Disclaimer: Los personajes de Hetalia son propiedad de Hima-papa yo sólo los tomo prestados para escribir.
ADVERTENCIAS: violencia, gore, yaoi, posibles spoilers del manga (no es muy seguro pero por si acaso lo pongo)
Parejas: SpaMano, GerIta, RusMex, PruSui, AsaKiku.
Capítulo 1. Despertar
Todo estaba en completa oscuridad y silencio, Lovino intentó mover su cuerpo pero no pudo pareciera como si estuviera bajo el efecto de una fuerte droga o peor aún estuviera amarrado a la camilla sobre la que estaba aunque no era el caso. Intentó abrir los ojos pero tampoco dio resultado sus párpados le pesaban demasiado, se quedó en la misma posición unos minutos que le parecieron horas un asqueroso olor a carne mezclada con sangre y desechos humanos inundaba sus fosas nasales haciendo que de esta forma despertara totalmente sus cinco sentidos.
Poco a poco fue abriendo sus ojos encontrándose con más oscuridad, se incorporó de forma lenta con una mano sostuvo su cabeza que le daba vueltas, bajó despacio de la camilla y sintió el frío piso de cemento dándose cuenta que estaba descalzo y que solo vestía una bata para enfermos del hospital, caminó apoyándose en la pared con cada paso que daba su vista se aclaraba un poco más hasta que vio un diminuto punto blanco frente a él, apresuró el paso aunque seguía arrastrando los pies. La salida estaba cerca podía sentirlo ese diminuto punto de luz se lo indicaba, estaba tan enfocado en salir que no prestaba atención a su alrededor, especialmente al agua sucia que estaba a su derecha de donde salió una especie de humanoide que se le aventó. Lovino no entendía que estaba pasando con sus brazos ponía distancia entre la criatura y él, ese ser de complexión robusta, ojos completamente blancos y de gran tamaño parecía tener intenciones de devorárselo, tuvo que hacer uso de toda su fuerza para patearlo lejos de él y correr como era debido, empujó la puerta de madera que tenía el pequeño agujero por donde entraba la luz, siguió corriendo sin darse cuenta que salió del sótano de una gran mansión el sólo corrió hasta salir del lugar, hasta llegar a la carretera en donde fue atropellado por una camioneta...
¿Cómo terminó de esa manera?
Recordaba que viajó a Japón para ver a su estúpido hermano menor quién se mudó sólo para estar cerca del maldito macho patatas. Cómo odiaba a ese alemán. Volviendo al tema principal, el italiano se perdió en aquel país para empeorar las cosas su celular se quedó sin batería frustrado se sentó en la banqueta pensando en la forma de hospedarse en un hotel pues no tenía la menor idea sobre el idioma japonés es más ni siquiera sabía cómo encontraría un hotel ya que únicamente veía puros jeroglíficos en los carteles o anuncios. Parecía que tendría que pasar la noche en la calle y por la mañana buscaría una estación de policía.
-¿Se encuentra bien?- preguntó una voz masculina en inglés, Lovino alzó la mirada para ver al hombre.
-No, no lo estoy- su voz sonaba fastidiada.
-¿Puedo ayudarle en algo?- el hombre aparentaba tener unos cuarenta, parecía ser buen japonés y muy inteligente ya que hablaba inglés uno de los pocos idiomas que dominaba Lovino.
-Sí, ¿podría decirme en dónde puedo encontrar un hotel?- ya después le cobraría el hospedaje a Feliciano.
Aquel hombre llamado Kanou amablemente sugirió llevar al italiano al hotel si no de seguro se perdería en la estación de metro. Lo mejor de todo es que lo llevaría en su automóvil. Sin embargo llegaron a una mansión que parecía estar abandonada aparte de que estaba un poco lejos de la civilización, tan pronto el castaño estuvo de pie frente al edificio sintió un golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente.
¿Cuánto tiempo habrá pasado desde aquello?
Una vez más estaba entre la conciencia e inconsciencia, trató de mover su cuerpo pero no podía debido a unas ¿correas?, o eso pensaba que eran, en su inconsciencia escuchaba voces...
-Non, non mon ami yo no comeré eso hasta que haya sido lavado.
-Kesesese no seas nena Francis cuando un humano está en sus jugos sabe mejor.
-¿En sus jugos? Querrás decir sucio y apestando a caño yo no pienso comer eso.
-Pues tú te lo pierdes el asombroso yo está demasiado hambriento para esperar a que laves la comida.
-Vamos tíos no peléis, si rompen algo ustedes lo arreglan.
¿Comida? ¿Lavar? ¿Sucio? ¿Se referían a él? Pero si él era un ser humano no era un eso, ¿quiénes eran esas personas para decirle de aquella forma? Lovino logró entender aquellos insultos hacia su persona a pesar de que los sujetos hablaban en otros idiomas que reconoció de inmediato, no por nada tenía un certificado de lengua francesa, española y alemana, (ésta última debido a que su hermano le insistió en aprenderla para tratar de conocer más a fondo a Ludwing). Logró abrir sus ojos a la primera viendo a los bastardos que lo llamaban de semejante manera.
-Tíos parece que la comida despertó.
-¿Comida? ¡¿Así es como le llamas al sujeto que atropellaste maldito bastardo?!- lo miró con ira.
Gilbert y Francis no pudieron evitar estallar en risas al oírlo.
-Oye bastardito discúlpate con la comida.
-Discúlpate o muere siendo el bastardo virgen que eres.
Las risas resonaban en toda la pequeña habitación provocándole dolor de cabeza a Lovino.
-¿Qué dijeron? No los escuché- Antonio les lanzó una mirada asesina que los calló de inmediato, empezó a caminar alrededor de la camilla a la que estaba amarrado el italiano mirándolo como si fuera un animal extraño, finalmente se le acercó para agarrarlo de los cachetes -un chaval tan tierno como tú no debería decir palabrotas.
-¡¿Eh?!- gritaron al unísono Gilbert, Francis y Lovino por la actitud del español.
-¿Qué mierdas haces Toño? No tienes que encariñarte con la comida- intervino Gilbert.
-Pero si él no es comida.
-¿De qué hablas Carriedo?- preguntó confundido Francis.
-Vuele a ghoul... como nosotros.
¿Ghoul? ¿Quién? ¿Él? Imposible eso era absolutamente imposible, él, Lovino Vargas era un ser humano por dentro y por fuera. Además ¿los ghouls eran reales? Sólo había llegado a oír de ellos en las noticias pero nunca en su vida llegó a ver uno y esos tres idiotas que estaban delante suyo no parecían ser monstruos como decían los noticieros.
-¿Ghoul?- sonrió de medio lado -¿estás tan drogado como para creer que eres uno de esos monstruos de ciencia ficción?
Los tres sujetos lo vieron con el ceño fruncido.
-El carácter de este chico empieza a molestarme ¿debería arrancarle la lengua para ver si de esa manera es más agradable?
-Tranquilo Gil creo que el chico sólo está confundido- calmó Francis mientras miraba al chico con cara de: te acabo de salvar la vida.
-Francis tiene razón, recuerda que salió de la mansión abandonada y su ropa... parece de hospital- decía mientras tomaba un pequeño pedazo de tela para inspeccionarlo.
El italiano comenzaba a desesperarse primero ese tal Kanou no era buena persona y le robó todo lo que tenía, para empeorar las cosas terminó siendo atropellado por unos drogados que se creían ghouls, tenía que encontrar la forma de salir de ahí. Mientras trazaba un plan de escape su estómago gruñó ganándose la atención de los tres sujetos.
-La no comida tiene hambre, iré por algo para todos aunque eso significa compartir, más les vale no hacerle nada al chaval- dijo antes de salir.
Gilbert y Francis se miraron unos segundos y luego dirigieron su atención a Lovino.
-Ve a buscarle ropa, yo lo desato- ordenó el francés, Gilbert salió a pesar de que no tenía ganas de ayudar un mocoso con una boca tan grosera.
Francis desató con cuidado a Lovino quién sobó sus muñecas y talones los cuáles empezaban a ser marcados por las correas que lo sostenían, antes de salir Lovino le dio una rápida mirada a ese pequeño cuarto, el color era blanco, y lo único que había eran dos camillas una en cada esquina y un pequeño mueble con puertas de vidrio, dentro se podía apreciar varios cuchillos y jeringas, Lovino se apresuró en salir al ver aquellos instrumentos que sólo le provocaban mala espina.
Una vez fuera de aquella pequeña habitación, Lovino se bañó y se cambió aunque la ropa que vestía le quedaba un poco grande después de todo era del español por suerte eran del mismo número en el calzado, revisó su cuerpo y por lo visto estaba en perfectas condiciones a excepción de una cicatriz que estaba cerca de su costilla derecha no recordaba habérsela hecho y tampoco le dio tiempo de intentar recordar pues Francis fue a su habitación para avisarle que bajara a cenar.
Salió del cuarto en el que estaba para ir detrás de Francis, conforme llegaban al cuarto escuchaba la escandalosa voz del albino quién parecía estar muy emocionado.
-Apúrense, Toño consiguió un buen alimento- les informó desde el marco de la puerta, por alguna razón el italiano sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal.
Cuando estuvieron en el comedor Lovino no podía creer lo que sus ojos veían, una mujer joven estaba recostada sobre la mesa, no tenía ataduras quizás porque estaba inconsciente, o eso quería creer. Se alarmó más al darse cuenta que no respiraba.
-Ese torso luce delicioso -comentó Gilbert mirando el cadáver.
-Deja de babear Gil, recuerda que debemos almacenar el alimento -habló Antonio -oye chaval, dejaremos que te lleves un poco de nuestra comida como disculpa por haberte atropellado. ¿Qué prefieres, el torso, las piernas, los brazos quizás?
Lovino estaba estático en su lugar, no entendía que estaba pasando. La actuación de esos tres estaba llegando muy lejos o podría ser que... ¿en verdad no eran humanos?
-Oye Antonio debiste haber traído la carne ya preparada no el cuerpo entero -reclamó Francis.
-Lo que pasa es que el almacén está lleno de cuerpos enteros -se excusó.
-Eso es porque alguien no es lo suficientemente hombre como para desmembrarlos -comentó Gilbert con sorna.
El ruido de una silla cayéndose hizo que los tres ghouls dejaran de discutir para ver al italiano contra la pared con una expresión de terror en el rostro y un nada disimulado temblor en el cuerpo. Gilbert se le acercó mirándolo minuciosamente se puso frente a él tapándole cualquier vía de escape.
-¿En verdad eres un ghoul?- sus globos oculares se volvieron negros dejando sus iris de color rojo, si Lovino estaba asustado antes, ahora lo estaba más.
A las fosas nasales de Gilbert le llegó un olor a ghoul, provenía del chico pero lo que le pareció extraño es que su olor era de un ghoul de doce años cuando el italiano parecía no pasar de los veinte.
-Tranquilo Gil creo que él es de aquellos que no soportan ver un cadáver- Antonio intentaba calmar la situación.
-No me convence- se alejó del chico para ir junto al cadáver y arrancarle un brazo.
Lovino se sorprendió por la facilidad con la que la extremidad se desprendió del cuerpo. Sus pensamientos iban de mal en peor.
"Ellos no son humanos."
"Ellos son ghouls de verdad."
"¡Los ghouls existen!"
Gilbert regresó a donde Lovino poniendo el brazo frente a él -vaya por lo visto si eres uno de los nuestros- sonrió de medio lado al ver como un hilo de saliva bajaba por la comisura de los labios de Lovino.
Delicioso.
Se veía delicioso ese brazo, su piel blanca lucía suave pareciera que fuera a salir un exquisito jugo al morderla, la sangre olía deliciosamente dulce y el hecho de que ya estuviera fría lo hacía aún mejor de esa forma refrescaría su paladar y garganta con un sabor parecido al mejor vino de todo el mundo. Sin dudarlo tomó el brazo, acercó sus labios para lamber lentamente la sangre que escurría y tal como imaginó era dulce. Su mente estaba por los cielos, era la mejor comida que había probado en toda su vida y eso que Lovino Vargas era alguien de paladar exigente.
Mordió el brazo ansiando masticar la carne y cuando lo hizo, salió del éxtasis. Debido al tiempo que llevaba muerto el cadáver la carne se había vuelto dura, eso le desagradó su mente se aclaró lentamente y se dio cuanta que aún era observado por el trio de ghouls.
-Por lo visto ya tenías hambre.
-Espero y eso te quite el mal humor kesesese.
-Tal vez la carne esté un poco dura pero es lo poco que tenemos de alimento chaval.
Antonio jugaba con los dedos de la mano antes de llevárselos a la boca mientras que Gilbert degustaba del torso, a pesar de su personalidad se comportaba en la mesa.
La mente de Lovino hizo un clic, miró con horror a los sujetos que estaban desmontando el cuerpo, para colocar las extremidades en un par de cubetas. Miró el brazo que tenía entre manos seguía luciendo apetecible pero... ¡él era humano! ¿Cómo era posible que quisiera darle otra mordida? Aventó el brazo hacia la mesa, buscó una salida con sus ojos y al ver una ventana se arrojó hacía ella, de nuevo empezó a correr lo más que sus piernas le dejaban, estaba asustado pero no por los bastardos de hace unos momentos si no por él mismo que había probado sangre humana y no sólo le había gustado si no que ahora quería más.
Continuó corriendo sin destino alguno hasta que chocó con alguien cosa que lo hizo caer de sentón.
-Tú...- escuchó una voz grave y seria, alzó su rostro para ver al dueño de aquella voz que le sonaba familiar y cuando vio al sujeto, en efecto era conocido suyo.
-¿Macho patatas?
