que vio, no quería perder a alguien preciado.

—Umi… Yo no quiero… ¡siempre estamos juntas…! —dijo Honoka, escandalizada, y estaba dispuesta a quedarse junto a Umi pero inmediatamente Kotori la agarró por la muñeca, sosteniéndola férrea para que no avanzara más—. ¿Kotori? —se volteó a verla. Su mirada estaba sombría.

—Tenemos que irnos —aguantó todo el dolor para decirlo y le miró con fijeza.

Sus amigas querían protegerle.

A pesar de aquello, Eli seguía ensimismada observando a la pelirroja retorcerse y pronto fue su sorpresa cuando Umi se abalanzó sobre ella. Se echó hacia atrás para impedir que la atrapara, volvió a apuntar y disparó pero Umi fue más ágil y por poco no la contaba, la bala solo rozó su mejilla llevándose parte de la oreja, el ardor fue intenso pero trató de resistirlo.

Eli chasqueó la lengua, molesta. Umi alargó el brazo para agarrarle por el antebrazo y que la pistola quedara apuntando al techo.

—Es tu derrota —le dijo Umi, satisfecha de su fuerza.

—¡Umi! —de nuevo Honoka.

—Ustedes dos no se queden ahí. ¡Apresúrense! ¡Qué sea rápido! ¡Huyan de una vez! —Alzó su voz, aireada. Quería espabilarlas.

Kotori se la llevó casi a arrastrando antes de que pudiera siquiera pensarlo. Lo último que Honoka vio fue como el rostro duro de Umi que forcejeaba con Eli, se volteó para dar un último vistazo y suavizando sus facciones le dio una sonrisa, en cuestión de segundos sus labios gesticularon algo en silencio. Entendió perfectamente.

Salieron de la sala del club.

—Bueno —habló Eli con apego humorístico—, ¿terminaste tus despedidas? —y con la otra mano, empuñó una navaja que sacó de quien sabe dónde.

—Sí… —«Honoka. Kotori», sus rostros pasaron por su mente y sostuvo la compostura cuando vio a Eli acercar la hoja metálica contra su cuello.

Eli hizo el corte y vio caer a una compañera más. Sin reflejo de emoción en su semblante o vida en sus ojos celestes, sin remordimiento en ellos, una vez más se manchó de sangre y esta misma salió a borbotones del cuello de Umi, llenando el suelo de una circunferencia escarlata oscura.

—No escaparan.

En el rincón de la biblioteca es a donde fueron a parar Kotori y Honoka, esta última no dejaba de presionarse la cabeza con sus manos, completamente descolocada y llena de temor. Todo su rostro estaba humedecido. Kotori justo a su lado le miraba con pena.

—Honoka…

—Umi… —habló con voz quebrada—. Las últimas palabras de Umi fueron… «Gracias».

Kotori se sorprendió para sus adentros y continuó escuchando a su amiga.

—¿Por qué esto…? ¿Por qué todas en µ's fueron asesinadas por Eli? Una por una —y la escena de cada una la golpeó mentalmente—. Eso está mal. Esto está… ¡JODIDAMENTE MAL!

—Honoka —Kotori la abrazó por un momento para apaciguarla—. No hay que temer —le dijo con suavidad.

—Kotori, tú… —se desconcertó por un instante, y en eso, se escuchó la puerta de la biblioteca con estruendo, alarmando a las chicas.

—Ella está aquí. ¡Honoka, Kotori definitivamente te protegerá! —envolvió sus manos con fuerza—. Así que… descansa. —Se puso de pie y se quedó como escudo delante de Honoka cuando Eli llegó hasta ellas.

—Aquí están, Kotori, Honoka, ¿no encontraron un mejor escondite?

—¡Eli, no voy a dejar que mates a Honoka!

—Ah, haah… —Maki respiraba con agites, apoyándose de las paredes en los pasillos, dejando rastro de sangre en ellas y por los suelos. Golpeó con fuerza su puño contra la pared cuando estuvo a punto de caerse, aguantó el equilibrio y presionó con más rudeza su herida con la mano libre—. Tengo que… apresurarme. No puedo dejar que nadie más sea… asesinado…

—Entonces… —alzó la pistola, apuntándole—, ¿qué puedes hacer, Kotori?

—Kotori, ¡está bien! ¡No quiero que una amiga más muera! —Eli torció su mueca por los alaridos de Honoka—. ¡Nadie quería que esto pasara! Umi, Hanayo, Rin, Nico, Maki… ¡Kotori y yo también! —miró suplicante a la rubia—. Eli, tú también, tú no deseabas esto, ¿no es así? —Kotori giró un poco la cabeza y miró a Honoka por encima de su hombro.

—Tienes razón —Eli exhaló y fue bajando su arma—, me podría haber equivocado después de todo… —les dio un semblante más pacífico y algo sonrojado, con los ojos brillantes—. Lo siento, Kotori, Honoka…

—Ah, Eli —Honoka se estaba poniendo de pie, se alivió.

—Como si pudiera… —Eli volvió a mover la mano con la que sostenía el arma, de nuevo dispuesta a matarlas— decir algo como eso.

—¡Hono…! Argh… —Kotori reaccionó a tiempo, al menos para voltearse y cubrirla. La bala dio en su espalda y le atravesó el costado del tórax y posiblemente perforó un pulmón, al instante su boca se cubrió de sangre que dejó caer cerca de Honoka. Arrodillada ante ella, cayó en sus brazos.

—¡Aahh! ¡Kotori! —la sostuvo, y Kotori alzó sus ojos para verla.

—Ho… Honoka…

—¡No! ¡Por favor, no mueras!

—Lo siento. No quise que terminara así…

«Es porque bajé la guardia», se dijo mentalmente Honoka, creyendo que Eli cambiaría de opinión.

—…pero no es tu culpa, Honoka—llevó su mano hasta su mejilla, para darle una suave caricia a esas lágrimas derramadas—. Yo… amo esa parte de ti —se ahogó con su propia sangre, tras eso sonrió con los dientes pintados en carmín—, y Umi probablemente también. Eso es porque nosotras tres siempre estuvimos juntas. Más bien, estar juntas me hizo sentir segura. Cada día fue tan divertido… —recordó cuando pequeñas jugaban. La sangre brotó más; hablar la destrozaba—. Por eso… hay algo que quiero que escuches…

—Kotori… no… no…

—¡Es una gran felicidad ser amiga tuya, Honoka! —le mostró una sonrisa con las mejillas coloradas, color que poco a poco estuvo perdiendo, palideciendo y perdiendo calor corporal—. Gra… ah… haah…

—¡Yo también! ¡Estoy muy agradecida! —tocó el dorso de su mano fría.

—Eso… es… bue… —la mano ya no tuvo fuerza para sostenerse más, Kotori cayó rendida en los brazos de Honoka sin moverse nunca más.

—Eli, me engañaste —dijo Honoka, escueta.

—¿Engañarte? Honoka, tú sola quisiste creer por tu cuenta. Creer tan directo es lo que está mal. Además esto es refrescante, con toda la basura desaparecida —Honoka apretó sus puños, la sangre le estaba hirviendo—. Ahora solo queda una de µ's, estás sola y no puedes correr del destino de tu muerte. Ya no queda nadie para protegerte… Es tu final, líder.

Eli levantó la pistola apuntando a la cabeza de Honoka, sonrió por lo inútil que se miraba.

—Honoka… ¡Honoka no está sola!

Por sus espaldas, Eli fue sorprendida, vio el brillo de la navaja rodearle el cuello a la espera de su corte.

—Eres tú quien terminara aquí, Eli —dijo Maki, cerca de la oreja de la rubia y está no dejó de tener en la mira a Honoka.

—¡Maki! —Honoka se alteró, pues la joven estaba herida y aun así tenía lo suficiente para enfrentar a Eli, amenazando de esa manera—. Maki, ¿qué sucede?

—No sucede nada. Solo estoy poniéndole fin a todo esto —contestó, con una sonrisa desgastada en amargura—. Qué valiente eres… —pasó los ojos a Kotori en sus brazos—, te aplaudo.

—Bueno, gracias… por eso… —llamó la atención de Maki—. Pero en serio, Maki, estás viva, ¿estás bien? —con un tono tentativo, inquirió.

—Honoka. Lo siento por preocuparte —le dijo—, me desmayé cuando me dispararon, me dolía el estómago pero la herida no era fatal. Paré el sangrado por ahora, así que estaré bien. Por un poco más. Pero cuando desperté, Umi… ella ya estaba muerta. A causa de esta navaja que estoy sosteniendo, por lo visto, Umi murió por el corte de su arteria carótida… —presionó más el filo en la garganta de Eli.

—Eso… no puede ser… Umi… Lo siento, lo siento tanto.

—Honoka, por eso es nuestro turno. Pongámosle fin a toda esta locura. Con nuestra propias manos.

—Hm, ya fue mucha charla, ¿no? —habló Eli—. Así que no serán derrotadas por la muerte después de todo. Bien. Si vas a matarme, date prisa y hazlo —Maki frunció el entrecejo, sus palabras sonaban tan llenas de burla—. Ustedes pueden matarme ya que, ahora soy una ex miembro de µ's.

Maki chasqueó la lengua.

—No hay escapatoria —le dijo—, ¡mataste a todas!

—¡Espera! —Honoka interrumpió—. ¿Podemos hablar de ello?

—¡¿Qué diablos estás diciendo?! ¡Morirás si eres engañada de nuevo! No hay significado para eso, ¡todo lo que podemos hacer es matar!

—Pero… eso no cambia el hecho de que Eli es nuestra amiga. Es por eso que Eli le pondrá un fin a esto. Podría ser ya demasiado tarde pero si hay alguna forma de detenerte, definitivamente lo haría —miró a Eli.

—¿Qué quieres decir? —dijo Eli, tragando con pesadez—. Realmente me siento culpable por esto. Pero esto es algo que debe hacerse. Les diré una información que les será útil —eso atrapó la atención de las chicas—. Este plan… no es mío. Hay alguien más.

—¡¿Qué estás tratando de decir?! —Maki la volteó para verle directo a la cara—. ¡¿Estás diciendo que hay otro loco involucrado en esto?!

—Así es. Esa persona pasa a ser la mente maestra. Yo solo soy otra víctima… Es por eso que matarme no tiene ningún significado. No importa cuánto se resistan, serán asesinadas.

Dijo con tranquilidad pero en su timbre estaba la incertidumbre, el silencio se generó un instante, haciendo que las chicas comenzaran con dudas.

—Ustedes sí que les gusta hablar mucho, ¿no creen? —una nueva voz se presentó—. Ey, Elicchi, ¿no crees tú que estás ya balbuceando demasiado? ¿No me digas que te compadeces de ellas? No es eso… ¿Traición?

Eli abrió los ojos con horror cuando la mujer se aproximaba vacilante hacia ellas. Tenía dibujado en sus labios una sonrisa con una ternura escalofriante.

—No… Nozomi… —pronunció apenas en un hilo de voz.

—Bueno… no puedo ayudarte si nos descubren. Creí haberte ordenado bien, Elicchi —metió su mano en el borde de su falda, desenfundando una pistola—. Pero no debiste haberles dicho eso. Pero qué más da. Elicchi —le miró solo a ella y puso lista el arma, con el brazo horizontal—, no me importa si mueres.

Disparó. Maki logró tumbarla y la bala pasó de largo por encima de ellas. Eli estaba desconcertada con Maki en ella.

—¿Eres estúpida? ¿Por qué me estás cubriendo? —protestó de inmediato y Maki levantó la mirada.

—¿Huh? ¿No es eso obvio? Vamos a sobrevivir, juntas.

Eli no supo cómo interpretar el cambio, no podía creerlo.

—Eehh, no está mal —dijo Nozomi, viendo al par tumbados—. Pero el siguiente no fallo.

Honoka advirtió las intenciones de Nozomi y quiso advertir a Maki, pero el ensordecedor disparo salió del cañón y la bala tuvo la trayectoria de dar en la sien de Eli. Dejando a Eli en un vacío sin retorno sobre el suelo. La bala estuvo muy cerca de la joven, se limitó coger su cabeza pero era inevitable ya.

—No… ¡Eli!

El sonido del arma se posicionó detrás de la cabeza de Maki y esta giró para ver a Nozomi. Arrogante. Como si todo se tratara de un simple juego.

—Heh, incluso los asesinos se preocupan por las personas —dijo, conservando su sonrisa.

«No podré evitarlo», se dijo Maki al tener la pistola a escasos centímetros de sus ojos. Aunque sin previo aviso, Nozomi hizo otro movimiento; le pateó para tumbarla por completo y golpearla con patadas en la parte herida de su estómago. Maki gritó con desgarro y raspada, se retorció doblándose y el sangrado que había parado volvió a fluir para dejarla más ineficiente que nunca. Mientras Nozomi disfrutaba, Honoka se limitaba a ahogar sus gritos con sus manos, viendo el sadismo que la mayor infringía.

—¡Aahh! Argh, ¡ARGGHH!

—basta… ya… ¡DETENTE! —y Nozomi dejó elevado su pie cuando se detuvo, se giró a ver con indiferencia a Honoka—. Solo… detente…

—Ho… Haah… Hono… ka… —musitó Maki, delirante, divisando a Honoka de pie.

—Si sigues lastimándola… ¡no voy a perdonarte! —rugió.

—Ah, entonces te dejaré muerta a ti. —Vaciló con el arma, riéndose de ella.

—No me importa si me matas, pero a cambio, no sigas lastimando a Maki. ¡No le vuelvas a poner una mano encima!

—Ah, ¿sí?

—N-No… ¡No lo hagas, Honoka! ¡Yo…!

—Okey. —Alzó la voz Nozomi—. Dejaré de lesionar a Maki ya, ¿eso está bien? Y, en cambio, ¿tú morirías?

—Sí. Porque —levantó la mirada, con los ojos enrojecidos por las lágrimas— ya no quiero que nadie más muera —sonrió a duras penas.

—¿Eso es todo lo que quieres decir? —preguntó antes de poder jalar el gatillo.

—Maki —saboreó el nombre en sus labios—, te am…

—Ah… —todo para Maki se movió despacio cuando la sangre salió disparada de la cabeza de Honoka, lentamente su cuerpo caía estrellándose en el suelo dejando y derramado el líquido carmín con restos de su carne esparcida—. ¡UWAAAAA! ¡AAAAAHH! ¡HONOKAAA!

«Es mi culpa… toda mía. ¡No pude proteger a ninguna de ellas!»

Nozomi se acercó hasta donde Maki estaba tirada, bocabajo y respirando y llorando con dificultad.

—Bueno, yo simplemente ignoraría una promesa como esa, pero morirás de todas maneras con el tiempo que te queda. Como prometí, no pondré una mano encima. ¿Debería decirle a Maki el motivo de esto? —sacó algo de su uniforme que le mostró en la cara. Maki dejó salir las lágrimas con más amargura.

—¿Una… car… ta? —consiguió decir, al ver en el pedazo de cartón la ilustración de "el diablo".

—Así es —respondió, colocándose la carta en sus labios—, todo está de acuerdo con esto. ¡¿No puede ser solo por eso?! —se rió.

—Maldi… ción… Maldi…

«Pero ya es muy tarde. Mi conciencia… En un lugar como este…»

—Eso es todo, así es para todos. Esa es la forma en la que somos realmente —tiró la carta y la pisoteó, viendo con satisfacción los ojos amatistas congelados, sin luz, sin ninguna reacción en ellos—. Todo de acuerdo a mis predicciones…

—O—

—¡Y algo como eso! ¡Estaba pensando en crear una película así! —se mostró vacilante y destellante frente a las demás chicas. Y todas se quedaron mirando con rareza a Nozomi sin entender del todo.

—¡Objeción! ¿Qué rayos fue eso? —Nico golpeó la mesa a la par como lo hizo Rin—. ¿Todo eso fue tu imaginación? ¡Estoy en contra de eso! He muerto muy rápido.

—¡Cierto, cierto! —le siguió Rin—. Yo también estoy en contra de eso. De cualquier modo, ¡¿por qué Kayo-chin tiene que morir primero?!

—Eh, estoy bien con eso… —dijo con suave voz.

—¡No!

—Es muy bueno —se dijo a sí misma Maki, pensándolo con una mano en su barbilla—. Yo salí más.

—¿Qué hay contigo? —le dijo Nico—, tienes que destacar en final de esa manera robándote una gran panel. ¡Me molesta!

—Wah, me gustó la parte de Honoka y yo —dijo Kotori con ilusión melosa en su voz, divirtiéndose.

—Oh, morir como la amiga de Honoka. Eso es maravilloso —dijo Umi con admiración, aprobando la idea.

—Um, chicas… —Honoka advirtió la puerta del club abrirse.

—Ah, ¿qué están haciendo todas? —preguntó Eli asomándose por la puerta para entrar después por completo.

Todas las chicas se voltearon a verla con miradas sombrías.

—¡LA ASESINA! —gritó Nozomi.

—Eh, eh, ¡¿quién es la asesina?! —se alarmó Eli, mirando a cada una.

—¡Pero qué diablos! —se quejó Nico—. ¿Por qué tú también tienes que llevarte otro gran panel?

—¿Qué quieres decir con panel?

—¡Qué cruel eres! —dijo Rin, agitando su puño en el aire—. ¡Ah, revisémosle el bolso!

Y Rin y Nico se lanzaron contra Eli, sujetándola de los pies y brazos para poder hurgar sus cosas. No entendía nada. Las demás solo rieron llenando el club de sus voces, se divirtieron con la expresión de completa confusión de Eli y continuaron así.

Nozomi reía más hasta el punto de las lágrimas, sentada al final de la mesa.

—Hoy es una tarde agradable —musitó para sí, abriendo un poco el zíper de su mochila que tenía entre sus muslos. Entre sus libros vio su pistola y la carta de "el diablo", y la ocultó más cuando todas estaban distraídas—. Definitivamente es una tarde como otra cualquiera…


Esto fue muy suave a comparación con lo demás que tengo en mi cabeza.

Además, de esto me inspiré de un doujin que me vi pero le añadí unos cuantos detalles (el doujin será posteado en mi FB, mismo que encuentran en mi bio).

Bueno, ciao~ Ya no leemos!