Antes que nada, lo "mandao":
Todos los personajes y lugares de la saga Final Fantasy XIII no me pertenecen, los derechos de autor pertenecen a Square Enix.
N. de A.
Por fin, terminada la saga XIII, puedo escribir mi historia. Llevaba años deseándolo hacer, pero quería esperar a ver el verdadero final para que la novela fuese lo más fiel posible a la historia original. Antes de que comencéis a leer os dejo una pequeña guía de la novela, para que sepáis por donde van los tiros:
Primero y principal, Hope tendrá un romance con Vanille, NO con Lightning. Son mi pareja favorita y después de que este último juego casi confirmara la relación, me encantan aún más. Hope tendrá una relación con Lightning (no lo dudéis), pero maternal/fraternal.
Segundo, ¿significa que Lightning no tendrá alguna relación amorosa en la historia? Solo sé que aquí nadie se queda sin romance pero, ¿con quién? Hum, no lo tengo muy claro aún pero si queréis saberlo, ya sabéis lo que toca, ¡a leer!
Tercero y último, puede que la historia sufra pequeñas modificaciones como consecuencia del lanzamiento de la nueva novela, pero solo afectaran a pequeños detalles y no a la trama principal. Os avisaré cuando lo haga.
Eso es todo, disfrutad de la historia y no os cortéis si queréis dejar reviews, tanto buenos como críticas.
Abrió el sobre, y pasando los dedos por las letras escritas a mano, leyó el contenido:
Snow Villiers y Serah Farron tienen el honor de invitarla a su enlace nupcial.
No había más frases, ni necesitaba más. Cerró el sobre y observó las palabras que, escritas con una caligrafía familiar, la llamaban por su nombre:
Claire Farron.
Uno, dos. Tres bocinazos. Asiendo la maleta con fuerza a causa de la emoción, giró la cabeza y allí lo vio, acostado sobre el lateral del coche y con una sonrisa de oreja a oreja. No pudo evitar que sus labios copiaran su gesto, y llevándose una mano al pecho, trató en vano de parar el latido frenético de su corazón, sobrecogido al volver a ver a quien fue y seguía siendo parte de su familia.
Haciendo un esfuerzo sobrehumano, intentó acercarse hacia él con paso normal, pero al ver como realizaba ese gesto tan característico suyo de chocar puño con puño, no pudo evitar que a su mente afloraran los recuerdos de su periplo como l´cie, y soltando la maleta que antes había agarrado con tanta fuerza, se olvidó de protocolos y se abalanzó hacia él, que la recibió con sus grandes brazos abiertos de par en par. Hundió la cabeza en su pecho, y mezclando las manos en su cabello dorado susurró su nombre:
—Snow.
Habían sido tantos años, tanto sufrimiento vivido, que ahora, finalizada su aventura, era imposible no derrochar sentimientos ante ese hombre que para ella era más que un hermano. Esperó impaciente sus palabras. Quería volver a escuchar su voz despreocupada y alegre, como cada vez que se autoproclamaba héroe o pronunciaba el nombre de su prometida, pero esta tardaba en hacerse oír. Desconcertada, se deshizo del abrazo y miró el rostro de Snow, que se mostraba serio. No supo lo que ocurría hasta que vio un brillo en sus ojos.
—Snow, no me digas que estás…
Antes de que terminara la frase, Snow, tras pasarse un dedo por sus ojos, le colocó sus manazas sobre sus hombros y la zarandeó suavemente.
— ¿Crees que un héroe como yo iba a dejarse llevar tan fácilmente por los sentimientos? No soy como tú, cuñada, que te has abalanzado sobre mí como si me fuera a escapar de un momento para otro.
—No soy tu cuñada héroe —dijo ella riendo —, todavía me queda tiempo para recordártelo.
Snow soltó una carcajada y de nuevo acercó su amiga a su pecho y la abrazó, esta vez durante mucho más tiempo.
—No tienes ni idea de lo mucho que te hemos echado de menos. No tienes ni idea —dijo él con la voz algo quebrada.
Tras ese momento intimo entre amigos, él se separó suavemente de ella y palmeó la brillante chapa azul del coche que tenía a su lado. Tenía la ventanilla abierta y en el interior se podía ver unos asientos de color claro, de los cuales destacaba el del piloto, por estar mucho más separado del volante.
—Bonito ¿eh?
— ¿Snow sin moto? Creo que me he perdido mucho durante todo este tiempo.
—Podía haberla traído, pero me obligaron a recogerte en un transporte mucho más cómodo para ti —bromeó él.
Ella, sin embargo, no se contagió de su alegría y dijo lo que había ocupado su mente durante todo el viaje.
— ¿Dónde está? —preguntó, mirando apenada el automóvil vacío.
Snow puso una expresión seria que por unos segundos le paró el corazón.
—Verás, es un tema delicado…
— ¿Qué es delicado? —preguntó alarmada. Tardó varios segundos en darse cuenta de que la expresión de él no era seria, si no todo lo contrario: trataba de aguantarse la risa.
Antes de que pudiera preguntarle de que iba todo aquello una voz surgió a sus espaldas.
—Bienvenida a casa.
La reconoció al instante. Ni siquiera otros quinientos años sumida en éxtasis de cristal conseguirían que olvidara aquella voz que llenaba su vida en Bodhum. Lentamente, se giró y miró aquellos ojos azul oscuro, herencia de su padre. Ella estaba expectante, con los dedos entrelazados y mordiéndose el labio.
—Serah…
No la abrazó ni se abalanzó sobre su hermana como hiciera antes con Snow, por que los ojos rojizos de ella la paralizaban.
—Ya te dije que era un tema delicado —dijo divertido Snow—, se ha pasado todo el día emocionada, así que se metió en la estación para que no la vieras llorar como una mocosa.
—Serah…-volvió a repetir, y esta vez su voz hizo reaccionar a su hermana, que abrazándola con toda la fuerza que poseía su cuerpo, le susurró una frase que nunca había escuchado, pero que la hizo sentirse de nuevo en familia:
—Vuelves a casa, Claire.
