Capitulo 1
"El chico que baila con fantasmas"


Ok, bueno antes que nada, esta historia ya la habia publicado, pero debido a muchos cambios de ideas, y que ahora tengo laptop nueva y se me olvido guardar mis viejos capitulos, si, a volver a empezar! xD algunos de esos cambios (ya que he recibido quejas sobre la forma en que escribo los dialogos y demas cosas), es en dialogos, el largo y/o corto de los capitulos... Y aprovecho para avisar que cada semana hare el intento de subir un capitulo nuevo, asi que, Disfruten! :D


Una chica, Miyu Mizuki, esta esperando a alguien en la estación de trenes, cuyo tren no llega.

"¿Dónde está?" dijo Miyu mientras su paciencia se agotaba poco a poco -Su tren ya debería estar aquí. Y más importante, ¿Por qué me hizo venir aquí de repente?" suspiró "La pregunta más grande que tengo es… ¿Por qué tengo esta extraña sensación desde ayer en la noche? Siento que… algo me pasara hoy…" se queda callada por un momento y luego sigue caminando. "Igual, creo que lo mejor será que regrese a casa, al parecer no vendrá…".

(Anuncio a través del micrófono)
"Estimados pasajeros, el tren de Izumo acaba de llegar a la estación de Tokio. Por favor, esperen a que salgan los pasajeros para abordar el tren a Izumo. Gracias".

"¡Al fin! Pero me pregunto por qué…".

Ella estaba demasiado distraída como para ver a un chico saliendo del tren, un poco apresurado, y choca con el.

"Lo siento, no te vi" dijo el chico con una sonrisa.

"No, yo me debo disculpar" dijo Miyu, seguido de una ligera risa nerviosa "Es solo que mi mente se quedó en otra parte".

"No te preocupes" vuelve a sonreír, y la mira detenidamente por un pequeño momento. "Hmm… ¿no nos conocíamos antes?".

"¿Eh? Lo siento creo que me confundes con alguien más".

"Eso me lo temía. Es que te pareces mucho a una vieja amiga" el suspiró, un tanto decepcionado.

"Lo siento, de verdad. Pero… también me pareces conocido…" mira su reloj, al ver al tren irse, nota algo a la distancia "¡Oh, no! Me tengo que ir. ¡Adiós!".

El sonrió "Bueno, ¡mucho gusto! De verdad creí que era ella…" ríe despreocupadamente "¡No importa! Se que muy pronto las cosas van a cambiar".


Dos días después, en la Escuela Secundaria de Funbari, Miyu estaba escuchando música, cuando pudo escuchar a uno de sus compañeros, Manta Oyamada, hablando con otros chicos acerca de algo que le paso la última noche mientras pasaba por el cementerio.

"¡¿Fantasmas?!" ellos se sorprendieron, ni siquiera se dieron cuenta de que gritaron al mismo tiempo como si hicieran coro.

"Si, cuando regresaba de clases, me encontré con un sujeto muy extraño. Y cuando menos me di cuenta, ¡ese lugar estaba infestado de espíritus!" decía Manta, aun impresionado por lo que vio esa noche "Los hubieran visto, ¡fue sorprendente!".

"Manta, ¿en verdad te sientes bien?" dijo uno de ellos, en manera burlona.

"¿Qué?" preguntó Manta, confundido -¿De qué hablas?".

"¡No finjas demencia! ¡Todos sabemos que los fantasmas no existen!" el mismo chico le respondió.

El resto de la conversación, Miyu lo ignoró. Ella solo podía pensar en una cosa toda esa mañana: el chico misterioso con el que tropezó en la estación. No solo en la estación, la noche anterior lo vio, sentado en una lapida, en la parta alta del cementerio, aun siendo un sueño, ella sabía que había algo importante en todo este asunto. Minutos después llega el profesor, pero no estaba solo, detrás de el entró alguien más: un nuevo alumno en la clase. Era el mismo chico de la estación, el mismo chico que Manta vio en el cementerio, el mismo chico que Miyu soñó la otra noche. No. Pensó Miyu. Es más que eso… pero segundos después, interrumpiendo los pensamientos de Miyu, Manta, al ver al muchacho con los auriculares naranjas, gritó, aturdiendo a los que estaban al lado de el, y tomando al profesor por sorpresa.

"¿Acaso conoces a este joven, Oyamada?". Preguntó el maestro un poco irritado por el grito de Manta.

"N-no señor," respondió un poco nervioso "yo solo…".

"Entonces ve a tomar tu asiento".

"S-si señor". Dijo y a paso veloz regresó a su asiento, justo enfrente de la clase.

"Bueno, por lo que veo ustedes ya saben lo que está sucediendo aquí. Les presento a su nuevo compañero de clase: Yoh Asakura. Por razones personales él ha llegado de Izumo para estudiar aquí…" Miyu ignoró el resto, solo pudo pensar en ese muchacho, Yoh. Manta, por otro lado, le dijo a uno de los chicos con los que hablaba anteriormente que él era el chico de la otra noche, otra vez el lo tomó por loco.


Ya era el momento del descanso, todos en el aula conversando entre si, en cambio, Miyu estaba sola, callada, haciendo el dibujo de unas flores de cerezo mientras escuchaba música; mientras que Yoh, sentado en el pupitre al lado de Miyu, también con sus auriculares puestos, mirando a la ventana como las nubes pasaban. Miyu estaba muy concentrada en su dibujo puesto que ella siempre se ha sentido atraída por los arboles de cerezo. De repente, escucha que alguien le habla.

"Ah, disculpa," ese alguien era Yoh. "¿A qué hora salimos de la escuela?" preguntó con una sonrisa.

Miyu se sorprendió un poco, estaba tan distraída con el dibujo que ni siquiera recordaba que él estaba ahí. "¿Qué? D-disculpa, es solo que…" le estaba explicando con una pequeña sonrisa nerviosa.

"¿Te encuentras bien?" esta vez el se veía un poco preocupado, no esperaba una reacción así, menos en su primer día. Yoh puso su mano sobre su hombro esperando una respuesta más de Miyu, pero no dijo nada. ¡Claro! Pensó ¡¿Cómo pude olvidarme de él?! De ese día… aquellos días… Si, ella lo recordaba muy bien, en lo más profundo de su corazón.

Yoh Asakura, su gran amigo desde que tenían 10 años. Se conocieron por accidente en un pueblo llamado Aomori, aunque en realidad parecía más una obra del destino el haberlos unido en ese lugar, ese puente cerca del mar, prácticamente a la mitad de la nada, donde Miyu estaba ahí, sentada, llorando sola. Yoh la vio a lo lejos, se acercó a ella.

*Flashback*

"Oye, ¿Por qué estas llorando? ¿Qué te pasó?" le preguntó a la pequeña niña de lentes, Miyu.

"E-es que…" empezó a explicar, tomando un poco de aire después de llorar tanto. "Había tomado un tren que iba en camino a Izumo, porque me debo quedar ahí con una amiga y su padre, pero…" tomó un poco mas de aire. "¡Me quedé dormida y ahora terminé aquí! Y yo no conozco a nadie, y ya no me queda dinero, y… y…" volvió a soltar en llanto. Yoh se sorprendió, miró a su alrededor para ver que nadie creyera que él fue el que la hizo llorar.

"¡T-tranquila! Si quieres yo te puedo ayudar" intentó sonreír un poco. "Estaba buscando la casa de mi abuela, si quieres, cuando la encontremos, te puedes quedar con nosotros. Yo también vengo de Izumo, así que podemos ir juntos" sonrió.

"¡Gracias!" gritó de alegría, se levanto y lo abrazó. "No sabes cuánto te lo agradezco".

"N-no hay de que," el pobre Yoh podía sentir como su rostro se tornaba rojo de a poco. "pero, ¿crees que podrías…?".

"Miyu Mizuki" dijo la pequeña de ojos azules.

"¿Qué?" Yoh estaba confundido.

"Ese es mi nombre" por primera vez, Miyu sonrió. "¿Cuál es tu nombre?".

*Fin de flashback*

Una vez que Miyu salió de sus pensamientos, respondió.

"L-lo siento. Es solo que estaba escuchando mi música y… a veces olvido qué me rodea" sonrió, con sus mejillas rojizas esperando no haber causado una mala impresión.

Yoh sonrió. "Te comprendo, lo mismo pasa conmigo. ¿Y qué tipo de música te gusta?".

"Muchos tipos de música, es raro encontrar un género de música que no me guste. Aunque si tuviera que elegir, diría que el rock y el pop son mis favoritos".

"¡Genial!" sonrió, feliz de que alguien compartiera su misma pasión por la música. "¿Cómo te llamas?".

"¿Mi nombre?" estaba nerviosa por la pregunta, ¿Qué pensaría de ella de saber quién es? ¿Cómo le parecería posible que su vieja amiga de Aomori lo haya olvidado? "M-miyu" respondió, ¿Qué se le iba a hacer? El se iba a enterar de uno u otro modo. "Mi nombre es Miyu".

"¿Miyu?" ella esperó por su reacción, pero… "¡Es un lindo nombre!" el despistado de Yoh sonrió.

"¡¿Eh?!" sus mejillas se ponían rojas, ella no esperaba esa respuesta de el.

"Lo es" sonrió. "Recuerdo a una amiga que también se llama Miyu, hace casi 3 años que no he sabido nada de ella… espera…" miró a Miyu mas atentamente "Eres la chica con la que tropecé en la estación, ¿verdad?".

Miyu seguía un tanto sorprendida. "¿Ah? S-sí, soy yo" sonrió.

"¡Que bueno verte de nuevo! Me disculpo otra vez por haber chocado contigo" dijo feliz.

"No te preocupes. También me alegra verte" aun sentía que sus mejillas seguían rojas, pero no le importo y solo sonrió.

Interrumpiendo su conversación, Manta estaba parado al lado de Yoh.

"Oye, tú eres el muchacho que estaba en el cementerio la otra noche, ¿no es cierto?" Yoh solo lo miraba, parecía no tener idea de lo que él estaba hablando. "Tu estabas con los fantasmas, ¿verdad?".

"… No te conozco, ¿Quién eres?" Manta quedó en shock por su respuesta, luego llegaron los otros alumnos con los que hablaba antes y se empezaron a burlar de él… otra vez.


La mañana siguiente, Manta llegó golpeado a la escuela.

"¡Oh, por dios! ¡¿Qué te pasó?!" preguntó uno de los chicos.

"… Ryu con la espada de madera y su pandilla…" el pobre de Manta parecía que estaba a punto de llorar.

"¡¿Ryu con la espada de madera?!" dijo uno de ellos.

"¡¿Qué hiciste para que te pasara esto?!" preguntó la chica que estaba con ellos.

"Regresé al cementerio para tomar fotos a los fantasmas…".

… El resto, como siempre, Miyu prefirió ignorarlo. Al menos, hasta que…

"¡No estoy diciendo mentiras!" gritó Manta, de manera que todos en el salón de clase lo escucharon, incluso Miyu se sorprendió y se quitó los audífonos.

"Les digo la verdad" dijo Manta, se le podían ver las lágrimas en los ojos. "Juro que no estoy mintiendo, es enserio…".

"El dice la verdad" para sorpresa de todos, Yoh llegó y defendió a Manta, quien incluso se sorprendió. "Los fantasmas si existen, ¿cierto?".

Yoh… pensó Miyu. Siempre pensando en los demás.

Más tarde, cuando era hora de volver a casa, a lo lejos, Miyu veía a Yoh, tomando a Manta del brazo y llevándolo al cementerio. No me digan que… Ella empezó a correr al cementerio, intentando seguirles el paso, pero ellos iban muy adelantados. Cuando llegó, también vio como se acercaban Ryu y su pandilla, así que se ocultó detrás de una cripta para que ni su pandilla ni Yoh la vieran. Yoh comenzó con su pelea contra la pandilla, y el ganó. ¡Vaya! Miyu estaba muy sorprendida. En verdad que ha mejorado en todo este tiempo. Ella sonrió y al ver que estaban fuera de peligro, regresó a su casa.


¿Quieren saber cómo continua esta historia? ¡Entonces lean el siguiente capítulo de Shaman King: A lonely wolf story!