Sobre Janis Joplin y el amor inesperado Capitulo 1: El comienzo del Summertime

Si, tenía que aceptarlo. Era el mas oscuro de sus secretos y su "placer culposo", por llamarlo de alguna forma. Había empezado cuando tenía siete años, en cierta ocasión en que él y sus padres fueron al Londres muggle a una cena elegante en la mansión de uno de los funcionarios del ministerio. El hombre era un amante de los muggles, y Lucius solo tenía negocios con él por conveniencia. En realidad lo aborrecía.

De cualquier forma, ese sábado por la noche se dirigieron en un elegante Rolls Royce negro (con un hombre bajo la maldición Imperius como chofer) al barrio del funcionario. Un apacible y antiguo conjunto de enormes casas del siglo pasado, muy parecidas al hogar del propio Malfoy. Muggles de buena posición vivían ahí, sin sospechar que un mago era su vecino. Traspasaron la verja de hierro, y el auto se deslizó silencioso por el camino hacia la mansión, medio escondida al fondo de la propiedad. Una agradable casa de roca oscura y ventanas iluminadas. Draco se sentía emocionado, pues Lucius no acostumbraba llevarlo a ninguna parte; pero entendió que en esa ocasión su padre quería quedar bien y decidió portarse decentemente (cosa que no acostumbraba, por cierto).

La cena pasó sin novedad, con Narcisa parloteando de banalidades con otras encopetadas damas, Lucius siendo hipócrita con todos y Draco tan callado como una roca. Se había quedado impresionado con el interior de la casa, donde todo funcionaba como en un hogar muggle normal. Las lámparas eléctricas, el aire acondicionado, la computadora de la biblioteca. Pero lo que mas había captado su atención fue el equipo de sonido disimulado adentro de una consola de madera antigua en el recibidor. Varias bocinas pequeñas, diseminada por toda la casa hacían sonar hermosas piezas de violín y piano que Draco no había escuchado jamás. Se quedó embelesado con la rápida música de alguien a quien llamaron "Haydn" o algo así. Para cuando acabó la cena, todos pasaron al salón del té, y nadie se percató de la falta de cierto chiquillo rubio que se dirigió al recibidor y abrió la consola del estereo. No pudo evitar inspeccionarlo después de todas las maravillas que el dueño de la casa dijo del aparato. Encontró metal pulido, cristal y muchos botones; luces parpadeantes que subían y bajaban. En el entrepaño de abajo había una colección de cajitas, dentro de las cuales estaban los "discos compactos, lo ultimo en tecnología muggle", como había dicho el hombre del ministerio. Definitivamente no era como la radio mágica que Draco conocía, que solo indicándole que melodía o estación se deseaba escuchar la ponía.

En ese momento la pieza que estaba sonando acabó, y Draco, viendo hacia todas partes por si alguien lo observaba, abrió el compartimiento del disco como había visto al dueño de la casa hacerlo, y sacó el brillante circulo con cuidado. Después buscó entre las cajas, y la portada de una mujer de cabello alborotado y ojos oscuros llamó su atención. La extraña joven lo veía con sus ojos insondables, y Draco leyó el nombre de Janis Joplin. Sacó el disco, lo puso en el estereo y pulsó botones hasta que una guitarra, pero con un sonido que nunca había escuchado empezó a sonar en el aire. ¿Cómo podía vibrar la música de aquella forma? ¿Cómo podían sonar las notas así?

Y entonces llegó la voz de la mujer:

Summertime, time, time,

Child, the living's easy.

Fish are jumping out

And the cotton, Lord,

Cotton's high, Lord, so high.

Draco cerró los ojos. Esa voz... siempre había sido especialmente sensible a la música, en realidad era lo único que hacía que las fibras de su corazón se movieran, y la voz de esa mujer era lo mas sentimental que había escuchado en su vida. Nunca había oído que algún mago o bruja se entregaran de aquella forma a cada sonido, con tanta fuerza, en una canción sin sentido como esa, pero que por el tono era desgarradora.

Your daddy's rich

And your ma is so good-looking, baby.

She's looking good now,

Hush, baby, baby, baby, baby, baby,

No, no, no, no, don't you cry.

Don't you cry.

¿Quien era aquella mujer? Janis Joplin. Su rostro impasible lo seguía observando desde la foto sin movimiento. Pero un instante después, estaba en el suelo. Lucius había llegado, arrebatándole al chiquillo la caja y lanzándola al piso.

-¡¿Qué demonios haces?!- le dijo con la voz peligrosamente baja.

-Nada... yo solo quería ver...- murmuró Draco.

-Nunca, ¿entiendes? Nunca debes jugar con esta basura muggle- le dijo Lucius con los dientes apretados –Nada de esto merece nuestra atención. Ningún hijo mío va a resultar ser un amante de esta escoria-

Draco lo observó con sus ojos grises echando chispas. Sin embargo, recuperó el aplomo. Ningún Malfoy mostraba sus sentimientos.

-Lo siento, padre. No volverá a suceder-

Ambos salieron de la habitación, y Draco echó una ultima mirada furtiva a la mujer de ojos oscuros que lo veía desde su caja de plástico en el suelo.

Pues bien, desde aquel día Draco no pudo sacarse de la mente aquella melodía. Buscó en la biblioteca familiar alguna información sobre Janis Joplin, pero obviamente no la encontró. Pasó el tiempo, Draco creció y un par de años después pudo salir por su cuenta e investigar todo sobre la vida y obra de la cantante muggle. Y no solo de ella, sino que descubrió una época muy importante en la historia moderna de los muggles: los años 60´s. No solo Janis vivió y murió en aquel entonces, sino otros fascinantes músicos a los que Draco se aficionó: Jim Morrison, Jimmi Hendrix, The Beatles, Rolling Stones, en fin. Las historias de esos muggles que revolucionaron esa década y los acontecimientos de la misma capturaron poderosamente la atención de Draco. Para cuando entró a Hogwarts, se había hecho aficionado a todo lo que tuviera que ver con los 60´s. Claro, en el mas absoluto de los silencios.

Draco seguía las enseñanzas de la familia Malfoy al pie de la letra. Artes oscuras, desprecio por los muggles (bueno, en eso no estaba del todo de acuerdo), detestar a los sangre sucia, venerar al Señor Oscuro, etc. Pero en un cofre en el fondo de su armario, convenientemente hechizado contra cualquiera que tratara de abrirlo, escondía su secreto: Una habitación como la suya propia, pero con una decoración totalmente hippie. Las paredes estaban tapizadas de posters de sus músicos predilectos, la cama era solo un colchón cubierto con mantas estampadas; los muebles no tenía la elegancia y esterilidad de los de su otra habitación. Al contrario. Estos eran rústicos, con motivos psicodélicos. Y estaba el viejo tocacintas, que hacía sonar esos grandes discos de vinilo a un volumen ensordecedor.

Si, esa habitación era su refugio cuando las cosas se ponían pesadas en la mansión. Le había tomado años el crearla, mucho dinero y por consiguiente muchos asaltos a las arcas de Lucius. Tuvo que viajar a escondidas a Londres en muchas ocasiones, para buscar las cosas que necesitaba para la habitación hippie. Y todo antes de los once años. Cuando entró en Hogwarts, se llevó el cofre con él, y cuando iba en sexto año muchas cosas habían cambiado, pero su amor por los 60´s no.