1. Los celos del Sol
Kaley entró en la habitación de los niños, como todas las noches.
Shawn, su hijo mayor, con el pelo gris y los ojos plateados, no había aguantado hasta que llegara a arroparlos y se había quedado dormido. Pero Elsie, la pequeña, con su pelo y sus ojos de color azul añil, igual que su madre, estaba despierta, y observaba atentamente como la joven mujer caminaba para cerrar la ventana de la habitación.
- Mami... los lobos vuelven a aullar... -Susurró la niña de pelo azulado, mientras se encogía en la cama junto a su hermano.
- ¿Tienes miedo a los lobos, Elsie?
- Un poco... Las gentes del pueblo dicen que el lobo que hay ahí fuera es malo, que se lleva a los niños...
- Oh, nena... -Susurró Kaley, mientras se sentaba en la cama, al lado de la niña, y la abrazaba contra su pecho- No tienes que creer a esas personas ignorantes. El lobo nunca te va a hacer daño.
La pequeña se reconfortó en brazos de su madre.
- ¿Alguna vez te he contado al historia del lobo?
La niña negó, haciendo que su madre sonriera.
- Bueno... -Comenzó mientras volvía a acostar a Elsie junto a su hermano, y los arropaba con cuidado- Sucedió hace mucho, mucho tiempo. Por aquel entonces, el espíritu del Sol y el espíritu de la Luna aun hablaban con los seres humanos, ¿Sabes? Disfrutaban de la compañía, pero no se involucraban demasiado con nosotros. Aprovechaban que podían verse y estar juntos, pues por el día y la noche, con sus auténticos cuerpos, debían estar separados.
La niña escuchaba la historia de su madre con atención, asombrándose con cada palabra que decía.
- Hasta que un día Luna se prendó. Un ser, otro espíritu... Lobo, la había cautivado de tal forma, que ella se pasaba todo el tiempo observándolo con atención. Su espíritu caminaba junto a él, le hablaba con palabras dulces, le concedía todo lo que le pedía... y Lobo la amaba más que a nada en el mundo, y solo quería complacerla.
- ¿Y qué pasó?
- Pues que... Sol se sentía celoso. Ya no podía estar mucho con Luna, porque los separaban el día y la noche, y cuando estaban en la Tierra, ella apenas le prestaba atención, pues siempre estaba en compañía de Lobo. ¿Sabes lo que hizo Sol por los celos que sentía?
- ¿Qué?
- Convirtió al espíritu de Lobo en un animal, con garras y pelo por todo el cuerpo, y grandes colmillos que podían morder con fuerza cualquier cosa, y le quitó el don de hablar, permitiéndole solo gruñir y aullar.
- Y... ¿qué le hizo a Luna?
Kaley adoptó una expresión triste.
- Hizo que Luna no pudiera bajar del cielo nunca más. Su espíritu no volvió a comunicarse con los seres humanos ni los otros espíritus, y como única compañía en el cielo de la noche tenía a las estrellas, que sentían tanta pena por ella que se quedaron a su alrededor, iluminándola para siempre. Así que ahora está ahí, en el cielo, observando como Lobo la llama cada noche con sus aullidos, pero sin poder responderle.
- ¿Y Sol volvió a bajar del cielo?
- Eso es lo más triste... Cuando bajaba al mundo, Sol veía como Luna lloraba desde el cielo por no poder hablar con Lobo, y se sintió triste por haberle hecho algo tan malo por celos. Su estancia en la Tierra se volvió triste, y ya no era tan luminoso como antes por el dolor de Luna. De modo que también su espíritu abandonó el mundo, y no volvió a salir del cielo. Por eso Luna y Sol están siempre separados, y solo se ven durante los eclipses.
- Lobo me da mucha pena, pero Sol también lo pasó mal... Quería a Luna, y la perdió por intentar tenerla para él...
- Si... pero bueno, esperaremos a que Luna le perdone algún día, ¿Vale? En fin, pequeña, es hora de que duermas, tu hermano ya lleva un rato dormido.
La pequeña asintió, un poco más tranquila, y se acomodó junto al niño.
Kaley la besó en la frente, y apagó las velas de la pequeña lámpara, para luego dirigirse a la puerta y dejar a los niños.
- Mami...
- ¿Si?
- ¿Por qué el lobo aúlla a la Luna?
La mujer se quedó pensando, y dedicó una sonrisa tierna a la niña.
- Porque está enamorado de ella, y quiere llevársela para no compartirla con nadie. Pero ella no puede ser solo para él.
- Que triste... Espero que algún día los tres puedan ser felices, estar juntos...
La pequeña Elsie se encogió y miró a su hermano mayor dormido. Su madre los observó compasiva.
- No temas a los lobos, Elsie. Solo son malos en los cuentos de la gente que no los comprende. Pero tú posees algo especial. Ellos nunca te harán daño.
La niña se destapó un poco y se acurrucó junto a su hermano, quedándose dormida, mientras su madre se acercaba y les acariciaba el pelo con dulzura.
- Mis preciosos niños... -Susurraba, arropándolos.
Salió de la habitación, y antes de cerrar la puerta, miró como sus hijos se abrazaban.
- Descansa, mi regalo de la Luna.
[...]
Era un día frío.
La nieve cubría las montañas, como siempre, pero había dejado de caer por la noche, y ahora se contemplaba un hermoso cielo ligeramente azulado, pero repleto de nubes. Los árboles de los bosques estaban casi blancos por completo, y de vez en cuando el viento los sacudía y los libraba de la nieve. Un joven chico merodeaba a través del bosque, observando el paisaje y procurando no hacer ruido.
Tenía el pelo gris, igual que sus ojos, y la piel blanquecina. Se detuvo junto a un árbol, y lo acarició por una pequeña parte, donde sobresalían las marcas de un fuerte arañazo. Era reciente.
Se sobresaltó cuando escuchó un ruido a su alrededor, como si partieran una rama. Le dio la espalda al árbol, intentando concentrarse por si escuchaba algún otro sonido alarmante.
Entrecerró los ojos, pero no veía nada más que los árboles, y el pueblo a lo lejos.
- ¡Te pillé!
Se asustó cuando sintió que alguien lo agarraba por los hombros, y cayó al suelo, cubriéndose de nieve. Pero se alivió al darse cuenta de que esa voz le era familiar. Abrió los ojos para contemplar a la chica, que lo observaba riéndose junto al árbol.
Su hermana pequeña, Elsie, con su pelo largo y suelto, y sus ojos de color añil, relucientes por la luz del sol blanco que iluminaba las montañas. Llevaba su acostumbrado vestido largo de color marrón, acompañado de su capa roja con capucha. Se fijó en que también llevaba una cesta colgada del brazo.
- Me has asustado.
- Eso era lo que pretendía. Pero bueno, asustarte no es demasiado difícil.
Shawn la observó con cariño.
- ¿Como me has encontrado, hermanita?
- ¿De verdad me lo estás preguntando? Conozco el bosque como la palma de mi mano... y sabes que a ti te conozco mejor todavía.
La chica lo miró por un momento a los ojos, para luego dejar de prestarle atención, y fijarse en el árbol. Se agachó un poco, y acarició las marcas.
- Pobre árbol. Parece que el lobo ha estado por aquí hace poco...
- Sí, las marcas son bastante recientes. Tal vez se esté acercando al pueblo de nuevo. Esperemos que esta vez no haga daño a nadie. De momento no he encontrado muchas marcas.
Elsie escuchaba atentamente a su hermano, mientras recogía la cesta y se acercaba a él. Levantó el pañuelo blanco que la cubría, dejando ver algo de comida recién hecha.
- Te fuiste muy pronto y sin desayunar.
- Gracias -Dijo Shawn, sonriendo mientras cogía un panecillo relleno de queso caliente, y lo mordía.
Ambos caminaron por el bosque con calma, conversando tranquilamente.
No eran hermanos de sangre. La familia de Shawn había sufrido un accidente en las montañas, y él había sido el único superviviente, cuando solo tenía seis años, y la familia de Elsie lo acogió en cuanto se enteraron.
Pero siempre se habían querido como hermanos de verdad. Les solían decir que seguramente habían nacido para ser hermanos. Desde que se vieron por primera vez habían estado muy unidos.
- Me he enterado de que finalmente papá te ha prometido con Byron.
- Sí, ¿Como lo sabes? Aun no lo han anunciado.
- Escuché a mamá comentándolo por la mañana. Está contenta. Y me imagino que tú también lo estás. Felicidades.
La chica enrojeció, y sonrió mientras bajaba la mirada.
- Parecía que iba ser algo complicado zanjarlo, por el incidente que tuvimos con el lobo hace unos años...
- Sí... -Se limitó a susurrar el chico, mientras se acariciaba el abdomen.
Debajo de la ropa, ocultaba una gruesa cicatriz, a la que su cuerpo se había habituado hacía ya mucho tiempo. Ambos recordaron lo que había pasado aquella vez, aquella tarde hacía cinco años...
...
- ¡Shawn...!
- ¡Elsie, corre...!
La niña no se movió. Se quedó paralizada al ver a su hermano tirado en la nieve, mirándola asustado y respirando con fuerza, dejando un ligero rastro de sangre en la espesa capa blanca.
Vio al lobo, de pelo grisáceo, observando al niño fijamente, hasta que se percató también de su presencia. Elsie se echó hacia atrás, hasta darse en la espalda con un árbol. Pero aunque tenía miedo, no se movió, ni gritó. Estaba más preocupada por su hermano que por lo que le pudiera pasar. Si el lobo se conformaba con ella y se olvidaba de Shawn, estaría bien.
Se limitó a cerrar los ojos y esperar lo inevitable.
El lobo gris se acercó a ella, dejando a Shawn, que casi estaba inconsciente por la pérdida de sangre. Se acercó tanto al cuerpo de la niña, que esta podía oler en él el inconfundible olor del bosque, mezclado con el de la parte más alta de las montañas y su olor natural. Era una mezcla muy extraña, olía como a almizcle, daba escalofríos cuanto más se aproximaba el animal.
La niña estaba asustada, pero aun así se daba cuenta de que la bestia estaba tardando demasiado en actuar. Abrió los ojos, y se sorprendió en el acto.
Su mirada se encontró de frente con los ojos del lobo, que la miraban pausados. Aun con la respiración entrecortada, pudo admirar los ojos verdes del depredador. Eran escalofriantes, pero increíblemente hermosos.
El animal la observó, para después olerle el cuerpo detenidamente. Elsie no sabía que hacer, como actuar... y no sabía como actuaría su futuro asesino al percibir su olor.
Pero de todas maneras, no se movió. Le sería imposible escapar, y aunque lo lograra, ni en sueños dejaría ahí solo a su hermano malherido. Su corazón latía desbocado. Y de algún modo, el lobo se dio cuenta, porque para sorpresa de la niña, el animal pegó una de sus orejas en su pecho, como si intentara escuchar. Pero lo que más sorprendió a la niña de pelo azul no fue lo mucho que estaba tardando la bestia en acabar con su vida, sino que... en realidad, ese animal no parecía una amenaza realmente.
Casi sin darse cuenta, alargó las manos hasta el cuerpo del lobo, dispuesta a acariciarlo.No estaba segura de lo que estaba haciendo, pero sus manos se movían solas...
Estaba a punto de tocar al lobo, justo cuando escuchó un fuerte ruido. La gente del pueblo. Los estaban buscando. Seguramente estaban armados.
El animal se dio cuenta, porque antes de que Elsie pudiera tocarlo, se apartó bruscamente de su cuerpo, empujándola y haciéndola caer contra la nieve Se alejó de los dos niños, corriendo en dirección a las montañas. Se detuvo un momento, y miró de nuevo a la niña. Ella se levantó un poco, con el pelo revuelto y algunos mechones cayendo por su rostro.
Vio como de nuevo el lobo la observaba, para después correr, y desaparecer para siempre.
No se lo pensó dos veces, y como pudo se arrastró por la nieve hasta llegar a su hermano, que se hallaba inconsciente. Le sostuvo la cabeza, y lo abrazó con fuerza para darle calor, al menos hasta que la gente del pueblo diera con ellos.
...
- Desde ese incidente la reputación de nuestra familia se vio afectada.
- No fue por mucho tiempo.
- Shawn, la gente sabe que no es normal que alguien sobreviva al ataque de un lobo, y menos dos niños de nueve años, además tú estabas herido. Fue una suerte que confiaran en las afirmaciones de nuestros padres, y no nos acusaran de brujería, ni nada de eso. Pero se ve que aun desconfían de nosotros. Es una suerte que la familia de Byron sea tan buena.
- ¿Brujería por librarnos del ataque de un animal salvaje?
- Venga, ya sabes como es esa gente. Son demasiado supersticiosos.
- Elsie, recuerda lo que siempre nos dijo mamá. Esa gente no comprende, no saben nada de los lobos. Además, tú no saliste herida, ¿qué más quieres? Fue hace mucho tiempo. Todo ha pasado. Y por fin podrás estar en paz, y casada con una buena persona dentro de unos años. Deja de preocuparte por el lobo. Aunque se esté acercanco al pueblo, no quiero que esta vez intentes algo. Ya lo has provocado demasiadas veces.
- ¡Pero es que...!
- No voy a permitir que te metas en un lío con ese animal. Si alguien va a detenerlo, ese seré yo -Miró un momento hacia el sol-. Ya debe ser mediodía, sabes que a nuestros padres no les gusta que andemos merodeando mucho por el bosque. Será mejor que volvamos.
- Vale... -Dijo Elsie, suspirando.
Shawn se detuvo en seco y miró a su hermana, para después abrazarla con fuerza.
- A mí me hizo daño... no permitiré que te haga daño a ti también.
Elsie miró a su hermano con una triste sonrisa cuando se separaron. El chico la agarró de la mano, y los dos caminaron lentamente, bajando del bosque.
Él había caído inconsciente después de que el lobo lo hiriera, y no había visto nada de lo que le había pasado a ella. No había visto como el lobo no parecía decidido a matarla, y tampoco como se había apoyado en su pecho para escuchar los latidos de su corazón acelerado. El lobo no le había hecho daño. Ni siquiera lo había intentado. Desde ese día, no se había vuelto a encontrar con él, y quería encontrarlo. Necesitaba verlo, aunque fuera solo una vez. Y ni siquiera se le había pasado por la cabeza el decirle nada a su hermano. No se lo había dicho absolutamente a nadie. Ya cinco años guardando su gran secreto...
Se sorprendieron cuando llegaron a la entrada del pueblo. Había un gran revuelo. La gente salía apresurada de las casas y corría hacia el centro del pueblo.
- ¿Qué ocurre? -Susurró Elsie, confundida, intercambiando una mirada inquieta con su hermano.
Se apresuraron y caminaron rápido siguiendo a la gente, aun agarrados de la mano con más fuerza que antes. Lograron escuchar gritos de miedo, sorpresa, y también de dolor y de pérdida.
No podía haber pasado nada bueno. Y por una pequeña parte en lo más profundo de su interior, sentían que sabían la respuesta.
Llegaron a un callejón que no era demasiado frecuentado, hasta un grupo de muchísima gente, apiñada rodeando algo, con mirada preocupada y asustada. Se movieron a través de la gente, y llegaron hasta el punto que todos miraban.
Elsie fue la primera en verlo, y se quedó horrorizada, sin poder moverse. Hasta que llegó Shawn, que en cuanto vio lo que era el centro de atención, rodeó a su hermana con los brazos y la apretó contra su cuerpo, impidiendo que siguiera mirando.
Y es que ahí, tendido en el suelo, en un gran charco rojo, se hallaba el cuerpo de una persona...
Continuará
Inazuma eleven y sus personajes no me perteneces a mí, sinó a Level-5
Elsie River es un personaje original creado por mí.
